El contraste entre lo que propone la Mesa de la Unidad y el oficialismo de cara a las próximas elecciones presidenciales es evidente. Por un lado, la alternativa democrática ofrece elecciones primarias -a celebrarse el próximo 12 de febrero- donde los candidatos tendrán la oportunidad de recorrer el país, presentar propuestas, generar debates y acercarse a la gente para escuchar sus demandas.
El PSUV, por su parte, presenta al mismo candidato, sin que nadie pueda discutir una opción distinta, que ha sido el principal responsable del deterioro del país en la última década y ajeno a los verdaderos problemas que hoy sufrimos los venezolanos.
Si los precandidatos presidenciales de la Unidad saben capitalizar esta puesta en escena, las posibilidades de triunfar son altas. Habría que agregarle a esta ventaja, el compromiso que debe existir de seguir trabajando en conjunto después de haber elegido al candidato.
Depende de nosotros la exigencia.
David Smolansky
@DSmolansky