El mundo de las aplicaciones: Apple vs. Nintendo
En septiembre del 2007 se lanzó al mercado un dispositivo en el que muchos no confiaban del todo, se trataba del iPod Touch y para Apple era la apuesta definitiva al mundo de las aplicaciones pagas. Lo que pasaría con el tiempo cambiaría por completo el mundo de la compra y venta de apps.
Era 5 de Septiembre y habían pocas colas en las tiendas de Apple, en ese momento solo los fanáticos hibernaban en las afueras de las puertas esperando nuevos productos, la acción de Apple costaba tres veces menos de su valor actual (U$ 171 en el 2007 vs. U$ 373 al cierre de ayer).
Al mercado estaba entrando un producto que muchos consideraban una competencia potencial para el iPhone, un rival interno que le permitiría a los usuarios instalar las mismas aplicaciones que poco a poco hacían que el iPhone fuese único. Pero Apple veía un poco más allá de lo que los analistas auguraban para el momento. Veían el potencial de explotar una mina de oro en la venta de aplicaciones tal y como lo habían hecho con iTunes y el control que en ese momento tenían sobre el mercado de venta de música digital.
Permitiendo una entrada un bajo costo –relativamente- al mercado de las Apps, Apple estaría abriendo las compuertas para el crecimiento de una nueva fuente de ingresos que no solo beneficiaba a Apple sino a los creadores que se sumaran al desarrollo de aplicaciones para su sistema operativo.
El enfoque del iPod Touch estaba en el entretenimiento. Toda su campaña se centraba en ofrecerle al cliente un producto que llenaría sus ratos de ocio mientras le permitía escuchar música junto a un sistema que ya le era conocido gracias a la línea de iPods que lo respaldaba.
En su momento las grandes casas de videojuegos, especialmente Nintendo, expresaban a sus inversionistas que no había nada de que preocuparse que la moda de jugar en dispositivos de música y celulares pasaría y que no existía riesgo alguno para sus productos.
De esta manera Nintendo desaprovechaba una oportunidad de oro para darle vida a sus productos retirados mercadeándose con base en la nostalgia del consumidor y dejaba de abrir una unidad de negocios (que todavía no existe dentro de la empresa) para llevar sus grandes éxitos a nuevas plataformas. Otras de las grandes casas productoras de videojuegos si se embarcarían en formatos multiplataforma, pero la casa de Mario nunca lo haría.
Adelantemos hasta el presente: Apple multimillonaria, acciones a tres veces el costo de esa época, un AppStore con más de 450 mil aplicaciones. Nintendo pierde gran parte del mercado de dispositivos portátiles con el flop del 3DS, busca bajar sus precios a la mitad y montar una tienda digital de juegos para recuperar sus pérdidas.
Con la balanza invertida ahora es Nintendo quien está buscando fortalecerse para frenar las caídas de sus acciones. Ahora los inversionistas piden a gritos lo que en el 2007 callaron “Tenemos que diversificar nuestra cartera de ingresos” y todo antes del lanzamiento el año que viene de una consola que ha dado mucho de que hablar -la Wii U- pero que siendo la primera de la nueva generación de consolas que viene, puede quedar obsoleta cuando Microsoft y Sony saquen sus rivales.
Mientras todos esperamos jugar Mario en el iPhone o en nuestros Androids, aunque los rumores apuntan a que Nintendo busque una alianza bajo el concepto de exclusividad de contenido con la empresa de Steve Jobs y aunque en el 2007 Nintendo hubiese podido haber puesto las reglas de la negociación ahora la toma de decisiones y la lista de exigencias vendrá desde Cupertino y no de Tokio.