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EEUU pide a Irak contener la violencia insurgente

IRAK

WASHINGTON (AP) — Mientras una insurgencia sunita musulmana gana terreno en Irak, Estados Unidos está sopesando si el violento avance puede frenarse con el nuevo gobierno después de años de políticas divisorias impulsadas por el primer ministro chiita.

Pero sin un reemplazo a la vista para el primer ministro Nuri al-Maliki y sin aparente intención de su parte de renunciar, Washington está prácticamente resignado a seguir trabajando con él en un tercer mandato.

Desde comienzos de este año, insurgentes del Estado Islámico de Irak y el Levante han tomado otras ciudades sunitas desde en la provincia occidental de Anbar, incluyendo Faluya, el lugar donde ocurrieron dos de las batallas más sangrientas en la guerra de ocho años que terminó en 2011 cuando se fueron las tropas estadounidenses. La insurgencia siguió el martes cuando los extremistas capturaron la ciudad de Mosul en un devastador golpe para las fuerzas de seguridad de Al Maliki y que hace dudar de su capacidad para proteger Irak.

Tanto Faluya como Mosul fueron caldo de cultivo para los insurgentes en lo más álgido de los enfrentamientos sectarios de la última década, pero permanecieron prácticamente en calma para cuando los militares estadounidenses se fueron. Menos de tres años después, la violencia en Irak ha regresado a niveles comparados con los años más oscuros de la guerra.

El senador Tim Kaine, presidente de la Comisión de Relaciones exteriores del Senado, el panel que supervisa la política en Medio Oriente, dijo que la situación en Irak es “extremadamente preocupante” y está siendo exacerbada por la guerra civil en Siria.

Localizada cerca de la frontera siria, Mosul es una importante base para los insurgentes que viajan constantemente entre los dos países y están sembrando la violencia de la guerra siria en Bagdad y otras partes.

“El primer ministro Nuri al-Maliki necesita comprometerse en un método que le permita solucionar la violencia”, dijo el legislador demócrata en un comunicado enviado el martes. Agregó que el enfoque debe tener inclusión política, una fuerte represión a los insurgentes y apoyo del gobierno local para los sunitas.

Copyright 2014 The Associated Press. All rights reserved. This material may not be published, broadcast, rewritten or redistributed.

 

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WASHINGTON (AP) — Mientras una insurgencia sunita musulmana gana terreno en Irak, Estados Unidos está sopesando si el violento avance puede frenarse con el nuevo gobierno después de años de políticas divisorias impulsadas por el primer ministro chiita.

Pero sin un reemplazo a la vista para el primer ministro Nuri al-Maliki y sin aparente intención de su parte de renunciar, Washington está prácticamente resignado a seguir trabajando con él en un tercer mandato.

Desde comienzos de este año, insurgentes del Estado Islámico de Irak y el Levante han tomado otras ciudades sunitas desde en la provincia occidental de Anbar, incluyendo Faluya, el lugar donde ocurrieron dos de las batallas más sangrientas en la guerra de ocho años que terminó en 2011 cuando se fueron las tropas estadounidenses. La insurgencia siguió el martes cuando los extremistas capturaron la ciudad de Mosul en un devastador golpe para las fuerzas de seguridad de Al Maliki y que hace dudar de su capacidad para proteger Irak.

Tanto Faluya como Mosul fueron caldo de cultivo para los insurgentes en lo más álgido de los enfrentamientos sectarios de la última década, pero permanecieron prácticamente en calma para cuando los militares estadounidenses se fueron. Menos de tres años después, la violencia en Irak ha regresado a niveles comparados con los años más oscuros de la guerra.

El senador Tim Kaine, presidente de la Comisión de Relaciones exteriores del Senado, el panel que supervisa la política en Medio Oriente, dijo que la situación en Irak es “extremadamente preocupante” y está siendo exacerbada por la guerra civil en Siria.

Localizada cerca de la frontera siria, Mosul es una importante base para los insurgentes que viajan constantemente entre los dos países y están sembrando la violencia de la guerra siria en Bagdad y otras partes.

“El primer ministro Nuri al-Maliki necesita comprometerse en un método que le permita solucionar la violencia”, dijo el legislador demócrata en un comunicado enviado el martes. Agregó que el enfoque debe tener inclusión política, una fuerte represión a los insurgentes y apoyo del gobierno local para los sunitas.

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