TOKIO (AP) — Japón y Corea del Norte parecen estar al borde de un avance significativo en una situación que es un extraño legado de la II Guerra Mundial: un programa gubernamental secreto que llevó al secuestro de decenas, posiblemente centenares de ciudadanos japoneses en los 70 y 80 por espías norcoreanos.
Luego de tres días de conversaciones en Estocolmo el fin de semana, Corea del Norte acordó iniciar una investigación de los secuestros, en el mayor progreso conseguido por Tokio y Pyongyang en años. Interrogantes sobre la suerte de los secuestrados — algunos de los cuales se piensa siguen vivos — han mantenido las relaciones bilaterales congeladas.
Una resolución del asunto sería una gran victoria para el primer ministro japonés Shinzo Abe, mientras que el líder norcoreano Kim Jong Un conseguiría a su vez el levantamiento de algunas sanciones económicas y posiblemente el incremento de la ayuda humanitaria. Estados Unidos y Corea del Sur, sin embargo, temen que Abe debioite las gestiones diplomáticas para que Corea del Norte abandone su programa nuclear, al centrarse demasiado en el asunto bilateral de los secuestros.
Tokio está igualmente preocupado por el desarrollo por Pyongyang de armas nucleares y misiles balísticos, pero el secuestro ha sido el mayor obstáculo en sus relaciones con los norcoreanos. Para muchos japoneses, las historias de niños desaparecidos en camino a la escuela, parejas secuestradas en playas y turistas capturados en el extranjero han conferido un rostro humano a lo que consideran la brutalidad y hostilidad del régimen norcoreano.
Abe, conocido por su nacionalismo y su posición dura hacia Pyongyang, ha hecho del asunto una de sus prioridades. El premier japonés prometió al anunciar el nuevo acuerdo que no va a cejar hasta “el día en que las familias de las víctimas de secuestros puedan abrazar a sus seres queridos”.
Una vez confirme que Corea del Norte ha creado un comité para comenzar a investigar los secuestros, Japón va a ponderar ayuda humanitaria para el país y levantar algunas de las sanciones. Japón además quiere enviar a funcionarios a Pyongyang a monitorear el progreso de las pesquisas.
Atsushi Isozaki, un experto en Corea del Norte en la Universidad Keio, en Japón, dijo que el levantamiento de las sanciones japonesas, que son independientes de las sanciones impuestas por la ONU, no va a tener un impacto grande en la vapuleada economía norcoreana, pero pudiera llevar a un incremento del flujo de dinero desde Japón, procedente de la comunidad coreana en el país, por medio de viajes y turismo.
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