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“Manuel siempre le pedía a su papá que le comprara una gandola”

ManuelMontillaCRONICAUNO

 

Padres del niño, de seis años, arrojado al río Guaire centran su fe en que el pequeño aparezca, tras más de 72 horas sin recibir noticias de él. Dijeron que en casa lo esperan sus juguetes favoritos.

 

Yohana Marra/@yohanamarra

Crónica Uno

Manuel Alejandro Montilla Durán, de seis años, debería estar sentado en un pupitre del salón de primer grado, en el colegio Belén San Juan, de Catia La Mar. Pero no. Lleva más de 72 horas desaparecido después de que lo arrojaran al río Guaire, a la altura de Las Mercedes.

Sus padres, Gustavo Montilla y Auristela Durán, están destrozados. No tienen palabras para describir lo que están pasando. El hombre, de 36 años, intenta ser un poco más fuerte que la muchacha, de 27, quien no para de llorar de tan solo recordar a su bebé.

“Esto es un dolor inexplicable, jamás pensé pasarlo en mi vida. Nunca me voy a curar, veo su rostro pidiéndome ayuda, es como si me estuviera diciendo ‘mamá cuídame’, muerto del frío”, contó Auristela con la mirada lejana y un tono de voz sumamente lento, y bajo.

Ambos describieron a su hijo menor como un juguetón de primera, amante de Los Vengadores. En casa lo esperan los muñecos de Magneto, Hulk y el Hombre Araña, que no soltaba para jugar. También las compotas que siempre le pedía a su abuela.

 

Lea la nota completa de Crónica Uno AQUÍ

 

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Padres del niño, de seis años, arrojado al río Guaire centran su fe en que el pequeño aparezca, tras más de 72 horas sin recibir noticias de él. Dijeron que en casa lo esperan sus juguetes favoritos.

 

Yohana Marra/@yohanamarra

Crónica Uno

Manuel Alejandro Montilla Durán, de seis años, debería estar sentado en un pupitre del salón de primer grado, en el colegio Belén San Juan, de Catia La Mar. Pero no. Lleva más de 72 horas desaparecido después de que lo arrojaran al río Guaire, a la altura de Las Mercedes.

Sus padres, Gustavo Montilla y Auristela Durán, están destrozados. No tienen palabras para describir lo que están pasando. El hombre, de 36 años, intenta ser un poco más fuerte que la muchacha, de 27, quien no para de llorar de tan solo recordar a su bebé.

“Esto es un dolor inexplicable, jamás pensé pasarlo en mi vida. Nunca me voy a curar, veo su rostro pidiéndome ayuda, es como si me estuviera diciendo ‘mamá cuídame’, muerto del frío”, contó Auristela con la mirada lejana y un tono de voz sumamente lento, y bajo.

Ambos describieron a su hijo menor como un juguetón de primera, amante de Los Vengadores. En casa lo esperan los muñecos de Magneto, Hulk y el Hombre Araña, que no soltaba para jugar. También las compotas que siempre le pedía a su abuela.

 

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