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Ureña: dos fosas comunes y cinco coincidencias

Adriana Nuñez Moros
Hace 9 años

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Los restos de diecisiete personas,  enterrados en fosas comunes, han sido hallados en un año en el municipio Pedro María Ureña del estado Táchira, en la frontera colombo-venezolana. La militarización no ha podido frenar la violencia y el control territorial de las bandas criminales que operan en la zona 

@AdrianitaN

Doce osamentas humanas, enterradas en tres fosas comunes ubicadas en una zona boscosa del municipio Pedro María Ureña, en el estado Táchira, fueron localizadas por autoridades militares venezolanas, entre la tarde del lunes 4 de mayo de 2015 y el mediodía del día siguiente.

Aunque la noticia causó alarma en Venezuela y Colombia, y fue difundida por medios y agencias internacionales de información, este no es el primer caso de hallazgo de una fosa común en el estado Táchira.

El 9 de marzo de 2o14 se conoció la noticia del asesinato de cinco colombianos, cuyos restos fueron enterrados en una fosa común del lado venezolano de la frontera, cercana al caudal del Río Táchira.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, decretó el cierre nocturno de la frontera con Colombia, el 9 de agosto de 2014. La suspensión del tránsito fue tomada como una medida para detener el contrabando de extracción, según el jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Ceofanb) de la época, Vladimir Padrino López. Efectivos de la FANB serían los encargados de resguardar la frontera de cualquier actividad delictiva.

Luego de que el gobierno de Estados Unidos impusiera sanciones a siete funcionarios del gobierno venezolano por su presunta vinculación con hechos de corrupción y violaciones a los derechos humanos, el 18 de marzo de 2015, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, ordenó a la FANB “reforzar el resguardo de toda la frontera de Venezuela”. Casi dos meses después, se dio el hallazgo de la segunda fosa común en catorce meses.

Ambos sucesos están unidos por cinco coincidencias:

1. Cementerio en Ureña

9 de marzo de 2014. Los cuerpos de los cinco ciudadanos colombianos, identificados por Semana como Rubén Hernández, Luis Flórez, Héctor Gómez, Mario Enrique Santamaría y Welman Nieto Coronell, fueron hallados en un  sector llamado “La Roca”, del municipio Pedro María Ureña, del estado Táchira. Los restos humanos fueron encontrados a pocos metros de la orilla del río Táchira, del lado venezolano.

4 de mayo de 2015. Doce osamentas humanas, aún sin identificar, fueron halladas en el sector La Mulata, en el municipio Pedro María Ureña, del estado Táchira.

 

2. El testigo “estrella”

9 de marzo de 2014. El medio colombiano Caracol Noticias, informó que a partir del testimonio de un sobreviviente de la masacre fue que los familiares lograron ubicar el lugar en el que se encontraban enterradas las víctimas. En este caso, las autoridades policiales y militares de Venezuela brillaron por su ausencia. Los propios deudos desenterraron los cuerpos y los llevaron a territorio colombiano.

4 de mayo de 2015. Según la versión del diario tachirense La Nación la primera pista para el hallazgo de las fosas fue el testimonio de un presunto paramilitar, detenido por funcionarios del ejército venezolano a finales de la tarde del lunes 4 de mayo. Durante los interrogatorios el testigo aseguró conocer dónde habían asesinado y sepultado a un “sinnúmero” de personas

3. Bajo tierra

7 de marzo de 2014. Familiares presumen que la muerte de los cinco ciudadanos colombianos pudo suceder entre el viernes 7 y el sábado 8 de marzo de 2014.

De 6 meses a 1 año antes. Eleonora Delgado, periodista local consultada por Runrunes, aseguró que los cuerpos encontrados en la fosa de Ureña se encontraban en un estado de descomposición que podría ser signo de una fecha de muerte que superaría los 12 meses. La Nación asegura que la masacre se cometió a finales de 2014.

 

4. Ejecutados y “desaparecidos”

9 de marzo de 2014. Los cadáveres de los cinco ciudadanos colombianos estaban maniatados, y sepultados en una única fosa común, al momento de ser hallados por los familiares, según reseñó La Nación. Presentaban signos de haber sido abaleados en la cabeza, el cuello y la boca.

4 de mayo de 2015. En un reportaje hecho para El Nacional, Eleonora Delgado dijo que los asesinos rociaron con cal los cuerpos para acelerar el proceso de descomposición y mitigar los olores de los cadáveres. La periodista, al ser consultada por Runrunes, explicó que no fue posible identificar los rostros de las víctimas. En la fosa sólo se hallaron huesos, que están siendo identificados por médicos forenses.

Sin embargo, el gobernador de la entidad, José Vielma Mora, afirmó que “estaban totalmente uniformados”. “Se cree, se está evaluando, que sean paramilitares. Alrededor habían botas militares, fornituras, pertrechos militares, parte de un fusil AK y de un fusil utilizados por el Ejército colombiano”, dijo.

También se ha manejado la versión de que los cadáveres correspondan a un varios jóvenes desaparecidos en Ureña en los últimos meses.

5. Los Urabeños

10 de marzo de 2014. El vicefiscal general de Colombia, Jorge Fernando Perdomo, aseguró que las primeras hipótesis del asesinato de los cinco colombianos, hallados en las cercanías del Río Táchira, apuntaban a que los responsables serían miembros de la banda criminal los “Urabeños”.

4 de mayo de 2015. El grupo irregular Los Urabeños también ha sido señalado como el posible responsable de la matanza de las doce personas halladas en la aldea La Mulata. Las investigaciones del caso fueron asignadas por el Ministerio Público venezolano a las fiscales 2º nacional auxiliar, Grendy Duque; 20º del Táchira, Marelvis Mejía, y 8º de ese estado, María Arthaona.

Los Urabeños es una de las denominadas bandas criminales emergentes (Bacrim) que operan en la frontera colombo-venezolana. Tanto “Los Urabeños”, como “Los Rastrojos” y “Las Aguilas Negras” son grupos paramilitares derivados de las, hoy extintas, Autodefensas Unidas de Colombia.

Desde su formación, estimada en el año 2006, se han dedicado al contrabando de extracción de combustible y a actividades vinculadas con el narcotráfico. La militarización del lado venezolano de la frontera no parece ser un factor disuasivo de las acciones de estos grupos irregulares, que defienden el control territorial.

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