El Pitazo: A las reparaciones del hospital Razetti de Barinas nadie les lleva las cuentas - Runrun
El Pitazo: A las reparaciones del hospital Razetti de Barinas nadie les lleva las cuentas

 

La última cifra oficial de la que se tiene conocimiento es del año 2015, cuando la titular del Ministerio de Salud, Nancy Pérez, que ahora es la alcaldesa del municipio Barinas, anunció la inyección de 20 millones 80 mil bolívares para la ejecución de obras de construcción de pasillos, rehabilitación de la morgue, obras civiles y electromecánica

 

Marieva Fermín

Hace dos meses, Rosa acudió acompañada de su mamá y su esposo a la sala de emergencia del Hospital Doctor Luis Razetti de Barinas. Presentaba un fuerte dolor en la región abdominal. Era sábado, cerca de las 4:00 de la tarde “y no la quisieron atender”, asegura la madre.

El caso de esta joven de 19 años se repite con frecuencia. Lo aseguran los trabajadores de ese lugar y los ciudadanos que acuden en procura de asistencia médica y se consiguen con que, en el principal centro de salud del estado Barinas, más son las carencias que las soluciones que pueden hallar.

En la emergencia de adultos, que ahora está en un improvisado lugar frente a la puerta de la morgue (a la que apenas le funciona una nevera para conservar los cadáveres), hay una especie de mesón de mármol. Ahí, luego de súplicas y una larga espera en la que el dolor se agudizaba, atendieron a Rosa. “La tiraron a un mesón que no limpiaron. Le echaron un plástico verde de esos que hay ahí”, describe la mamá.

Esa es la misma sala de emergencias que, a decir del entonces director del hospital en diciembre del año 2016, Arquímedes Colmenares León (de acuerdo con una nota de prensa de la Oficina Regional de Información de la Gobernación de Barinas), “… se logró reforzar su reparación…”.

El dolor en el bajo abdomen de Rosa, ahora acompañado de fiebre, era persistente. Ya no estaba en el mesón. Pasaba su dolor sentada en una silla, mientras esperaba que se desocupara una camilla y sus familiares encontraran abierto un laboratorio en el que poder practicarle un examen de orina y otras pruebas de rutina para descartar que se tratase de una apendicitis.

En el Luis Razetti, denunció Alexa Contreras, presidenta del Colegio de Bioanalistas del estado Barinas y empleada del hospital, los laboratorios tienen más de dos años que no funcionan. Aparatos como la máquina centrifugadora, fundamental para el trabajo de esa área, está dañada. Los aires acondicionados están averiados. No hay agua y no tienen insumos para realizar exámenes.

Rosa esperó que se desocupara una cama en la emergencia. Mientras, procuraba moverse poco para que no se le saliera el yelco por donde le pasa el calmante intravenoso que le colocaron para aminorarle el dolor. Ya habían transcurrido varias horas desde su ingreso al hospital y continuaba a la espera de que la auscultara la médico residente, “porque el pasante que la atendió dijo que eso no era una apendicitis, pero el dolor cada vez era más fuerte”, recuerda la mamá de la muchacha.

A la paciente le recetaron unos calmantes por la vía intravenosa, y para poder suministrarlos, los familiares tuvieron que comprar el yelco, el suero y otros insumos que eran necesarios para su aplicación. En la emergencia no los había. “En el hospital no había ni siquiera el yelco para suministrarle el suero”, apuntó la mamá de la joven.

 

 

La emergencia improvisada funciona al frente de la morgue a la que no le funcionan las cavas refrigeradoras. Familiares de los pacientes tienen que esperar en los alrededores de este local que, aun terminado, no está en funcionamiento | M. Fermín

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Hospital en crisis

José Rafael Fajardo, director del primer centro de salud del estado Barinas, reconoció, que aunque existe “disposición y voluntad de trabajo”, la crisis que vive el país también arropa al Luis Razetti, pese al apoyo que le han prestado desde el Ministerio de Salud con la dotación de equipos, medicinas y material médico quirúrgico, “que medianamente nos ha dado holgura para la atención médica”.

La ayuda de la cartera de salud, admite Fajardo, llegó después de mucho tiempo para hacer algunas remodelaciones en áreas vitales como quirófanos, salas de parto, centrales de suministros, la Unidad de Cuidados Intensivos de quinto piso, impermeabilización, aires acondicionados, iluminación y otros trabajos de mejoramiento que incluyeron la sustitución de los cuatro ascensores que tenían más de 40 años de uso.

A una edificación que está concluida desde hace más de tres años, inicialmente concebida como la unidad de quemados, ahora le van a diversificar su uso y también servirá como emergencia obstétrica, una vez que llegue la dotación de los equipos para que pueda entrar en funcionamiento.

—¿A qué se debe que esa área todavía no esté operativa?

—Cuando se trata del sector salud, la dotación y el recurso humano es lo más difícil. La obra civil es un solo gasto y por eso en ocasiones se termina el edificio pero no llegan los insumos ni los aparatos para su equipamiento.

El médico precisó que presupuestar un hospital atañe solo a su estructura física. “Es la dotación continua, el suministro mensual y diario de todo lo que se utiliza. También la formación de personal que va destinado a esas áreas y el pago”.

Además de la remodelación de los quirófanos en el quinto piso del hospital, que reanudaron actividades el pasado mes de julio, Fajardo informó sobre otros proyectos y mejoras. Por ejemplo, la adecuación de la sala de espera para los familiares de los pacientes. O darle una mano de pintura al exterior e interior del recinto, “para darle una nueva imagen al edificio”.

Fajardo insiste en que, de su parte y del gobernador Argenis Chávez, “existe la voluntad de trabajo, pero sin recursos no hacemos nada”. A su juicio, su gestión ha sido bendecida porque la dotación que ha recibido el hospital en cuanto a medicamentos, “si no raya en la excelencia, sí ha sido muy buena, más o menos acorde con lo que el hospital requiere tanto en calidad como en cantidad”.


Hora de intervenir

La médico residente llegó a la sala de emergencias después de las 7:00 pm de ese sábado cuando Rosa, junto a su madre y su esposo, acudió allí en busca de un calmante para el dolor que la aquejaba. Ya habían transcurrido más de 3 horas sin un diagnóstico preciso, pese a que el pasante de medicina que la atendió le dijo que se fuera a su casa y regresara el domingo con el resultado de los exámenes de orina y sangre que le ordenó. “Eso no es una apendicitis”, recuerda con claridad la mamá lo que le dijo el auxiliar.

Agradece que su instinto maternal la llevara a permanecer en el hospital. La prognosis de la doctora que la auscultó fue de una apendicitis que ya amenazaba con convertirse en peritonitis por el tiempo que había transcurrido sin la atención inmediata que necesitaba. Había que operar inmediatamente.

Mientras duró la espera y la recuperación posoperatoria, la mujer –que acompañó a su hija a una consulta que terminó intervención quirúrgica– constató que los baños del hospital están clausurados porque el excremento y los orines rebosan las pocetas. No hay agua para bajar el tanque. “El hedor es insoportable y los pasillos estaban a oscuras”, comentó.

 

Camas, colchones y otros equipos están arrumados en el área de la lavandería. Cualquier lugar sirve para acumular desechos | M. Fermín

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Hay prioridades

La posición de la doctora Virginia Sarmiento, presidenta del Colegio de Médicos de Barinas, ante la situación por la que atraviesa el hospital es clara: “¿De qué vale que se mejoren las instalaciones si no hay insumos para salvar una vida?”, se pregunta.

En el gremio que representa no se oponen a que haya mejoras, modificaciones y refacciones, pero recuerdan que no hay reparación que valga mientras no se haga mantenimiento. Sarmiento sostiene que la emergencia, los pabellones y otras áreas del hospital han sido sujetos a trabajos en los que, “tal vez porque no existe una contraloría sobre el presupuesto que se invierte, se hace más rentable volver a cambiar cerámicas que mantener y cuidar lo que se hizo”.

Sarmiento entiende que hay áreas en el centro de salud que necesitan refacción. Pero considera que no es así como se va a descongestionar un hospital que atiende a pacientes de estados vecinos como Portuguesa o Apure. Para la dirigente gremial es más efectivo que se concluya la construcción del hospital oncológico del sector Tierra Blanca, “obra que tiene más de tres años paralizada y hasta ahora no ha habido un ente oficial que explique la razón del cese de los trabajos”, agregó.

Insiste en que cualquier remozamiento que se le haga al Razetti siempre será insuficiente para atender a la población de Barinas y sus estados vecinos. Prefiere que se invierta en la compra de insumos y equipos para que los médicos, enfermeras y demás profesionales de la salud puedan salvar vidas y proporcionar bienestar, antes que seguir gastando recursos que corren riesgo de malversación o desviación de fondos públicos.

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Paños de agua tibia

Elida Silva es la presidenta encargada del Colegio de Profesionales de la Enfermería en Barinas. Trabaja en el Luis Razetti desde hace muchos años y concluye que ninguno de los trabajos que se han hecho en ese centro de salud ha servido para corregir la raíz de los problemas, “sino para utilizarlos como una bandera política por el director de turno”.

En su criterio, los trabajos que se han hecho son paños de agua tibia que no proporcionan la solución definitiva a la escasez de agua, la falta de iluminación en los pasillos, las filtraciones de las paredes, las averías de los aires acondicionados, el cierre del laboratorio de bioanálisis y la falta de insumos, problemas estos que no se tapan con una mano de pintura, precisa.

No está bien lo que hacen, comentó Silva. A las autoridades del hospital les pidió ser más honestos y sinceros con ellos mismos: “No hagan trabajos de política, hagan trabajo social”.


Inversiones conocidas

El 28 de julio de 2011 fue la última fecha que precisó una asignación de dinero para el Razetti: 1,2 millones de bolívares para la reparación de los baños y 6 millones de bolívares para la construcción de la unidad de tratamiento de quemaduras en el mismo centro asistencial.

Cuatro años más tarde, en el 2015, Nancy Pérez, para el momento ministra de Salud, anunció que ese despacho destinó para trabajos y reparaciones del Hospital Doctor Luis Razetti del estado Barinas: 20 millones 80 mil bolívares para la ejecución de obras de construcción de pasillos, rehabilitación de la morgue, obras civiles y electromecánica para la instalación de rayos X telecomandados y culminación del módulo de Misión Sonrisa, presupuesto que fue compartido con el hospital “Doctor Jesús Arnoldo Camacho” de Sabaneta, por lo que las cuentas no quedaron claras.

Otro anuncio de reparaciones y mejoras en el hospital consta de finales del 2016, cuando su entonces director, Arquímedes Colmenares, informó —en una nota de prensa procesada por la Oficina Regional de Información (ORI) de la Gobernación de Barinas— el inicio de obras de “mantenimiento preventivo” tras la asignación de una partida presupuestaria a través del ejecutivo regional, de la que no dijo su monto.

En esa oportunidad, Colmenares indicó que la comuna La Carolina era la encargada de realizar las mencionadas mejoras que incluían, entre otras, recuperación los pabellones C y D del quirófano, aplicación de pintura y revestimiento de paredes, reparación del ascensor y correcciones en el tablero principal de electricidad. Adicionalmente, en el ambiente de Trauma Shock, se hizo la carga de gas al aire acondicionado con un barrido de tuberías y colocación de manto real en los conductos. En el Laboratorio de Rutina también se realizaron adecuaciones al aire acondicionado, colocación y sustitución de piezas y suministro de 10 sócates para la iluminación del área interna.

El deterioro es notorio en la parte posterior de la edificación. La basura y otros desechos están a la vista de todos dentro de las instalaciones del hospital | M. Fermín

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Ojo contralor

En una auditoría operativa practicada a ese centro de salud en el ejercicio económico financiero 2015 y primer semestre de 2016 por la Contraloría General de Estado Barinas, los técnicos auditores detectaron algunas irregularidades que quedaron plasmadas en sus conclusiones.

En el trabajo desarrollado, “…se observó del edificio principal y las áreas externas, que la infraestructura se encuentra en mal estado de conservación, evidenciándose falta de mantenimiento preventivo y correctivo de las paredes, techos, pisos, electricidad (iluminación), ventanas, áreas sanitarias, escaleras, ascensores, pasillos de circulación, sistema contra incendio, sistema de aires de acondicionados, servicios de contingencias, sistema de abastecimiento de agua (bombeo directo), sistemas de calderas de vapor y generación y transformación de energía eléctrica (subestaciones, plantas eléctricas); asimismo, se constataron bienes que se encuentran inoperativos…”.


Quirófanos remozados

A finales de julio de este año el gobernador de Barinas, Argenis Chávez, reinauguró la remodelación del quinto piso del viejo hospital (que entró en funcionamiento hace 42 años). Son ocho quirófanos, una unidad de cuidados intensivos, una central de suministro y una sala de obstetricia, “gracias a la inversión multimillonaria entre el gobierno regional y nacional”, tal como lo dijo en el momento de la actividad.

Anunció trabajos de rehabilitación en el área de la cocina, que comprenden la reparación de todas las cavas de refrigeración, las zonas de congelación, conservación, lavado y preparación de alimentos y el inicio de los trabajos de remodelación del cuarto piso.

En la actualidad el Luis Razetti es un hospital tipo 4 que cuenta con 130 camas distribuidas en todas las áreas y tiene una ocupación de al menos 85 por ciento de su capacidad.

Final feliz

Hoy, la mamá de Rosa evoca que, con la llegada de la médico residente, no solo consiguió que atendieran a su hija como debe ser, sino que la acostaron en una cama y ordenaron su inmediata intervención.

Ya no recuerda qué tantas medicinas y otros implementos le pidieron para poder intervenir a su muchacha. El trato amable de la doctora le hizo olvidar que al principio “las trataron a las patadas” y solo se pregunta: ¿qué habría pasado si se hubiese llevado para la casa a su hija, tal como se lo recomendó el estudiante que la atendió?

La historia de Rosa tuvo un final feliz. No es el caso de otros pacientes en este y otros centros asistenciales públicos en el resto del país.