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Las madres venezolanas han mantenido la lucha por los derechos humanos

En una sociedad matricentrada como la venezolana, el Día de las Madres es una fecha especial y con un significado muy profundo. En 1921 Juan Vicente Gómez estableció el segundo domingo de mayo como fecha para celebrarlo. 

Sin embargo, desde el año 2014, cuando el país entró en su mayor período de deterioro socioeconómico que derivó en una emergencia humanitaria o compleja, el papel de las mujeres y madres ha cobrado mayor protagonismo y relevancia en la exigencia de mejores condiciones de vida, justicia y respeto a los derechos humanos.

Para la socióloga Lissete González, la participación de las mujeres venezolanas ha sido clave en la organización y construcción de redes de apoyo para la exigencia de sus derechos y también la de sus familiares, pues ellas “son las más afectadas con todo lo que ocurre en su entorno y todo se relaciona con la labor que ellas tienen en sus hogares”.

González explicó que en la mayoría de las organizaciones que ha surgido en defensa de los derechos humanos, son las mamás, hijas, hermanas y esposas quienes se activan por la exigencia de los derechos de las personas que están detenidas o que están siendo torturadas “porque eso conecta directamente con el rol de la mujer como el centro de la familia y como cuidadora”, explicó González.

Enfrentadas a una crisis económica estructural, situaciones de violencia extrema, servicios básicos deficientes y a instituciones del Estado que en vez de amparar y proteger las abandonan, las madres venezolanas luchan y resisten incansablemente para vencer los obstáculos que se les presentan. 

Runrun.es recoge el testimonio de seis madres venezolanas que no han descansado en la exigencia al Estado de cumplimiento de sus derechos y que hoy celebran el Día de la madre convertidas en luchadoras por los Derechos Humanos

“11 años reclamando justicia”

Rosa Orozco es la madre de Geraldine Moreno, asesinada el 19 de febrero en las protestas antigubernamentales de 2014. Orozco lleva 11 años luchando para que toda la cadena de mando sea condenada. 

Por el caso de Geraldin Moreno solo dos de los 24 guardias nacionales que estuvieron presentes el día del asesinato fueron condenados. Los demás han desertado, emigraron, a uno lo asesinaron y otros siguen ejerciendo funciones. 

“Sigo pidiendo la revisión del caso. Todos los años, cuando Geraldine cumple años de asesinada, yo me presento en el Ministerio Público, con un escrito pidiendo la investigación de los 19 guardias nacionales y la línea de mando. Desde hace 11 años sigo esperando respuestas. Esa ha sido mi lucha a nivel nacional, a nivel internacional, donde he ido al Parlamento Europeo, al Parlamento Vasco, a Estados Unidos, adonde me dejen levantar la voz por el caso de mi hija y por todos estos muchachos que han muerto a nivel nacional por querer un país libre y democrático”, comentó Orozco. 

Rosa Orozco detalló que desde la muerte de su única hija la lucha ha sido una constante en su vida y, por tal motivo, junto a la abogada Martha Tineo fundaron la ONG Justicia, Encuentro y Perdón. Explicó que desde 2017 han hablado con cientos de madres que han perdido a sus hijos y con familiares de presos políticos. En este tiempo han participado en talleres, dictado conferencias y brindado información para que las víctimas conozcan cuáles son sus derechos y así puedan organizarse para exigir el respeto a los de las víctimas. 

“He ido a todos lados por la libertad de mi hijo”

Elizabeth González lleva nueve meses exigiendo que liberen a su hijo, Eliander Santaella, detenido el pasado 29 de agosto en el contexto postelectoral por tener en su teléfono celular un meme de Maduro. Desde entonces, esta madre venezolana ha vivido en carne propia la injusticia, la violación al debido proceso y la amenaza constante de que a su hijo le pueda pasar lo peor. 

González se unió al Comité de Madres en Defensa de la Verdad para contribuir en la lucha por la liberación de todos los presos políticos. Siempre está presente en cualquier marcha o manifestación que convoquen para exigir la libertad de su hijo y la de todos los detenidos en Tocorón y el Rodeo I. 

“He ido a todos los entes gubernamentales de este país, Defensoría del Pueblo, Tribunal Supremo de Justicia y Ministerio Público para exigir que respeten los derechos humanos de mi hijo, a pesar de que él no cometió ningún delito. Mi lucha es para que cese la presión psicológica, el maltrato y las torturas, porque yo no quiero que me devuelvan a mi hijo en un ataúd como ocurrió con el muchacho de Aragua”, dijo González.

“El mejor regalo que pueden darme es la libertad de mi hijo”

Para Julia Labrador, madre de Willin José Rodríguez Labrador, joven deportista detenido el pasado 30 de julio en el contexto postelectoral, el mejor regalo que pueden darle a propósito del Día de las Madres es la libertad de su hijo. 

“Mi hijo es deportista, cumplió 19 años en Tocorón acusado por unos delitos que no cometió, porque ni siquiera estaba inscrito en el Registro Electoral y tampoco estaba protestando. Su caso es una injusticia, pero yo llevo nueve meses luchando para que lo liberen y a donde sea que tenga que ir, lo haré por él”, comentó Labrador.  

Según información oficial, más de 2.000 personas fueron detenidas luego de las elecciones presidenciales del 28 de julio. Actualmente, la ONG Foro Penal contabiliza más de 900 detenidos por motivos políticos.

“Los docentes reclamamos un salario digno”

Cristina Páez es una docente venezolana con 17 años de servicio, dos posgrados y además es técnico superior universitario en Informática. Cristina no es madre biológica, pero considera como sus hijos a todos sus estudiantes a los que ha formado.

Desde hace más de 10 años, Cristina viene luchando para que el salario de los maestros y docentes sea ajustado a la situación del país , o para que por lo menos cumpla con lo que establece el artículo 91 de la Constitución.

“El sueldo de nosotros está en casi un dólar, el dinero no nos alcanza para nada, ni siquiera para satisfacer nuestras necesidades más básicas como lo son alimentación y servicios. Lo más triste de todo es que si salimos a protestar y exigir nuestros derechos nos meten presos, pero aún así todos los docentes venezolanos, desde el primer hasta el último escalón, seguimos en la lucha, dando clases, porque los estudiantes nos necesitan”, remarcó.

El sueldo de los docentes y maestros venezolanos es uno de los más golpeados por las políticas económicas de la administración de Nicolás Maduro. Recientemente, y a propósito del Día del Trabajador, el gobernante Nicolás Maduro anunció un incremento en el bono que reciben los empleados públicos, pero no aumentó el salario base que lleva más de tres años estancado en 130 bolívares, un poco más de un dólar al cambio oficial.

“Quiero un cambio político”

Libia Herrera, nombre cambiado por temor a represalias, era dirigente política en una comunidad del municipio Sucre. Desde mucho antes del 28 de julio soñaba con un cambio de gobierno. Animada por ese propósito acompañó a María Corina Machado en casi todos los recorridos que hizo durante la campaña electoral. Asegura que, aunque el resultado no fue el esperado por la mayoría de los venezolanos, seguirá luchando dentro de sus posibilidades para lograr el cambio que el país merece. 

“Yo tengo fe de que en algún momento esto va a cambiar, aunque ahora el panorama esté oscuro, hay que seguir luchando y avanzando para que el cambio que todos anhelamos llegue, para que el sueldo alcance, para que todos tengamos empleos dignos, para que nuestros hijos reciban una educación de calidad y para que todas las madres que tienen a sus hijos presos injustamente puedan lograr que los liberen, o para las que tienen hijos en el extranjero también puedan celebrar que ellos regresen para construir el país que queremos, que necesitamos y nos merecemos”, expresó Herrera.

“No puedo más con las fallas de luz y la falta de agua”

Lorena Villarroel ya está cansada de las fallas de luz de hasta cuatro y cinco horas diarias que a diario viven en Soledad de Cariaco, en el estado Sucre. 

A las fallas de luz se le suman también la escasez de agua y la poca distribución de gas doméstico. “Horas sin luz, días sin agua, tengo que cocinar en el fogón, la comida carísima, esto no es vida. Se nos van las pocas energías que tenemos los adultos mayores en tratar de resolver el día a día y no morirnos de mengua. Las madres venezolanas, que desde siempre hemos sido unas guerreras, no merecemos esta situación, con un país tan rico, es para que todos estemos bien”, dijo Villarroel.

Según el último estudio de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), publicado el pasado 28 de abril, en el país “se mantienen las deficiencias en los servicios públicos”.

El estudio realizado por la Universidad Católica Andrés Bello arrojó que 58% de los hogares tiene suministro irregular de agua potable (9% cuenta con el servicio solo cada 15 días o más), mientras casi la mitad de (47%) reportó interrupciones en el servicio eléctrico alguna vez por semana y por varias horas, y  28% sufre apagones diarios.

Este es el panorama en el que las madres venezolanas conmemoran otro día: con sus derechos humanos ignorados cotidianamente, pero también con el espíritu de no dejarse vencer hasta lograr que sean restablecidos. 

Seis madres venezolanas alzan la voz para exigir justicia y el cumplimiento de los derechos que el Estado no les garantiza. Ellas representan la lucha de centenares de mujeres venezolanas que sin proponérselo se han convertido en luchadoras sociales
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En una sociedad matricentrada como la venezolana, el Día de las Madres es una fecha especial y con un significado muy profundo. En 1921 Juan Vicente Gómez estableció el segundo domingo de mayo como fecha para celebrarlo. 

Sin embargo, desde el año 2014, cuando el país entró en su mayor período de deterioro socioeconómico que derivó en una emergencia humanitaria o compleja, el papel de las mujeres y madres ha cobrado mayor protagonismo y relevancia en la exigencia de mejores condiciones de vida, justicia y respeto a los derechos humanos.

Para la socióloga Lissete González, la participación de las mujeres venezolanas ha sido clave en la organización y construcción de redes de apoyo para la exigencia de sus derechos y también la de sus familiares, pues ellas “son las más afectadas con todo lo que ocurre en su entorno y todo se relaciona con la labor que ellas tienen en sus hogares”.

González explicó que en la mayoría de las organizaciones que ha surgido en defensa de los derechos humanos, son las mamás, hijas, hermanas y esposas quienes se activan por la exigencia de los derechos de las personas que están detenidas o que están siendo torturadas “porque eso conecta directamente con el rol de la mujer como el centro de la familia y como cuidadora”, explicó González.

Enfrentadas a una crisis económica estructural, situaciones de violencia extrema, servicios básicos deficientes y a instituciones del Estado que en vez de amparar y proteger las abandonan, las madres venezolanas luchan y resisten incansablemente para vencer los obstáculos que se les presentan. 

Runrun.es recoge el testimonio de seis madres venezolanas que no han descansado en la exigencia al Estado de cumplimiento de sus derechos y que hoy celebran el Día de la madre convertidas en luchadoras por los Derechos Humanos

“11 años reclamando justicia”

Rosa Orozco es la madre de Geraldine Moreno, asesinada el 19 de febrero en las protestas antigubernamentales de 2014. Orozco lleva 11 años luchando para que toda la cadena de mando sea condenada. 

Por el caso de Geraldin Moreno solo dos de los 24 guardias nacionales que estuvieron presentes el día del asesinato fueron condenados. Los demás han desertado, emigraron, a uno lo asesinaron y otros siguen ejerciendo funciones. 

“Sigo pidiendo la revisión del caso. Todos los años, cuando Geraldine cumple años de asesinada, yo me presento en el Ministerio Público, con un escrito pidiendo la investigación de los 19 guardias nacionales y la línea de mando. Desde hace 11 años sigo esperando respuestas. Esa ha sido mi lucha a nivel nacional, a nivel internacional, donde he ido al Parlamento Europeo, al Parlamento Vasco, a Estados Unidos, adonde me dejen levantar la voz por el caso de mi hija y por todos estos muchachos que han muerto a nivel nacional por querer un país libre y democrático”, comentó Orozco. 

Rosa Orozco detalló que desde la muerte de su única hija la lucha ha sido una constante en su vida y, por tal motivo, junto a la abogada Martha Tineo fundaron la ONG Justicia, Encuentro y Perdón. Explicó que desde 2017 han hablado con cientos de madres que han perdido a sus hijos y con familiares de presos políticos. En este tiempo han participado en talleres, dictado conferencias y brindado información para que las víctimas conozcan cuáles son sus derechos y así puedan organizarse para exigir el respeto a los de las víctimas. 

“He ido a todos lados por la libertad de mi hijo”

Elizabeth González lleva nueve meses exigiendo que liberen a su hijo, Eliander Santaella, detenido el pasado 29 de agosto en el contexto postelectoral por tener en su teléfono celular un meme de Maduro. Desde entonces, esta madre venezolana ha vivido en carne propia la injusticia, la violación al debido proceso y la amenaza constante de que a su hijo le pueda pasar lo peor. 

González se unió al Comité de Madres en Defensa de la Verdad para contribuir en la lucha por la liberación de todos los presos políticos. Siempre está presente en cualquier marcha o manifestación que convoquen para exigir la libertad de su hijo y la de todos los detenidos en Tocorón y el Rodeo I. 

“He ido a todos los entes gubernamentales de este país, Defensoría del Pueblo, Tribunal Supremo de Justicia y Ministerio Público para exigir que respeten los derechos humanos de mi hijo, a pesar de que él no cometió ningún delito. Mi lucha es para que cese la presión psicológica, el maltrato y las torturas, porque yo no quiero que me devuelvan a mi hijo en un ataúd como ocurrió con el muchacho de Aragua”, dijo González.

“El mejor regalo que pueden darme es la libertad de mi hijo”

Para Julia Labrador, madre de Willin José Rodríguez Labrador, joven deportista detenido el pasado 30 de julio en el contexto postelectoral, el mejor regalo que pueden darle a propósito del Día de las Madres es la libertad de su hijo. 

“Mi hijo es deportista, cumplió 19 años en Tocorón acusado por unos delitos que no cometió, porque ni siquiera estaba inscrito en el Registro Electoral y tampoco estaba protestando. Su caso es una injusticia, pero yo llevo nueve meses luchando para que lo liberen y a donde sea que tenga que ir, lo haré por él”, comentó Labrador.  

Según información oficial, más de 2.000 personas fueron detenidas luego de las elecciones presidenciales del 28 de julio. Actualmente, la ONG Foro Penal contabiliza más de 900 detenidos por motivos políticos.

“Los docentes reclamamos un salario digno”

Cristina Páez es una docente venezolana con 17 años de servicio, dos posgrados y además es técnico superior universitario en Informática. Cristina no es madre biológica, pero considera como sus hijos a todos sus estudiantes a los que ha formado.

Desde hace más de 10 años, Cristina viene luchando para que el salario de los maestros y docentes sea ajustado a la situación del país , o para que por lo menos cumpla con lo que establece el artículo 91 de la Constitución.

“El sueldo de nosotros está en casi un dólar, el dinero no nos alcanza para nada, ni siquiera para satisfacer nuestras necesidades más básicas como lo son alimentación y servicios. Lo más triste de todo es que si salimos a protestar y exigir nuestros derechos nos meten presos, pero aún así todos los docentes venezolanos, desde el primer hasta el último escalón, seguimos en la lucha, dando clases, porque los estudiantes nos necesitan”, remarcó.

El sueldo de los docentes y maestros venezolanos es uno de los más golpeados por las políticas económicas de la administración de Nicolás Maduro. Recientemente, y a propósito del Día del Trabajador, el gobernante Nicolás Maduro anunció un incremento en el bono que reciben los empleados públicos, pero no aumentó el salario base que lleva más de tres años estancado en 130 bolívares, un poco más de un dólar al cambio oficial.

“Quiero un cambio político”

Libia Herrera, nombre cambiado por temor a represalias, era dirigente política en una comunidad del municipio Sucre. Desde mucho antes del 28 de julio soñaba con un cambio de gobierno. Animada por ese propósito acompañó a María Corina Machado en casi todos los recorridos que hizo durante la campaña electoral. Asegura que, aunque el resultado no fue el esperado por la mayoría de los venezolanos, seguirá luchando dentro de sus posibilidades para lograr el cambio que el país merece. 

“Yo tengo fe de que en algún momento esto va a cambiar, aunque ahora el panorama esté oscuro, hay que seguir luchando y avanzando para que el cambio que todos anhelamos llegue, para que el sueldo alcance, para que todos tengamos empleos dignos, para que nuestros hijos reciban una educación de calidad y para que todas las madres que tienen a sus hijos presos injustamente puedan lograr que los liberen, o para las que tienen hijos en el extranjero también puedan celebrar que ellos regresen para construir el país que queremos, que necesitamos y nos merecemos”, expresó Herrera.

“No puedo más con las fallas de luz y la falta de agua”

Lorena Villarroel ya está cansada de las fallas de luz de hasta cuatro y cinco horas diarias que a diario viven en Soledad de Cariaco, en el estado Sucre. 

A las fallas de luz se le suman también la escasez de agua y la poca distribución de gas doméstico. “Horas sin luz, días sin agua, tengo que cocinar en el fogón, la comida carísima, esto no es vida. Se nos van las pocas energías que tenemos los adultos mayores en tratar de resolver el día a día y no morirnos de mengua. Las madres venezolanas, que desde siempre hemos sido unas guerreras, no merecemos esta situación, con un país tan rico, es para que todos estemos bien”, dijo Villarroel.

Según el último estudio de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), publicado el pasado 28 de abril, en el país “se mantienen las deficiencias en los servicios públicos”.

El estudio realizado por la Universidad Católica Andrés Bello arrojó que 58% de los hogares tiene suministro irregular de agua potable (9% cuenta con el servicio solo cada 15 días o más), mientras casi la mitad de (47%) reportó interrupciones en el servicio eléctrico alguna vez por semana y por varias horas, y  28% sufre apagones diarios.

Este es el panorama en el que las madres venezolanas conmemoran otro día: con sus derechos humanos ignorados cotidianamente, pero también con el espíritu de no dejarse vencer hasta lograr que sean restablecidos. 

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