Demonios y alacranes se desatan tras la ausencia del caudillo - Runrun

La periodista venezolana Maye Primera, corresponsal de El País de Madrid en Caracas hace un análisis de la situación en la nación bolivariana tras la ausencia del comandante presidente que por casi trece años ha copado, de forma cuasi totalitaria, la escena política del país sudamericano.

En el reporte destaca Luis Vicente León, director de la firma encuestadora Datanálisis, cuando dice que «Chávez ha regresado solo dos semanas a su país para tratar de controlar los conflictos internos que provocó su ausencia en el partido oficial y de generar esperanza entre sus electores». «Hasta ahora esa lucha por evitar una percepción de vacío y de anarquía interna le ha funcionado. Claro que prolongar su estancia fuera del poder siempre representa un riesgo y eso le va a obligar a estar en permanente comunicación con la masa», opina León. Para él la batalla más dura está dentro del partido, donde hay fuerzas internas tratando de hacerse con el poder, y «donde parecen estar ganando la batalla los ideológicos, los más radicales, contra los pragmáticos, especialmente en el tema económico».

Por eso he tomado de la página web www.elpais.com la totalidad del análisis de la colega para que se conozca su acertada visión sobre uno de los actuales dramas de Venezuela.

He aquí su nota corresponsal:

La ausencia de Chávez abre una lucha por el poder en Venezuela

Inquietud en Venezuela ante el tratamiento de Chavez en Cuba

Los vicepresidentes de Venezuela, Elías Jaua y Jorge Giordani, han comenzado a hacer uso de las funciones especiales que, desde el sábado y por tiempo indefinido, les ha delegado Hugo Chávez mientras recibe tratamiento contra el cáncer en La Habana. Jaua ha promulgado su primer decreto -una nueva ley para regular los precios de productos y servicios- y lo ha hecho con una fotografía de Hugo Chávez detrás, donde al presidente-comandante se le ve adornado con la banda presidencial, vigilando el horizonte. Giordani aseguró en el canal del Estado que «no hay duda que en las elecciones de 2012 Chávez va a estar presente, y después por muchísimos años más». Es la fórmula que ha encontrado el Gobierno para decir que el mandatario sigue presente, aunque ninguno de sus ministros sepa a ciencia cierta cuándo volverá a su país.

Chávez viajó el sábado a La Habana para continuar con la segunda fase del tratamiento contra el cáncer que el pasado 30 de junio admitió padecer. «Me despido por unos días. Pero en el fondo no me despido, voy a estar en la misma patria, en la patria grande», dijo antes de partir, al pie de la escalerilla del avión, sin precisar fecha de regreso.

A diferencia de su viaje anterior, que lo mantuvo ausente del país durante un mes hasta su regreso sorpresivo el 4 de julio, esta vez Chávez delegó algunas de sus funciones en el vicepresidente ejecutivo, Jaua, y en el vicepresidente para Asuntos Financieros, Giordani. Pero también envió un mensaje a quienes dentro del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela pretendan reemplazar su liderazgo: «Tenemos que terminar de pulverizar el fraccionalismo interno, de caudillos, caudillitos que pretenden manipular a otros sectores, y el que no se sienta en condiciones váyase a otros ámbitos de la vida más allá del PSUV», dijo el mismo sábado.

Luis Vicente León, director de la firma encuestadora Datanálisis, es de los que creen que Chávez ha regresado solo dos semanas a su país para tratar de controlar los conflictos internos que provocó su ausencia en el partido oficial y de generar esperanza entre sus electores. «Hasta ahora esa lucha por evitar una percepción de vacío y de anarquía interna le ha funcionado. Claro que prolongar su estancia fuera del poder siempre representa un riesgo y eso le va a obligar a estar en permanente comunicación con la masa», opina León. Para él la batalla más dura está dentro del partido, donde hay fuerzas internas tratando de hacerse con el poder, y «donde parecen estar ganando la batalla los ideológicos, los más radicales, contra los pragmáticos, especialmente en el tema económico». Cuando León habla de los «radicales» se refiere a quienes efectivamente tienen hoy el control: el vicepresidente Elías Jaua, el canciller Nicolás Maduro, el ministro de Finanzas Jorge Giordani. En la otra acera están quienes hasta hace un par de años tuvieron mayor ascendencia sobre el presidente: el diputado Diosdado Cabello, el ministro de Energía y presidente de la petrolera PDVSA Rafael Ramírez, o el exministro de Interior y Justicia Jesse Chacón.

Otros analistas, como el politólogo Nicmer Evans, cree que son vanos los esfuerzos por tratar de buscarle un sucesor a Hugo Chávez. «Aunque es lógico pensarlo, por ahora pareciera no estar planteado en el seno de la revolución, por la fe que se tiene en el proceso de recuperación de su salud. Y porque además daría pie a las pretensiones de la oposición de tratar de fortalecerse sobre la minusvalía aparente del liderazgo del presidente».

La oposición, mientras, sigue mirando la historia médica de Chávez con discreción, sin cambiar los planes pautados para la campaña de 2012, que son: una pléyade de precandidatos mostrándose como opción y, en febrero del año próximo, convocatoria de elecciones primarias para elegir a uno de ellos como candidato unitario. «Si de aquí a entonces el Gobierno cambia el candidato, haremos el ajuste táctico necesario, no estratégico», dice Ramón Guillermo Aveledo, secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática. «Nos oponemos a una política, no a una persona. Aun cuando Chávez no sea candidato, permanecerá el ingrediente del continuismo, de unas ideas que creemos atrasadas. Además, ya ha quedado demostrado que el Gobierno no es mejor ni peor en la medida de que el presidente esté en funciones, sino que es igual de ineficiente».