Los fusilamientos políticos en Venezuela: El general Antonio Paredes (III) - Runrun

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El general Antonio Paredes fue un enemigo de Cipriano Castro desde el primer día de su aparición en el territorio venezolano en la famosa invasión de los tachirenses del 23 de mayo de 1899. Mientras todos los generales se rendían, incluso los jefes de los grandes ejércitos, y los civiles como Manuel Antonio Matos volaban a Valencia para negociar la entrega del poder, y el Presidente de la República, general Ignacio Andrade, decidía abandonar el país y acompañado de un batallón sube el Ávila y toma un barco al amanecer rumbo a cualquier parte, Paredes no se rinde.

Es jefe del Castillo de Puerto Cabello, pero Castro ya presidente de la República, no le queda otro camino que irse también al exilio. Viaja a Europa,  Inglaterra, Alemania, perfecciona sus estudios en la Academia Militar de Saint-Cyr en Francia.

Paredes se fue para volver a combatir al jefe andino porque se había establecido un duelo tan personal como político. Paredes se radica finalmente en Trinidad, y desde Puerto España prepara una invasión a Venezuela. Lo denuncia el gobierno de Castro y las autoridades de la isla le dan 48 horas para que abandone el territorio. Allanan su residencia y le decomisan las armas que ha acumulado. Está cercado, no tiene otra alternativa que la guerra. Invade Venezuela por el Orinoco con muy pocos hombres.

Cipriano Castro está entre la vida y la muerte, en Macuto, recién operado, febrero de 1907, cuando recibe la noticia de que Paredes ha invadido por Pedernales. Entonces, medio dormido por los analgésicos, se dice, dio la orden de fusilamiento contra el enemigo, cuyo cadáver fue echado al río Orinoco. Fue el único fusilamiento del siglo XX.

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SIMÓN ALBERTO CONSALVI