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Opinión

Mujeres presas en Venezuela: marginadas y olvidadas

Foto en el diario El Correo del Orinoco.

@cnietopalma

Con motivo de haberse celebrado el pasado lunes 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer, hoy quiero referirme a las mujeres presas en Venezuela, las cuales siempre he considerado que se encuentran marginadas y olvidadas por todos.

A pesar de que las mujeres representan un grupo bastante minoritario de los privados de libertad en Venezuela, según cifras extraoficiales no son más del 8 % de la población penitenciaria en general, su situación siempre me ha preocupado. Sobre todo por la situación de desventaja frente a los hombres presos.

Desde que hace más de tres décadas inicié mi trabajo en el área penitenciaria, de la mano de mi gran maestro, el Dr. Elio Gómez Grillo, no deja de impresionarme la situación de las mujeres presas. En mis muchas visitas al Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF), que en esos tiempos era la única cárcel de mujeres que había en Venezuela, lo primero que me llamó la atención fue la soledad en que vivían; en muchos casos por tratarse de reclusas extranjeras, en su mayoría usadas como mulas del narcotráfico. Y el resto porque sus familias las olvidaban por completo.

Entonces la proporción de delitos cometidos por mujeres era de un 80 % aproximadamente en actividades vinculadas al tráfico de drogas y un 20% en delitos comunes. Hoy día esta proporción ha cambiado considerablemente. Vemos con mucha más frecuencia a mujeres presas por delitos comunes, por pertenecer a bandas criminales y otros tipos de delitos no vinculados con las drogas.

Mujeres presas y hambrientas

Mujeres presas y hambrientas

Siempre hacía comparaciones de las enormes colas de familiares que se armaban los días de visita en las cárceles de hombres, mientras que en la cárcel de mujeres la visita era muy poca. Era y sigue siendo una proporción bastante significativa. Matemáticamente hablando, por cada 100 personas que hay en la visita a los hombres, solo se ven 5 en las cárceles de mujeres.

Para la sociedad dejan de ser seres humanos, por «pecadoras»

También las mujeres han sido marginadas en lo relacionado al tener una vida sexual sana dentro de los recintos carcelarios, lo cual varía mucho respecto a los hombres. A los hombres no se les hace ningún tipo de exigencia respecto a las llamadas “visitas conyugales”; pueden entrar a ellas quien quiera, inclusive mujeres que ejercen la prostitución. En las cárceles de mujeres las exigencias para esta misma visita incluye una lista enorme de requisitos que van desde la demostración real de matrimonio o un acta que conste que su pareja vive en un concubinato real, hasta exámenes médicos a la pareja, etc.

Quiero citar un texto del Informe sobre la Situación de las Mujeres Privadas de Libertad, presentado por Una Ventana a la Libertad en el 2019, que resume claramente la situación de las mujeres encarceladas en Venezuela:

“En el caso de las mujeres prisioneras o encarceladas, ellas han sido históricamente invisibles para la justicia, la cual las percibe como las malas entre las malas mujeres, es decir las peores. Pero no solo para la justicia sino para toda la sociedad. Cuando hablamos de prisiones o cárceles inmediatamente pensamos en hombres, desde la edad adolescente hasta ya entrada la tercera edad. Aun para los movimientos de mujeres ellas no existen; muy poco hablamos de ellas. Parece que, el haber cometido un delito las hace desaparecer por ser «mujeres malas», dejan de ser seres humanos portadoras de derechos: pecadoras.”

En lo único que las mujeres presas en Venezuela se igualan a los presidiarios es en la falta de atención médica, sobre todo la que es propia a su condición de mujer, la desnutrición y el retardo procesal. De resto, el ser mujeres marginadas y olvidadas es lo recurrente.

cnietopalma@gmail.com

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Roberto Patiño Mar 11, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Liderazgo femenino

@RobertoPatino

Hablar de la mujer, en el marco del día internacional que reconoce las luchas por sus plenos derechos es, en el caso de Venezuela, una obligación y un compromiso complejo, por la envergadura de su aporte a nuestra sociedad.

A lo largo de todos estos años hemos podido comprobar, cuando estamos en la calle con nuestros líderes, que hay un rasgo esencialmente “femenino” cuando el liderazgo lo ejercen las mujeres. A saber, una aguda percepción de la necesidad de que los proyectos de Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Convive alcancen un nivel de eficiencia y autonomía que les permita ser autosustentables en el tiempo.

Aunque conocemos y sobre todo reconocemos la labor de todos nuestros líderes, sean mujeres u hombres, es evidente que, en los proyectos a cargo de nuestras líderes, su enfoque de trabajo apunta con mucho más énfasis a la necesidad de lograr que el cambio en las condiciones de vida sea siempre sustentable. Una aspiración que tiene en el largo plazo el horizonte de trabajo, una mirada, una vocación y un compromiso de activistas que piensan como ciudadanas y como madres; es decir, que se preocupan de las nuevas generaciones.

Nuestras mujeres, cuando asumen su natural disposición a ser líderes, comprenden mejor que muchos de nosotros la importancia de pensar el futuro como un compromiso y una obligación con las nuevas generaciones.

Es por eso que desde Alimenta la Solidaridad venimos trabajando desde hace tres años con las líderes de las comunidades a través del Programa de Liderazgo Femenino, una iniciativa que busca generar espacios de formación, articulación y desarrollo del activismo comunitario. A través de esta apuesta, se persigue promover la igualdad de género y la formación en capacidades técnicas. Al tiempo que se construyen espacios para la reflexión, visibilización y problematización de las estructuras y prácticas de poder que mantienen y perpetúan la desigualdad social.

Gracias a este proyecto, en el que han participado más de 200 nuevas líderes, el trabajo en las comunidades ha tenido un nuevo impulso. Gracias a su aporte, nos permite llegar a nuevos espacios de trabajo y nos ha reencontrado con una fuerza vital que se ancla en profundas convicciones sobre el valor de la libertad e independencia frente a las imposiciones de la dictadura.

El régimen, tan proclive a usar estas fechas para el proselitismo político partidista, debe asumir su responsabilidad en la lucha contra los feminicidios, la violencia doméstica y las prácticas machistas que existen en el país; y que son fuentes de desigualdades económicas entre hombres y mujeres. Una agenda de trabajo compleja que requiere del apoyo de las ONG que están en el terreno, conociendo de primera mano la realidad.

Estamos en el mes de la mujer y en Venezuela esta fecha tiene que trascender las consignas para convertirse en un llamado a apoyar las iniciativas de trabajo, formación y articulación en redes. Para que los buenos deseos se transformen en mejores realidades.

Nuestras mujeres, nuestras madres, son una fuerza de cambio imprescindible para una nueva sociedad caracterizada por los valores de la solidaridad, el emprendimiento y las libertades civiles. En ellas se concentra buena parte de la fuerza que necesitamos para reconstruir nuestro país. En definitiva, en ellas atamos nuestra esperanza por un cambio que está por nacer en Venezuela.

A todas ellas, extendemos nuestro agradecimiento con el compromiso de seguir trabajando juntos en el propósito de construir una mejor sociedad, un país de oportunidades para nuestras familias.

* Director de Alimenta La Solidaridad y Caracas Mi Convive

robertopatino.com

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El jaque de los TPS a la tiranía

Cientos de venezolanos caminan hacia Tulcán, ciudad fronteriza entre Colombia y Ecuador. Foto AFP en El Clarín.

@froilanbarriosf

La situación de vulnerabilidad de millones de migrantes en el mundo les conlleva, al arribar a nuevos territorios, a aspirar a ser reconocidos como seres humanos, a ser bien tratados y considerados ante la tragedia que les condicionó a huir del país de origen. Una legítima aspiración ante quienes gobiernan en el país de destino, sin importar ideologías o color político. Millones de seres humanos que tocan las puertas de gobiernos conservadores, liberales, republicanos, demócratas, socialcristianos o socialdemócratas.

El migrante toma partido de quien le mitigue la ansiedad por la incertidumbre, siendo esa cruenta realidad una constante en la diáspora nacional, acentuada desde 2015. Al comienzos fue iniciativa propia de millones de connacionales regados por el planeta, luego de 2018 la retórica diplomática marcó el apoyo a la tragedia nacional del país, considerado en el siglo XX como una suerte de sueño tropical para tirios y troyanos.

Así alzaron su voz variopintos grupos: Grupo de Contacto, Grupo de Lima, la OEA, la Unión Europea, la Administración Trump; en algunos casos con pronunciamientos incendiarios contra el régimen dictatorial, sin la concreción de protección alguna a las legiones de venezolanos migrantes.

En 2020 la pandemia significó un costal adicional al apocalipsis venezolano, sobre todo en Sudamérica, donde se precarizó la condición humana de la diáspora nacional; ello, ante la posición cruel de la tiranía de ignorar la miseria y pobreza general del país con la justificación paranoica de ser víctima de agresiones imperiales.

Pues bien, en 2021 sucedió lo inesperado. Bajo la conseja popular criolla “Dios aprieta, pero no ahoga” se produjo un maná de alivio para una porción importante del éxodo nacional:

 El gesto de Trump

Primeramente el expresidente Trump, luego de su derrota en las elecciones presidenciales, decreta el 19/1/2021, un día antes de entregar el mando al ganador Joe Biden, el diferimiento de las deportaciones de venezolanos por 18 meses.

 La solidaridad de Duque

Luego el presidente colombiano Iván Duque el 1/3/2021 publica el decreto 216 por medio del cual se adopta el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos Bajo Régimen de Protección Temporal y se dictan otras disposiciones en materia migratoria».

 El TPS de Biden

Finalmente el presidente Joe Biden ha culminado  esta racha de decisiones positivas con la aprobación del TPS a partir del 9/3/2021 extendido por 18 meses para los venezolanos que se encuentren en situación irregular en EE. UU.

En el caso de Colombia la medida protege a 1.800.000 venezolanos por 10 años, derecho a la educación, salud, entre otros; y en el caso de EE. UU., el TPS les asigna a 320.000 criollos un estatus de protección temporal por 18 meses que impide las deportaciones, otorga permiso de trabajo, permiso de conducir y seguridad social.

Estas decisiones tienen efectos cruciales en la política mundial de migraciones. En primer lugar, sitúa a la tiranía madurista en el escenario planetario como violadora convicta y confesa de derechos humanos y de delitos de corrupción por haber llevado a un país a la ruina y miseria.

Estos TPS son dos misiles al cuarto de máquinas del régimen, con efectos devastadores. Y superiores, incluso, a las justificadas sanciones contra los bienes de corruptos funcionarios de la nomenklatura de la tiranía.

En segundo lugar, son una lección para el resto de gobiernos de América Latina, quienes debieran aplicar estas medidas de protección en sus países. Recordemos que sus ciudadanos en otro momento consideraron a Venezuela como su segunda patria, sobre todo cuando las dictaduras asolaron sus países y nuestro país los acogió plenamente. Tales fueron los casos de Chile con Pinochet, Argentina con Videla, Uruguay con Bordaberry, Perú con Morales Bermúdez, Bolivia con Barrientos, Haití con los Duvalier. Clase aparte Colombia, que responde a la altura, con el TPS, al gesto de recibir en décadas pasadas a millones de sus ciudadanos, que forman históricamente parte de la población venezolana. 

Tiranía y xenofobia

En el mismo tenor, la Unión Europea, que ha tenido con Siria y África políticas migratorias de integración a millones de seres humanos, debiera igualmente dirigir la mirada a los venezolanos. Recordemos que este país recibió generosamente a generaciones de pobladores de Alemania, España, Italia, Portugal y hasta de Rusia y los países del Báltico. Oleadas de emigrantes. que huían de los conflictos bélicos que asolaron al Viejo Continente durante el siglo pasado, fueron recibidos acá como su seguro nuevo hogar. 

La tarea continúa. La migración venezolana, que sobrepasa los 6 millones de errantes por el mundo, permanece en lucha contra la xenofobia y la persecución, con saldo de decenas de asesinatos y de violaciones y explotación sexual en Sudamérica. En su mayoría son profesionales universitarios de valía, dispuestos a aportar a la economía de cada país. Y aspirando a que, mediante la figura de TPS y el asilo político, se les permita recuperar la fuerza necesaria para reconquistar su país y desalojar la tiranía que escuece la patria.

*Movimiento Laborista.

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¡En la vida hay que aplicarse!

@ArmandoMartini

 Se escuchó en múltiples oportunidades de ciudadanos honorables, de heterogéneas disciplinas y profesiones tanto en lo público como privado, siempre pendientes del ejemplo que sembraban, que “en la vida hay que aplicarse”. Poner en práctica el conocimiento para obtener determinado efecto. Eso de “aplicarse” puede agregarse a muchas actitudes, pero es invariable el esfuerzo personal y una forma de actuar con mística. Se tiene un empleo, pero considerar que la presencia y el ejercicio de responsabilidades básicas sean suficientes, es un error.

Cumplir con lo esencial se recompensa con un salario acordado, y más de una vez los sueldos se determinan de acuerdo al tipo de preparación y conocimiento que haya obtenido para realizar el trabajo encomendado.

Ni un modesto “pico y pala” debería limitarse a echar pico y palear; porque siempre puede hacerlo mejor, más rápido, limpio y completo. Un trabajador en una fábrica gana su jornal quizás solo apretando tornillos, pero si no aprieta alguno bien podría causar daño.

La grandeza de los pueblos como los japoneses y alemanes ha sido el compromiso de trabajadores, técnicos o gerentes con la faena que les toca realizar. Y también viene del espíritu de equipo y del deber con sus compañeros de labores y con el producto resultante. De allí viene el orgullo de proclamar “yo participé en su elaboración”; es decir, ser parte del resultado… su calidad y utilidad se deben a mí. Es un hecho histórico cómo los ingenieros y trabajadores nipones impusieron los vehículos Honda y Toyota en el mayor mercado y productor mundial de automóviles, porque el recurso humano en Detroit se preocupaba más de sus exigencias laborales y menos por la calidad de lo que fabricaban.

Es el sentido de aplicarse. Poner no solo el conocimiento y oficio, sino la dedicación y el compromiso con todo aquello que le toca a uno hacer. Puede ser un automóvil, una pared de ladrillos o la educación de los hijos.

Familia y trabajo

La familia es la fábrica de grandeza, base de la dignidad, esplendor y señorío de un país, de un pueblo. Y el compromiso entre padres e hijos es el alimento y mezcla insustituible para engrandecer la familia y, con la familia, la patria.

No importa que cumplamos horario, suframos la frustración de sueldos que no alcancen, ni la insatisfacción por regímenes y cuyos funcionarios están pendientes en beneficiarse ellos mismos antes que cumplirles a los ciudadanos, para cuyo servicio han sido contratados. Ser funcionario no es algo tan simple como tener un pedacito de poder, ser opositor no es tan sencillo como hablar en contra del régimen de turno como forma de llamar la atención, conseguir popularidad y votos.

En la cotidianidad, los seres humanos realizan juicios, comentarios y opiniones sobre la realidad social, cuyos fundamentos no van más allá del sentido común. Por lo general, las causas y consecuencias terminan tan mezcladas que no es posible desentrañar lo que es especulación del razonamiento lógico.

El embustero e inquisidor, dispuesto a defender la mentira, no tiene escrúpulo, ni conflicto espiritual. Y hará lo imposible para obstaculizar la búsqueda y el encuentro con la verdad. Así como existen indagadores de la veracidad, también los hay de la mentira, que se caracterizan por refutar ideas, pensamientos y todo lo que atente contra su paradigma. Acepta como verdad lo que coincide con su programación mental, sin permitir cambios.

Así como el amor logra vínculos, el miedo nos esclaviza. La aplicación de cumplir con afán y eficiencia los deberes del cargo, desde el ministro hasta el barrendero, hace la diferencia entre un gran país y una nación mediocre.

Tener la conciencia de que cada producto que pasa por las manos del trabajador es importante para los usuarios trae la satisfacción, el orgullo de ser y de cumplir; esas claves de la grandeza del ciudadano y la nación.

¡Todo es más complicado de lo que parece, pero más simple de lo que se cree! 

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La historia patria, según el general Gómez

Foto primer plano: portada del libro Mi compadre, de Fernando González. En el fondo, el general Juan Vicente Gómez en Maracay, 1 de enero de 1930.

@eliaspino

En medio de su oscuridad, Juan Vicente Gómez tenía clara idea de cómo habían sucedido las cosas en Venezuela antes de su ascenso al poder, una memoria que movió muchas de sus conductas. No la sacó de las bibliotecas que jamás conoció, sino de lo que escuchó en el ambiente campesino de su juventud y seguramente de lo que decían sus plumarios, o de lo que oía en las tertulias de la intimidad, y es de vital importancia. Refleja una idea de la evolución de la sociedad que importa por la calidad del vocero, un tirano que determina la vida durante veintisiete férreos años y quien se guía, en el fondo de su sensibilidad, por el entendimiento que tiene de su papel de regulador de la vida que le ha concedido la historia.

El miedo a Gómez

El miedo a Gómez

Fernando González, un intelectual colombiano famoso en la época y después, viene a Venezuela y conoce al dictador, quien le concede una insólita entrevista que publica en un libro de 1934, Mi compadre, que luego tiene numerosas ediciones. En sus páginas se encuentra la idea de don Juan Vicente sobre el pasado venezolano, que interesa por la indiscutible importancia de quien la desembucha. Es una descripción en la cual resume lo que entiende como fundamental sobre los antecedentes colectivos y del rol que cumple en su proceso. Vamos a copiar el soliloquio que capta Fernando González de los labios del tirano.

Allá en mis montañas, en mi juventud, yo tenía tres deseos muy grandes. El primero era ver a San Mateo y al Samán de Güere, en donde tanto sufrió por nosotros el Libertador, y donde acampó con sus ejércitos. El segundo era conocer La Puerta, donde fueron siempre los fracasos de las armas republicanas, y el tercero era conocer al general Luciano Mendoza. ¡Imagínese! Luciano Mendoza, el que había derrotado a Páez. (…) Pues vine de mi tierra y llegué al Samán de Güere, no pude contener mi tristeza al ver cómo le habían cortado las ramas; tenía machetazos en el tronco. Estaba herido (…) Cuando llegué a San Mateo, me senté al frente de la casa de Bolívar, a la orilla del camino, en un barranco, y me puse a pensar: ¿Con que este es San Mateo? ¿Aquí fue donde el Libertador sufrió tanto por nosotros? ¡Cuántas noches terribles pasaría aquí; sus ayudantes creerían que dormía, pero cuántas cosas pensaría él! Y al general Luciano Mendoza lo conocí al lado del general Castro (…) quien me lo presentó pues conocía mi gran deseo. Yo oí cuando Mendoza le dijo al general Castro: ´Usted nada tiene qué temer mientras yo esté a su lado´ (…) Y ahora verá. Después me tocó resguardar el Samán de Güere y cuidar a San Mateo, en donde deposité las armas de Venezuela, porque ya no habrá más guerras; le hice una verja de bayonetas, con los colores nuestros, y me tocó vencer a Luciano Mendoza precisamente en La Puerta, cerrándole la entrada a las revoluciones.

El lector tiene ante sus ojos un extraordinario breviario de historia patria, en el cual solo se hace referencia a hazañas bélicas y en el cual ocupa lugar estelar quien lo relata, por el papel que se atribuye en el colofón de tales hazañas. No existe el trabajo de los civiles, mucho menos la obra intelectual ni los afanes de naturaleza económica. Tampoco se considera la evolución de la sociedad, debido a que solo importa la época de la independencia. Además, hay una sola figura digna de tratamiento: Simón Bolívar.

Tal es la idea de la historia patria que expone un dictador que tanto influyó en nuestra contemporaneidad.

Nada extraordinario, si consideramos que la mayoría de los venezolanos de antes y de ahora limitan su memoria a las guerras de Independencia y a las cualidades que en ellas demostró el Libertador. Un confinamiento tan evidente, una mirada tan estrecha de la marcha de la sociedad, el afán de reducir todo a un período y a la estatua de un hombre con la espada en la mano, forman el lugar común de los recuerdos que a la mayoría de la gente le han metido en la cabeza.

Pero la descripción de Gómez se hace distinta debido a que se introduce en la historia cuando hace de memorioso, hasta llegar a un atrevimiento del cual se cuida la gente sencilla. Gómez se filtra en los fastos debido a que derrota a una figura relacionada con la epopeya, a un célebre soldado que venció al héroe de los llanos y de la batalla de Carabobo. ¿Hay manera mejor, o más sencilla, de convertirse en paladín inmortal, de formar parte de lo que se ha considerado como lo más trascendental de la historia de Venezuela?

Pero Gómez no solo se exhibe como una figura importante del pasado porque hizo morder el polvo al famoso guerrero que derrotó a un lancero primordial para la sensibilidad de los venezolanos, José Antonio Páez, sino también por su papel de conserje de restos materiales de la epopeya, como la hacienda bolivariana de San Mateo; o de reminiscencias vegetales, pero también bolivarianas, como el ubicuo Samán de Güere. Vengador de las derrotas de La Puerta, poseedor de la llave que concluye las guerras del pasado, actor y cuidador de la época dorada, capaz de cambiar el derramamiento de sangre por la concordia de su régimen, aprovechó la visita de un famoso autor colombiano para meterse en el Olimpo vernáculo, para proclamarse como su protagonista, heredero y custodio. 

Mucho tiempo después, una logia militar encabezada por el teniente coronel Hugo Chávez se presentó ante el Samán de Güere, para solemnizar un compromiso por la regeneración de la patria. El comandante y los miembros de su grupo repitieron entonces el juramento de Bolívar en Roma por la causa de la libertad, o palabras parecidas. En la curiosa ceremonia ante el tótem vegetal no recordaron la interpretación gomecista de la historia, seguramente la desconocían, pero no resulta aventurado afirmar que las ideas cubiertas por sus cristinas forman parte de los mismos rudimentos.

La crisis del chavismo

La crisis del chavismo

Hacia la democracia: Rómulo y la resistencia adeca en tiempos de jauja (I)

@fariasjoseluis

Imagine luchar con débiles fuerzas de unos partidos políticos desarticulados y en repliegue contra un enemigo poderoso y -en apariencia- invencible:

Dueño del poder militar y represivo…

… usado sin escrúpulos…,

… con abundantes recursos financieros manejados a su antojo…

… y apoyo internacional, comenzando por Estados Unidos…

Esa era la dura circunstancia a la que se enfrentaban Rómulo Betancourt, sus compañeros de Acción Democrática y el resto de las organizaciones partidistas opositoras. Los resultados obtenidos entre 1948 y 1954 confirmaban que ninguna organización política podía por sí sola contra aquel poderoso enemigo.

Las iniciativas alentando salidas de fuerza, aguijoneadas por ficciones, habían aterrizado en resultados adversos. Fueron seis años duros, sin aceptar que la unidad era una condición imperativa para derrotar la tiranía.

Es un pasaje de nuestra historia hacia la democracia que evoca situaciones familiares de hoy, con la salvedad de que entonces se pudo salir de la oscuridad y por ahora seguimos en las sombras.

A recoger velas

El tiempo transcurrido fue de equivocaciones lamentables y penosas, el naufragio ocurrido imponía la revisión de la política a seguir. Persistir en el yerro prolongaría indefinidamente la vida de la dictadura. No fue una encomienda fácil ni rápida. Como suelen ser los cambios de política, era necesario balancear lo ocurrido, formular la nueva propuesta, persuadir a unos e incluso apartar a otros, según fuera el caso.

La apuesta a la conspiración militar para recuperar el poder, espoleada por la desesperación y/o el exceso de confianza de la dirigencia adeca, sobrestimaba el poder de sus contactos militares y por ende subestimaba el de la dictadura.

Sus efectos eran totalmente contrarios a los esperados, tras cada intentona golpista venía la arremetida represiva que debilitaba el partido.

A partir del fraude del 2 de diciembre de 1952 y la Constituyente de 1953, el régimen se sentía «legitimado», en insólito breve tiempo logró estabilizarse. El viento soplaba en contra de la oposición.

El modo de enfrentar la dictadura de Marcos Pérez Jiménez exigía cambios, un tiempo de aplomo para poner las cosas en su sitio. «A partir de junio, después de la terrible razzia -escribe Rómulo Betancourt-, quedamos quebrantados seriamente. La táctica justa, la indicada, fue recoger velas, amainar en la propaganda, dormirse en la ponzoña». (1)

La actuación aislada de Acción Democrática, principal fuerza política del momento y víctima del golpe de Estado del 24 de noviembre de 1948, así como su fe ciega en una solución violenta e inmediata, pensando que la recuperación del poder era cosa de corto tiempo, resultó en múltiples fracasos que debían superarse.

Hacia la democracia: "Rómulo y la resistencia adeca en tiempos de jauja" (I), por José Luis Farías"
L. Llovera Páez, Ruiz Pineda, Edmundo Fernández, presidente Gallegos, C. Delgado Chalbaud y M. Pérez Jiménez (1948). Foto @PerezJimenez52

Los continuos reveses determinaban el abandono progresivo de la creencia en salidas rápidas fruto de la conspiración golpista, de los descabellados proyectos de invasión armada del territorio y de las absurdas «actividades especiales», subterfugio del lenguaje de la resistencia para denominar los actos de factura terrorista continuamente fracasados, que incluían acciones violentas de saboteo e incluso de atentados contra altos funcionarios en la ilusoria creencia de que desencadenarían el derrumbe inmediato del régimen.

En el ingrato recuerdo quedaban los intentos de golpes de Estado abortados por delación, como el del 5 de enero de 1953 dirigido por Alberto Carnevalli, quien había sucedido a Leonardo Ruiz Pineda en la conducción de la clandestinidad; de sus llamados valientes a la «rebelión civil» para combinar la conspiración golpista con la acción de masas, caídos al vacío; de la frustrada invasión militar de la «Operación Berta», dirigida con entusiasmo directamente por el propio Rómulo Betancourt; de las excesivamente riesgosas «actividades especiales», como el frustrado atentado contra Pedro Estrada, jefe de la policía política; y de la peligrosa «Operación Pingüino» para la introducción de armas al país.

Fueron acciones de alto costo en vidas y en descalabro organizativo. Llegaba el «tiempo de revisar la estrategia» y «dar comienzo a la definición de nuevas tácticas políticas». Urgía el debate, el balance no podía esperar: pedía la reflexión serena.

El deterioro de la organización encubierta de Acción Democrática se evidenciaba en el creciente número de víctimas, apresados y exilados; como también en la excesiva rotación de sus autoridades.

Entre octubre de 1952 y noviembre de 1954, apenas dos años y un mes, AD cambió ocho veces de secretario general del CEN del partido: Leonardo Ruiz Pineda, Alberto Carnevalli, Eligio Anzola Anzola, Rigoberto Henríquez Vera, Hector Vargas Acosta y Jorge Mogna, Roberto Hostos Poleo y Pedro Felipe Ledezma. Se sucedieron uno tras otro. Un claro ejemplo de cuán mal iban las cosas para el partido en la resistencia.

Ruiz Pineda vilmente asesinado en una calle de San Agustín, Caracas; Carnevalli muerto por la negativa de la dictadura a permitirle atención médica en la Penitenciaria de San Juan de Los Morros, estado Guárico; el resto «dejó el cargo» por detenciones o persecuciones que los llevaron a salir del país.

La dirección política del exilio estaba consciente de la necesidad de levantar la mirada para ubicar el momento más favorable a la acción y atenuar los impactos de la represión.

El matrimonio de Berta hay que acelerarlo

En enero de 1954, Rómulo Betancourt escribía al CEN de Acción Democrática: «Las noticias que me llegan por diversas vías son indicativas de un reflujo en la combatividad popular». Y le planteaba, refiriéndose al partido, que debía ser «cancelada totalmente la idea de que la organización debe realizarse sobre la base de brigadas de ‘come cándelas» (2).

La política de la conspiración había fracasado, produciendo unos costos elevados en vidas y en el desmadre partidista. Sin embargo, todavía en diciembre de 1954, Rómulo seguía acariciando la salida violenta.

En carta a Manuel Pérez Guerrero, le hablaba en clave sobre las urgencias de conseguir recursos para la Operación Pingüino de introducción de armas y la Operación Berta para una invasión militar que recordaba la fracasada «Invasión del Falke», en 1929.

«La operación pingüino -escribe Rómulo-, esa de que te habló el delfín, está en marcha; y el matrimonio de Berta hay que acelerarlo, porque el padre de la niña ha puesto plazo fijo, improrrogable: o febrero (1955) como fecha límite, o niega el permiso concedido (…). Pero ahora viene lo difícil. Una y otra cosa requieren dinero. Veinticinco mil dólares bastarían, que deben ser enviados a Sierra (Carlos Andrés Pérez), quien está manejando el asunto, de acuerdo con Álvarez (Rómulo Betancourt). No tenemos de donde sacarlos (…). Si ustedes pueden levantar un dinero para esto, deben hacerlo». (3)

El empeño en la invasión con la «Operación Berta» perdería aliento al siguiente año, cediendo paso a un proceso de revisión de la política que debía seguir el partido. La joven Berta se quedaría soltera por el resto de sus días.

Entre apuros y penurias, «esta vaina es enojosa»

Betancourt y sus compañeros llevaban años de una vida de estrecheces económicas en el destierro y/o la clandestinidad. Los apuros materiales y financieros para el funcionamiento de las acciones programadas por el partido estaban a la orden del día. La apuesta por las opciones de la confrontación militar al régimen ameritaban finanzas cuya consecución se hacía cada vez más difícil.

Las penurias para subsistir eran otro de los asuntos que afectaban su cotidianidad y la de todos los dirigentes del partido. Sin embargo, no detenían su incesante actividad política, poniendo cuidadoso celo en el manejo de los recursos disponibles.

«Querido Sierra: recibí la última tuya -escribe Rómulo a Carlos Andrés Pérez-. Veo la distribución que diste al numerario. Se volvió un «suspiro» en un chinchorro, pero todos eran gastos insalvables (…). Te puse un cable, que veo no has recibido porque me lo dicen de la oficina. Pidiendo un dinero. No quería hablar de esto, pero la situación se me hace difícil. Los turcos atrás (dos permanentemente) resultan tan onerosos como en Cubita. Hay que alimentarlo y comen como unos leones. Instalarme, ya lo decía, costó más de lo previsto. Esta vaina es enojosa y no sé cómo va a solucionarse». (4).

De cada moneda ingresada a las exiguas arcas del partido se identificaba su origen y era empleada con rigurosa pulcritud por aquellos hombres, cuyo esfuerzo y coraje no arredraba su lucha y su ética.

Así lo atestiguan la contabilidad de la organización, llevadas por Carlos Andrés Pérez bajo el seudónimo “Sierra», en las cuales está relacionado MINUCIOSAMENTE lo gastado en cada una de las adquisiciones materiales necesarias para el funcionamiento del aparato como las actividades propagandísticas, la movilización y hasta lo requerido por la conspiración y el «volanteo», así como para el regreso de algunos desterrados al país.

De igual modo eran anotados los significativos gestos de solidaridad en ayudas monetaria a compañeros en desgracia y a familias de detenidos, difundidos muchos años después en los papeles de su archivo.

Los principios éticos eran un poderoso soporte en la moral de aquellos hombres y mujeres que sostenían la lucha contra la dictadura en condiciones de mucha adversidad.

«La pía intención»

La dictadura siempre estuvo al acecho, incluso fuera del país. Rómulo se había instalado desde agosto de 1954 (luego de una pasantía en San Juan de Puerto Rico) en la zona rural de la isla para concluir su libro Venezuela política y petróleo«, en el cual trabajaba desde 1936 y le asignaba un papel fundamental en la formación política-doctrinaria de la militancia partidista.

Video Sofía Imber y Carlos Rangel entrevistan a Rómulo Betancourt. Canal Sofía Imber

Pero la llegada del jefe de Investigaciones de la Seguridad Nacional, Manuel Silvio Sanz, en compañía de otros agentes, «a lo mejor con la pía intención de drozblanquizarme» -escribió Rómulo- encendieron las alarmas de peligro, haciéndole regresar a San Juan (la capital) donde el gobernador Luis Muñoz Marín (su amigo) podía garantizarle protección policial ante un posible atentado.

La feroz represión en el país había acabado con el liderazgo de la clandestinidad: Leonardo Ruiz Pineda es asesinado el 21 de octubre de 1952, Alberto Carnevalli muere el 20 de mayo de 1953 en un calabozo de la Penitenciaria General de Venezuela en San Juan de Los Morros por falta de atención médica, Antonio Pinto Salinas es detenido y muerto por tortura, Luis Hurtado corre la misma suerte luego de haberlo desaparecido.

Muchos otros pagan con su sangre los sueños de libertad y democracia: son muertos por balas asesinas o en las cámaras de tortura del régimen.

Hacía poco la persecución se había extendido al exterior, asesinando al teniente opositor León Droz Blanco, emboscado en una calle de Barranquilla, Colombia, por una comisión encabezada por Braulio Barreto, esbirro de la Seguridad Nacional.

Las precauciones en materia de resguardo no estaban de más para el jefe máximo del principal partido, a quien la dirección de la organización le impusiera la vida fuera del territorio nacional para protegerlo de las fauces criminales de la tiranía.

Los años del bulldozer

Eran los años del bulldozer, la gigantesca maquinaria que simbolizaba la expansión de la industria de la construcción en Venezuela. La industria de la construcción era altamente lucrativa y, por sus volúmenes de inversión, también, el terreno ideal para la corrupción.

La etiqueta del proyecto desarrollista de la dictadura era el Nuevo Ideal Nacional y el bulldozer su símbolo. En la industria de la construcción se vinculaban estrechamente los militares y los hombres de gobierno con el empresariado dedicado al ramo.

Según el Banco Central de Venezuela, la floreciente industria absorbía «una tercera parte del total de las inversiones internas» (5)

La dictadura había logrado asociar la modernidad a la inversión en metros cúbicos de cemento armado de obras públicas; una idea legitimadora que, junto con la represión, la tortura, las desapariciones, la censura oficial y la autocensura, aseguraba la paz social que le proporcionaba estabilidad temporal.

«El tractor – escribía Laureano Vallenilla, ministro de Relaciones Interiores – es el mejor colaborador del gobierno, el más cabal intérprete del elevado y noble propósito de transformar el medio físico. El tractor con bulldozer se convierte en personaje familiar de los venezolanos, como otrora lo fuera el burro de carga. Es un símbolo tan respetable de la patria moderna que se está plasmando, un símbolo tan respetable como el caballo del Escudo nacional y que ya ha hecho historia». (6)

Hacia la democracia: "Rómulo y la resistencia adeca en tiempos de jauja" (I), por José Luis Farías"
Nuevo Ideal Nacional a lomos del buldócer, Hotel Humboldt, dibujos de Tomás Sanabria y Paseo Los Próceres.

La magnitud de las inversiones urbanizó al país en un tris. El dinero fue hábilmente empleado por la dictadura en la expansión urbana para llevar agua al molino de su idea del progreso:

«Satisface ver cómo el tractor -apuntaba Vallenilla- prepara tierras aptas en Portuguesa y Guárico, cómo borra de nosotros el recuerdo romántico pero triste del populoso barrio de San Juan, el de Catia, del más nuevo y absurdo de El Conde, con su estilo indefinido y cursi, de las casitas encaramadas en los cerros donde la desesperación engendra adecos y otras clases de resentidos». (7)

El dinamismo económico era de elevadas proporciones «el Producto Territorial Bruto, es decir el valor de toda la producción del país, subió más del doble entre 1950 y 1959”. (8)

Un dato revelador de aquel inmenso crecimiento económico -y que explicaba la amplia satisfacción del empresariado- es la cantidad de bancos creados: entre 1946 y 1958 se fundaron 20 bancos privados en el país. (9)

Estaba cambiando la faz de Venezuela. El canto de Vallenilla al impacto de la maquinaria era por demás elocuente de las modificaciones ocurridas en el espacio:

«El tractor, ese símbolo de la patria y del gobierno, destruye muchas cosas. Hasta los clubs políticos llamados partidos y sus representantes caracterizados han sufrido su impacto y se mezclan para perderse con la caña amarga, la pared de bahareque y los ‘corotos’ inútiles que el camión transporta para rellenar un hoyo. Se está cerrando un capítulo de nuestra historia. ¡El líder de la plaza aérea del Centro Bolívar, el conferencista del Aula Magna no pueden ser los mismos de la plaza de Capuchinos! Ni de El Silencio, ni del Teatro Olimpia. El escenario y el decorado reclaman nuevos actores y el público también. En la era del tractor no tienen cabida ni la peínala ni las chancletas, que simbolizaron sucesivamente etapas de barbarie y mediocridad». (10)

El Nuevo Ideal Nacional cobraba forma concreta en obras que estaban a la vista para asegurar la estabilidad del régimen y acentuar el pesimismo en quienes luchaban en la resistencia.

«Enyugamiento» al carro triunfal

Se vivían tiempos de prosperidad económica gracias al maná petrolero y a una creciente demanda de hidrocarburos como consecuencia de la nacionalización del petróleo iraní, de la guerra de Corea y la reconstrucción de Europa.

La entrega de nuevas concesiones a las empresas petroleras le metieron un chorro de dinero adicional a la dictadura, por lo que el crecimiento económico se hizo sorprendente: aumentó el gasto público y la capacidad de inversión tanto como de la de compra.

Los venezolanos veían con asombro la multiplicación de inmensas obras públicas, la mayoría de las cuales -justo es decirlo frente al mito de Pérez Jiménez como el gran y único modernizador de nuestra historia- se habían iniciado o al menos proyectado en el trienio 45-48 del gobierno adeco y aún en el anterior gobierno del general Isaías Medina Angarita.

Proceso que evidencia una tendencia modernizadora por parte del Estado venezolano, apoyada en la fabulosa renta petrolera e indistinta a la forma de gobierno -democrática o dictatorial- asumida. 

El plan de electrificación del Caroní, la explotación del hierro en Guayana, la petroquímica, el ferrocarril Barquisimeto-Puerto Cabello, los sistemas de riego del Guárico, la construcción de urbanismos como el «2 de Diciembre» (actual 23 de Enero), Lomas de Propatria y de Urdaneta, la Universidad Central de Venezuela, las Torres del Centro Simón Bolívar, la autopista Caracas-La Guaira eran ejemplos de un esfuerzo recibido por el país como signos de modernización y progreso.

Los patrones modernizadores ponían su acento en las vías de comunicación y en las obras de infraestructura de salud y educación, así como en la vivienda.

Tenían su impulso en el llamado «Plan Truman«, definido como un «Programa para que los beneficios de nuestros avances científicos y progreso industrial estén disponibles para la mejoría y crecimiento de las áreas subdesarrolladas». (11)

El empresariado venezolano se hacía eco con entera satisfacción de aquella expansión económica.

La Cámara de la Construcción señalaba, en 1950, que:

«La industria de la construcción ha alcanzado un desarrollo tal en los últimos años, que no puede compararse al de ninguna otra industria en el país, viniéndose a colocar, por el inmenso capital que utiliza y por el número considerable de mano de obra que emplea, al lado de la industria petrolera, en el segundo puesto de nuestra actividad industrial» (12)

En 1955, el presidente de la Cámara de Comercio del estado Zulia decía que:

«En el año de 1952 el coronel Marcos Pérez Jiménez asciende a la Presidencia de la república. El Gobierno de su rectoría actúa enérgicamente. Todos los ramos de la Administración Pública, todas las actividades de la vida de la nación sienten su influjo vigoroso». (13)

Valmore Rodríguez, periodista, figura legendaria y vicepresidente de Acción Democrática, desde el exilio describía aquellos días con desgarradora crudeza:

«Situación próspera, aceptación del régimen, entusiasmo por las inauguraciones y desvanecimiento gradual de la influencia pública, moralizante del partido. Enyugamiento en masa al carro triunfal de la clase media, de los antiguos discretos, pendulares. Corrupción universal (…) danza de millones de los contratos, y de la venalidad general a las orgías universales, da una idea exacta de lo que se nos ha venido encima. Grandes inversiones de capital, especialmente norteamericano, pero también portugués, cuya inmigración está ahora reforzada por talentos técnicos y gran copia de actividades económicas nuevas italiano, francés, belga, etc. Jauja. El medio está decididamente transformado (…). Los héroes son los artistas de la radio y la televisión nacionales, en sus papeles románticos de la familia del Derecho de nacer, o como se llame el culebrón de marras (…) Tengo la sensación de que nos ha dejado el autobús. No para siempre, desde luego, porque todo esto que te reseño lleva las aguas a nuestro molino, pero está prosperidad… esas arcas desbordadas, dan para rato”. (14)

Como bien lo dijera Valmore, en aquellos días Venezuela vivía en jauja; la abundancia le había dado estabilidad a la dictadura e imponía a la oposición la preparación para un mejor momento político con una forma distinta de enfrentarlo.

Era menester esperar el tiempo en el cual -finalmente- se abriera la coyuntura electoral y volcarse a la preparación para entrarse a la misma en forma unitaria; lo que significaba poner de lado los legítimos intereses de cada partido político involucrado en mayor o menor medida contra la dictadura, para lo cual cada quien tenía una visión que entrañaba unos determinados límites.

Referencias:

(1) Rómulo Betancourt, Antología Política, T. VI, p. 176

(2) Ibidem p. 183

(3) Ibidem p. 244

(4) Ibidem p. 253

(5) Manuel González Abreu, Auge y caída del perezjimenismo, p. 92

(6) R.H., «Editoriales de El Heraldo«, p.14

(7) Ibidem pp. 14-15

(8) María Elena González, Los comerciantes de Caracas, p. 488

(9) Manuel González Abreu, Op. cit, p. 103

(10) R. H., Op. cit. p.15

(11) Manuel González Abreu, Op. cit. p. 90

(12) Ibidem p. 89

(13) Ibidem p. 100

(14) Rómulo Betancourt, Antología política, T. VI, p. 17

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

El castrismo y la alcahuetería latinoamericana

Fidel Castro y Hugo Chávez. Foto archivo Diario Las Américas (Interv. por N. Silva / Runrunes)

@BrianFincheltub

La relación de Latinoamérica con el régimen castrista ha sido históricamente una relación de contradicciones. El mejor ejemplo de ello es lo que sucede siempre que toca evaluar el estado de la democracia en la región. Para desdicha de los cubanos, Cuba pareciera constituir un caso especial; uno donde reina el doble rasero, la hipocresía y la complicidad. La posición de Latinoamérica respecto a Cuba pasó, con el transcurrir del tiempo, de la tímida condena a la admiración. Admiración no solo por el líder histórico que pudo confrontar a la principal potencia mundial a tan solo unas cuentas millas de distancia, sino por el sistema que este edificó en medio del muy cacareado “bloqueo económico”.

Detrás de la construcción épica y el relato propagandístico, queda relegada la realidad de un pueblo que ha vivido oprimido por más de sesenta años.

Poco o nada se habla de innumerables violaciones a los derechos humanos que han vivido y siguen viviendo diariamente los cubanos, un país cuya existencia parece condenada de manera indefinida al atraso y al olvido de un continente que, salvo honrosas excepciones, prefirió tenderle alfombra roja al dictador antes que condenar sus desmanes.

Para algunos presidentes latinoamericanos, la figura de Fidel Castro representaba la figura del hermano mayor rebelde con el que decidían juntarse cuando necesitaban llamar la atención de los Estados Unidos. Aunque estos presidentes creían que utilizaban a Castro en su juego de geopolítica infantil, la realidad es que eran ellos los utilizados.

El castrismo supo aprovechar cada una de las puertas que se le abrían en la región para expandir su proyecto ideológico y formar cuadros políticos capaces de responderle directamente.

Un replanteamiento de la estrategia intervencionista de la isla tras el fracaso de los movimientos insurrecciónales, financiados durante la década de los sesenta y los setenta por Fidel Castro.

De allí que el devenir de los venezolanos hoy dependa de lo que pase con Cuba. Aquí también se le recibió con honores, por cierto, mucho antes que lo hiciera Chávez. Las consecuencias las estamos viviendo. Nunca antes nuestra historia estuvo tan atada a la de otro país y aunque en esta última etapa hemos contado con la solidaridad de muchas naciones, falta más determinación de parte de algunos. Es complejo pero a la vez sencillo, la verdad es que nada cambiará sin que se decida antes desde Cuba.

No somos más que rehenes de un sistema que no dejará de expandirse; todo lo contrario, que aspira a recuperar, a través de las oportunidades que le permite la democracia, los espacios que ha ido perdiendo en la región.

Frente a esta avanzada no hay respuesta común, muchos siguen pensando que es posible convivir con dictaduras sin que eso amenace a sus democracias. Si alguien quiere confirmar lo contrario, solo tiene que mirar al norte del sur.

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Laureano Márquez P. Mar 09, 2021 | Actualizado hace 1 mes
El automatrimonio

@laureanomar

Para mí, con todo mi amor.

La figura del matrimonio ha sufrido tantos cambios en los últimos tiempos, que hemos llegado a la forma que sirve de título a este escrito: el automatrimonio. No se trata de que te casas con tu automóvil, que también podría ser, seguramente dentro de poco. Se trata de la original idea de casarte contigo mismo(a). Ya ha sido puesta en práctica con éxito en Italia. Hace poco más de cuatro años, Laura Mesi –nada que ver con el jugador– se llevó a sí misma al altar y hasta el sol de hoy sigue siendo profundamente feliz.

La modalidad es denominada también con un término curioso: «la sologamia». Te casas contigo y te entregas en exclusividad a esa maravillosa persona que eres tú, hasta que la muerte te separe de ti.

 Esto me parece tan romántico que, desde que lo supe, poco a poco y cada vez más he comenzado a sentir algo especial por mí mismo. Ando con cuidado, voy poco a poco porque ya me he herido en otras oportunidades. El otro día, sin ir más lejos, me pegué un martillazo en el pulgar montando un cuadro y llevo más de tres días sin hablarme. En fin, pero esto no va de mí, es decir del nosotros que formamos yo y yo.

Casarte contigo mismo, aunque parece sencillo, es quizá más difícil que hacerlo con otro ser humano. Tienes primero, como en toda relación, que comenzar a salir. Así, poco a poco, te vas conociendo. Te llevas un día a cenar, pero debes ser generoso, tienes que buscar un lugar que a ti te agrade, en el que sepas que te vas a sentir a gusto contigo mismo, no una pocilga barata, porque si no, ya desde la primera cita, notarás que eres un miserable.

No olvides los detalles: ábrete la puerta del carro antes de entrar, rueda la silla antes de sentarte a la mesa y cuando comas no hagas esos ruidos desagradables que tanto te molestan.

Toma con moderación, no hay nada que avergüence más a uno mismo que verse en un estado deplorable de embriaguez. Mide las palabras, tómate la mano y bésatela. No vayas más allá. Tú todavía no sabes si tú quieres ir más allá.

Otro día invítate al cine. No hay mejor manera de conocer la empatía entre personas que cuando se comparten gustos cinematográficos. No escojas tú la película, deja que lo hagas tú. Compra cotufas y compártetelas. Si aparece en pantalla alguna escena romántica, es el momento, sin brusquedad tómate una mano con la otra, suavemente, finge un autotropiezo. Hasta ahí, no te propases, puede que más nunca quieras ir al cine contigo.

Ya después de muchos meses saliendo, conociendo las empatías, los gustos, las ternuras cotidianas, entonces –y solo entonces– nace el verdadero amor por ti mismo. Ya estás preparado para el matrimonio. Es un paso trascendente, piénsatelo bien. Si ya lo has decidido, tienes que pedirte la mano. La manera más sencilla es colocarte frente al espejo del cuarto con el anillo escondido en una cajita en tu espalda, que tú no lo veas. Te arrodillas y lo sueltas: «¿Quieres casarte conmigo?».

Será un momento inolvidable porque vas a notar que algo mágico sucede, en el momento que tú te arrodillaste, justo tú también lo hiciste y te pediste lo mismo, ¿no es conmovedor?

No voy a entrar en temas de la intimidad matrimonial, porque ese es un asunto muy privado entre ti y tú. Lo único que puedo decirte es que el secreto de un buen matrimonio es edificarlo con amor cada día: cada detalle que tengas contigo mismo será inolvidable para ti. Préstate atención cuando hables, oye atentamente lo que estás diciendo, no te contradigas en público, eso da muy mala impresión a otras parejas. Sorpréndete de vez en cuando con algo inesperado, regálate flores. Puedes olvidar cualquier cosa, pero nunca, óyeme bien, nunca olvides tu cumpleaños. Te odiaras para siempre si eso sucede.

Para finalizar, el automatrimonio tiene una ventaja que sin duda lo hará muy popular: todos los gastos de sostenimiento del hogar se reducen a la mitad y lo mejor: en caso de divorcio, tú te quedas con todo.

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