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Asamblea Nacional: Inflación de agosto se ubicó en 223,1%

 

La Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional informó este miércoles los índices de la inflación del mes de agosto, los cuales duplican los números publicados en julio.

La inflación mensual de agosto se ubicó en 223,1 % y la inflación diaria fue de 4%, duplicando los registros de julio el cual se ubicó en 125%.

Rafael Guzmán, presidente de la Comisión del Parlamento, indicó que la inflación acumulada en lo que va de año se ubicó en 34.680,7%, mientras que la anualizada entre agosto 2017 y agosto 2018 se registró en 200.005%.

«En apenas 10 días de haberse anunciado las medidas políticas en materia económica, el paquetazo político, y a 20 días de ese viernes negro, el gobierno disparó la hiperinflación, maxidevaluó la moneda, y mantuvo el control de cambio”, expresó Guzmán.

 

El paquetazo del fracaso, por Rafael Ramírez

 

El paquetazo de Maduro anunciado el pasado 17 de agosto, que hace aguas en tan solo una semana, son el reconocimiento del fracaso de la gestión de Nicolás Maduro al frente de la conducción de la economía y del país.

Mientras corren los días posteriores a los anuncios y en el esfuerzo de encontrarles sentido, llegamos a la conclusión que, en realidad, Maduro confiesa su fracaso, pero, además, se entrega abiertamente a las fuerzas del mercado y a los factores criminales y especulativos que crecieron y se fortalecieron a su sombra. Le da su bendición, claudica ante los demonios y sicarios económicos que él mismo estimuló y que ahora devoran y saquean al país.

Si, como desde hace más de cuatro años viene repitiendo Maduro y su gobierno, toda la crisis se debe a la “guerra económica”, entonces, los anuncios hechos son el reconocimiento de que esa “guerra” la perdió Maduro hace bastante tiempo y ahora capitula en sus esfuerzos vanos por mantenerse en el poder.

Cuando Maduro reconoce en su alocución que el valor de cambio de un dólar es de 6.000.000 de bolívares, es el propio presidente quien reconoce y “legitima” a “Dólar Today” como marcador para el valor de nuestra devaluada moneda nacional. Pasaron cinco años reiterando que “el paralelo no existe”, denostando del “dólar criminal”, negando lo que era evidente para todo el país, para los expertos y para el asalariado o trabajador que tiene que ir al mercado: el valor del Bolívar se desvaneció ante la ausencia de una política monetaria del gobierno, anclado durante todos estos años al dogma de un control de cambio que ya, desde el 2013, demostraba que era incapaz de controlar nada.

Con prepotencia y soberbia, Maduro rechazó las medidas económicas que propusimos justamente a inicios del 2014, donde advertíamos que había que ir a un sistema cambiario único, cuyo valor fuera el resultado de la convergencia del paralelo hacia un objetivo trazado con el BCV que, en aquel momento, era de tan solo ¡25 Bolívares por dólar!, que era el cambio de indiferencia con el mercado paralelo en la zona fronteriza.

Igual proponíamos que, una vez alcanzado ese objetivo la moneda fluctuara y que el BCV, en el marco de sus atribuciones constitucionales, interviniera para mantener el cambio en torno al objetivo planteado, trabajando con el Ejecutivo Nacional y PDVSA, para que el ingreso de divisas provenientes de la renta petrolera alimentara el sistema cambiario para satisfacer los requerimientos de divisas del país.

Ello requería la unificación de todos los Fondos en divisas, como el Fonden, Bandes y Fondo Chino, en la cuenta de reservas del BCV y que los grandes contratos de obras suscritos por el ejecutivo y sus distintos entes fueran establecidos en la porción de bolívares y divisas adecuado. Se trataba de impedir que los factores privados manejaran a su conveniencia las divisas que obtenían del Estado para la ejecución de obras.

Estaba convencido, y tenía pruebas irrefutables de ello, que las compañías internacionales que tenían grandes obras en el país: empresas chinas, brasileñas, bielorrusas, rusas, además de las americanas y europeas tradicionales, alimentaban el paralelo con ¡nuestras propias divisas! Para ello contaron siempre con la complicidad del sector bancario nacional (público y privado), que jugaron a la especulación y triangularon los depósitos de divisas en el exterior con los volúmenes de bolívares que entregaban en el país al valor del paralelo. Se hicieron grandes fortunas con estas operaciones. Nunca entendí por qué los mecanismos del Estado para el control financiero de la banca no funcionaron, como podían tranzarse tan grandes volúmenes de efectivo sin ser detectados por los organismos competentes.

Sabía igualmente, como otros ministros, que el mecanismo de asignación de divisas Cadivi y luego el Cencoex, tenían demasiada discrecionalidad en la asignación de las divisas de la Republica. Eran mecanismos que, ante el inmenso diferencial y ganancia que se producía en el paralelo, se convirtieron en una fuente de obtención de la mercancía mas barata en el país: el dólar.

Le entregué personalmente a Maduro las grandes carpetas que logramos obtener de las divisas entregadas por Cadivi a las empresas internacionales y nacionales. Con un grupo de expertos de PDVSA, le analizamos la información: identificamos y clasificamos por montos y sector a quien se le habían entregado las divisas de la República, a qué empresas, por cual concepto, hicimos una búsqueda de los socios de esas empresas y surgieron los mismos nombres, los mismos apoderados, los mismos mecanismos de ocultar capitales. Igual logramos hacer algo (no nos dio mucho tiempo), con el Cencoex. Maduro nunca hizo pública esta información, fue su decisión.

Las grandes fortunas hechas, los nuevos grupos económicos que se fortalecieron con estos mecanismos de apropiación de la renta petrolera, son una extraña mezcla de apellidos y operadores económicos de la oligarquía tradicional con una nueva camada de operadores. Una extraña mezcla de intereses políticos de todo tipo, allí funciona la unidad entre la oposición y el madurismo, es la puerta trasera, son los que estimulan los pactos y acuerdos.

Durante este gobierno, la actuación de esos grupos, su fortalecimiento, lograron alcanzar expresión y beligerancia política: adquirieron medios de comunicación de todo tipo, pagan campañas políticas, de desprestigio, jueces, funcionarios, fiscales y, por primera vez en muchos años, entraron a Miraflores, a las Instituciones del Estado, quitan y ponen Ministros, Presidentes de empresas, son peligrosos, deciden políticas en el área financiera, minera, petrolera, en los programas de importación de alimentos, los Clap, hasta el Petro.

Este es un factor político, deplorable, que el Presidente Chávez había erradicado de la conducción del Estado y sus instituciones; un logro mas que se perdió. Estoy convencido que estos grupos impidieron las medidas económicas que propusimos en el 2014, así como lograron nuestra salida de PDVSA y luego del país.

Así, después de cuatro años donde hicieron lo que les dio la gana con las divisas del Estado, se hicieron fortunas y forjaron poderosos grupos de poder, ahora, con el agua al cuello y una economía destrozada, Maduro reconoce a “Dólar Today”, lo convierte en el marcador y en base al mismo establece su propuesta económica, hace (cual aprendiz de mago) subastas Dicom, fija salarios y acuerda precios. Desde los anuncios al día de hoy, ya el marcador del tipo de cambio escaló de los 6.000.000 de Bs. reconocidos por Maduro, el 17 de agosto, a mas de 8.300.000 de Bs. según “Dólar Today”, es decir casi ¡un 40% en menos de 10 días!

Habla Maduro en su alocución al País, sobre la “hiperinflación criminal”, causada por la “guerra económica”, lo cual viene siendo parte del discurso oficial diseñado y repetido una y mil veces, hasta convencer al pueblo que la crisis económica es culpa de “otros”, un enemigo sin rostro definido, una fuerza superior, cualquiera, cualquier chivo expiatorio, menos el gobierno y mucho menos el presidente (por cierto responsable de la “hacienda publica” como lo define la Constitución). La sorpresa es cuando el presidente confiesa o reconoce que ¡ha estado imprimiendo “dinero inorgánico”! y luego agrega que “la vida es así, nosotros jugamos así”. Es una confesión que indigna, por su desfachatez e irresponsabilidad, pero a la vez, demuestra hasta que punto la soberbia ha sido un elemento fundamental en la conducción del gobierno.

Todo el equipo económico durante el gobierno revolucionario del Presidente Chávez, trabajamos coordinadamente y de forma prioritaria para evitar que se desatara el demonio inflacionario. Veníamos de inflaciones de 100% durante el colapso de la IV República y nuestra revolución logró llevarla a un promedio de 25%, con el objetivo en el Plan de la Patria de llevarla a un solo dígito.

El Presidente Chávez tenía conciencia de este fenómeno, nosotros también: la inflación es el mecanismo por excelencia del capitalismo y su metabolismo salvaje para apropiarse de la riqueza del trabajador, su salario, ahorros, trabajo.

En nuestro país petrolero, con una economía minero-extractiva, una economía dependiente y fundamentalmente importadora, la renta petrolera que captamos en el exterior ingresa al torrente de una economía atrofiada por el modelo petrolero, que no puede absorber esa masa monetaria; no tiene capacidades productivas equivalentes al ingreso, por lo cual la misma deriva al consumo interno, la acumulación o vuelve a salir del país.

Se genera una demanda que no es satisfecha por la producción nacional, por lo que la misma se satisface con importaciones. El resto de la renta o se transforma en desarrollo social, infraestructura y capacidades productivas o sale del país por los distintos mecanismos de apropiación, tanto de la burguesía nacional como del capitalismo internacional.

La inflación y el tema cambiario son dos demonios de la economía petrolera, del capitalismo dependiente, que hay que evitar que se desaten y actúen de conjunto. Eso es lo que ha permitido Maduro, probablemente por desconocimiento, malos asesores, mucha soberbia o simple irresponsabilidad. Pero la realidad es que ambos demonios se salieron del cepo donde los teníamos mientras se superaba el modelo rentista petrolero.

En su alocución, Maduro ve a los lados y pregunta a su equipo: “¿Cómo fue posible que el salario mínimo haya caído de 300 dólares mensuales hace cinco años a 1 dólar hoy día?”, se pregunta en una pose de extrañeza, vuelve: “¿Quién se llevo esa plata? ¿de quien es la culpa?”, entonces la cámara hace un “paneo”, creí que un amigo que tengo allí iba a decir: ¡TU Nicolás!, fuiste TU, es tu culpa. Mi amigo hubiese hablado por todo un país. Ya vendrá el momento.

Cuando Maduro reconoce que ha estado imprimiendo dinero sin respaldo, no se da cuenta que esta reconociendo que “intentó apagar el fuego echándole gasolina”. Claro, los asesores de los que se ha rodeado estos años lo han convencido de que la “inflación no existe”, algún efímero ministro de finanzas dijo que “era un invento del capitalismo”, otro asesor o amigo, le diría, “bueno si los EEUU imprime dólares, ¡nosotros también!”, etc.

Lo que no termina de entender el gobierno, es que, como decía el Comandante Chávez, el capitalismo no se puede derrotar con mas capitalismo, ¡se derrota con mas socialismo!

Lo que pasa es que, mas allá de todas las consideraciones políticas, éticas o económicas, que obviamente al gobierno le importan poco, ha prevalecido en el gobierno la triquiñuela y la trampa como forma de hacer política, política con “p” minúscula.

Así, en medio de este caos creado por ellos mismos, del sufrimiento del pueblo, del humilde, el madurismo insiste en idea de que su jefe debe mostrarse como el “protector del Pueblo” y para ello han articulado un sofisticado mecanismo de control social que necesita recursos, no importa si los mismos son ficticios, si los imprime, si son “billetes de Monopolio” o si es “pan para hoy y hambre para dentro de ocho horas”, con una inflación intermensual de mas de 130%, es decir una hiperinflación proyectada de un millón por ciento (1.000.000 %), como lo ha estimado el FMI.

El gobierno ha estado imprimiendo billones de Bolívares sin respaldo alguno para mantener su política de bonos, aumentos salariales y el carnet de la patria, entre otros. Se manipula al pueblo, al humilde, al que tiene necesidades o esperanza, un dinero que no tiene valor, un carnet de control y una caja de la vergüenza. Además, se destruye conciencia con un dinero fácil, que no es producto del trabajo, ni de la participación social, sólo debe apoyar a Maduro.

Cuando el humilde o trabajador sale, finalmente, con su bono en la mano a tratar de conseguir o comprar algo, la realidad le da en la cara: ya lo precios subieron, no se consigue el producto o el local cerró. Lo perverso del mecanismo es que el gobierno aparenta que quiere proteger al pueblo, que lucha por su beneficio, pero sabe que es mentira, que es efímero, que solo es un anuncio, una manipulación grosera, una alegría efímera, como aquello de los 10 millones de bolívares para el que votara por Maduro. Son unos traficantes de la esperanza del pueblo.

Luego de reconocer que el mismo gobierno ha sido uno de los responsables directos de la hiperinflación en el país, ahora Maduro “jura” que cambiará, “que no voy a imprimir mas dinero inorgánico”. Entonces pasa de un extremo de la soberbia a la claudicación y la mentira al establecer como meta el “déficit cero”.

Deben saber Maduro y sus asesores, quienes sea que sean, que no se puede alcanzar un déficit cero, menos aún en este desastre. Todo está deficitario. ¡NO HAY INGRESOS!

No hay ingresos petroleros, destrozaron a PDVSA con su sarta de mentiras, irresponsabilidades, malas decisiones y sus sucesivas directivas que NO saben nada de petróleo. Hoy día nuestra producción está, a duras penas, en 1.2 millones de barriles día. Hemos perdido, en tan solo cuatro años, 1.8 millones de barriles día de petróleo de producción, eso son mas de 41 mil millones de dólares anuales que no entran al país por culpa de Maduro.

Entonces, si no hay suficiente producción petrolera, si el gobierno, además, le exonera los impuestos a las petroleras; si las empresas de la CVG no están ingresando divisas al país; si hay una caída durante cuatro años del Producto Interno Bruto (el último informe de la CEPAL habla de -12% para el 2018), no hay producción nacional; si se roban el oro y sale por Curazao o se va a Turquía, entonces: ¿de donde saldrá el dinero para sostener al país, la producción, los programas sociales, para el “déficit fiscal cero” ?, está claro que van a salir del Pueblo.

El paquetazo de Maduro ya comienza a tener consecuencias:

Se aumenta el IVA, todo el pueblo deberá pagar 16% de Impuesto IVA (Maduro mintió, al decir que solo serían algunos productos, allí salió la Gaceta: todos pagan 16% de IVA); se “acuerdan” y aceptan los precios especulativos, no es “guerra económica” es el mismo gobierno; se aumenta la gasolina a precio internacional. Si tomamos un precio promedio de 1.2 dólares por litro, un tanque de 40 litros que puede durar una semana a lo sumo, significan 48 dólares, para un país donde el salario mínimo es de 1.36 dólares mensuales y el gobierno promete que será de 30 dólares mensuales. Pero al precio del marcador del gobierno (Dólar Today), llenar el tanque semanal de un carro serán 400.656.000 Bolívares o si quieres 4006 Bolívares Soberanos ¿Quién tiene para pagar ese precio? ¿si no tienes el carnet de maduro, no tienes derechos? ¿y la Constitución?

Ya el precio del transporte aumentó a 100.000 bolívares, el metro a 50.000 bolívares, cuando te des cuenta subirá la luz, el agua, venderán PDVSA, privatizarán las empresas del Estado en “déficit” y terminarán de entregar el petróleo, el gas, el oro, al país. ¿Hasta cuándo? ¿Qué mas hará falta entregar para satisfacer a Maduro, como dice el madurismo, (creo que todavía el IV Congreso del PSUV no ha salido del shock): “Lo que diga Maduro”?

¿Qué mas será necesario para que te des cuenta que este es un gobierno de derecha, entreguista, que nos ha llevado a una condición de vulnerabilidad que compromete la soberanía, que le impone al pueblo un paquetazo brutal, cuyos voceros indecentes dicen que le “metieron medio “Petro” al país”; cuya ministra estrella maldice a los que se van y donde los cuerpos de seguridad secuestran y violan los derechos de los prisioneros políticos, los humillan, los degradan?

Cuando despertemos de esta pesadilla será un país en ruinas, entregado, atrasado, capitalista dependiente, donde se han ido sus jóvenes, sus profesionales; donde la Exxon Mobil se lleva nuestro petróleo del Esequibo, la Gold Reserve se lleva el oro del Arco Minero. Será el país del deshonor para los que el Comandante les encargó defender las garantías sociales y la soberanía de la Patria, defender al Pueblo venezolano y lo traicionaron.

Lo vuelvo a decir, ya que el gobierno insiste en mentir y manipular, el Pueblo, el Chavismo y todo el país debe estar alerta y claro: el gobierno miente, lo hace descaradamente, sin ningún rubor, harán lo que sea para mantenerse en el poder.

Han llevado al país a una situación de colapso y crisis cuyos mayores responsables son ellos mismos. Nos han debilitado política e institucionalmente, han demolido los pilares de la Patria que el Comandante conquistó para las generaciones futuras, para poder construir sobre esos pilares un país mejor para todos, una sociedad de la solidaridad, la justicia social y el trabajo.

No se puede callar, no se puede pasar agachado, no se puede tener miedo. Hay que decir la verdad con valor, pase lo que pase. Los que estuvimos con el Comandante Chávez, tenemos la responsabilidad de actuar, desenmascarar al madurismo, sus mentiras, sus maniobras. Desenmascarar a este gobierno autoritario, manipulador, perseguidor de revolucionarios, entreguista del país.

Maduro sabe que fracasó, por eso, ha claudicado en su discurso, se ha quitado la máscara, ya Chávez no les sirve, el Comandante hace tiempo fue expulsado de Miraflores por estos impostores.

Ahora el madurismo muestra su verdadero rostro, su gobierno incapaz de derecha, impone un paquetazo con efectos devastadores a la economía y al futuro del país, porque no pueden sostener su gobierno. Harán una tierra arrasada con lo que queda.

En estos cinco años ya han hecho tanto daño al país, han degradado tanto los valores espirituales, han destruido la economía, han corrompido todo, han provocado que salgan del país mas de 2,3 millones de venezolanos, la mayoría jóvenes, desesperados, desencantados; han llevado a prisión a tantos inocentes, han mentido tanto, han impuesto el miedo, todo ello impunemente, pero que creen (están convencidos de ello) que pueden seguir actuando a sus anchas, que podrán seguir haciendo lo que quieran, saqueando al país.

Mas temprano que tarde, el mismo pueblo asumirá la defensa de su futuro, los sectores revolucionarios asumirán su responsabilidad y volverá un relámpago a rasgar las tinieblas, volverá la espada libertadora a manos que la merezcan, retornaremos el poder al pueblo, con Chávez siempre ¡Venceremos!

Repitan conmigo: No es un “paquetazo neoliberal”, por Alejandro Armas

 

Si los fines de semana, por disposiciones originalmente bíblicas, son para el descanso y el esparcimiento, el pandemonium económico anunciado en cadena nacional el viernes pasado consiguió un efecto exactamente contrario. Debido a la culminación del accidentado proceso de reconversión monetaria, ya estaba previsto que serían unos días con opciones limitadas para quienes salen de casa con fines no laborales. Pero el conjunto de medidas presentadas por el Gobierno hicieron que el pronóstico se cumpliera con creces. Las calles de la capital lucieron desoladas, con pocos establecimientos abiertos. Entre los expendios de víveres, los que sí recibieron clientes estuvieron abarrotados de consumidores, ansiosos por comprar prodcutos de primera necesidad. Una nueva oleada de compras nerviosas, clásico síntoma de desconfianza masiva en quienes llevan las riendas de la economía nacional.  Al otro lado del mostrador, dueños y gerentes ponían su materia gris a trabajar a paso frenético para concebir cómo evitar la quiebra en el mediano plazo. Me tocó ver a un familiar, administrador de una empresa pequeña, llorar de angustia e impotencia.

 

¿Temores infundados? Lo que muy probablemente vendrá tras del plan para “alcanzar (ahora sí) la prosperidad económica” ha sido harto discutido por economistas de renombre. Yo, por supuesto, no puedo de ninguna manera aspirar a hacerlo mejor. Sin embargo, sí me atrevo a exponer consideraciones sobre un efecto de los anuncios presidenciales que salió a relucir de inmediato y cuya naturaleza problemática de hecho radica en los adversarios de la autoproclamada Revolución Bolivariana. Me refiero al hecho de que muchos opositores, algunos de ellos dirigentes, hayan tildado de “paquetazo neoliberal” el conjunto de medidas económicas. Una vez más quedó clara la antipatía que muchos en Venezuela profesan hacia el liberalismo y, lo que es peor, una profunda ignorancia sobre esta corriente de pensamiento.

 

Antes de proceder, me gustaría aclarar que no me considero liberal, pero veo al liberalismo como parte importante del debate de ideas en cualquier democracia sana. A veces el fortalecimiento de ese debate exige una defensa de posiciones con las que no siempre se está de acuerdo, para que no sean satanizadas o criminalizadas.

 

El presente caso hace necesario comenzar con un poco de pedagogía. El liberalismo es un ideario que pone la libertad de los individuos como máximo norte axiológico, como supremo valor. Es decir, la facultad de cada quien para decidir cómo conducir su vida y relacionarse con sus semejantes, sin que ningún ente en nombre de un supuesto bienestar colectivo le imponga restricciones. Aunque esa libertad no está restringida a la esfera económica, es en ella que el liberalismo suele hacer énfasis. Su ideal consiste en una red de relaciones transaccionales fundamentadas solo en las decisiones de las partes involucradas, siempre con un férreo respeto a la propiedad privada. Las intervenciones del Estado por lo general son percibidas como amenazas a la libertad, generadoras de corrupción o, incluso con las mejores intenciones, de ineficiencia y pobreza.

 

En cuanto al “neoliberalismo”, es un término hoy prácticamente vacío de significado. Tuvo sus orígenes en 1938, durante el llamado Coloquio Walter Lippmann, celebrado en una París que en poco tiempo conocería los horrores de la ocupación nazi. Se dieron cita entonces intelectuales de la talla de Raymond Aron, Ludwig von Mises, Friedrich Hayek y el periodista norteamericano epónimo. La palabra “neoliberalismo” fue propuesta para designar una alternativa ideológica que se distanciara del liberalismo clásico y el completo laissez-faire, pero que también rechazara tanto un fascismo en auge como la amenaza del comunismo soviético. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX, del término se fue poco a poco apropiando la izquierda, que comenzó a usarlo de forma peyorativa contra liberales. En realidad, hoy cuesta conseguir a alguien que se considere a sí mismo “neoliberal”. Casi todos los simpatizantes de esta ideología se identifican como liberales a secas.

 

En Venezuela, “paquetazo neoliberal” es una expresión asociada sobre todo con las medidas económicas emprendidas por Carlos Andrés Pérez en su segundo gobierno. Sin duda, este conjunto de decisiones gubernamentales significaron un empeño liberalizador sin precedentes en la Venezuela petrolera, ya que fueron desmontados los controles de precios y de cambio y un pequeño número de empresas públicas fue privatizado. Algunos liberales acérrimos no consideran que esta haya sido una política plenamente liberal, debido a que, por ejemplo, la mayor industria del país (la petrolera) haya seguido en manos del Estado.

 

La más recordada de todas las medidas de CAP fue el aumento en el precio de la gasolina. Imagino que, por falta de visión panorámica y de entendimiento sobre ambos casos, varios opositores han hecho la asociación con la “internacionalización” del monto del combustible ordenada por Maduro y empezado a hablar de un nuevo “paquetazo neoliberal”. Insto al lector a que considere el concepto de liberalismo expuesto arriba y que reflexione si las medidas actuales tienen aunque sea un ápice de ese ideario.

 

Comencemos por lo obvio. Las regulaciones se mantienen. Que se haya despenalizado las actividades contempladas en la Ley de Ilícitos Cambiarios y asumido un tipo de cambio flotante no implica el fin del control de cambio. El Estado sigue estableciendo límites a la compra y venta de moneda extranjera y reservándose el uso del grueso de las divisas que entran al país mediante las alicaídas exportaciones petroleras. El control de precios más bien se ha fortalecido, con otra reedición del llamado Plan 50, acompañado de una nueva oleada de fiscalizaciones y sanciones para obligar a comercios a vender sus productos con montos impuestos por el Gobierno. Esta vez el foco ha estado en supermercados y farmacias. Se insiste en culparlos por la hiperinflación, a pesar de que el propio Maduro reconoció el financiamiento monetario al gasto público, principal causa del aumento desbocado de precios.

 

Además, luego de un gigantesco aumento de sueldo, el Ejecutivo se ha comprometido a pagar la nómina del sector privado. Ello supone que todos los trabajadores contemplados pasan a depender el Estado ni más ni menos que para contar con la remuneración a su actividad laboral. Más intervención pública que, de paso, choca de frente con el supuesto objetivo de acabar con el déficit fiscal.

 

¿Saben qué indigna a los liberales como pocas otras cosas? Los impuestos, en tanto que parten de la idea de que el Estado es mejor que los individuos manejando riqueza para el bienestar social. Pues bien, el plan de Maduro contempla elevar los gravámenes. El argumento es que con el dinero recaudado se podrá financiar el gasto público. Pero ya varios especialistas han apuntado que eso sería insuficiente para cubrir el elevadísimo desembolso en las llamadas misiones, más sueldos, bonos y pensiones. Además, con una contracción brutal de la actividad económica y del consumo es poco lo que puede esperarse en recaudación tributaria. A lo que se agrega una rápida devaluación de lo recolectado debido a la inflación acelerada (Efecto Olivera-Tanzi). Por último hay que considerar que en vez de reconocer la raíz del problema en decisiones propias y hacer sacrificios (como pedir ayuda a entes multilaterales a cambio de enmiendas en la política económica), el Gobierno ha optado por encargar a los ciudadanos sacar de su bolsillo el dinero que hace falta para corregir el déficit.

 

En fin, es un verdadero absurdo llamar “liberal” el nuevo paquete de medidas económicas. Todo lo contrario, es propio del socialismo revolucionario que gobierna el país. Ya va siendo hora de que los venezolanos entendamos que el liberalismo no es una suerte de filosofía satánica basada en el amor inescrupuloso por el dinero y que aspira a la explotación de una mayoría empobrecida en beneficio de unos pocos ricos. Por desgracia, el liberalismo ha sido históricamente marginado por nuestras elites políticas y culturales, lo cual ha hecho tabú debates que hoy son muy pertinentes. Urge cambiar eso. ¿Le interesa contribuir? No tiene que hacerse liberal. Basta con entender el liberalismo y abrirse a la discusión respetuosa con quienes lo abrazan. Un buen primer paso es dejar de llamar “neoliberal” cualquier medida económica que a usted no le gusta.

 

@AAAD25 

Acceso a la Justicia: Consecuencias laborales del paquetazo o el efecto de aumentar 35 veces el salario

Por Acceso a la Justicia 

DENTRO DEL PLAN DE AJUSTE ECONÓMICO anunciado por el Gobierno —que incluye quitarle cinco ceros a la moneda, devaluar, aumentar la gasolina y aplicar reformas tributarias— también se encuentra un ajuste del salario mínimo de 3 millones a 180 millones de bolívares, o lo que es lo mismo, 1.800 bolívares soberanos (Bs.S) a partir del 1 de septiembre. Esto representa un ajuste de 3.365 % o 35 veces si se compara con el ingreso integral aún vigente de 5 millones 196 mil bolívares (sueldo básico más cestaticket).

El Ejecutivo además informó un nuevo sistema de anclaje de cálculo de la remuneración mensual al petro —criptoactivo cuyo valor es el precio de un barril de petróleo—, lo que hace que el ingreso mínimo de la clase trabajadora pase a ser fluctuante, y detalló que producto de esta medida, el Estado se encargará de pagar la nómina de las pequeñas y medianas empresas los próximos noventa días.

Atendiendo a estas acciones que se aplicarán de manera fraccionada, pues por ejemplo el alza del combustible se prevé que sea anunciada a partir del 30 de septiembre, mientras el incremento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y de los ingresos mensuales comenzará la próxima semana, ¿Cuáles son las consecuencias prácticas de ese ajuste salarial y de que el Gobierno pague la nómina del sector privado?

La fluctuación salarial

El llamado Plan 50 del Gobierno nacional, denominado así porque incluye la regulación de cincuenta productos y servicios básicos, anuncia al petro como referencia o anclaje de fijación de los importes de venta, pero además se indica que esa será la referencia que establecerá el salario mínimo, pensiones y todas las tablas salariales del país.

De acuerdo a lo dicho por las autoridades, al petro se le ha fijado un valor referencial de Bs.S 3 mil 600 —antes Bs. 360 millones—, mientras que el sueldo básico en el país fue establecido en medio petro, es decir, Bs.S 1 mil 800. Dicha decisión se toma, según explicó el presidente Nicolás Maduro, debido a que la remuneración mínima del trabajador venezolano durante su gestión “pasó de 300 dólares a un dólar al mes”, lo que vino a validar el precio de la divisa en el mercado paralelo, a la que siempre se acusó de artificial y falsa; y que Venezuela tiene el salario mínimo más bajo del continente.

Al quedar el sueldo base anclado al petro el mismo será fluctuante, que es distinto a variable, es decir, se modifica o calcula su monto a razón de factores ajenos a la productividad directa del trabajador, por tanto, cada vez que se vayan a honrar los compromisos salariales, se tendrá que ajustar el pago al valor del barril de petróleo.

Así, en el caso de empleados con salario semanal, se tendrá que recalcular cada siete días la nómina de la empresa, recibos, pago del seguro social y costo laboral al valor del petro vigente al momento, es decir, de acuerdo con lo que el gobierno señale al respecto, pues no existen fuentes independientes y auditables para determinar el verdadero precio del mismo.

Aunado a las dificultades que representará el ajuste variable de todos los salarios, hay que advertir que el alza autorizada por el Gobierno viola la Constitución, específicamente porque quebranta el Convenio 131 de Organización Internacional del Trabajo (OIT) relativo a la fijación de salarios mínimos y otros convenios sobre tripartismo, suscritos, ratificados y vigentes para Venezuela, lo que de conformidad con el artículo 23 de la carta magna hace del procedimiento de concertación entre autoridades, patronos y trabajadores para la fijación del salario un derecho de los empleados que el Ejecutivo ha violentado.

Debemos recordar, además, que justamente estos acuerdos suscritos ante la OIT, son el origen de una investigación por parte de una Comisión de Encuesta de dicha organización —su procedimiento de estudio de más alto nivel— a fin de determinar si Venezuela los ha violado, como estimamos es el caso.

Impacto laboral

La decisión del Gobierno de elevar más de 3.300 % el salario tiene efectos demoledores sobre el patrimonio de las empresas, y el pasivo del Estado, ya que dispara la base de cálculo de todos los conceptos, en especial las contribucionesparafiscales de seguro social, fondo de ahorro de vivienda, INCES e Impuesto Sobre La Renta (ISLR), pero consideramos que la consecuencia más dramática es el efecto en el cálculo de las prestaciones sociales, debido a que por causa de la hiperinflación, prácticamente a todo trabajador se le paga su liquidación a último salario, por lo que el pasivo laboral contingente de prestaciones de la empresa aumentaría en un orden cercano a treinta y cinco veces.

Así que si alguien pensara en despedir trabajadores, le diríamos que tomara en cuenta lo arriba citado, con lo que tenemos un nudo gordiano: no hay dinero para mantener al trabajador y tampoco para liquidarlo.

A continuación, en un cuadro resumen proyectamos los cambios más importantes de conceptos a pagar relacionados con el ajuste del salario mínimo (sólo referencialmente, pues aún el decreto no se publica en Gaceta Oficial) autorizado desde septiembre.

 

Trabajador con Salario mínimo AlícuotaPatrono Alícuota   Trabajador Tope de Base Imponible
Seguro Social 9 a 11 %Bs.S 114,35 4 % aBs.S 41,58 Aumenta el tope de 5 salarios mínimos
Régimen Prestacional de Empleo 2 %Bs.S 20,79 0,5 %Bs.S 5,20 Aumenta el tope de 10 salarios mínimos
 (FAOV)
S. IntegralBs.S 1.169,44
2 %Bs.S 23,18 1 %Bs.S 11,59 No tiene tope
I.N.C.E.S 2 %Bs.S 20,79 0,5 % mes Bs.S 0,43 No tiene tope
TOTAL aprox.Parafiscalidad Bs.S 179,11 Bs.S 58,81 TOTAL A PAGARBs.S 237,92

 

La medida además abarca consecuencias que deben consideradas:

1. Aumento de pago de ISLR. Debido al alza, la totalidad de trabajadores quedan incluidos para el pago de ISLR en las tarifas más elevadas, es decir, 34% de retención, salvo que se dicte una exención y dependiendo de los desgravámenes particulares.

2. Incrementa el número de trabajadores con cobertura y pago por guardería. El empleador que ocupe más de veinte trabajadores debe mantener o pagar un centro de educación inicial (guardería) para los hijos de trabajadores con edades desde tres meses a seis años, si el trabajador percibe menos de cinco salarios mínimos y pagando el equivalente al 40 % del salario mínimo por matrícula de cada hijo.

3. Se destruyeron los escalafones salariales. Se crea un aplanamiento de la remuneración, pues la mayor parte de la nómina queda en salario mínimo.

4. Se elevan en igual proporción las cláusulas de contratos tasadas a salario mínimo. Por ejemplo, una cláusula que establezca el beneficio de útiles escolares con base al salario mínimo vigente, sube treinta y cinco veces su monto.

5. Aumenta el cálculo de pago de multas. En especial las establecidas en la Ley Orgánica del Trabajo calculadas a razón de salarios mínimos.

¿Quién asumirá los costos del ajuste?

Una pregunta oportuna que surge tras la medida salarial es si los patronos podrán pagar el ajuste. La respuesta es que no todos. Por ejemplo, en el caso de los servicios del hogar, ¿las familias podrán pagar el salario más comida y demás cargas prestacionales a quienes contraten para esta labor? ¿El Gobierno será el que asumirá los costos de este servicio o las familias tendrán que despedir a quienes vienen empleando?

Otro caso preocupante es el de los colegios privados, en los cuales la nómina y demás prestaciones son su principal costo. ¿Acaso no tendrán que transferir dicho aumento a los padres? Como estos, hay otras muchas ocupaciones cuya permanencia está en entredicho, como los trabajadores residenciales y vigilantes, cuyos costos tienen un efecto en el pago del condominio.

Como hemos visto, de buenas a primeras el sector privado en su totalidad no va poder asumir el costo del ajuste, mientras el público lo hará, pero a costa de emitir más masa monetaria, fortaleciendo la hiperinflación. El empresariado, para pagar, deberá aumentar el costo de sus productos y servicios o se verá forzado a cerrar multiplicando el desempleo.

Debemos recalcar que el hecho de que el Gobierno pretenda pagar por tres meses los salarios de la pequeña y media empresa, comercio e industria no elimina que el sector privado deberá incrementar el precio de sus productos y servicios para asumir el alza de los sueldos, por lo que el verdadero costo los pagaremos los consumidores.

El presidente Maduro dijo: “Asumo el diferencial de toda la nómina del sector de la pequeña/mediana/comercio/industria y sectores privados, lo asumo ya, tengo los recursos, denme la nómina del banco y pago, noventa días, no tienen excusas”.

Al momento, la vicepresidenta Delcy Rodríguez, informó que el pago se hará mediante el sistema Tiuna del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), pero hay que advertir que sobre el mismo se tienen innumerables quejas por su mal funcionamiento, y aun así, ello sólo abarcará las pequeñas y medianas empresas, por lo que el traspaso del costo a la producción en las grandes compañías sería inmediato, con el efecto que ello supondrá en la economía.

También surge la pregunta de qué puede ocurrir en el entramado empresarial del país, cuando el Gobierno asuma el control de su nómina, ya que en un Estado como el venezolano, donde el ejercicio del control se ha llevado a los límites, resulta peligroso, por decir lo menos.

José Toro Hardy Ago 23, 2018 | Actualizado hace 6 años
Vudú economía, por José Toro Hardy

 

Para enfrentar la crisis Maduro descubre una “fórmula mágica” que “por primera vez se está haciendo en la historia económica del mundo”. Se trata de medidas aisladas, incoherentes, reñidas con la ciencia económica y a veces inconstitucionales.

El síntoma más grave es la hiperinflación. Se origina en la práctica inconstitucional de exigirle al Banco Central que financie el gasto público. El organismo emite, vía digital, cantidades inimaginables de dinero que solo existen en la red. La Liquidez Monetaria en Poder del Público, que  supera ya los 4 Billardos (10^15) de Bolívares Fuertes, es la causa fundamental del desenfrenado aumento en los precios.

En lugar de enfrentar el problema, el régimen recurre al maquillaje de quitarle 5 ceros y cambiarle el nombre a Bolívar Soberano. Mientras no se elimine el déficit fiscal y no se le devuelva la autonomía al BCV para que no siga financiando el gasto público, la hiperinflación seguirá campeando por sus fueros.

El presidente promete eliminar el déficit fiscal, pero acto seguido ofrece un discriminatorio “Bono de Reconversión Monetaria” de 60 millones de Bs F a los portadores del Carnet de la Patria y, además, aumenta el salario mínimo a 180 millones de bolívares que la Administración no puede cubrir sin recurrir a un tsunami de Bs S emitidos por el BCV. Para colmo le ofrece a las empresas privadas que si ellos no pueden pagar el aumento el gobierno los ayudará.

Y advierte: “No voy a aceptar que aumenten los precios porque aumentaron los salarios”. Pregunta ingenua: ¿Y cómo van a pagar el aumento de salarios si no aumentan los precios?

Muchas empresas cerrarán sin siquiera liquidar a sus trabajadores, ya que, como la liquidación se hace en base al último salario, las reservas para prestaciones no alcanzarán.

Anuncia también el nuevo Bolívar Soberano “anclado” al Petro. Pero a su vez vincula el Petro al valor de las reservas de hidrocarburos. (Tanto la Constitución como la Ley Orgánica de Hidrocarburos establecen que las reservas de hidrocarburos en el subsuelo son “imprescriptibles e inalienables”. No pueden usarse como garantía, a pesar de la payasada de traspasarle al BCV un campo de la Faja del Orinoco.

Hay países que anclan sus monedas a otras más sólidas como el Dólar. Pero el Petro -que ha sido sancionado por EEUU y declarado ilegal por la AN- no es un “ancla”,  es un yunque atado al cuello del Bolívar Soberano. No logra aceptación porque su valor depende de dos temas: escasez y confianza. Tal como lo hizo con el Bs Fuerte, el régimen hará emisiones ilimitadas de Petros. Un instrumento emitido por un gobierno que ni remotamente entiende el tema de la disciplina fiscal es incapaz de inspirar confianza.

Las medidas anunciadas por el Ejecutivo implican una mega devaluación que en un día pasó de Bs 240.000 a Bs 6.000.000 por $. Al aceptar ese tipo de cambio el gobierno reconoció que el mercado paralelo no dependía de Dolar Today sino de sus enormes emisiones de dinero “inorgánico” para financiar el gasto socialista.

Me temo que el Bolívar Soberano sufrirá la misma suerte. Antes de un año habrá que quitarle muchos ceros más.

Y está el tema de la gasolina. Es inaceptable que mientras exoneran del pago del ISLR a PDVSA y a las empresas mixtas, pretendan cargarle a los venezolanos un aumento de 70.000 veces al precio de la gasolina. ¡Claro que hay que aumentarla, pero no así! Y además, una vez más, la discriminación que viola el Art. 21 de la Constitución al otorgarle un subsidio a quienes tengan Carnet de la Patria.

Para rematar está el aumento del IVA del 12 al 16% aplicable a consumidores depauperados  y adelantos semanales de ISLR a empresas sin utilidades.

El aumento del salario debería mejorar la capacidad de consumo, pero con niveles de producción tan deteriorados el efecto inevitable será mayor inflación. A la vez sólo beneficiaría al 50% de los trabajadores que están en el sector formal pero su impacto inflacionario perjudicará al 100%.

El resultado final de las medidas será un ejército de nuevos desempleados, estimado en más de 3,3 millones de trabajadores, y una hiperinflación que ya estaba en fase de aceleración pero que ahora se elevará a niveles que la razón se resiste a comprender.

@josetorohardy

El “paquetazo” económico en cámara lenta

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@robertodeniz

La crisis económica persigue al presidente de la República. Aunque en varias oportunidades el propio Nicolás Maduro amagó con la posibilidad de tomar un plan de correcciones sugeridas por su propio equipo económico, finalmente optó por ir aplicando paulatinamente medidas aisladas.

«El tiempo de los paquetes neoliberales contra el pueblo se acabó para siempre. La Revolución encontrará su camino para resolver los problemas que la burguesía crea en la guerra económica, encontraremos los caminos. (…) Hay que encontrar los caminos, a concretar las soluciones», expresó Maduro a finales de enero.

Sin embargo, esas medidas que se están adoptando impactan el bolsillo de los venezolanos y han sido criticadas desde el propio chavismo. “El Gobierno obedece al libre mercado y traiciona el legado”, “el marginal oficializa a Dolartoday y entrega el proceso al libre mercado” o “parece que estuvieran buscando un caracazo de verdad”, ha opinado el politólogo Nicmer Evans a través de Twitter.

Inflación sin control

En 2014 la inflación se ubicó en 68,5%, siendo una de las cifras más altas en la historia económica del país y la más elevada en el mundo el año pasado. En la categoría de los alimentos y bebidas no alcohólicas, esa a la que las personas de menos recursos destinan la mayor parte de su sueldo, el alza de precios fue de 102,2%.

Suben precios de alimentos

Recientemente el Gobierno nacional aprobó aumentos de precios en la harina precocida y el azúcar. En el caso del azúcar el ajuste llegó hasta 47,6% y en la harina precocida el incremento fue de 53%. La Sundde también divulgó el 20 de febrero las providencias en las que autoriza alzas de precios en la carne y el pollo.

Alza en tarifas del transporte

El Ejecutivo nacional aprobó un aumento de 40% en la tarifa del servicio de transporte público sub y extraurbano. La medida se ejecutará en dos tandas: una a partir del 1° de marzo y la otra en agosto.

Mega-devaluación.

El pasado 12 febrero entró en funcionamiento el Sistema Marginal de Divisas (Simadi), cuya cotización prácticamente supone una oficialización del dólar paralelo. Desde el primer día la paridad cambiaria en ese esquema ha rondado los 170 bolívares por dólar. También se espera que las autoridades deslicen hacia el Sicad muchos de los rubros que se importaban con la tasa de 6,30, ya que ese tipo de cambio quedará reservado solamente para alimentos y salud.

Aumentan tarifas portuarias y en aduanas.

El nuevo sistema cambiario tendrá impacto en los costos asociados a importaciones. Bolivariana de Puertos (Bolipuertos) notificó a los agentes aduanales que en los “casos que la carga sea mixta se aplicará el mayor sistema cambiario” y en las importaciones con dólares propios será el Simadi la tasa a aplicar. La estatal también empleará la tasa del Simadi para facturar servicios que presta a las líneas navieras.

Impuestos al licor.

Entraron en vigencia los aumentos de impuestos a algunas bebidas alcohólicas, de acuerdo a lo que se había establecido en la normativa contenida en la Gaceta Oficial Extraordinaria 6.151 del pasado 18 de noviembre. En el caso del vino la alícuota pasó del 15% al 30% y en el resto de las bebidas, exceptuando la cerveza, el impuesto subió del 20% hasta el 50%.

Pasajes dolarizados.

La deuda que mantiene el Gobierno nacional con las aerolíneas ha limitado la oferta de pasajes en el mercado local. En muchos casos, los clientes sólo consiguen los boletos siempre y cuando se cancelen en dólares. Aún se espera el convenio cambiario que defina el tipo de cambio que aplicará para este sector.

¿Sube la gasolina?

Otra de las medidas que contempla el Ejecutivo nacional es el ajuste de la gasolina. Aunque distintos sectores coinciden en que el subsidio al combustible es una distorsión, también existe temor por el posible impacto inflacionario que pueda tener esa decisión. De acuerdo a la información oficial sólo para que el precio de venta cubra los costos de producción tendría que multiplicarse por 30 el valor actual.