Marshall Billingslea archivos - Runrun

Marshall Billingslea

EEUU considera a Venezuela como amenaza a la estabilidad y seguridad regional

VENEZUELA REPRESENTA UNA CLARA AMENAZA a la estabilidad regional y su colapso podría arrastrar a aliados clave de Washington en América Latina como Brasil, Argentina y Colombia, advirtió el martes un funcionario de alto rango del Departamento del Tesoro.

Marshall Billingslea, secretario adjunto para asuntos relacionados con financiamiento al terrorismo del Departamento del Tesoro, también acusó al Gobierno del presidente Nicolás Maduro de contaminar las fuentes de agua de Venezuela en las zonas donde hay minas de las que se extrae oro.

“Venezuela representa una clara amenaza a la estabilidad y seguridad regional, además de la horrible crisis humanitaria que se está desarrollando ante nuestros ojos”, declaró Billingslea al American Enterprise Institute en Washington. “Este es un asunto hemisférico y la implosión del régimen allí es un desafío directo para nosotros”.

Venezuela, un país con ricas reservas de petróleo, se hundió en una profunda crisis bajo la presidencia de Maduro, lo que ha obligado a miles de personas a migrar a países vecinos en medio de una hiperinflación, escasez de alimentos y medicinas y cortes de energía.

Billingslea sostuvo que el Gobierno de Maduro es “una de las mayores empresas criminales del Hemisferio Occidental” y que participa en tramas de lavado de dinero, sobornos, fraude y minería ilegal, incluida la extracción de oro que es enviado a Turquía para su procesamiento.

“No sólo se está haciendo de forma ilegal, sino que se hace con un costo ambiental enorme”, refirió. “El régimen básicamente (…) está sacando oro y desechando enormes cantidades de contaminantes químicos y de mercurio a las fuentes de agua”.

“Hemos destacado el hecho de que una gran parte de este oro no monetario parece estar destinado a Turquía”, señaló.

El Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información de Venezuela no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios sobre las declaraciones de Billingslea.

El Gobierno de Donald Trump ha buscado presionar a Maduro, sus familiares y a miembros de alto rango del Partido Socialista a través de sanciones.

Billingslea dijo que Estados Unidos está colaborando con países como México, Colombia, Panamá, Argentina y España para bloquear activos “robados” en Venezuela.

“Estamos buscando el dinero de Maduro y de (su esposa) Cilia Flores y no vamos a detenernos hasta que lo encontremos”, sentenció, agregando: “No es su dinero, es el dinero que ellos robaron”.

AP: Focos de nuevas sanciones de EE.UU. serían corrupción de las Clap

LA REUNIÓN DE JUNIO se llevó a cabo a puerta cerrada, lejos de la intensa atención normalmente enfocada en Venezuela.

Alrededor de una mesa en forma de U en un hotel sobre el Canal de Panamá, funcionarios del Departamento del Tesoro distribuyeron una lista de compañías sospechosas que creen que altos funcionarios venezolanos han utilizado en todo el mundo para desviar millones de dólares en contratos de importación de alimentos pese a el hambre que se padece en la rica nación petrolera.

Esa reunión, y varias desde entonces, es parte de una campaña sostenida de la administración Trump para presionar al presidente Nicolás Maduro y castigar las billeteras de altos funcionarios de la administración socialista de Venezuela.

“Saben que los buscamos y saben que los perseguimos a nivel multinacional porque estamos empezando a ver cómo las redes se transforman y las nuevas compañías ficticias se ponen de pie y las existentes se debilitan”, dijo Marshall Billingslea, funcionario del Tesoro en el área de financiamiento al terrorismo, en una entrevista al margen de la reunión de junio.

En esa sesión, investigadores forenses de Estados Unidos y tres aliados conservadores de América Latina -México, Panamá y Colombia- rastrearon transacciones de compañías que se cree estaban controladas por un empresario vinculado al gobierno, según varios participantes que hablaron con The Associated Press sobre el tema a condición de guardar el anonimato porque las discusiones fueron privadas.

Desde que Donald Trump se convirtió en presidente, decenas de altos funcionarios venezolanos han sido sancionados por acusaciones de corrupción, abusos contra los derechos humanos y tráfico de drogas. El año pasado, el mandatario estadounidense incluso amenazó con una “opción militar” para destituir a Maduro y, junto con altos asesores y líderes latinoamericanos, planteó la posibilidad de invadir el país sudamericano.

El enfoque en la comida es deliberado, dijo Billingslea, quien dirigió el equipo de transición de seguridad nacional de Trump.

Una historia publicada por la AP en 2016 reveló cómo altos funcionarios venezolanos y miembros de las fuerzas armadas se enriquecían desviando dinero de los contratos de alimentos. Desde entonces, a medida que el hambre se ha extendido, Maduro ha logrado tener un control aún mayor de la distribución de alimentos, entregando cajas mensuales de productos básicos que los críticos califican como una forma de control social dictatorial.

Maduro dijo que comenzó a distribuir las cajas CLAP -el acrónimo de Comités Locales de Abastecimiento y Producción- como una forma de burlar la “guerra económica” que libran sus oponentes. Pero los críticos dicen que el mandatario venezolano esencialmente ha convertido los alimentos en armas, distribuyendo las cajas principalmente entre trabajadores del gobierno y sus seguidores.

A medida que Venezuela se ha sumido en la agitación, el programa CLAP se ha convertido en un tenue salvavidas para millones de personas que sufren debido a los estantes de los supermercados y la hiperinflación.

“Esto va más allá de la corrupción”, dijo Billingslea, quien estuvo acompañado en Panamá por Kenneth Blanco, director de la red de ejecución de crímenes financieros del Departamento del Tesoro. “Esto es, literalmente, saquear el único programa de red de seguridad social que queda”.

Billingslea no habló sobre individuos o entidades específicas en el radar del equipo de trabajo, pero dijo que es una prioridad ir tras el dinero robado de las importaciones.

Los participantes que hablaron con la AP a condición de guardar el anonimato dijeron que un empresario colombiano llamado Alex Saab fue un foco principal de las reuniones en la Ciudad de Panamá.

Saab ganó cierta prominencia en 2011 después de aparecer en la televisión estatal venezolana con el fallecido presidente Hugo Chávez para firmar un acuerdo para construir viviendas para el gobierno. Los investigadores dicen que ingresó al negocio de alimentos a través de Group Grand Ltd., con sede en Hong Kong, que según dicen lleva el sello distintivo de una compañía ficticia.

Group Grand recibió contratos para proporcionar al menos 11,5 millones de cajas de CLAP, según una hoja de cálculo del Ministerio de Alimentos de Venezuela obtenida por la AP.

Fiscales de Miami y Colombia han estado investigando a Saab por más de un año, dijeron a la AP cuatro funcionarios estadounidenses y colombianos con conocimiento de esas investigaciones. Todos hablaron bajo la condición de anonimato debido a lo delicado de la investigación.

El abogado de Saab en Miami, Richard Diaz, rechazó las acusaciones de cualquier mal proceder y dijo que su cliente ha sido sometido a escrutinio indebido y a una dura cobertura mediática debido a los falsos testimonios contra él. Agregó que si Estados Unidos tenía motivos para creer que las acusaciones eran posiblemente ciertas, su cliente habría sido acusado hace mucho tiempo.

Saab dijo en un comunicado que está siendo atacado por opositores del gobierno que buscan sabotear la economía de Venezuela.

“En cambio, deberían estar agradecidos de que a pesar de la mala prensa y el bloqueo internacional todavía hay empresarios dispuestos a invertir y creer en el país”, dijo.

Estados Unidos calcula que al menos el 70% del programa CLAP está siendo destruido por la corrupción.

Entre las transacciones que levantan banderas rojas se encuentra una factura de septiembre de 2017 presentada al Ministerio de Alimentos de Venezuela por Group Grand de 41 millones de dólares por leche en polvo a un precio de 6.950 dólares por tonelada métrica, más del doble del precio de mercado en ese momento. Se proporcionó una copia de la factura al AP.

La investigación cooperada entre Estados Unidos y otros países ya ha dado algunos resultados.

El 17 de mayo, tres días antes de que Maduro fuera reelegido, el entonces presidente colombiano, Juan Manuel Santos, actuando con información provista por Estados Unidos, anunció la incautación de 15 contenedores llenos con más de 25.000 cajas CLAP.

En un testimonio de la policía obtenido por la AP, el dueño de una empresa colombiana dijo que fue contratado por una firma portuguesa para armar y enviar las cajas a la Corporación Venezolana de Comercio Exterior, que según el Departamento del Tesoro es un vehículo frecuentemente utilizado por funcionarios corruptos para malversar fondos estatales.

Billingslea dijo que Maduro ha intentado en reiteradas ocasiones desviar la culpa de su propia mala gestión y negativa a enfrentar la creciente hambre.

“Si realmente quisieran alimentar a las personas, dejarían entrar la ayuda extranjera que se les ofreció“, dijo.

Especial | Detrás de las sanciones

¿Qué hay detrás de las sanciones estadounidenses a funcionarios del gobierno venezolano? ¿Cuáles son las razones? ¿A qué está dispuesto el gobierno de Donald Trump?
Funcionarios del Departamento de Estado y el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos hablaron en exclusiva con Runrun.es sobre la aplicación de las restricciones al gobierno de Maduro, cómo lo ha afectado y que esperan lograr en Venezuela

 

María Paola Martínez | Luisana Solano

LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS, corrupción y socavación de la democracia vivida en Venezuela los últimos cuatro años han llevado a 52 funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro, incluyendo al presidente, a formar parte de la lista de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

Estas nuevas inclusiones a la “lista Clinton” o “lista negra”, como también es conocida, junto a las sanciones económicas y financieras impuestas en agosto del 2017 han generado un sinnúmero de interrogantes, como el porqué aún no han sido señalados algunos funcionarios del gobierno de Maduro, el destino de los fondos incautados por Estados Unidos, las formas de levantar las sanciones aplicadas y las futuras sanciones que podrían tomarse.

Tres funcionarios del gobierno de Donald Trump: David Malpass, subsecretario para Asuntos Internacionales del Departamento de Estado; Marshall Billingslea, asistente del Secretario del Departamento de Tesoro contra el Financiamiento al Terrorismo y Crímenes Financieros y Francisco Palmieri, subsecretario encargado para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado conversaron por primera vez con un medio venezolano sobre las sanciones.

Sus intervenciones fueron acompañadas con análisis de un grupo de expertos de los principales think tanks (laboratorios de ideas) dedicados a la situación venezolana desde Estados Unidos.

“El presidente Maduro quiere hacer ver que las sanciones están causando daño. La realidad es que sus políticas están causando daño”, aseguró David Malpass.

En su cargo, Malpass es el principal asesor del Secretario del Tesoro en los asuntos económicos internacionales. Fue Subsecretario Adjunto del Departamento del Tesoro durante la presidencia de Ronald Regan y Subsecretario Adjunto del Departamento de Estado durante la presidencia de George H. W. Bush.

Si bien hay justificaciones para cada uno de los funcionarios señalados, Estados Unidos tiene una meta. “Imponemos sanciones por un par de razones muy específicas, pero principalmente es para crear un cambio de comportamiento”, explicó Marshall Billingslea.

Billingslea se encarga de colaborar con otros funcionarios del gobierno, en ocasiones también de otros gobiernos, y el sector privado para identificar y abordar amenazas por ilícitos cambiarios, especialmente lavado de dinero, financiamiento al terrorismo, y la proliferación de armas de destrucción masiva. Además del Departamento del Tesoro, la carrera de Billingslea en el gobierno abarca varios cargos en el Departamento de Defensa, el Departamento de Estado y el Senado de Estados Unidos.

Por tratarse de temas relacionados con política exterior, el Departamento del Tesoro trabaja en conjunto con el Departamento de Estado a la hora de tomar estas medidas. “Queremos demostrar al pueblo venezolano que estamos con ellos”, afirmó Francisco Palmieri.

Palmieri anteriormente trabajó como Subsecretario Encargado para Centroamérica y el Caribe, además de prestar servicio en República Dominicana, El Salvador y Honduras.

Crisis y ayuda humanitaria: ¿Culpa de EEUU?

“Aquí no hay una crisis humanitaria, aquí hay amor”, decía Delcy Rodríguez en el discurso inaugural de la asamblea nacional constituyente el 4 de agosto de 2017. Con esa afirmación, seguía la línea de los funcionarios del gobierno que apuntan como culpables de los problemas financieros del país a las restricciones colocados por Estados Unidos.

A pesar de que las sanciones económicas potenciaron esos señalamientos, alegando que la compra de medicinas y alimentos, y la venta de petróleo fueron afectadas por las decisiones de EEUU, la realidad es otra.

“Nuestras sanciones no han impedido ni un solo grano de maíz, ni un frasco de medicamento al pueblo venezolano. El problema está en las políticas del gobierno que está impidiendo la entrada de alimentos y medicamentos”, comentó Palmieri, el representante del Departamento de Estado.

La aprobación del ingreso de ayuda humanitaria al país por parte del gobierno oficialista es una de las condiciones que Estados Unidos ha impuesto para levantar las sanciones. El retorno al camino constitucional y democrático, la realización de elecciones transparentes y el respeto a la Asamblea Nacional, son otras de las condiciones.

Por ello, Billingslea afirma que “el siguiente paso está en manos del régimen y en las manos de aquellos que necesitan distanciarse del gobierno para dejarnos claro que no están participando y que no están asociados con lo que está sucediendo en Venezuela”.

Esta producción fue realizada en el marco del programa Media Co-Ops del Departamento de Estado de Estados Unidos y la Embajada de Estados Unidos en Venezuela.