Cinco meses antes de que el papa Francisco visitara Estados Unidos, un exalumno suyo se enteró de la visita y se puso en contacto con él para preguntarle si tendría la oportunidad de verlo.
El pontífice aceptó encontrarse con su compatriota en su visita a Washington D.C. para «darle un abrazo» y este viernes las imágenes de Yayo Grassi, un empresario argentino de 67 años, y su novio saludando al papa están en la portada de todos los medios de Estados Unidos.
El encuentro tuvo lugar el 23 de septiembre en la embajada del Vaticano en la capital estadounidense, un día antes de que el Papa se reuniera con Kim Davis, la funcionaria de Kentuky que fue encarcelada unos días por negarse a casar a parejas homosexuales.
Esa reunión levantó tal polvareda en Estados Unidos que incluso algunos aseguraron que el hecho de que se reuniera con Davis empañaba la buena imagen que había dejado el pontífice.
Dos viejos amigos
Después de que se desatara la polémica, el Vaticano emitió un comunicado en que decía que el hecho de que se reuniera con Davis no implicaba un apoyo a su postura.
Por su parte, Grassi cree que el Papa no conocía bien los antecedentes de la funcionaria de Kentacky cuando se reunió con ella.
«Obviamente creo que alguien que predica la integración y que está a favor del amor y sabiendo que esta mujer es alguien que por razones personales no quiere emitir permisos de matrimonio a parejas gays, no estaría feliz con eso», le dijo Grassi a la BBC.
Además, cree que en algún momento el pontífice dirá de manera directa que apoya el matrimonio gay.
Sobre su reunión con el papa, en la que también participaron el novio y cuatro amigas de Grassi, asegura que simplemente fue el encuentro «entre dos amigos que se veían después de mucho tiempo».