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Estas son los mejores aceites y grasas para cocinar

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En lo que se refiere a aceites y grasas, no nos podemos quejar de falta de alternativas disponibles. Las estanterías de los grandes supermercados están repletas de opciones.

Pero esa variedad de alternativas puede ser extremadamente confusa, dado el gran debate que hay sobre los beneficios y los riesgos de consumir diferentes tipos de grasas.

En el programa «Confía en mí, soy médico» de la BBC decidimos abordar el tema desde un ángulo diferente, preguntándonos qué aceites y grasas son mejores para cocinar.

Quizás pienses que freír con aceites vegetales es más saludable que cocinar con grasa animal, como la manteca o lardo. Pero, ¿será así realmente?

Ojo al freír

Para averiguarlo nos pusimos en contacto con la Universidad de Montfort, en Leicester, Inglaterra, donde el profesor Martin Grootveld y su equipo conducen un experimento en el que calientan aceites y grasas a altas temperaturas, como para freír.
Quizás pienses que freír con aceites vegetales es más saludable que cocinar con grasa animal, como el lardo. Pero, ¿será así realmente?

Entre los productos que analizan se incluye el aceite de girasol, aceite vegetal, aceite de maíz, aceite de oliva refinado y extra virgen, aceite de colza, mantequilla, lardo o grasa de cerdo y grasa de ganso.

Cuando fríes o cocinas a altas temperaturas (a unos 180C) se produce un cambio en las estructuras moleculares de los aceites y grasas que se utilizan.

Pasan por un proceso que se llama oxidación, por el cual reaccionan con el oxígeno en el aire para formar aldehídos y peróxidos lípidos.

A temperatura ambiente sucede algo similar, pero mucho más despacio. Cuando los lípidos se ponen rancios también se oxidan.

Un proceso químico que lo cambia todo

«Encontramos que los aceites ricos en polinsaturados, el aceite de maíz o el aceite de girasol, generaron niveles muy altos de aldehídos», le dijo a la BBC.

Eso me sorprendió, porque siempre pensé que el aceite de girasol era «saludable».

«El aceite de girasol y el de maíz están bien siempre y cuando no los calientes mucho, como para freír o cocinar. Es un hecho químico simple que hace que algo que se cree que es saludable se convierta en algo que es muy dañino a temperaturas estándar para freír».

El aceite de oliva y el de colza generaron muchos menos aldehídos, igual que la mantequilla y la grasa de ganso.

El motivo es que estos aceites son más ricos en ácidos grasos saturados y monoinsaturados, y estos son mucho más estables cuando se calientan.

De hecho, las grasas saturadas apenas pasan por esa reacción de oxidación.

 

La venganza del lardo

El profesor Grootveld recomienda el aceite de oliva en general para freír y para cocinar.

«Primero porque se generan niveles menores de estos componentes tóxicos y segundo porque los componentes que se forman son menos dañinos para el cuerpo humano», explicó.

Su estudio también sugiere que al cocinar, freír en grasas animales saturadas o mantequilla puede ser preferible a freír con aceite de girasol o maíz.

«Si yo tuviera opción entre lardo y polinsaturados, escogería siempre lardo».

El lardo o manteca de cerdo, a pesar de su mala reputación, es rico en grasas monoinsaturadas.

 

Entonces, ¿cuál es la recomendación general?

Primero, intenta freír menos, especialmente a temperaturas altas.

Si estás friendo minimiza la cantidad de aceite que utilizas y también toma medidas para tratar de retirar el aceite del exterior de la comida, quizás utilizando un papel absorbente.

Las grasas polinsaturadas son saludables cuando se consumen en alimentos como las nueces, las semillas y el pescado. Pero los beneficios de su consumo en aceites como el de girasol o el de maíz no están tan claros.

Segundo, para reducir la producción de aldehídos escoge un aceite o grasa con un alto contenido de lípidos saturados o monoinsaturados, preferentemente con más del 60% para uno u otro o más del 80% para los dos tipos combinados, y con un contenido bajo en polinsaturados, de menos del 20%.

Grootveld cree que el «compromiso» ideal par la cocina con aceite es el aceite de oliva «porque tiene sobre el 76% de monoinsaturados, el 14% de saturados y apenas 10% de polinsaturados y los monoinsaturados y saturados son mucho más resistentes al proceso de oxidación».

Al cocinar, no parece importar si el aceite de oliva es extra virgen o no. «Los niveles antioxidantes presentes en los productos con extra virgen son suficientes para protegernos de la oxidación causada por el calor».

Y tercero, guarda siempre el aceite dentro de un armario, fuera del alcance de la luz y trata de no reutilizarlos, ya que eso también conlleva la acumulación de productos dañinos.

Lo que quizás no sabes de los productos light o bajos en grasa

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¿Cuando recorres los pasillos del supermercado te tomas un tiempo para escoger el producto de la marca que sea más baja en grasa?

Y después, ya en casa, al abrir la nevera y sacar el aderezo para la ensalada, no tienes ningún cargo de conciencia al esparcirlo con generosidad, justamente porque es bajo en grasa, así que no hay ningún problema.

 

Pero, ¿tienes la certeza de que eso es así?

Expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, el Instituto Culinario de Estados Unidos y la publicación médica WebMD aclaran algunos aspectos que no siempre se toman en consideración con respecto a este tipo de alimentos.

 

Bajo en grasa no quiere decir saludable 

La comida que se vende como baja en grasa o libre de esa sustancia, suele tener en su composición mayores cantidades de sal, azúcar y almidónque los mismos productos que tienen los componentes regulares.

Esto ocurre porque, cuando la grasa del producto se reduce, también se pierde parte del sabor. Por esta razón, y para compensar, se añaden otras sustancias como sal y azúcar.

Es por eso que una menor cantidad de grasa no implica que el producto sea más saludable.

 

Una dieta con más alimentos bajos en grasa no es más efectiva

Estudios clínicos han demostrado que seguir un régimen alimenticio con estas características no facilita deshacerse de esos kilos adicionales que nos torturan o mantenerse después de haberlos perdido.

De hecho, algunas de esas investigaciones revelan que quienes realizan una dieta incluyendo una cantidad de grasa moderada o incluso elevada pierden tanto peso -o en ocasiones más- que quienes recurren a dietas bajas en grasa.

También vale la pena considerar que este tipo de régimen, de hecho, puede aumentar los triglicéridosy disminuir el colesterol bueno.

 

Consumir productos bajos en grasa no te hará perder kilos de más

Lo que cuenta en lo que respecta al aumento de peso son las calorías, no el grupo al que pertenecen los alimentos.

Así que no importa si se comen o se toman productos bajos en grasa, pueden incrementar tu peso tanto como los carbohidratos o las proteínas si se excede el número de calorías recomendadas.

Por ejemplo, las bebidas dulces -como limonadas, sodas o cualquier otra con edulcorante- no tienen nada de grasa y, sin embargo, contribuyen significativamente al sobrepeso.

 

En vez de pensar en comer bajo en grasa, puedes enfocarte en «buena grasa» 

Con respecto a este punto, el tipo de grasa que se ingiera puede ser más importante que la cantidad.

Las que pueden consumirse sin mayor problema son las no saturadas, que contribuyen a disminuir el colesterol malo en la sangre y a incrementar el bueno.

A este grupo pertenecen alimentos como el atún, las sardinas, el salmón, los frutos secos, el aceite de oliva y algunos vegetales, como el aguacate.

ABC.es Jun 18, 2015 | Actualizado hace 9 años
Exceso de grasas trans hacen perder la memoria

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Las ‘malditas’ grasas trans pueden tener un impacto negativo con la memoria. Según un estudio de la Universidad de California-San Diego(EE.UU.) el consumo elevado de estos ácidos grasos trans, utilizados habitualmente en los alimentos procesados para mejorar su sabor, textura y duración, causa un deterioro de las funciones relacionadas con la memoria en hombres de 45 años o menos. El estudio se publica en «PLoS ONE».

Mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, hipertensión, diabetes, obesidad… y ahora deterioro cognitivo. Tras analizar a 1.018 hombres sanos y activos, el trabajo ha visto que aquellos consumieron mayores cantidades de grasas trans mostraron un peor rendimiento en una prueba de memoria. Además, la asociación se mantuvo incluso después de tener en cuenta factores como la edad, la educación, el grupo étnico y la depresión.

«Desde el punto de vista de la salud, el consumo de grasas trans se ha relacionado con el sobrepeso y la enfermedad cardíaca. Yo les digo a mis pacientes que mientras que las grasas trans aumentan la vida útil de los alimentos, reducen la vida de las personas», señala Beatrice Golomb, autora principal.

Prueba de memoria

El equipo de Golomb estudió un grupo de adultos que no habían sido diagnosticados con enfermedades del corazón. Todos los participantes completaron un cuestionario dietético, a partir del cual se estimó el consumo de grasas trans de los participantes. Para evaluar la memoria, los voluntarios realizaron una prueba de memoria, que consistía en que, tras mostrarles serie de 104 tarjetas, éstos tenían que indicar si cada palabra era nueva o estaba duplicada.

Los resultados mostraron que, entre los varones menores de 45 años de edad, aquellos que comían mayor cantidad de grasas trans tenían un peor rendimiento en la prueba de memoria. De hecho, cada gramo adicional de consumo diario de grasas trans se asociaba con una pérdida de 0,76 palabras en los test de memoria.

Así por ejemplo, aquellos que consumían la mayor cantidad de grasas trans recordaban 11 palabras menos (una reducción de más del 10%) que los adultos que comían menos. (El número medio de palabras recordadas correctamente era 86).

Las grasas trans industriales son productos producidos artificialmente para convertir los aceites líquidos en sólidos a temperatura ambiente y extender la vida útil de los alimentos. Se pueden encontrar en margarinas, comidas rápidas, bollería industrial, bocadillos, pizza congeladas, cremas para café y algunas pastas refrigeradas. En EE.UU., la Agencia Alimentaria de Estados Unidos (FDA)considera que las grasas artificiales «trans» son una amenaza para la salud pública y prohibirá su uso de manera gradual en un período de tres años. «Los aceites parcialmente hidrogenados, una fuente de grasas ‘trans’ artificiales en comida procesada, no serán reconocidos generalmente como seguras», informa la FDA.

Las grasas «trans», responsables del colesterol «malo», desaparecerán de los alimentos procesados casi en su totalidad, una medida con la que la FDA espera reducir las enfermedades coronarias y la obesidad en EE.UU. Las grasas «trans» se producen al inyectar hidrógeno a aceites vegetales y son consideradas incluso más perjudiciales que los ácidos grasos saturados. En Europa, solo unos pocos países -Dinamarca, Austria, Suiza e Islandia – han obligado a la industria a limitar la cantidad de ácidos grasos trans utilizada en los alimentos, pero la mayoría de los países todavía dependen de que los fabricantes de alimentos reduzcan voluntariamente el contenido de ácidos grasos trans de sus productos. La única forma de limitar el consumo de ácidos grasos trans es exigiendo un etiquetado más claro de los alimentos.

El top ten más peligroso

Saber combinar los alimentos te ayuda a perder peso
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¿Sentirse lleno con menos calorías? Puede sonar a otro truco para perder peso, pero no lo es. El concepto de densidad energética puede realmente ayudar a perder peso. De hecho, las dietas bien planificadas para perder peso, aplican el concepto de la densidad energética para ayudar a perder peso y no recuperarlo a largo plazo.
Perder peso con más comida y menos calorías
Explicado de manera simple, la densidad energética es la cantidad de calorías (energía) contenida en una porción específica de comida. Alta densidad energética significa que hay muchas calorías en poca comida, mientras que baja densidad energética quiere decir que hay menos calorías en más cantidad de comida.
Cuando uno lucha por perder peso, el objetivo es comer alimentos con baja densidad energética; es decir, poder ingerir un gran volumen de comida baja en calorías que permite sentirse lleno con menos calorías. A continuación se menciona un ejemplo rápido con las pasas y las uvas: las pasas son de alta densidad energética, con alrededor de 434 calorías por taza; mientras que las uvas son de baja densidad energética, con aproximadamente 82 calorías por taza.

Densidad energética y la pirámide de alimentos

 
Modificar los hábitos del estilo de vida nunca es fácil, y crear un plan de alimentación utilizando el concepto de densidad energética no es la excepción. El primer paso es saber cuáles alimentos son las mejores opciones según su densidad energética. He aquí una breve explicación de la densidad energética en las distintas categorías de la Pirámide de Peso Saludable de Mayo Clinic.
Verduras
La mayoría de las verduras contienen pocas calorías en un gran volumen o peso. Muchas contienen agua, la que provee peso sin calorías, como las hojas para ensalada, espárragos, ejotes, brócoli y zucchini. Para incluir más verduras en la dieta, acompañe las pastas con verduras salteadas, en lugar de salsas con queso o carne, sírvase una porción menor de carne y una mayor de verduras, agregue verduras a los sándwiches y consuma verduras crudas como refrigerios
Frutas
Prácticamente todas las frutas pueden ser incluidas en una dieta saludable, pero algunas aportan menos calorías que otras. Las frutas frescas, las congeladas y las enlatadas sin almíbar son buenas opciones. Por el contrario, los jugos de frutas y las frutas secas son fuentes concentradas de azúcares naturales, y por esa razón tienen una alta densidad energética —más calorías— y no satisfacen de la misma manera. Para incluir más frutas en la dieta, agregue arándanos azules al cereal del desayuno, pruebe rebanaditas de mango o durazno sobre una rebanada tostada de pan de trigo integral untada con mantequilla de maní y miel, o añada gajos de mandarina o rebanaditas de durazno a la ensalada.
Carbohidratos
Muchos carbohidratos son granos o provienen de granos, como los cereales, el arroz, el pan y las pastas. Los granos integrales son las mejores opciones por su alto contenido de fibra y otros nutrientes importantes. Ponga énfasis en los granos integrales simplemente eligiendo pan de trigo integral, pastas de trigo integral, avena, arroz integral y cereales integrales en lugar de granos refinados. Controle el tamaño de las porciones debido a que muchos carbohidratos tienen una densidad energética elevada.
Proteínas y lácteos
Estos incluyen alimentos tanto de fuentes vegetales como animales. Las opciones más saludables de menor densidad energética son los alimentos ricos en proteínas pero con bajo contenido de grasas y calorías, como las legumbres (frijoles, chícharos y lentejas, que también son buenas fuentes de fibra), pescado, carne blanca de ave sin piel, productos lácteos descremados y claras de huevo.
Grasas
Las grasas son nutrientes de alta densidad energética, pero algunas grasas son más saludables que otras. Incluya en su dieta pequeñas cantidades de grasas saludables monoinsaturadas y poliinsaturadas. Las nueces, las semillas y los aceites, como los de oliva, lino y cártamo, contienen grasas saludables.
Postres
Al igual que las grasas, los postres generalmente tienen alta densidad energética. Las buenas opciones incluyen postres con poca cantidad de grasas agregadas y con ingredientes saludables, como frutas, granos integrales y productos lácteos de bajo contenido graso. Algunos ejemplos son frutas frescas acompañadas con yogur de bajo contenido graso, una galleta preparada con harina de trigo integral o una bola de helado de bajo contenido graso. La clave en los postres es porciones pequeñas e ingredientes saludables. Aun un cuadrito de chocolate oscuro puede incluirse en una dieta para perder peso.
Aprovechar el concepto de la densidad energética
Cuando se adhiere al concepto de densidad energética, no se tiene que sentir hambre o privación. Al incluir abundantes frutas y verduras frescas y granos integrales en la dieta, uno se siente satisfecho con menos calorías. Ocasionalmente hasta un delicioso postre podría incluirse en la dieta. Con porciones más grandes de alimentos de baja densidad energética se aplacan esas punzadas del hambre, se consumen menos calorías y uno se siente mejor acerca de la comida, lo que contribuye a una sensación general de satisfacción.

¿Contar calorías efectivo para combatir la obesidad?

Calorías

En Estados Unidos, hasta las palomitas en el cine y los batidos de las heladerías deberán mostrar información sobre el número de calorías.

Esto después de que La Administración de Alimentos y Fármacos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobara el etiquetado calórico en los alimentos que se adquieren en las máquinas expendedoras, así como en los menús de los restaurantes, supermercados y cafeterías en su esfuerzo por combatir el problema nacional de obesidad.

«Los estadounidenses comen y beben alrededor de un tercio de sus calorías fuera de casa, y la gente espera una información clara sobre los productos que consumen», dijo la comisionado de la FDA, Margaret A. Hamburg.

«Las nuevas normas ayudarán a las personas a tomar decisiones más informadas acerca de los alimentos que consumen», dijo.

Los activistas que durante años han empujado por un etiquetado calórico más transparente y coherente, creen que proporcionará una herramienta importante en la lucha contra la epidemia de obesidad de la nación.

¿Pero hasta que punto contar calorías es efectivo combatir la obesidad?

No tan claro

La cuestión de si la información sobre la cantidad de calorías conduce a mejores decisiones sigue sin resolverse.

Algunos estudios han sugerido que el etiquetado sobre las calorías hace poco para influir en los consumidores a la hora de cambiar sus hábitos alimenticios.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Standford encontró que la publicación de las calorías en Starbucks causó un 6% de disminución en el consumo calórico por compra.

Pero otro estudio, publicado en el International Journal of Obesity, encontró que el etiquetado calórico no tuvo efecto en el número de calorías adquiridas por adolescentes en ciertas comunidades de bajos recursos, o en el número de calorías que los padres ofrecían a sus hijos.

No todas las calorías son iguales

Las calorías se emplean como una forma de medir la energía de los alimentos que ingerimos, pero no todas las calorías son iguales.

Las investigaciones demuestran que las proteínas provenientes de las grasas, carbohidratos y las proteínas no son tratadas de la misma forma por el cuerpo.

Un estudio promovido por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos sugirió que las calorías provenientes de carbohidratos nos hacen almacenar grasa mientras que las de las proteínas nos ayudan a construir músculo.

Además también hay que tener en cuenta el efecto de la dieta sobre la saciedad.

Se ha demostrado que los alimentos proteicos nos hacen sentir más satisfechos haciendo que comamos menos.

Un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition mostró que cuando los participantes aumentaron su ingesta de proteínas en un 30% comieron 441 calorías menos cada día y experimentaron más saciedad.

Otra diferencia que hay que tener en cuenta a la hora de contar calorías es si provienen de alimentos procesados y no procesados.

Una investigación publicada en el Journal of the American Medical Association comparó el efecto de una comida con alimentos no procesados y una comida con alimentos procesados que contenían la misma cantidad de calorías y de macronutrientes.

Los participantes quemaron 50% más calorías después de comer alimentos no procesados.

Información correcta

Otra cosa a considerar a la hora de contar calorías es que la información que se ofrece sea correcta.

Poco después de que en 2008 Estados Unidos empezara obliga a restaurantes y demás sitios de venta de alimentos a mostrar en sus menús las calorías de cada plato, especialistas en nutrición de la Universidad Tufts, en Boston llevaron a cabo un estudio en el que analizaron alimentos de 42 restaurantes y compararon su contenido calórico con el que constaba en el menú del establecimiento.

De esta manera, vieron que de los 269 alimentos analizados el 40% contenía al menos 10 calorías más por porción que las indicadas en el envase o menú y un 19% ofrecía al menos 100 calorías de más por porción.

«Esta cantidad puede causar una ganancia de peso de cinco a 15kg al año si se toma diariamente», según el estudio.

Estudio asegura que Grasas trans nos hacen perder la memoria

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Mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, hipertensión, diabetes, obesidad… y ahora deterioro cognitivo. Un elevado consumo de grasas trans parece estar vinculado a una peor memoria, según un estudio presentado en las Sesiones Científicas de la American Heart Association 2014. Tras analizar a 1.000 hombres sanos y activos, el trabajo ha visto que aquellos consumieron mayores cantidades de grasas trans mostraron un peor rendimiento en una prueba de memoria. Además, la asociación se mantuvo incluso después de tener en cuenta factores como la edad, la educación, el grupo étnico y la depresión.

«Desde el punto de vista de la salud, el consumo de grasas trans se ha relacionado con el sobrepeso y la enfermedad cardíaca. Yo les digo a mis pacientes que mientras que las grasas trans aumentan la vida útil de los alimentos, reducen la vida de las personas», señaló Beatrice Golomb, autora principal y profesora en la Universidad de California-San Diego (EE.UU.)

El equipo de Golomb ha estudiado un grupo de adultos que no habían sido diagnosticados con enfermedades del corazón. Todos los participantes completaron un cuestionario dietético, a partir del cual se estimó el consumo de grasas trans de los participantes. Para evaluar la memoria, los voluntarios realización una prueba de memoria, que consistía en que, tras mostrarles serie de 104 tarjetas, éstos tenían que indicar si cada palabra era nueva o estaba duplicada.

Menos palabras

Los resultados mostraron que, entre los varones menores de 45 años de edad, aquellos que comían mayor cantidad de grasas trans tenían un peor rendimiento en la prueba de memoria. De hecho, cada gramo adicional de consumo diario de grasas trans se asociaba con una pérdida de 0,76 palabras en los test de memoria.

Así por ejemplo, aquellos que consumían la mayor cantidad de grasas trans recordaban 11 palabras menos (una reducción de más del 10%) que los adultos que comían menos. (El número medio de palabras recordadas correctamente era 86).

«Sabemos –apunta Golomb- que los alimentos tienen diferentes efectos sobre el estrés oxidativo y la energía de la célula». Así, recuerda, en un estudio anterior «encontramos el chocolate, que es rico en antioxidantes y tiene un impacto positivo en la energía celular, está vinculado a una mejor memoria de palabras en adultos jóvenes y de mediana edad. Ahora en este estudio, se analizó si las grasas trans, que son prooxidante y están vinculadas de manera adversa a la energía celular, pueden mostrar el efecto contrario. Y lo hicieron».

Bajo sospecha

Las grasas trans industriales son productos producidos artificialmente para convertir los aceites líquidos en sólidos a temperatura ambiente y extender la vida útil de los alimentos. Se pueden encontrar en margarinas, comidas rápidas, bollería industrial, bocadillos, pizza congeladas, cremas para café y algunas pastas refrigeradas. En EE.UU., la Administración de Alimentos y Drogas (FDA) está adoptando nuevas medidas para reducir la cantidad de grasas trans artificiales en los alimentos. En Europa, solo unos pocos países -Dinamarca, Austria, Suiza e Islandia – han obligado a la industria a limitar la cantidad de ácidos grasos trans utilizada en los alimentos, pero la mayoría de los países todavía dependen de que los fabricantes de alimentos reduzcan voluntariamente el contenido de ácidos grasos trans de sus productos. La única forma de limitar el consumo de ácidos grasos trans es exigiendo un etiquetado más claro de los alimentos.