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Crímenes sin Castigo | Costosos engaños
 
Las estafas mediante el uso de las redes sociales y de los sistemas de mensajería se han convertido en un delito de moda, en el que los delincuentes se hacen pasar por amigos de toda la vida

 

UNA NOCHE DE AGOSTO, Cristina recibió un mensaje a través del sistema de mensajería de su cuenta de Instagram. Era un viejo amigo, que había emigrado a Estados Unidos y, aparentemente, regresaría a Venezuela en los próximos días.

“Me extrañó, porque tenía como tres meses de ausencia, sin poner nada en el Instagram”, recordó ella.

En el chateo por la red social, la convenció para que lo ayudara a obtener algunos fondos en bolívares, mediante el cambio de algunas divisas que él luego le entregaría. 

La primera operación sería por $200. Pero Cristina no tenía los fondos para hacer la transferencia, así que buscó entre sus contactos a alguien interesado en comprar los dólares.

“Me transfirieron casi tres millones de bolívares. Pero yo no podía entregarle a él todo ese dinero de una vez, porque el banco me bloquearía la cuenta, así que solo pude transferir un millón y medio”, relató.

Para ese momento, el “viejo amigo” ya había regresado al país, a juzgar por la línea Movistar que utilizaba. Todo parecía marchar sobre ruedas, hasta el momento en que el hombre iba a trasladarse al lugar donde ella trabajaba, para entregar los billetes estadounidenses con la cara de Franklin. Entonces la llamó para decirle que estaba perdido. Ella volvió a especificar su dirección de trabajo, en el este de Caracas.

“El tipo apagó el teléfono, y no volví a saber nada de él (…) Fui víctima de una estafa por una persona conocida”, reflexionó.

Ahora convertida en víctima, Cristina denunció lo ocurrido ante la división contra Delitos Informáticos de la policía judicial. En medio de la emergencia, además, tuvo que endeudarse para poder cubrir los dólares que no había podido entregar a la persona que se los había comprado en primera instancia.

Las estafas mediante el uso de las redes sociales y los sistemas de mensajería se han convertido en uno de los delitos de moda en Venezuela. Cuando Cristina formuló la denuncia, un agente policial le confió que todos los meses la institución procesa unas 500 denuncias similares a las que ella hizo en agosto.

El funcionario se quedó corto: durante los primeros seis meses de 2019, los cuerpos de seguridad han iniciado 3.632 expedientes por estafa. El promedio mensual es de 520.

Las estadísticas sobre este delito, conocidas extraoficialmente, revelan un crecimiento sostenido en las estafas a partir del mes de marzo. Ya para junio, el total fue de 754 denuncias, y a juzgar por los casos conocidos esta práctica delictiva se encuentra en permanente incremento.

Los estados donde los timadores actúan con mayor frecuencia son Miranda, Carabobo, Distrito Capital (Libertador), Lara y Zulia. Anteriormente, Zulia era preferida debido a la posibilidad de acceder a recursos de la renta petrolera. Pero esto cambió radicalmente en 2019, debido a la devastación ocasionada por los apagones y los saqueos.

Así como le sucedió a Cristina, en la mayoría de los casos el estafador es una persona conocida. O por lo menos eso cree la víctima. Esto quiere decir que el delincuente puede suplantar la identidad de otra persona mediante el hackeo de sus cuentas en las redes sociales, y desde allí iniciar la caza de sus posibles víctimas.

El éxodo masivo de personas al exterior también genera condiciones para los engaños. Un hombre que emigró a Sevilla desde San Juan de los Morros relató que estuvo a punto de ser estafado por una persona que había suplantado la identidad de una amiga, con la que iba a negociar la entrega de fondos para sus familiares en Venezuela. Se salvó a última hora gracias a su intuición. Optó por pasar de las redes sociales y el whatsapp a intentar una conversación directa. Ante las evasivas para hablar, desistió de la operación.

En el 25% de los casos procesados este año por la policía judicial, la estafa se produce en operaciones de cambio de monedas, generalmente dólares o euros. En el resto de los casos, también es posible que se produzcan pérdidas en divisas para las víctimas. Pero el engaño ocurre en el curso de ventas de bienes escasos, como pueden ser repuestos para vehículos, alimentos, plantas generadoras de electricidad e incluso puntos de venta. Todo lo que en un momento determinado pueda exigir el mercado.

Esta es una de las consecuencias indeseadas de lo que el ex director de la policía judicial, Miguel Dao, denominó la “dolarización informal” de la economía venezolana. En un alerta emitido recientemente, el ex funcionario recomendó llevar a cabo estas transacciones “con empresas, comercios y personas conocidas, de confianza, con comprobables antecedentes legales, morales y éticos”.

Sin embargo, los timadores intentan llevar a cabo sus engaños aprovechando ciertas condiciones de apuro, ya sean reales o generadas por ellos mismos. Y en una economía afectada por la hiperinflación, lo que prevalece es la premura: el precio del dólar hoy seguramente será menor que el de mañana; el caucho nuevo costará más, así como el teléfono celular y el cargamento de carne. Por ende, se dificultan los procesos de verificación de los antecedentes. La víctima se aturde, y termina perdiendo su dinero. 

 
Breves

La Policía Nacional lleva a cabo en este momento un plan para incrementar su pie de fuerza mediante la reincorporación de funcionarios que habían sido excluidos de ese y de otros cuerpos de seguridad por distintas razones. Esta iniciativa había sido anunciada en mayo, luego de la remoción del general de división Carlos Pérez Ampueda, ante las sospechas de que había respaldado el alzamiento del 30 de abril, y su reemplazo por el general de brigada Elio Estrada Paredes. Los reincorporados forman parte de un grupo llamado “ingresos extraordinarios”. Según listados a los que se tuvo acceso, provienen de las policías de Caracas, Miranda, Baruta, Eulalia Buroz, Independencia y Sucre, por citar algunas. Pero la mayoría de estos reinsertados habían salido de la propia PNB, por razones que no han sido especificadas. Desde 2017, el contingente de la Policía Nacional se estancó en poco más de 26 mil efectivos, de los cuales 6.000 son mujeres. El pie de fuerza no se ha incrementado, y sin embargo son crecientes las exigencias del Gobierno, en especial en cuanto a extender la presencia policial a todos los estados del país, y reforzar ciertos servicios, como por ejemplo el de vigilancia al Metro de Caracas, al cuerpo diplomático o las vías expresas. La alternativa, entonces, ha sido la reinserción de estos funcionarios. También se abrirá la posibilidad de que se incorporen guardias nacionales que estén de baja. El riesgo que han reconocido los propios jerarcas de la institución en reuniones internas es que se abra las puertas a individuos excluidos por medidas disciplinarias o por haber participado en delitos.

 

El ministerio de Relaciones Interiores inició una investigación al constatarse la distribución mediante correos electrónicos de mensajes que supuestamente persiguen exacerbar el descontento en las filas de ciertos cuerpos policiales en Distrito Capital. Uno de tales mensajes hace un explícito llamado al alzamiento en armas de los uniformados, para que “Venezuela sea libre”. En el texto, igualmente, se indica que los policías incorporados a este movimiento pueden convertirse en parte de la historia nacional, siempre y cuando hagan un esfuerzo por “neutralizar a las ratas”.  Lo cierto es que los policías, como el resto de la población, parecen más enfocados en asegurar un sustento diario, trabajando como escoltas en sus tiempos libres o como parceleros de panaderías, que por organizarse para propiciar un cambio político.

 

@javiermayorca

Una de vaqueros, por favor por Carolina Jaimes Branger

NM_Venezuela

 

Más que me digan mentiras, me molesta que me crean tonta. Que piensen que yo soy tan idiota como para creerme los cuentos de camino que cada día inventa el gobierno. Eso me pasó cuando leí que Maduro dijo que si aprueban la Ley de Propiedad no podrá construir más viviendas. ¿Y por qué no?… ¡Que construya más viviendas! Todavía hay mucha gente en este país que no las tiene. Lo que esa afirmación esconde es lo que todos sabemos, pero que el gobierno se empeña en ocultar: que se acabaron los reales. Punto. El gobierno no se preparó –como se prepararon todos los demás países petroleros- para la baja de los precios del petróleo. Y ahora no sabe qué hacer, ni qué decir, ni cómo resolver.

También está el hecho -clarísimo para mí- de que dando títulos de propiedad se les acaba el chantaje. Ya no podrán exigirles a las personas que voten por ellos. En este momento tienen posibilidad de amenazarlos con que si no lo hacen, los dejan sin casa. Pero si son propietarios, nanay, nanay. Tienen que mantener un instrumento de manipulación que les funcione, ahora más que nunca cuando la gente despertó del marasmo y abrió los ojos. ¿Quién en su sano juicio podría rechazar la propiedad de un inmueble?

A esa gente les han dicho de todo, no sólo que no van a construir más viviendas, sino cosas como que que el eterno no quería que tuvieran títulos de propiedad. Que si los aceptan están traicionando a “su” comandante.

Otra posibilidad que se me ocurre es que no quieren dar los títulos porque no hay –como ellos aseguran- un millón de viviendas. Y al hacer el censo quedarían expuestos. O quizás sea porque muchas de esas viviendas pertenecen a militares o familiares de enchufados del régimen y no a damnificados, muchos de los cuales todavía esperan en precarios refugios por las viviendas que les ofrecieron.

No es verdad tampoco que la escasez se deba al bajón de precios del petróleo. Cuando Caldera II el petróleo estaba a $8 por barril y no había escasez. Pero es que con las políticas económicas más desastrosas que país alguno haya tenido, no podía esperarse otra cosa. La liga ésa que tienen contra la corrupción no va a servir de nada. Apresarán a unos funcionarios de rango medio como chivos expiatorios y ya. De hecho, ya están presos tres gerentes, dos de CVAL y una de Bicentenario. Pero los grandes chivos seguirán campantes. Si lográramos recuperar lo que se han robado, tendríamos con qué arrancar la recuperación del país.

Maduro también dijo que «no permitamos que Lorenzo Mendoza siga saboteando la economía del país». ¡Lorenzo Mendoza no ha saboteado nada! Nosotros comemos en este país –todavía- gracias a Lorenzo Mendoza. Quien ha saboteado la industria nacional hasta convertirla en despojos ha sido el gobierno.

También dijo que pedía “rebelión y levantarse por encima de esta emergencia económica para superar las dificultades que tenemos». La rebelión no va a resolver nada. Más bien, empeoraría las cosas. Además, un pueblo insurge cuando tiene sus necesidades básicas cubiertas. No cuando tiene que hacer horas de cola para conseguir la comida de una semana (como mucho).

Maduro también dijo que está haciendo «de tripas corazón» para pagar sueldos y salarios. «Al pueblo no le va a faltar nada (…) No es la primera vez que pasamos momentos difíciles». ¡Si ya falta todo! En Venezuela, desde que se descubrió el petróleo, nunca habíamos pasado por una situación como ésta. Y eso fue hace cien años. Así que señor presidente, prefiero que me cuente una de vaqueros. Como de eso no sé sino lo básico, tal vez sí se le crea.

@cjaimesb