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Estados Unidos estudia nuevas sanciones contra Venezuela para presionar a Maduro

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Washington está considerando sancionar a una compañía de servicios petroleros administrada por militares venezolanos y restringir la cobertura asegurada de los embarques de crudo del país sudamericano para aumentar la presión sobre el presidente Nicolás Maduro, dijo el miércoles un funcionario estadounidense.

Mientras Maduro busca la reelección en unos comicios en abril, a los que se oponen Washington y sus aliados, Estados Unidos analiza sanciones que apuntarían al vital sector petrolero de Venezuela, agregó a Reuters.

Algunas medidas podrían aplicarse antes de la votación y otras podrían ser impuestas después.

El funcionario, cercano a las deliberaciones internas de Estados Unidos sobre la política venezolana y que habló bajo condición de anonimato, no descartó una eventual prohibición a gran escala de las exportaciones de crudo de Venezuela a la nación norteamericana como parte de sanciones más duras.

“Creo que (esto causaría) una sacudida bastante fuerte en el mercado del petróleo en el corto plazo”, anticipó.

Aún no ha sido tomada una decisión y cualquier acción de Washington tomaría en cuenta el daño potencial a los ciudadanos venezolanos, que ya sufren de escasez de alimentos e hiperinflación, y a los países vecinos; así como el impacto en la industria petrolera y en los consumidores estadounidenses, destacó.

Venezuela fue el cuarto proveedor de crudo y productos petroleros a Estados Unidos en el 2017, según la Administración de Información de Energía (EIA por su sigla en inglés). Esas ventas de crudo del año pasado fueron las más bajas desde 1991, de acuerdo con datos de flujos comerciales de Thomson Reuters.

“Las sanciones petroleras no se deben tomar a la ligera”, dijo el funcionario. “Esto implicaría una escalada bastante fuerte para la política estadounidense, ya sea si se trata de una sanción a todo el sector petrolero o medidas diferentes escalonadas”, agregó.

El Gobierno del presidente Donald Trump también está considerando posibles sanciones adicionales contra figuras militares y políticas de alto nivel, incluyendo Diosdado Cabello, primer vicepresidente del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), dijo el funcionario.

Expertos sostienen que las sanciones individuales han tenido poco o ningún impacto en las políticas del Gobierno venezolano. Maduro, sancionado el año pasado, se burla regularmente de la desaprobación de Washington y culpa al “imperio” estadounidense por los problemas económicos de su país.

Estados Unidos pide a Maduro dejar que el mundo ayude a Venezuela

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Thomas Shannon tiene un mensaje para los venezolanos: el mundo está listo para ayudarlos a superar la crisis actual pero el gobierno del presidente Nicolás Maduro tiene que abrir la puerta.

“Hay un deseo de la región para ayudar a Venezuela a encontrar una salida a la crisis”, dijo el tercero en la línea de mando del Departamento de Estado en una entrevista con The Associated Press en la que también compartió sus impresiones sobre la relación entre Estados Unidos y América Latina.

Maduro se ha negado a recibir ayuda ofrecida por países y organizaciones del continente alegando que en su país no existe una crisis humanitaria, aunque se dice víctima de un bloqueo económico de Washington. Sin embargo, una desbocada inflación de cuatro dígitos y una severa escasez de alimentos y medicinas han generado un éxodo masivo de venezolanos a Colombia y otras naciones vecinas en los últimos meses.

El diplomático estadounidense guarda la esperanza de que la comunidad hemisférica logre contribuir a una salida pacífica y electoral en la nación sudamericana pese a que la última edición del diálogo entre el gobierno y la oposición venezolana acompañada por cinco cancillerías naufragó este mes en República Dominicana.

Shannon anunció hace unas semanas su renuncia al cargo, aunque dijo que no abandonará la posición sino hasta que se elija a su sucesor.

El diplomático ha viajado a Caracas varias veces para servir de portavoz directo de Washington con Maduro, a cuyo gobierno responsabiliza directamente de la crisis al no estar “dispuesto a tomar pasos necesarios para construir un escenario electoral donde la oposición pueda participar con confianza”.

Maduro buscará su reelección en los comicios convocados para el 22 de abril. La coalición opositora sostiene que solo participará cuando se designen nuevas autoridades electorales, se inviten a misiones de observación internacionales independientes y se permita votar a los venezolanos expatriados, entre otras peticiones.

Shannon aseguró que la política estadounidense hacia Venezuela, que incluye sanciones financieras y contra decenas de funcionarios acusados de violar derechos humanos, persigue “mostrar nuestro desacuerdo y presionar pero sin perjudicar al pueblo venezolano”.

El funcionario evitó afirmar si las próximas sanciones adoptadas por Washington consistirán en un embargo a sus exportaciones petroleras.

Shannon afirmó sentir frustración de no haber logrado alcanzar una solución y también una profunda tristeza por la situación actual de Venezuela, donde él se desempeñó como asesor político en la embajada estadounidense entre 1996 y 1999, año en que llegó a la presidencia Hugo Chávez.

Además de su estadía en Caracas, Shannon fue durante cuatro años embajador en Brasil, subsecretario para Asuntos del Hemisferio Occidental y director de Asuntos Andinos, entre otros puestos relacionados con el continente americano. Alcanzó el grado de “embajador de carrera”, el más elevado del servicio exterior.

El diplomático asegura que una de las principales satisfacciones tras casi 35 años en el servicio exterior consiste en haber acompañado la gran transición de América Latina a gobiernos democráticos, sociedades inclusivas, mercados abiertos y modelos de integración regional.

“Estos son logros que los países del hemisferio han hecho pacíficamente y empujados por el poder popular”, dijo Shannon en español. “Para mí, acompañar ese proceso y hacer todo lo posible para asegurar que el poder de Estados Unidos fue aplicado en una manera inteligente y a favor de esa trayectoria democrática es algo en lo que yo tengo gran satisfacción”.

Shannon calificó la como “buena” la relación actual entre Estados Unidos y América Latina y dijo que tras la gira reciente del secretario de Estado Rex Tillerson la respuesta ha sido “aceptar y entender nuestros propósitos”.

El presidente Donald Trump ha generado zozobra en América Latina no solo con sus políticas restrictivas a la migración ilegal y su propuesta de construir un muro a lo largo de la frontera con México.

Trump además retiró a su país del Acuerdo Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), que Estados Unidos había negociado con otros diez países de la cuenca del Pacífico, incluyendo a México, Perú y Chile. Y actualmente renegocia con México y Canadá el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Pero Shannon consideró que las iniciativas de Trump solo tienen un impacto parcial porque otros países del continente a los que no identificó atraviesan debates internos semejantes al estadounidense.

“Creo que lo importante es estar sensible a lo que está pasando en la región y asegurar que estamos respondiendo con respeto”, indicó.

La administración Trump aún no ha postulado a un nuevo subsecretario de Estado para el hemisferio occidental, y el Senado tampoco ha confirmado a Carlos Trujillo para ser embajador estadounidense ante la OEA, así que Shannon seguirá ejerciendo como el principal portavoz con la región cuando visite Ecuador, Colombia y Chile entre el 25 de febrero y el 3 de marzo.

Shannon abordará comercio, inversiones y otros temas de la agenda bilateral con el presidente Lenín Moreno en Quito. Analizará la estrategia antinarcóticos y el postconflicto con el mandatario colombiano Juan Manuel Santos en Bogotá, donde el 1 de marzo asistirá junto al asesor de la Casa Blanca Ricky Wadell al diálogo binacional de alto nivel.

La gira culminará el 2 de marzo al reunirse con la presidenta Michelle Bachelet en Santiago.

El funcionario estima que no abandonará su cargo antes de la cumbre ministerial del G-20 que Canadá albergará a fines de abril. También necesita esperar a que el Senado confirme a su sucesor en el puesto de subsecretario de Asuntos Políticos.

The Washington Post: La industria petrolera de Venezuela al borde del precipicio

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Rachelle Krygier y Anthony Faiola

The Washington Post

La administración Trump amenaza con embargar el petróleo venezolano, lo que sería un golpe potencialmente ruinoso para la Arabia Saudita de América del Sur. Pero aquí en el hogar de las reservas de crudo más grandes del mundo, Venezuela está matando a su industria más grande por sí misma.

Anteriormente se bromeaba que todo lo que se necesitaba para explotar petróleo en las vastas llanuras del este de Venezuela era un hombre con una pala. Pero en estos días, el gobierno socialista no puede hacer que la industria funcione. Este vasto lugar de extracción cerca del pueblo oriental de Punta de Mata, que una vez produjo 400,000 barriles de petróleo por día, ahora presenta una imagen de trabajadores hambrientos, ociosos y de plataformas rotas.

El sitio distante a unas 180 millas al oriente de Caracas ha estado parcialmente paralizado desde el verano pasado. De sus 30 taladros, solo seis trabajan actualmente, en gran parte debido a la falta de mantenimiento y de repuestos. Con bastante tiempo en sus manos, muchos trabajadores petroleros están funcionando como guardias de seguridad.

Y con buenas razones. En declive durante la mayor parte de los últimos 15 años, la industria petrolera de Venezuela ha entrado en caída libre en los últimos meses, contribuyendo al caos económico y social de la nación. El campo de crudo pesado ahora es una tierra anárquica y plagada de bandidos. A tres horas al sur de esta ciudad industrial, una banda de ladrones incursionó recientemente en otro sitio de perforación de PDVSA, el gigante petrolero estatal. Ataron a los trabajadores y les robaron sus teléfonos celulares antes de robar también los acondicionadores de aire y los aparatos de cocina de los remolques de la compañía.

“PDVSA está en ruinas”, dijo Luis Centeno, un operador de plataformas y líder sindical en Punta de Mata. “Se está muriendo”.

En Venezuela, la corrupción, la falta de inversión y la impericia en el importantísimo sector petrolero finalmente lo han llevado a un punto crítico.

El mes pasado, según un informe de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, la producción de petróleo venezolano, que iba ya en picada, alcanzó un mínimo de tres décadas de 1.6 millones de barriles por día, una caída del 20 por ciento desde enero de 2017 y menos de la mitad de lo que era en los noventa. El dolor de cabeza de Venezuela también es un problema mundial. La fuerte caída de la producción aquí, según los expertos, está exacerbando el aumento mundial de los precios del petróleo, lo que ha significado alzas en las bombas de gas en los Estados Unidos y en otros lugares. En Venezuela, los problemas crónicos de producción han obligado al gobierno a importar gasolina.

“Venezuela ha estado impulsando los precios del petróleo a través de su incompetencia”, dijo Russ Dallen, socio gerente de Caracas Capital, un banco de inversión con sede en Venezuela.

La compañía petrolera estatal ahora está a cargo de Manuel Quevedo , un general militar sin experiencia previa en la industria, después de una purga el pasado otoño de ejecutivos vistos como no totalmente leales al presidente Nicolás Maduro. Quevedo dice que está trabajando para detener la caída libre en la producción. Pero para Venezuela, su mala situación podría empeorar pronto.

Maduro, el sucesor ungido del izquierdista Hugo Chávez, quien murió en 2013, está impulsando su candidatura para un segundo mandato de seis años en abril . La oposición considera que la elección rápida es la culminación de una toma total del poder cuidadosamente orquestada.

El año pasado, después de las elecciones que fortalecieron a los socialistas de Maduro pero que fueron criticadas por numerosas irregularidades, el gobierno de Trump impuso sanciones a una serie de funcionarios, incluido Maduro, y limitó el acceso del gobierno venezolano al sistema financiero de los Estados Unidos.

Durante su viaje a América Latina este mes, el Secretario de Estado Rex Tillerson sugirió que la “opción nuclear” podría ser inminente, en otras palabras, imponer restricciones a las importaciones estadounidenses de petróleo venezolano, así como a las exportaciones de diluyentes que esta nación necesita para hacer su crudo extrapesado más vendible.

Un alto funcionario estadounidense, que habló bajo condición de anonimato, debido a las sensibilidades diplomáticas, dijo en una entrevista que varios departamentos de los EE.UU. -Estados, Energía y Hacienda- están realizando un estudio para evaluar el impacto de tales restricciones petroleras. Si Maduro no cambia el curso en la votación de abril, o no se compromete a una elección transparente con observadores extranjeros, es muy probable que se produzca algún tipo de embargo, sugirió el funcionario.

Maduro, en respuesta a una pregunta en una reciente conferencia de prensa en Caracas, fue desafiante.

“Venezuela tiene un mercado internacional para su petróleo, y nosotros sustituiríamos a Estados Unidos por otros países”, dijo. “Sería triste, muy triste, si se comete ese error. Le costaría a Donald Trump su carrera, eso es lo que puedo decirle”.

Muchas naciones latinoamericanas temen que un embargo pueda empeorar la crisis humanitaria de Venezuela e interrumpir el suministro regional de petróleo. Aún así, el apoyo ha crecido en la región para medidas más duras.

Los ingresos petroleros representan el 90 por ciento del ingreso de divisas del gobierno. Alrededor del 40 por ciento de la producción de Venezuela se destina a China y Rusia para pagar préstamos y para suplir a Cuba, su principal aliado. Eso ha convertido a la némesis de Venezuela, Estados Unidos, en el mayor comprador que paga dinero en efectivo.

Un embargo de Estados Unidos “pondría a PDVSA en manos de Rusia y China, quienes controlarían su flujo de efectivo”, dijo Francisco Monaldi, experto en energía venezolana en la Universidad de Rice.

Ya PDVSA está tan quebrada que los acreedores han confiscado embarques de petróleo venezolano en la costa de Curazao y otras islas del Caribe. Si el gobierno de los EE.UU. cortara las compras de crudo a Venezuela, esa acción podría acercar al país a un incumplimiento de su deuda a gran escala que podría convertir a la nación en un paria económico. Con menos que perder, dicen los expertos, Maduro podría potencialmente expulsar a las compañías petroleras occidentales que todavía hacen negocios aquí, apoderándose de sus activos.

Venezuela informó a la OPEP que su producción había mejorado a 1,77 millones de barriles por día en enero, frente a los 1,62 millones en diciembre. Pero un análisis publicado por la OPEP, basado en fuentes secundarias, incluida la Administración de Información Energética de EE.UU. mostró una mayor erosión en enero, a 1,6 millones de barriles por día.

La decadencia de PDVSA comenzó hace años, y la mayoría de los expertos vieron el punto de inflexión a fines de 2002, casi cuatro años después de que Chávez llegara al poder. Los ejecutivos petroleros y los trabajadores de PDVSA desafiaron las medidas de Chávez de politizar la empresa y se unieron a una huelga general . En respuesta, Chávez despidió a la mitad del personal de la empresa y contrató nuevos trabajadores. Bajo la dirección de Chávez, las ganancias de la compañía se redireccionaron hacia programas sociales, y los intereses petroleros extranjeros fueron en parte estatizados.

La caída en los precios mundiales del petróleo en los últimos años llevó la crisis de la empresa a un punto crítico.

El ministerio del petróleo no respondió a las solicitudes de comentarios. Pero Maduro, en la conferencia de prensa de esta semana, acusó a funcionarios corruptos de sabotear la compañía.

“Venezuela sufrió una disminución en la producción de petróleo provocada por un plan para dejar al país sin recursos, orquestado por gerentes de PDVSA que ahora están tras las rejas”, dijo Maduro. Agregó, “Respetaremos las cuotas de la OPEP, recuperaremos la producción de PDVSA”.

Por ahora, PDVSA está de rodillas. Guillermo Morillo, un ex gerente de PDVSA que está trabajando en un plan de recuperación para la compañía, dijo que se requeriría una inversión de hasta $ 100 mil millones para que la producción regrese a los niveles de 2009.

La producción en los estados orientales, el corazón petrolero del país, se desplomó un 34 por ciento el año pasado, de acuerdo con los números oficiales de PDVSA y las estimaciones de los expertos.

En la ciudad de Morichal, a unas 350 millas al este de Caracas, docenas de taladros que no funcionaban y máquinas de carga oxidadas permanecían inactivas en un día reciente en una de las principales plantas de extracción de petróleo de PDVSA en la Faja Petrolífera del Orinoco. Cerca de allí, un letrero descolorido llevaba la palabra apenas discernible “patria” con una imagen decolorada de Maduro.

Un mecánico de PDVSA se sentó en el porche de una cabaña de concreto con su uniforme, un mono rojo, después de medio día de trabajo en una plataforma cercana.

Su salario semanal, que vale aproximadamente un cuarto de dólar en el mercado negro, no es suficiente para pagar tres comidas al día. Entonces a veces se salta el almuerzo. Su trabajo se ha vuelto casi imposible, dijo el hombre, que habló bajo condición de anonimato por temor a represalias del gobierno. Con una hiperinflación que opera en 13.000 por ciento anual y la moneda local, el bolívar, casi sin valor, las piezas de repuesto y herramientas se han convertido en lujos que PDVSA no puede pagar.

Sin ellos, dijo, los accidentes se han convertido en algo cotidiano. Recientemente, dijo, un conductor de un viejo camión de la compañía arrastraba una plataforma por una calle cercana cuando el camión derrapó y volcó cerca de un río. El conductor resultó con los brazos y las costillas rotas.

“Nuestras condiciones de trabajo se han vuelto inhumanas”, dijo. “Si continuamos así un año más, moriremos”.

Maduro desestima eventual embargo petrolero de EEUU

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CARACAS (AP) — El presidente venezolano Nicolás Maduro desestimó el jueves el impacto de un eventual embargo petrolero por parte de Estados Unidos y dijo que de acordarse la medida le costaría la carrera política a su par estadounidense Donald Trump.

«Venezuela en todo caso no depende de un embargo petrolero de Estados Unidos», dijo Maduro en una conferencia de prensa al ser consultado sobre las potenciales nuevas sanciones que podría tomar la administración de Trump y que adelantó el secretario de Estado, Rex Tillerson, en su reciente gira por Latinoamérica.

Washington aplicó en agosto severas sanciones económicas a Venezuela que incluyen la prohibición a los bancos estadounidenses de realizar nuevas transacciones con las autoridades venezolanas y la corporación estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), así como operaciones con bonos y el pago de dividendos al gobierno por parte de Citgo, la filial estadounidense de la petrolera estatal.

Maduro afirmó que si Trump decide nuevas sanciones contra Venezuela «le va a costar la carrera política».

El gobernante se mostró confiado en que Venezuela logrará recuperar este año la producción petrolera, que ronda 1,6 millón de barriles diarios según estimaciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y que ha sufrido una merma de más de 200.000 barriles en el último año.

Estados Unidos es uno de los principales mercados del petróleo venezolano donde se vende más de medio millón de barriles por día. En la última década PDVSA inició una progresiva diversificación de sus mercados especialmente hacia China, adonde exporta unos 600.000 barriles diarios.

Maduro dijo que ha creado «condiciones nuevas» para que fluya la inversión local e internacional y se puedan aumentar los créditos externos para elevar la producción petrolera. Agregó que en lo que va del año «hemos aumentado 250.000 barriles petroleros nuevos».

México descarta sanciones petroleras a Venezuela

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El Gobierno de México descartó la posibilidad de imponer sanciones petroleras a Venezuela, y se mostró preocupado por el impacto negativo que tendría sobre la población del país y otras naciones del Caribe.

“México no va a imponer sanciones petroleras en ningún país y externamos preocupación por la repercusión que podrían tener sanciones petroleras sobre la población venezolana y otros países, principalmente del área del Caribe”, dijo en rueda de prensa el titular de la Secretaría de Energía, Pedro Joaquín Coldwell.

Si bien explicó que el asunto está siendo estudiado por la Secretaría de Relaciones Exteriores, confirmó que para el análisis de la situación en la nación caribeña se ha constituido un grupo técnico con Canadá y Estados Unidos.

 

Posible embargo petrolero a Venezuela afectaría a dos empresas estadounidenses

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Si Estados Unidos prohíbe las importaciones de petróleo desde Venezuela, Valero Energy Corp. y Chevron Corp. pueden terminar pagando el precio

Traducido del inglés por Runrun.es

Estados Unidos está considerando prohibir las importaciones de petróleo de Venezuela y las exportaciones de productos derivados del petróleo, pero está siendo cauteloso por el daño a las empresas estadounidenses, dijo el domingo el secretario de Estado Rex Tillerson. Además de exportar petróleo a Estados Unidos, la petrolera estatal venezolana, Petróleos de Venezuela SA (Pdvsa) también exporta combustible para aviones a los E.E.U.U. e importa petróleo permiano y nafta diluyente, utilizados para ayudar a transportar petróleo venezolano por oleoductos.

 

Valero es el mayor comprador de petróleo venezolano, importando 207,800 barriles por día en noviembre para sus refinerías en Texas y Louisiana. Chevron fue el segundo mayor comprador. Citgo Petroleum Corp., filial de refinación de propiedad estatal de PDVSA, ha estado recibiendo cada vez menos petróleo de su compañía tenedora a medida que se desploma la producción.

«Aunque la producción está disminuyendo, la utilización de las refinerías está bajando en Venezuela y por eso nos mantiene disponibles las exportaciones», dijo Gary Simmons, vicepresidente de suministro de Valero, el 1 de febrero en la llamada de ganancias del cuarto trimestre de la compañía. La vocera de Valero, Lillian Riojas, no respondió inmediatamente una solicitud de comentarios adicionales.

Cuando el petróleo de esquisto bituminoso ni siquiera estaba en el mapa, los refinadores de Texas a Mississippi invirtieron miles de millones en equipos para procesar crudo pesado y barato de países como Venezuela, Ecuador y Colombia. Así como Venezuela se volvió dependiente de la demanda de la costa estadounidense del Golfo, hogar de uno de los grupos de refinerías más grandes del mundo, los fabricantes estadounidenses de combustible crecieron para depender más del crudo venezolano. Ahora es el segundo mayor proveedor de crudo para las plantas de la Costa del Golfo, después de México.