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Eduardo Fernández

Apreciado amigo:

Ayer, temprano, tuve la oportunidad de abrir tu correo con el artículo para la prensa, publicado en el diario Panorama del 27 de mayo,  titulado “¡Ganaron!” y desde entonces sentí la necesidad de expresarte el estupor que me ha causado su lectura. Para ir al meollo del asunto de una vez, siento  obligante expresarte que antes que ver derramada tu bilis política en el texto que comento, yo al menos hubiera esperado de una persona con tu formación profesional y religiosa, con tu cultura, con tu nivel y con tu larga experiencia en la vida pública venezolana, el sesudo análisis sociopolítico, sereno y frío, del hecho político dominante sucedido el pasado 20 de mayo. Fue el ensordecedor silencio producido por los venezolanos llamados a participar en la “votación presidencial” convocada por la asamblea nacional constituyente y montada por el CNE. Conforme a tu opinión, ese ensordecedor silencio puede ser técnicamente considerado como una abstención electoral, pero, sin la menor duda, políticamente fue otra cosa y el liderazgo nacional del cual tu formas parte tiene la obligación de entenderlo y explicarlo.

Caro amigo, tú también fuiste víctima de lo que he llamado la ilusión electoral. El 20 mayo llamé ilusión electoral a la creencia de aquellos venezolanos que, sin fundamento en la realidad, se imaginaron o fueron persuadidos de que, si se votaba en la consulta electoral de más alto rango convocada por este régimen, Venezuela tendría otro Presidente de la República, así no se supiera en que momento asumiría el cargo y con la sola certeza de que su juramentación no sería ante la Asamblea Nacional, único organismo establecido por la Constitución para presidir y validar tan relevante ceremonia. La ilusión electoral tiene su base en una confusión conceptual sobre la identificación y ubicación política de lo electoral. En términos políticos, lo electoral, en tanto que conjunto de procedimientos para consultar libremente la voluntad de la colectividad sobre los asuntos del poder y para hacer depender de esa consulta la formación de los órganos directivos de las instituciones del Estado, es parte natural y esencial de los sistemas democráticos. Por el contrario, porque lo que se denomina voluntad colectiva no se articula de la misma manera que en las democracias ni los órganos del Estado nacen de la voluntad directa de la sociedad, lo electoral no forma parte de la esencia de los regímenes dictatoriales cualquiera sea la forma que estos adopten.

Voy a decirlo de otra manera. El pasado 20 de mayo el régimen le puso término definitivamente a la ilusión electoral con la que convivió la oposición interna después de 1998 y también, en buena medida, la opinión internacional. La verdadera historia comenzó cuando la Corte Suprema de Justicia de Venezuela, y no  la abstención, como tú dices, le dio la mano al recién encargado Presidente Chávez, mediante una discutible y discutida decisión judicial, que lo autorizó a Convocar una Asamblea Constituyente y fijar las bases comiciales de la misma y le permitió conseguir un número abusivo de constituyentes sin correspondencia con los votos obtenidos. Se había alterado el principio democrático de la representación proporcional de las fuerzas contendientes. Desde entonces el gobierno bolivariano pudo andar, aquí adentro, en el país, y en el mundo, a caballo de la media verdad de que en Venezuela existía una democracia y de que el poder obtenido descansaba en una legitimidad democrática lograda en base a votos. Esta media verdad que en realidad ha sido, con perdón de la Ciencia Política, una media democracia, fue hasta diciembre de 2015, un juego no pactado entre un gobierno con claridad de sus objetivos políticos y una oposición venida a menos, errática y fragmentada que identificó, y sigue identificando, pura y simplemente la parte con el todo, vale decir, el acto de votar, a secas, con la democracia.

Las cosas ocurrieron de la siguiente manera. Mientras los logros electorales de la oposición no representaron un peligro inminente para la supervivencia del régimen o tuvieran lugar en escenarios diferentes de los centros neurálgicos de la política oficial, se toleraron. Con la ayuda de una permisividad excesiva de la oposición y mediante la manipulación de la ley por organismos del Estado como el CNE así como de decisiones judiciales dictadas a conveniencia por el más alto tribunal de la República, no hubo necesidad de violar sin escrúpulos la soberanía popular. Hasta que a raíz de la última elección de la Asamblea Nacional el régimen no tuvo más alternativa que desconocerla sin posibilidad de reversión. Se dejó sin representación popular a uno de los estados de la Federación; se desconoció luego el derecho constitucional de los ciudadanos de pedir, mediante referendo, la revocatoria del mandato presidencial; se violó más adelante descaradamente el artículo 347 de la Constitución que pauta que “el pueblo venezolano es el depositario del poder constituyente originario” y se eligió una asamblea constituyente sin consultar al pueblo; se desconoció la soberanía del pueblo del estado Zulia al declararse la vacancia del gobernador recién electo por no juramentarse ante la asamblea constituyente; se usurpó la voluntad del pueblo del estado Bolívar al consumarse fraude contra el candidato que ganó las elecciones; la presidenta de la asamblea constituyente afirmó impúdicamente que no se entregaría más nunca el poder conquistado, y se procedió a montar el tinglado de la votación presidencial. Si con la sucesión de estos hechos ocurridos entre 2015 y 2018 no éramos capaces de darnos cuenta que se había traspasado la línea roja de una cierta convivencia con el régimen, bien merecedores  nos hicimos de la histórica lección dada por el pueblo venezolano al darle la espalda al gobierno y a la oposición.

Como venezolano que no voté el 20 de mayo pero que no fui un abstencionista en el sentido político del término, debo rechazar por desobligante el ofensivo silogismo con que comienzas tu artículo y que copio a mi pesar para que no se diga que estoy malinterpretando las cosas. Son tus palabras las siguientes: “En efecto, ganó la abstención. Por tanto, se queda Maduro. En principio se queda por un nuevo período constitucional que dura seis años. Junto con él se queda la hiperinflación, el alto costo de la vida, la pobreza creciente, las condiciones miserables de vida, el hambre, el desabastecimiento, la falta de medicinas, el deterioro de los servicio públicos, la corrupción, la inseguridad, los presos políticos y el desconocimiento al estado de derecho”. Si otros sentimientos no te impidieran comprender las cosas te podrías dar cuenta que el pueblo venezolano, el 20 de mayo, dio una categórica manifestación contra todo eso.

Un cordial saludo,

*José Mendoza Angulo fue Rector de la Universidad de los Andes entre 1980 y 1984, Ministro de Justicia y actualmente es activo miembro del grupo de análisis y opinión merideño “La Tertulia de los Martes”.

Eduardo Fernández: No he aceptado ninguna candidatura presidencial

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El dirigente político Eduardo Fernández negó su intención para postularse como candidato presidencial en los próximos comicios a celebrarse este 22 de abril.

Mediante su twitter (@efernandezVE) Fernández rechazó la postulación anunciada por el presidente nacional de Copei, Pedro Urrieta quien lo calificó como candidato para «lograr el consenso entre los diferentes factores de la oposición y exigir el mejoramiento de las condiciones electorales».

Horas antes, el presidente nacional de Copei, Pedro Urrieta, habría anunciado que el Consejo Federal Socialcristiano acordó proponer el nombre de Eduardo Fernández como candidato para lograr el consenso entre los diferentes factores de la oposición y exigir el mejoramiento de las condiciones electorales.

 

No obstante, en un artículo de opinión publicado la mañana de este viernes 23 de febrero, Fernández criticó los sectores de la oposición que decidieron no participar en la próxima contienda electoral. “La abrumadora mayoría de esos compatriotas sienten que a través del voto pueden derrotar a este gobierno y salir de la crisis. Sin embargo, los líderes de la opinión resuelven que la mejor estrategia es la de no votar”.

“¿Por qué se decide no ir a las elecciones? Porque no se hizo la tarea que había que hacer. Lo primero que había que hacer era construir una plataforma de unidad. Ponerse de acuerdo con un candidato de unidad y con un programa de unidad”, indicó el excandidato presidencial.

Agregó: “Algún día tendremos que votar y, para ese momento, sigue siendo necesario, una plataforma de Unidad, un mensaje atractivo, una organización eficiente, una estrategia inteligente y una disposición para ganar, cobrar y gobernar”.

Golpearon y atracaron a Eduardo Fernández, exsecretario general de Copei

Eduardo Fernández

 

Foto: El Universal

El dirigente político y exsecretario general de Copei, Eduardo Fernández, presidente del Centro de Políticas Públicas, Ifedec, fue atracado por cuatro hombres quienes interceptaron su vehículo el lunes en la noche en la avenida Mohedano de La Castellana, cuando se dirigía a su residencia acompañado de su esposa Marisabel Calvani.

“Me piden que me baje y les digo que no, porque sospecho que era para secuéstrarme y entonces me dieron un golpe en la nariz”, narró Fernández a un grupo de invitados que lo esperaban este martes para un acto con motivo del 54 aniversario de la fundación del Ifedec.

El dirigente político agradeció la solidaridad por parte del grupo de invitados al acto, al tiempo que retribuyó el gesto a las personas que a diario son víctimas de la acción criminal en el país.

Fernández comentó que le pareció escuchar su nombre a uno de los atracadores “y tengo la impresión de que gracias a eso no me llevaron ni tampoco a mi esposa”, pero los atracadores lo despojaron de su vehículo.

Indicó que los hechos se produjeron antes de las 8:30 pm del lunes.

“Eran cuatro personas, uno de ellos que se quedó en la camioneta que nos interceptó y tres que se bajaron armados de revólveres”, precisó Fernández quien aún presentaba parte del rostro hinchado y los pómulos amoratado por el golpe que recibió en la nariz.

Escrito por Dick Torres para El Universal.

IPYS: Diosdado Cabello criminaliza a medios y trabajadores en su programa Los mazazos

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La organización IPYS Venezuela monitoreó del 3 octubre al 3 de diciembre de 2014 las transmisiones del espacio ‘Con el mazo dando’, conducido por Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional en el que el dirigente acusó a 165 personas y organizaciones por supuestos delitos y acciones que calificó de irregulares.

 

Jesús Alberto Yajure | @albertoyajure

Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional y primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), criminaliza a los medios y sus trabajadores en su espacio de opinión «Los mazazos» que transmite el canal del Estado, Venezolana de Televisión (VTV), indica un reporte del Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela (IPYS Venezuela). La organización no gubernamental monitoreó dos meses de programación del espacio de opinión, transmitidos entre noviembre y diciembre de 2014.

IPYS documentó que durante 9 programas, difundidos en un período de dos meses, Diosdado Cabello acusó a 165 personas y medios, entre los que se cuentan diarios de circulación nacional, directores, editores, periodistas, fotógrafos, activistas, organizaciones no gubernamentales, dirigentes políticos de oposición, representantes de la Iglesia católica, estudiantes y universidades venezolanas.

 

Vea el reporte completo aquí «Los mazazos» contra los medios y la disidencia

 

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El patrón de señalamientos revela un proceso de constante vigilancia y seguimiento hacia diversos actores: dirigentes de partidos políticos, miembros de organizaciones no gubernamentales, periodistas, dueños de medios de comunicación, líderes estudiantiles, miembros de la iglesia católica, autoridades universitarias, analistas políticos y económicos, ciudadanos detenidos y bajo procesos judiciales.

A pesar de que los acusados representan a diversos sectores sociopolíticos de Venezuela, tienen un elemento en común: ejercen funciones que desde el gobierno son consideradas subversivas, susceptibles de objeciones.

Las personas y organizaciones que aparecen reseñadas en el programa, frecuentemente, son tildadas como «la derecha», «los fascistas», «los desestabilizadores», «los amargados». Así los califica Diosdado Cabello para abonar la tesis de una supuesta conspiración en contra del gobierno. En los 9 programas analizados, IPYS Venezuela encontró 25 referencias de Diosdado Cabello, vinculadas a este argumento. Habló de «conspiración», «conspiradores», y acciones para «conspirar».

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Las acusaciones buscaban criminalizar el trabajo de medios y periodistas, mediante el uso de informantes anónimos referidos por Cabello como «patriotas cooperantes». Bajo la lógica de Los Mazazos, la mayoría los señalamientos son arbitrarios, no están fundamentados en ninguna investigación previa que debería realizarse desde las instituciones del Estado venezolano.

Más allá de reprender o avalar conductas de las personas y organizaciones que han sido señaladas, IPYS Venezuela considera que las leyes nacionales establecen que son los organismos del poder moral y judicial los que están en competencia para llevar adelante cualquier procedimiento de averiguación si los casos los ameritaran. Éste es un rol que le corresponde a las instituciones de justicia y no de un programa de televisión que acusa y sentencia a ciudadanos, con la utilización de la plataforma del principal canal del Estado y desde la vocería del presidente del parlamento nacional y dirigente del partido político oficial.

El abuso del poder del Estado en materia de comunicaciones se hace evidente. Con «el mazo dando» revela una mezcla en la que los roles del Estado se distorsionan y aúpan la impunidad. Esa fusión se llega a naturalizar: el canal estatal actúa como el partido político oficial. Pero a su vez, se vuelven una sola las funciones del gobierno, el parlamento, los encargados de la justica y los órganos de inteligencia policial. Ante las acusaciones como las que se hacen recurrentes en el programa, los ausentes son el debido proceso y la independencia de los poderes públicos del país, garantías fundamentales de la democracia y que están establecidas en la Constitución Nacional.

Eduardo Fernández razona su posición aquel 4F de 1992

HOY Y MAÑANA QUE VEREMOS a los cagatintas del régimen justificar mas de mil veces y en cadena aquel golpe de estado del 4 de febrero de 1992 -contra el Presidente de la República democráticamente electo en las urnas electorales en diciembre de 1988- vale la pena conocer la posición de un dirigente político quien, a pesar de estar en la acera de enfrente del partido gobernante, no escatimó esfuerzos y su prestigio político para condenar ese acto anti democrático.

Eduardo Fernández salió por las pantallas de Venevisión aquella aciaga madrugada en la que irrespetando su juramento constitucional un grupo de militares se alzó contra la democracia y falló en su intento de llegar a Miraflores por la fuerza.

Años después, la democracia a la que atacaron, les permitió a esos insurrectos, perdonados y absueltos en el segundo gobierno de Rafael Caldera, llegar en 1998 al poder con los votos del pueblo.

Las marramuncias e iniquidades del gobierno de Hugo Chávez le han permitido controlar todos los poderes públicos, subyugar la separación de poderes y colocar al frente de los más importantes cargos públicos a la gente menos preparada en nuestra historia reciente.

Un régimen militar que cada día deja más de lado a los civiles que alguna vez lo acompañaron.

Esto es lo que hoy señala Eduardo Fernández:

El golpe del 4F fue un acto bárbaro, primitivo y salvaje

 


A 20 años del golpe de estado perpetrado en la madrugada del 4F, el presidente del Centro de Políticas Públicas Ifedec, Eduardo Fernández afirma, sin titubear, que se siente orgulloso de haber cumplido con la Democracia y con Venezuela, a pesar que la opinión pública de ese entonces lo calificó como un error, el cual le costó su vida política.

“En primer lugar, eso no fue un error político. Esa madrugada, un grupo de militares golpistas intentaron asaltar por la fuerza el poder y yo, aplicando mis principios democráticos, estuve dispuesto a jugarme la vida, y me la jugué. Hoy después de 20 años me siento feliz porque puedo recorrer las calles de Venezuela y no tengo que bajar la mirada, pues no soy cómplice de lo que está pasando… Otra cosa que yo valoro es que mis cinco hijos varones se sienten orgullosos de su papá, y entienden que esa noche cumplí un deber con mi país y que, si para ser Presidente de la República yo tenía que sacrificar mis principios, prefiero no haber sido Presidente de la República”, afirmó.

A pesar de que fue la contraparte del gobierno de Carlos Andrés Pérez, Fernández, no aceptó la violencia ni las armas para salir de un sistema consumado en la corrupción y la pobreza. “Yo combatí a Carlos Andrés Pérez más que nadie en Venezuela, recorrí todo el país pidiéndole a la gente que no votara por CAP; pero una vez que la mayoría del país votó por él, no había derecho a que con nocturnidad y alevosía un grupo de militares golpistas traicionando la Constitución y las leyes en un acto bárbaro, primitivo y salvaje, se apoderaran de las armas para derrocar al Presidente que había sido elegido democráticamente por la mayoría de los venezolanos”.

El debilitamiento de la democracia venezolana

“Cuando el golpe de estado del 4F se invocó, se usó como argumento que había corrupción y pobreza en Venezuela; 13 años después que el jefe del golpe llegó al gobierno y, a 20 años del golpe de estado, hay tanta o más pobreza de la que existía entonces, disimulada porque el ingreso fiscal ha sido enorme, gracias al costo del precio del petróleo que ha permitido financiar las misiones sociales, además no tengo la menor duda de que ahora, el problema de la corrupción es muchísimo más grave que en la cuarta república”, sentenció Fernández.

Hoy, cumpliendo con su misión como presidente del Ifedec, Eduardo Fernández, sigue luchando porque Venezuela sea un país democrático, donde exista el Estado de Derecho y donde los problemas se resuelvan pacíficamente, civilizadamente y electoralmente. Asimismo, su bandera ha sido y seguirá siendo, expandir diversos programas y proyectos de análisis e investigación, a través de un proceso de descentralización y regionalización en todo el país, el cual forma líderes para servir al bien común.

“En este momento tengo una responsabilidad muy importante que es presidir el Centro de Políticas Públicas Ifedec y, desde aquí, estamos sembrando cultura democrática, hablando en toda la geografía nacional con todo aquel que esté en disposición de oírnos, para decir que en un país civilizado los gobiernos se cambia con voto y no con cañonazos, ni tanques de guerra. Estamos en un año electoral y ojalá que el 12 de febrero se elija el candidato de la Unidad Democrática con votos y no con empujones, y que el 07 de octubre funcione el principio de la alternabilidad republicana de nuevo con voto, de no ser así me opondría de igual manera que me opuse el 04 de febrero de 1992 y el 11 de abril del año 2002, a que se comentan arbitrariedades contrarias a lo establecido en la Constitución de Venezuela”, señaló Eduardo Fernández.