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Calentamiento

Las causas de las altas temperaturas que se registran actualmente en el país
Las temperaturas pueden llegar a los 40° centígrados en la zona llanera del país mientras que en la capital podría ser de hasta 32°, según el presidente del Inameh

 

El general y presidente del Instituto Nacional de Meteorología (Inameh), José Pereira explicó, a propósito de las altas temperaturas que se registran en Caracas, que este fenómeno está sucediendo en todo el territorio nacional y que es común para la época del año. 

Pereira indicó que estas altas temperaturas ocurren en abril y en los meses de agosto-septiembre por la incidencia perpendicular de los rayos del sol. «En este momento, los rayos del sol inciden de manera directa sobre Táchira, Mérida, Apure, Barinas, sur de Guárico, norte de Amazonas, Bolivar y sur de Anzoátegui», dijo en entrevista en Onda la Superestación.

«Guárico, Apure y Barinas están registrando en horas de la tarde temperaturas de 38° a la sombra, pero se estima que, para la semana que viene, sea de 40° centígrados», informó el director del Inameh.

Al ser consultado sobre el impacto del cambio climático, Pereira señaló que cada día las temperaturas van a a aumentar. «Tanto la temperatura del mar como la temperatura ambiental van a seguir aumentando. El mes pasado fue catalogado como el quinto mes de marzo más caluroso desde que se tiene registro en 1887″, dijo.

Pereira insistió en que, debido al cambio climático, la tierra estará más caliente y la atmósfera, en compensación de ese calor, va a enviar más tormentas y eventos meteorológicos severos. «Para este años se están pronosticando 19 tormentas tropicales, de esas, 9 pueden convertirse en huracanes», comentó.

El presidente del Inameh afirmó que la actividad térmica ha cambiado en el país. «Caracas no es la misma que era hace 50 años. El aumento del asfalto, del concreto y las construcciones, han generado un aumento de las temperaturas en la ciudad capital y otras grandes ciudades». 

Según las estimaciones del Inameh, el inicio de las precipitaciones en Venezuela será normal, lo que sí se pronostica es que sea un 40% por encima del promedio por el fenómeno de La Niña.

El presidente del Inameh enfatizó que en este mes es fundamental el cuidado a la exposición directa a los rayos del sol entre las 12:00 del mediodía y las 3:00 de la tarde, porque es el momento en el que inciden sobre Venezuela. Otras recomendaciones que ofreció Pereira fueron no hacer ejercicios físicos entre las 11:00 am y las 4:00 p.m y tomar mucho líquido.

La naturaleza humana contra la madre naturaleza por Moisés Naím

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La madre naturaleza nos ha estado mandando señales. El 2015 va en camino de ser el año más caluroso de la historia. Hace unas semanas el huracán Patricia, el más fuerte jamás registrado por los meteorólogos, generó vientos sostenidos de 320 kilómetros por hora, un récord.

Según la ONU, el número de tormentas, inundaciones y olas de calor es hoy cinco veces mayor que en 1970. Aunque parte de este aumento seguramente se debe a que ahora tenemos más y mejor información que entonces, todos los estudios evidencian la mayor frecuencia con la que ocurren fenómenos climáticos extremos: temperaturas extraordinariamente altas o bajas, lluvias torrenciales, sequías, incendios, etcétera. La cifra de personas desplazadas de sus hogares debido a desastres climáticos no tiene precedentes, y supera a la de los desplazados por conflictos armados.

Un reciente estudio concluye que hacia finales de este siglo algunos centros de población del golfo Pérsico “experimentarán niveles de calor y humedad intolerables para los humanos”. El sureste asiático también está expuesto a este tipo de amenaza. En estos análisis, “intolerable” no quiere decir muy incómodo; quiere decir que estar a la intemperie tan solo algunas horas implicará correr un riesgo mortal.

Después de décadas de debates, los científicos han concluido que estos cambios climáticos se deben al aumento de las emisiones de gases que produce la actividad humana. Aún quedan escépticos que dudan de esto, pero son cada vez menos. Y en algunos casos, el escepticismo es nutrido por tendenciosos “estudios científicos” financiados por actores que se verían perjudicados si el mundo se decide a cambiar la manera como produce y consume energía. Y sabemos que, hasta ahora, el mundo no ha sido capaz de actuar con eficacia para modificar su desastrosa trayectoria con respecto al calentamiento global.

Pero esta inacción ante una crisis cada vez más obvia no se debe, en esencia, a las manipulaciones de empresas y países que buscan proteger sus intereses a expensas del bien de todos.

Se debe a la naturaleza humana.

Nos cuesta mucho alterar hábitos y costumbres. Todas las investigaciones encuentran que la gran mayoría de quienes inician una dieta para bajar de peso la abandonan antes de lograr su objetivo. Quienes han intentado dejar de fumar saben lo difícil que es, dado lo adictiva que es la nicotina. También sabemos que no hay nada más eficaz para modificar hábitos, dietas y estilos de vida poco sanos que un infarto que no nos mata. En muchos, ese susto produce cambios positivos que parecían imposibles. ¿Será que necesitamos un gran susto colectivo para cambiar la forma en la que nos relacionamos con nuestro planeta?

¿Es que las señales que nos está mandado la naturaleza no son suficientes? Hasta ahora no. Pero todo apunta a que nos viene un infarto climático que obligará a la humanidad a hacer una dieta para la cual no está preparada.

La adicción que hoy día tiene el mundo al consumo de carbono es tan difícil de romper como la adicción al tabaco, al azúcar o al alcohol que tienen algunas personas. La manera en que alumbramos, calentamos o enfriamos nuestras casas y oficinas, nuestros medios de transporte o los productos que consumimos —de plásticos a hamburguesas— implican un alto consumo de carbono que, una vez emitido a la atmósfera como CO2, contribuye a calentar el planeta y a enloquecer el clima. Y esto tendrá que cambiar.

Si mantener una dieta resulta difícil para una persona, lo es aún más cuando muchos países la deben hacer colectivamente. Es costoso para todos. Por eso algunos países harán trampa. Otros pedirán que la dieta de los más gordos sea más severa que la de los más delgados. Y otros exigirán que los países que llevan desde la revolución industrial contaminando el planeta y su atmósfera sean quienes hagan la dieta, y no aquellos que aún están industrializándose.

La primera conferencia mundial sobre el medio ambiente se celebró en Brasil en 1992. La próxima tendrá lugar en París en unas semanas. Entre ellas ha habido muchas otras reuniones y muy poco progreso. La de París promete ser la que más avances logre y es probable que así sea.

Sin embargo, aun si tiene éxito, las metas que se plantean en cuanto a reducción de emisiones están por debajo de las necesarias para evitar que la temperatura aumente a niveles peligrosos. Así, la inercia de la naturaleza humana seguirá retando a la madre naturaleza. Sin importar que sepamos que, al final, la madre naturaleza siempre gana.

 

@MoisesNaim

El País

Estamos modificando el planeta y empezando a sentir las consecuencias (Interactivo)

Sequia

 

WASHINGTON (AP) — En las más de dos décadas desde que los líderes mundiales se reunieron por primera vez para tratar de solucionar el calentamiento global, la vida sobre la Tierra ha cambiado, y no solo el clima. El planeta está más caluroso, más contaminado con gases de efecto invernadero, más atestado y con un clima más imprevisible.

Las cifras son alarmantes. Las emisiones de anhídrido carbónico han subido 60%. La temperatura global ha aumentado seis décimas de grado Fahrenheit. El planeta ha aumentado en ese lapso su población en 1.700 millones de habitantes. El nivel del mar ha subido 7,5 centímetros (3 pulgadas). Las manifestaciones de clima extremo se han incrementado en un 30% en Estados Unidos. Las capas de hielo en Groenlandia y la Antártida han disminuido en 4,9 billones (correcto) toneladas de hielo.

«En pocas palabras, estamos modificando el planeta y empezando a sentir las consecuencias», advirtió Michael Oppenheimer, profesor de geociencia y asuntos internacionales en la Universidad de Princeton.

Diplomáticos de más de 190 naciones iniciaron el lunes las conversaciones en una conferencia de las Naciones Unidas en la capital de Perú para sentar las bases de un tratado internacional que esperan concretar el año próximo.

Para establecer cuánto ha cambiado el mundo desde la primera conferencia internacional de ese tipo —la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992— The Associated Press revisó datos de todo el mundo. El análisis, que incluyó datos desde 1983, se concentró en intervalos de diez años con término en 1992 y 2013. Esto se debe a que los científicos indican que los cambios de años individuales pueden ser engañosos y que las tendencias a más largo plazo son más reveladoras.

Los cambios:

 

Clima imprevisible

Desde 1992 ha habido más de 6.600 desastres climáticos mundiales con más de 600.000 muertos y 1.600 billones (correcto) de dólares en daños, según el Centro de Investigación de la Epidemiología de los Desastres, de Bélgica, que rastrea las catástrofes en el mundo.

No todos los incidentes climáticos pueden atribuirse al cambio climático provocado por los seres humanos. Pero el clima extremo ha aumentado visiblemente, dice Debby Sapir, que dirige el centro. De 1983 a 1992 el mundo promediaba 147 desastres climáticos por año. En los últimos diez años, la cifra ha subido a un promedio de 306 anuales.

Es este aumento el que es «mucho más temible» que el simple aumento de temperaturas, señala el científico Donald Wuebbles de la Universidad de Illinois.

 

Temperatura

Es casi seguro que el 2014 será el año más caluroso en 135 años de registros climáticos, dicen los meteorólogos de la Administración Nacional de la Atmósfera y el Océano (NOAA por sus siglas en inglés). De confirmarse, sería el sexto año desde 1992 en que el mundo establece o iguala una nueva marca anual de calor. El mundo ha establecido seis récords mensuales de calor en 2014 y 47 desde 1992. El último récord mensual de frío fue en 1916.

La temperatura anual en el 2014 es de unos 14.6 grados centígrados (58.2 Fahrenheit), en comparación con 14.1 c (57.4 F) en 1992.

 

Los océanos

El nivel de los océanos ha subido 7,5 centímetros (3 pulgadas) desde 1992 y se ha tornado más ácido debido a las reacciones químicas causada por la absorción de anhídrido carbónico, dicen científicos de la NOAA y la Universidad de Colorado.

Cada año la cubierta de hielo se reduce a un mínimo anual en el Artico en septiembre, una medida que se considera un indicador clave de cambio climático. De 1983 a 1992, el menor nivel que alcanzó promedió 6,79 millones de kilómetros cuadrados (4,74 millones de millas cuadradas), según el Centro Nacional de Nieve y Hielo.

 

En tierra 

La población mundial en 1992 era de 5.460 millones de habitantes. Hoy es casi un tercio mayor, con 7.180 millones. Eso significa más contaminación con carbón.

Algunos de los mayores cambios en tierra son cerca de los polos, donde la gente no suele verlos. Entre 1992 y 2011, la capa de hielo de Groenlandia perdió 3,35 billones (correcto) de toneladas de hielo, según cálculos en base a datos del satélite GRACE de la NASA. La Antártida perdió 1,56 billones (correcto) de toneladas de hielo en el mismo período.

 

El aire

Los científicos señalan las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente anhídrido carbónico, que forman una capa que atrapa calor.

La contaminación por anhídrido carbólico ha aumentado paulatinamente en un 60% entre 1992 y 2013. En 1992, las emisiones fueron de 24.900 millones de toneladas, y ahora ascienden a 39.800 millones, según el Proyecto Mundial de Carbón, un consorcio internacional.

China ha triplicado sus emisiones de 3.000 a 11.000 millones de toneladas anuales. Estados Unidos ha pasado de 5.400 millones de toneladas a 5.800. India ha aumentado de 860 millones a 2.600 millones. Solo las naciones europeas han disminuido sus emisiones, de 4.500 millones de toneladas a 3.800 millones.