El hospital de Hugo Chávez: una fortaleza con filtraciones - Runrun
El hospital de Hugo Chávez: una fortaleza con filtraciones

ASÍ TITULA EL DIARIO La Nación de Argentina las nuevas «señas» sobre la salud de «El Paciente» desde su llegada a Venezuela. La nota continua de la siguiente manera:

Ya hay periodistas que lograron ingresar al centro militar; el gobierno extremó las medidas de seguridad e intenta blindar el centro de salud

Si algo diferencia la clínica en la que Hugo Chávez estaba ingresado en Cuba con el Hospital Militar de Caracas es que el segundo parece algo más accesible, por más que se esfuercen en fortificarlo.

Con un trajín constante de pacientes, empleados y proveedores entrando y saliendo, no es difícil intuir que las autoridades van a tener algo más de dificultad en mantener el severo hermetismo que hasta ahora rodeaba lo que tiene que ver con la enfermedad del presidente venezolano.

De hecho, las incursiones de algunos periodistas ya lo han demostrado, para indignación de las autoridades y comunicadores de los medios estatales, que han arremetido contra quienes acusan de perturbar la tranquilidad de los pacientes.

En cualquier caso, de momento, la llegada de Chávez a Caracas no ha significado mayor información sobre los detalles de su enfermedad. De la vuelta no hay imágenes y los reporteros que han entrado han obtenido poco más que descripciones de pasillos y declaraciones de empleados diciendo que no saben nada.

Infiltrados

El lugar elegido por el gobierno para continuar con el tratamiento del presidente Chávez se encuentra en una zona popular del oeste de Caracas.

Al llegar, aunque discreto, se puede apreciar el despliegue de policías, guardias nacionales y agentes de inteligencia dispuestos en varios cordones de seguridad. En la entrada es constante la fila de unas pocas decenas de personas que aguardan para atravesar el control instalado por militares, algunos de ellos con la característica boina roja de la guardia de honor presidencial, los encargados de la seguridad del mandatario.

Los pacientes que acceden al hospital pasan por un detector de metales y sus bolsos son revisados. Además, se comprueba la documentación médica que los acredita para acudir a la instalación. La credencial de periodista no sirve para entrar. Los reporteros tienen prohibido el acceso.

No obstante, alguno ha podido infiltrarse. Uno de ellos fue José Rafael Mata, del diario Últimas Noticias, quien publicó un breve video de uno de los pasillos de la octava planta, una más abajo de donde está el presidente. Mata cuenta de la presencia militar pero también de la normalidad con que funciona el centro. Eso sí, tanto militares como personal sanitario le dijeron no saber nada del tratamiento del presidente.

Justo frente a la entrada principal, al otro lado de la calle de dos carriles en cada sentido separados por una mediana de un cemento amarillo descascarado, los vendedores ambulantes también hablaban de normalidad.

Mientras despachaba empanadas y jugo de naranja, Luis le comentó a BBC Mundo que ninguno de los «buhoneros» había sido desplazado de donde normalmente trabajaban. «Aquí todo tranquilo, si acaso, hay más policías». «Hay un poco más de fila y están controlando bastante, pero puedes entrar», le comentó a BBC Mundo una vendedora de arepas que ante la respuesta de que los periodistas no pueden vio clara la solución: «¿Y si no dices que eres periodista? Haz que vas a una consulta».

«Qué te crees, que es soplar y hacer botellas», la interrumpió su compañero.

Uno más

«Aquí está como un paciente, como un hombre del pueblo más», dijo el vicepresidente Nicolás Maduro al referirse a la elección por parte del gobierno del hospital para tratar a Chávez en Caracas.

El centro, adscrito al Ministerio de Defensa, es clave en términos militares porque sería el encargado de atender a la tropa en caso de conflicto armado. Sin embargo, el ejecutivo chavista lo abrió al uso de la ciudadanía.

 

De acuerdo con un reporte de 2012 de su director, Earle Siso, ante la Asamblea Nacional, el centro realizó en 30.000 cirugías complejas y 500 trasplantes, además de que cuenta con una de las pocas unidades de quemados del país. En el centro de salud, que tiene un millar de camas, trabajan unas 4.000 personas.

Según explicó quien fuera el primer ministro de Defensa de Chávez, Raúl Salazar, la novena planta estaba dividida entre un área para generales y almirantes y otra para el presidente. «Eso existió toda la vida. Hace aproximadamente año y medio empezó una reforma en que todo el piso pasó a ser sala presidencial y pasó al piso 7 la parte de los generales», apunta Salazar. Pero según el antiguo titular de Defensa, el piso fue «remodelado, construido y dotado para todas las emergencias que se puedan dar».

Más afluencia

Fuera del hospital, este miércoles había dos diferencias fundamentales respecto al lunes, el día en que llegó el presidente: ya no están las decenas de chavistas que celebraban eufóricos el regreso de su comandante y hay una carpa que no estaba.

Se trata de una instalación del viceministerio de Atención al Ciudadano para atender a personas con «necesidades sanitarias especiales», según contó una de las funcionarias que allí trabajan. «Vinimos a reforzar teniendo en cuenta la situación especial que vive el hospital con el ingreso del presidente», dijo la funcionaria, que prefirió mantener su nombre en reserva por su condición de militar.

La razón fundamental de la instalación de la carpa está en que estos días ha aumentado la afluencia de pacientes. «Muchos quieren sentir dónde está el presidente y hasta se imaginan pudiendo llegar a saludarlo», agregó la misma fuente, al tiempo que aseguró que, pese a todo, el centro sigue funcionando normalmente.