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Alcaldes opositores deberán reconectar con la gente
Al menos 117 alcaldías quedaron en manos de sectores adversos al chavismo. Expertos debaten cómo desde estos cargos se puede avanzar hacia el cambio político

Reyes Theis / @Reyestheis

Quien pudo ver el domingo 21 de noviembre de 2021 el mapa de Venezuela pintado de rojo que representaba las 20 gobernaciones de 23 atribuidas al chavismo –aún Barinas está en disputa- podría hacerse una idea que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) obtuvo una mayoría contundente, pero no fue exactamente así.

Los factores adversos al chavismo contabilizaron en el ámbito nacional más votos (4,4 millones) que el PSUV (3,7 millones) y obtuvieron al menos 117 alcaldías de las 335 en disputa.

Con este dato en la mesa, el dirigente de Primero Justicia, Henrique Capriles Radonski, hizo una propuesta en el sentido de usar esas alcaldías para que constituyan la base para la reconstrucción de la alternativa democrática. “Tienen una legitimidad reciente” y “es un punto de arranque con una gran fortaleza”, argumentó el excandidato presidencial en rueda de prensa.

Radiografía municipal

De las 117 alcaldías obtenidas, muy pocas corresponden a ciudades de un importante peso poblacional. Solo algunas como la de Maracaibo (Zulia) y las del área metropolitana de Caracas pertenecientes al estado Miranda (Baruta, El Hatillo y Chacao), la de Cabimas (Zulia), San Carlos (Cojedes), San Juan de los Morros (Juan Germán Roscio, Guárico), Carora (Torres, Lara) y Porlamar (Mariño, Nueva Esparta), se destacan en el grupo.

Mientras, las de Valencia (Carabobo), Barquisimeto (Iribarren, Lara), Maracay (Girardot, Aragua), Ciudad Guayana (Caroní, Bolívar), Barcelona (Simón Bolívar, Anzoátegui), San Cristóbal (Táchira), Maturín (Monagas), Barinas (Barinas), Ciudad Bolívar (Angostura del Orinoco, Bolívar) y Cumaná (Sucre), quedaron en manos de la tolda roja.

A pesar de ello, algunos analistas estiman –como Capriles- que lo obtenido es un buen punto de arranque.

“Ese esfuerzo por reconectar con la población a partir de las alcaldías tiene que venir y de allí se irán perfilando los liderazgos”, opina la profesora venezolana de Comunicación Política de la Universidad de Navarra (España), Carmen Beatriz Fernández.

Agrega que la “hiperfragmentación» de la oposición «es una realidad” y que hay que trabajar rápido para superarla. Sobre la propuesta de Capriles de la constitución de una asociación de alcaldes democráticos, dice : “Algo de eso tiene que venir. El tener un adversario poderoso facilita las posibilidades de integración. Tienes que tener un espacio que genere confianza y nada tan democrático como eso”.

Sobre la importancia de dichos feudos, ahora en manos opositoras, la experta en comunicación política y profesora de la Universidad Monteávila, Mariana Bacalao, expresa: “Esos espacios obtenidos en las elecciones por candidatos y fuerzas no chavistas demuestran, en primer lugar, que si los ciudadanos participan, existen posibilidades de impulsar cambios. Son también espacios en los que la gente podrá experimentar otra manera de gestionar los gobiernos (distinta a la experiencia chavista)”.

Explica que las alcaldías tienen una incidencia directa en la manera de organizar la cotidianidad en cada uno de esos municipios. “En la medida en que esos gobiernos y esos funcionarios se sintonicen con las aspiraciones y necesidades de sus gobernados, se abrirán esos espacios de reconexión con la gente”.

Considera Bacalao que la sociedad venezolana ha estado expuesta a unos enormes niveles de destrucción del tejido social e institucional. “Entonces que, después de estas elecciones, haya 117 alcaldías obtenidas por sectores no chavistas me parece una oportunidad para desde abajo, desde las bases de la ciudadanía y de la sociedad organizada, ensayar un camino de reconstrucción de la democracia y de la participación”.

Negación postelectoral

Negación postelectoral

La nueva oposición

Miguel Ángel Martínez Meucci es venezolano y profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Austral de Chile. Su opinión sobre la posibilidad de que estas alcaldías constituyan un aporte para la reestructuración de la oposición y la configuración de un nuevo liderazgo  no es tan optimista.

“Lo que estamos presenciando es, más bien, la construcción de una oposición a su medida por parte del chavismo. Nada conviene más a una autocracia que un disfraz que le permita pasar por democracia, así sea incompleta”, sostiene.

Destaca además que los políticos que durante años han contado con apoyo popular en sus posiciones frente al chavismo han visto cerrarse ante sí toda posibilidad de competir electoralmente con mínimas garantías, mientras que sólo aquellos grupos dispuestos a aceptar los vicios del sistema electoral siguen asistiendo a los comicios”.

De igual modo, señala que es evidente “la cooptación de cuadros opositores por parte del chavismo, así como el surgimiento de grupos nuevos con total anuencia y soporte por parte del régimen autocrático”.

Pero a los señalados de estar al servicio del régimen, no les fue tan mal en los comicios regionales. El 21 de noviembre pasado destacó la figuración de la llamada Alianza Democrática, integrada por diversos factores políticos, entre ellos, partidos que fueron confiscados por decisión judicial a su liderazgo legítimo. Esa alianza obtuvo 37 alcaldías de las 117 ganadas por factores distintos al chavismo.

Carmen Beatriz Fernández sostiene al respecto que “ni todos los candidatos que aceptaron nominaciones de la Alianza Democrática son alacranes –como se ha denominado a los políticos cooptados por régimen- ni los votantes son alacranes”.

Argumenta que la llamada “unidad” –la alianza política del denominado G4- cometió varios pecados mortales y “el más mortal fue ir a un proceso sin reglas claras para un aspecto tan importante como el de las candidaturas y se convirtió en un espacio de privilegios”. Señala que ante esa realidad, “algunos se sienten excluidos sin razón y se abren a otras posibilidades”.

Sostiene que si la plataforma de la “unidad” deja de generar sinergia y “se convierte solamente en una agencia de colocación de los candidatos que son más amigos, pierde su razón ser. Eso creó unos vacíos”, asevera.

Tras el ciudadano abandonado

Mariana Bacalao advierte que cuando en los estudios de opinión pública se le pregunta a la gente si se siente chavista o de oposición, la mayoría responde que se sienten abandonados, traicionados por el chavismo y/o por la oposición. “Una sensación de orfandad tremenda”, acota.

Por ello, alega que contribuir al cambio significa atender y darle respuestas a la gente. “Esas respuestas que la gente está esperando son urgentes y tienen que ver con entender que la sociedad, la ciudadanía se ha organizado y tiene una serie de expectativas y exigencias que esperan ver atendidas. La misión perentoria de quienes acaban de resultar electos es organizarse para multiplicar fuerzas y lograr a través de sus gestiones una reconexión con las bases sociales del país”.

Dice que la sociedad quiere ver sus necesidades, sufrimientos y aspiraciones visibilizadas. «Por ejemplo, después de estas elecciones, la gente espera que los partidos políticos se revisen, transiten el camino de la autocrítica, para mejorar y para abrirse a la renovación. Reconocer sus carencias, sus errores y mostrar que tienen intenciones de enmendarlos, superarlos”.

Martínez Meucci, por su parte, no considera que los comicios hayan significado un avance en el tránsito al cambio político que el país reclama: “Como mucho, se ha avanzado en el entendimiento entre chavismo y el sector menos exigente de la oposición, intercambiándose estabilidad del sistema a cambio de supervivencia”, sostiene.

Añade que el sistema está disolviendo la representación política de las fuerzas que realmente se le oponen (aunque no el sentimiento popular que anima dichas posiciones) y está incorporando dentro de sí a quienes aceptan sus reglas, “logrando de este modo configurarse un disfraz de democracia para trasladar al mundo la imagen de que algo está mejorando”.

En realidad, sólo se avanza de cara al cambio cuando se accede, de forma concertada o no, a mayores cuotas de poder real, y no cuando nos dejamos engañar por el disfraz de democracia que la autocracia pretende vestir”, advierte el académico.

En ese sentido, opina que las elecciones volverán a ser efectivamente un medio de cambio político «cuando realmente impliquen una transferencia real (aunque sea parcial) de poder, pero no es eso lo que hemos visto esta semana”.

No obstante, las cifras demuestran que en el voto popular el chavismo sigue en barrena, a pesar del mapa rojo que mostraron los medios.

Mariana Bacalao dice que más allá de que hayan obtenido una mayoría de cargos políticos “en base a ventajismo y otros vicios”, el desgaste es palpable.

“No es una impresión o una sensación. Son cifras. Data dura y oficial. Las proporciones han variado en positivo para la oposición, si lo comparamos, por ejemplo, con la de las elecciones en 2017. En estos comicios el PSUV solo logró el 64% de los municipios”. Entonces concluye que “De estas elecciones surge un nuevo mapa político y una nueva correlación de fuerzas”.

Entretanto, Carmen Beatriz Fernández dice que, en la medida que salen publicados más datos oficiales, vemos que “ese mapa no es de victorias para el oficialismo”. Indica que el chavismo perdió plazas muy importantes que eran sus feudos, como en la zona llanera, pero que lo más importantes es que “El país salió de su estancamiento perverso”.