El año escolar no transitó en banda ancha - Runrun
El año escolar no transitó en banda ancha
Balance del año escolar 2019-2020: fue accidentado y no se cumplieron los objetivos
La cuarentena y los estudios a distancia fueron un gran reto para los maestros, profesores, alumnos y representantes
Colegios públicos y privados no trabajaron de la misma manera las clases a distancia

 

“Escasamente un 20% de los niños y adolescentes venezolanos habrá tenido algún tipo de formación estos meses. Podrán decir misa, podrán inventar que se cumplió con los objetivos, con los contenidos que había que enseñar, pero no es así”. Esa es la apreciación  del docente e investigador del Centro de Investigación y Formación Humanística de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Leonardo Carvajal. No tiene la menor duda de que  el balance escolar de este año fue desastroso. 

Lo sabe Carla Prado, que ha tenido que hacer milagros durante los últimos meses para que su hijo de 13 años, estudiante del segundo año de bachillerato en un liceo en Petare, cumpla con todas las asignaciones que envían sus profesores por correo electrónico, mensajería instantánea y las redes sociales, esto como parte de la educación a distancia que se está implementando en el país por la pandemia del Covid-19. 

“Mi teléfono no es tan inteligente, tiene poca memoria, solo resiste Whatsapp y el correo electrónico, muchas veces se queda guindado y en otras, el táctil se vuelve loco y deja de funcionar. Sin embargo, desde allí podemos recibir las instrucciones de algunos profesores, pero cuando no reacciona, le sacamos el chip y pedimos prestado un bam de internet y lo usamos en la computadora con los datos. Otra de las cosas que solíamos hacer era comprar paquetes de megas, pero desde que aumentaron su precio no pudimos pagarlos más. Cuando no puedo conectarme voy directamente al liceo a buscar información”, dijo.

Carla asegura que va a hacer todo lo posible para que su hijo estudie y logre sus metas, pero aclara que este año escolar ha sido fatal para la educación de los jóvenes venezolanos. “Aunque los profesores se esfuercen y hagan mil cosas no es la misma calidad educativa, los estudiantes no están aprendiendo todo lo que estaba previsto en el plan de evaluación y eso se traduce en que para el próximo año no estarán bien preparados”, enfatizó. 

La rápida propagación del Covid-19 obligó a la administración de Nicolás Maduro a suspender las clases en todos los niveles. Ya han pasado casi cuatro meses del anuncio y el año escolar ya está por terminar. En un balance general del año escolar, profesionales de la docencia en el país coinciden en que el último trimestre o tercer lapso fue accidentado y no se cumplieron los objetivos educativos previstos. 

 

I lapso

La directora nacional del Programa Escuela Fe y Alegría, Noelbis Aguilar explicó que el inicio del año escolar 2019-2020 se produjo con retrasos. Explicó que a muchos padres y representantes le costó formalizar el proceso de inscripción, por lo que los niños, niñas y adolescentes de los diferentes niveles se incorporaron de manera tardía a sus clases. “El tema de la alimentación, los gastos en útiles escolares, el déficit de los servicios básicos y la falta de docentes fueron factores que marcaron el inicio de este periodo escolar”, dijo. 

Antonella campos, profesora de lenguaje e historia en un liceo en Petare, afirmó que las clases comenzaron un par de semanas después de que el gobierno hiciera el anuncio oficial. “Alumnos y representantes ya venían arrastrando con todo el pesar que dejaron los apagones de 2018, y aunque se vio un poco más de movimiento económico, lo cierto es que había alumnos que entraban a clases sin desayunar porque en casa no había nada”. 

 

II Lapso

Faltaba una semana para que culminara el segundo lapso cuando el pasado 7 de abril, el ministro de educación Aristóbulo Istúriz ratificó la suspensión de clases presenciales por todo lo que resta de 2020. 

“Suspendemos las clases presenciales donde no se agrupe la gente. La gente se queda en su casa. Pero entonces tenemos que hacer uso de aquellas estrategias pedagógicas de aprendizaje a distancia”, dijo.

En días anteriores, Nicolás Maduro había anunciado la posibilidad de concluir el año escolar vía online, sugerencia que fue ampliamente rechazada y criticada en las redes sociales por el mal estado de las conexiones a internet que hay en todo el país. 

Luego del anuncio de la suspensión total de las clases, Istúriz comentó en el programa radial “dando y Dando” que según una encuesta realizada en el Sistema Patria, -en la que según participaron cinco millones de venezolanos- 92% de los encuestados estuvo de acuerdo con culminar el año escolar con esta estrategia de educación a distancia, al igual que más del 94% respaldó el portafolio como estrategia de evaluación, y más del 66% está de acuerdo en que las tareas y los trabajos asignados sigan siendo priorizados junto a los contenidos y los procesos de evaluación”.

El pasado 21 de abril la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) presentó un informe en el que afirma que la mitad del total de los alumnos en el mundo (826 millones) no tienen acceso a una computadora y 43 % no cuenta con el servicio de internet en sus hogares.

El estudio de la Unesco también señaló que que la pandemia de la COVID-19 ha exacerbado la exclusión de los alumnos con menos recursos en todo el mundo, especialmente en los países más pobres, destacando que un total de 258 millones de niños y jóvenes han quedado absolutamente excluidos de la educación durante el confinamiento.

En Venezuela, 15 millones de personas no tienen acceso a internet, según las últimas cifras publicadas por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), en el primer trimestre de 2019.

Leonardo Carvajal afirmó que en el mes de abril, cuando ya había pasado un mes de la cuarentena, le plantearon al ministerio que estableciera un sistema de educación a través de la televisión utilizando varios canales tanto públicos como privados, pero eso no se hizo, se basó en una fórmula etérea de decir que iba a haber educación online cuando el propio presidente Maduro dijo que solo el 44% de los niños tenían acceso a plataformas tecnológicas.  

 

III Lapso

Desde que Sandra Gómez supo que había dos casos de coronavirus en el estado Miranda sintió temor por sus dos hijos que estudian cuarto grado. “Todos los días teníamos que usar el metro desde Petare hasta Los Cortijos, el riesgo de contagiarnos era muy alto. Yo estoy de acuerdo con la medida de suspensión de clases que emitió el gobierno. Los niños son los primeros en contagiarse y propagar la enfermedad porque no saben de distanciamiento”, dijo. 

El aprendizaje a distancia fue una de las ideas del Ministerio de Educación para culminar con éxito el año escolar 2019-2020. “Cada familia una escuela” fue el programa transmitido por Venezolana de Televisión (VTV) en el cual un profesor explicaba temas de matemática, geografía, historia y otras cátedras, un modelo similar al que se aplicaba en las clases de la misión Sucre y Robinson, y el cual proviene de Cuba. 

Las teleclases fueron objeto de burlas y críticas en redes sociales debido a los errores que cometieron los profesores al explicar algunos contenidos. Una maestra del programa dijo -erróneamente- que la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar surte de agua a todo el país. Otra profesora, de manera gráfica, quiso expresar cinco tercios, pero lo que dibujó  fueron tres quintos. Error que no fue aclarado en ningún momento. 

Sobre el programa de educación del gobierno, la escuela de educación de la Universidad Católica Andrés Bello emitió un comunicado el pasado 17 de abril para cuestionar la escasa formación académica de los docentes. La Ucab aseguró que la imagen del docente que refleja “Cada familia una escuela” no contribuía al rescate de la vocación por educar, que creen necesaria para reconstruir el país.

“Este programa revela la ausencia de su articulación con los diseños curriculares oficiales de cada nivel y modalidad, carencia de la planificación y programación de secuencias didácticas funcionales al nivel de desarrollo y potencial de adquisición de conocimiento de niños y adolescentes”, afirmó el texto. 

Pero no todos los colegios y liceos se guiaron por las directrices del gobierno. Deisy Rangel, maestra del colegio Fé y Alegría comentó que para enviarle las actividades a los niños utilizaron herramientas como los grupos en Whatsapp y Facebook. 

“Fe y Alegría enviaba una guía específica a todos los profesores de los distintos niveles a través del correo electrónico y cada maestro se encargaba de enviarla a los representantes, cuando los estudiantes resolvían todas las actividades, los padres las llevaban al colegio y se las entregaban al profesor para ser corregidas”, explicó Rangel. 

En colegios privados de Caracas la situación fue muy distinta. Los profesores se reunían con los alumnos a través de otras plataformas tecnológicas como Zoom y Google Duo, herramientas que permiten hacer llamadas grupales. 

Francis Goncálvez, profesora en un colegio religioso en Caracas explicó que sus alumnos jamás dejaron de tener clases, comentó incluso que mantenían las mismas rutinas de clases, con la única diferencia que no estaban en el colegio.

“Nosotros estamos usando plataformas como Google Classroom o Zoom, las maestras no nos paramos. Los niños recibían las clases y luego desarrollaban los contenidos y a través de un grupo en Whatsapp se resolvían dudas y problemas”, dijo Goncálvez. 

Sobre si hubo compromiso en este último lapso, las maestras coincidieron en que hubo un alto compromiso y un gran nivel de responsabilidad tanto de los alumnos en las entregas de las actividades como por parte de los representantes. 

 

La nota final

Noelbis Aguilar afirmó que fue un año muy difícil, muy desafiante y con muchos retos. Sin embargo, en Fe y Alegría se hizo todo lo posible para que el proceso de enseñanza-aprendizaje se llevara a cabo de la mejor manera.

La pediatra y miembro de la Red de Madres, Padres y Representantes, Lila Vega afirmó que la suspensión de clases en esta oportunidad fue por una razón justificada, muy distinta a lo que sucedió con los apagones de marzo o como sucede siempre que hay elecciones en el país.

“La situación de la pandemia ha sido un gran reto para todos los profesores y maestros que han tenido que ofrecer sus clases a pesar de las constantes fallas en los servicios eléctricos y la situación económica”, dijo Vega. 

Lila Vega afirmó que aunque no se cumplieron los objetivos previstos se hizo el mayor esfuerzo posible para que los niños recibieran educación desde la casa.

“Yo pongo en suspenso el anuncio de Aristóbulo Istúriz de que las clases iban a comenzar el sistema presencial el 16 de septiembre, primero porque es irresponsable que él se desentienda de lo que pasó el último trimestre de este curso donde la inmensa mayoría aprendió nada”, enfatizó Carvajal, quien considera que el Ministerio de Educación y el gobierno están dejando mutilada la continuidad formativa de los estudiantes lo que a su juicio es una especie de crimen en relación con lo que los alumnos van a estudiar el próximo año escolar.

Sobre el inicio del próximo año escolar la Red de Madres, Padres y Representantes, afirmó que el año escolar debe comenzar en septiembre, con algún grado de presencialidad, siempre y cuando la situación epidemiológica esté controlada. 

 

Educación incompleta

Desde hace varios años el cronograma escolar en Venezuela no se cumple a cabalidad. Primero, los días feriados y extensiones de asuetos que la administración de Nicolás Maduro decreta sin estar establecidos en el calendario escolar. Segundo, las protestas de 2017 (cuatro meses) que dejaron más de 150 muertos y centenares de heridos que hizo que muchos estudiantes perdieran días de clases. Según el Centro de Investigaciones Educativas de la Escuela de Educación de la UCV el periodo escolar 2017-2018 fue el que tuvo los resultados más negativos en los últimos 60 años. Tercero, el gran apagón que dejó a oscuras a toda Venezuela en el mes de marzo de 2019, en donde los estudiantes venezolanos solo tuvieron ocho días de clases.  

Sobre las fallas que los alumnos puedan arrastrar por la pérdida de clases a causa de la pandemia, Lila Vega dijo que los profesores deberán crear planes estratégicos para compensar los contenidos que no fueron vistos. 

Para los jóvenes que concluyeron el bachillerato y que van la universidad, Vega enfatizó que las instituciones de educación superior tienen que crear talleres, cursos y demás herramientas que contribuya a la capacitación y formación de los jóvenes para que puedan nivelarse, aseguró que las universidades no deben penalizar a los jóvenes porque ellos no tienen la culpa de todo lo que ha ocurrido durante todos estos años. 

 

Educación a distancia sí o no

La llegada del coronavirus fue imprevisto y obligó a muchos a replantearse la manera de trabajar, en especial la de los colegios y universidades. “La pandemia nos deja como enseñanza que hay que implementar con sistemas no absolutamente presenciales, hay que incorporar la tecnología, hacerlo progresivamente antes de hacerlo obligatorio hay que dotar a los estudiantes, pero no de una manera desordenada como se hizo con las computadoras Canaima”, dijo. 

Lila Vega difiere sobre esto y argumenta que la modalidad a distancia sólo debe usarse para casos especiales porque  en la escuela se aprende más que en la casa porque se va más allá de los contenidos y del desarrollo del niño. 

“El trabajo semipresencial ayuda mucho en estos momentos de contingencia. Sin embargo, el mejor proceso es el presencial, el de la interacción entre los niños. Esta nueva realidad nos está llevando a replantearnos el proceso educativo de otra manera, el cual se dificulta en Venezuela por las condiciones actuales, con menos docentes, recursos deficitarios y sin medidas de bioseguridad que nos permita cuidar la salud de los alumnos, profesores y demás personas”, afirmó Noelbis Aguilar.