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Sociedad civil caníbal

@AAAD25

Tiempos raros estos. Mientras que millones de venezolanos estamos preocupados porque, tras el hito del 28 de julio, la oposición nuevamente se ha quedado varada y sin rumbo definido, en el resto del mundo hay no poca aprehensión por cuestiones como el futuro de la alianza trasatlántica de cara a la antipatía que le profesa Donald Trump. Quizá, como dijera Gramsci, está muriendo un viejo mundo y, mientras el nuevo nace, salen los monstruos. Lo que hasta hace no mucho pensábamos que era impensable, pudiera salir de la nada a abofetearnos.

Por mi parte, no imaginaba ver que alguna vez el material empleado por la elite gobernante venezolana para una de sus tantas campañas de desprestigio y justificación del hostigamiento a la oposición y a la sociedad civil viniera de Washington, D. C. Pero aquí estamos, con la narrativa sobre la USAID, el más reciente intento de agenda-setting por parte del aparato de propaganda oficialista. No es que altos funcionarios norteamericanos le estén pasando directamente a sus pares venezolanos información que comprometa a la oposición, por supuesto (¿Por supuesto? ¿Podemos darnos el lujo de hacer suposiciones apodícticas en esta era de, insisto, incertidumbre total? ¿Y si se consolidara la relación cordial con la Casa Blanca buscada por Miraflores? Mejor dejar tales preguntas para más tarde).

Por los momentos, Venezuela no ha sido mencionada de ninguna manera en las declaraciones públicas de los inquisidores de la USAID allá en el norte. Quizá nunca figure. La motivación de Trump, Elon Musk y compañía con todo aquello es ajena a nuestro país. Quieren reducir gastos públicos y por ello mostrar a los que votaron por ese gobierno que la USAID era dinero “desperdiciado”. De ahí que lo muy poco que hayan difundido públicamente sobre la revisión esté dirigido específicamente al ciudadano estadounidense conservador (verbigracia, el financiamiento a un montaje teatral trans en Colombia). No creo que Venezuela y sus problemas encajen ahí.

Claro, nadie puede suponer que la elite gobernante venezolana tendrá el mínimo escrúpulo de esperar a que surja alguna evidencia de uso corrupto de aquellos fondos para esgrimir sus propias acusaciones. Lo que sí asombra es que personas de la sociedad civil que adversan al gobierno se sumen al coro de Erinias digitales y avalen la formulación de señalamientos a priori en la materia. Me atrevería a decir que esta hostilidad, más que obedecer racionalmente a un cúmulo de evidencia sobre malversación, obedece emocionalmente a un cúmulo de sospechas sobre destinatarios hipotéticos o verificados.

Algunos también quieren sacrificar la sociedad civil

Algunos también quieren sacrificar la sociedad civil

@AAAD25 Tiempos raros estos. Mientras que millones de venezolanos estamos preocupados porque, tras el hito…

Estos objetos de sospecha son de al menos dos tipos distintos. Están en primer lugar los políticos opositores impopulares. Los que protagonizaron intentos previos de lograr un cambio de gobierno, fracasaron y por eso el público los rechaza y hasta acusa de ser “chavistas encubiertos”. Muchos llevan años en el exilio, lo cual ha creado percepciones de “buena vida” en contraste con la baja calidad de vida de los venezolanos en Venezuela y de los migrantes pobres. También la frecuente increpación “¿Y tú de qué vives en Madrid/Miami?”. Lo cierto es que, en algunos casos, manejos poco transparentes de recursos públicos (como el caso de la empresa Monómeros durante el llamado “gobierno interino”) contribuyeron con todo esto. De manera que algunos de los políticos señalados tienen su cuota de responsabilidad.

En segundo lugar, están las organizaciones no gubernamentales, cuyo caso es más difícil de entender. Pongamos de lado la ira de tuiteros conservadores que creen que las ONG son “basura progre”. Esos discursos hiperideológicos son ajenos a las inquietudes del grueso de la población hoy. Creo que en Venezuela hay tanta frustración por la falta de un cambio político, y al mismo tiempo tanto miedo a reclamar al verdadero responsable, que eso produce una necesidad de racionalizar la situación buscando chivos expiatorios.  Traidores. Una grandísima trama conspirativa de beneficiarios del statu quo. Bajo esa premisa, hay gente que puede hallar atractivo el señalamiento de que entes cuyo trabajo es mitigar los efectos del descalabro socioeconómico necesitan que el país esté mal para lucrarse.

Esto es una especie de canibalización de la sociedad civil. Como cuando personas que siempre han sido opositoras, para matar la frustración que comprensiblemente les produce su bajo poder adquisitivo, adoptan el discurso sobre “especuladores y comerciantes abusadores”, rayando en reclamos de que vuelvan las arremetidas de la Sundde contra locales para obligarlos a vender a “precio justo”. No tengo que decirles quién sale ganando con estas diatribas que desvían culpas.

El cerco se cierra cada vez más sobre las ONG 

@AAAD25 Tiempos raros estos. Mientras que millones de venezolanos estamos preocupados porque, tras el hito…

Téngase en cuenta que todo esto sucede en el contexto de la reciente aprobación de una ley que puede eliminar de un plumazo aquellas ONG que el gobierno considera indeseables. Es obvio que el pretexto para actuar puede ser cualquiera. No veo juicio salomónico posible en el dilema entre transparencia y seguridad de entes que molestan al gobierno. Puedes tener una u otra. No las dos. Te conformas con no saber o expones a un gentío a la ira del poder, incluyendo a justos que pagan por pecadores. ¿Que ambas opciones son pésimas? Bienvenidos a otro capítulo de “Las desgracias de vivir sin Estado de derecho”.

Quizá alguien que leyó la emisión pasada de esta columna encontrará que su premisa, sobre cómo me siento en paz con Venezuela, choca con la canibalización de la sociedad de la que ahora hablo. Me parece que en realidad no es así. En mi opinión, el furor contra las ONG es algo restringido a las redes sociales y sobre todo a sus usuarios “hiperconectados”. Nunca he escuchado esos señalamientos en conversaciones de calle. Y no porque crea que el público en general es defensor de las ONG. Sencillamente creo que no está interesado en esos temas. El ciudadano común, como mucho, ha de conocer una o dos ONG. Quizá ninguna. De todas maneras, espero que la canibalización cese. No ayuda en nada.

La sociedad civil en la mira

La sociedad civil en la mira

@AAAD25 Tiempos raros estos. Mientras que millones de venezolanos estamos preocupados porque, tras el hito…

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

@AAAD25

Tiempos raros estos. Mientras que millones de venezolanos estamos preocupados porque, tras el hito del 28 de julio, la oposición nuevamente se ha quedado varada y sin rumbo definido, en el resto del mundo hay no poca aprehensión por cuestiones como el futuro de la alianza trasatlántica de cara a la antipatía que le profesa Donald Trump. Quizá, como dijera Gramsci, está muriendo un viejo mundo y, mientras el nuevo nace, salen los monstruos. Lo que hasta hace no mucho pensábamos que era impensable, pudiera salir de la nada a abofetearnos.

Por mi parte, no imaginaba ver que alguna vez el material empleado por la elite gobernante venezolana para una de sus tantas campañas de desprestigio y justificación del hostigamiento a la oposición y a la sociedad civil viniera de Washington, D. C. Pero aquí estamos, con la narrativa sobre la USAID, el más reciente intento de agenda-setting por parte del aparato de propaganda oficialista. No es que altos funcionarios norteamericanos le estén pasando directamente a sus pares venezolanos información que comprometa a la oposición, por supuesto (¿Por supuesto? ¿Podemos darnos el lujo de hacer suposiciones apodícticas en esta era de, insisto, incertidumbre total? ¿Y si se consolidara la relación cordial con la Casa Blanca buscada por Miraflores? Mejor dejar tales preguntas para más tarde).

Por los momentos, Venezuela no ha sido mencionada de ninguna manera en las declaraciones públicas de los inquisidores de la USAID allá en el norte. Quizá nunca figure. La motivación de Trump, Elon Musk y compañía con todo aquello es ajena a nuestro país. Quieren reducir gastos públicos y por ello mostrar a los que votaron por ese gobierno que la USAID era dinero “desperdiciado”. De ahí que lo muy poco que hayan difundido públicamente sobre la revisión esté dirigido específicamente al ciudadano estadounidense conservador (verbigracia, el financiamiento a un montaje teatral trans en Colombia). No creo que Venezuela y sus problemas encajen ahí.

Claro, nadie puede suponer que la elite gobernante venezolana tendrá el mínimo escrúpulo de esperar a que surja alguna evidencia de uso corrupto de aquellos fondos para esgrimir sus propias acusaciones. Lo que sí asombra es que personas de la sociedad civil que adversan al gobierno se sumen al coro de Erinias digitales y avalen la formulación de señalamientos a priori en la materia. Me atrevería a decir que esta hostilidad, más que obedecer racionalmente a un cúmulo de evidencia sobre malversación, obedece emocionalmente a un cúmulo de sospechas sobre destinatarios hipotéticos o verificados.

Algunos también quieren sacrificar la sociedad civil

Algunos también quieren sacrificar la sociedad civil

@AAAD25 Tiempos raros estos. Mientras que millones de venezolanos estamos preocupados porque, tras el hito…

Estos objetos de sospecha son de al menos dos tipos distintos. Están en primer lugar los políticos opositores impopulares. Los que protagonizaron intentos previos de lograr un cambio de gobierno, fracasaron y por eso el público los rechaza y hasta acusa de ser “chavistas encubiertos”. Muchos llevan años en el exilio, lo cual ha creado percepciones de “buena vida” en contraste con la baja calidad de vida de los venezolanos en Venezuela y de los migrantes pobres. También la frecuente increpación “¿Y tú de qué vives en Madrid/Miami?”. Lo cierto es que, en algunos casos, manejos poco transparentes de recursos públicos (como el caso de la empresa Monómeros durante el llamado “gobierno interino”) contribuyeron con todo esto. De manera que algunos de los políticos señalados tienen su cuota de responsabilidad.

En segundo lugar, están las organizaciones no gubernamentales, cuyo caso es más difícil de entender. Pongamos de lado la ira de tuiteros conservadores que creen que las ONG son “basura progre”. Esos discursos hiperideológicos son ajenos a las inquietudes del grueso de la población hoy. Creo que en Venezuela hay tanta frustración por la falta de un cambio político, y al mismo tiempo tanto miedo a reclamar al verdadero responsable, que eso produce una necesidad de racionalizar la situación buscando chivos expiatorios.  Traidores. Una grandísima trama conspirativa de beneficiarios del statu quo. Bajo esa premisa, hay gente que puede hallar atractivo el señalamiento de que entes cuyo trabajo es mitigar los efectos del descalabro socioeconómico necesitan que el país esté mal para lucrarse.

Esto es una especie de canibalización de la sociedad civil. Como cuando personas que siempre han sido opositoras, para matar la frustración que comprensiblemente les produce su bajo poder adquisitivo, adoptan el discurso sobre “especuladores y comerciantes abusadores”, rayando en reclamos de que vuelvan las arremetidas de la Sundde contra locales para obligarlos a vender a “precio justo”. No tengo que decirles quién sale ganando con estas diatribas que desvían culpas.

El cerco se cierra cada vez más sobre las ONG 

@AAAD25 Tiempos raros estos. Mientras que millones de venezolanos estamos preocupados porque, tras el hito…

Téngase en cuenta que todo esto sucede en el contexto de la reciente aprobación de una ley que puede eliminar de un plumazo aquellas ONG que el gobierno considera indeseables. Es obvio que el pretexto para actuar puede ser cualquiera. No veo juicio salomónico posible en el dilema entre transparencia y seguridad de entes que molestan al gobierno. Puedes tener una u otra. No las dos. Te conformas con no saber o expones a un gentío a la ira del poder, incluyendo a justos que pagan por pecadores. ¿Que ambas opciones son pésimas? Bienvenidos a otro capítulo de “Las desgracias de vivir sin Estado de derecho”.

Quizá alguien que leyó la emisión pasada de esta columna encontrará que su premisa, sobre cómo me siento en paz con Venezuela, choca con la canibalización de la sociedad de la que ahora hablo. Me parece que en realidad no es así. En mi opinión, el furor contra las ONG es algo restringido a las redes sociales y sobre todo a sus usuarios “hiperconectados”. Nunca he escuchado esos señalamientos en conversaciones de calle. Y no porque crea que el público en general es defensor de las ONG. Sencillamente creo que no está interesado en esos temas. El ciudadano común, como mucho, ha de conocer una o dos ONG. Quizá ninguna. De todas maneras, espero que la canibalización cese. No ayuda en nada.

La sociedad civil en la mira

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@AAAD25 Tiempos raros estos. Mientras que millones de venezolanos estamos preocupados porque, tras el hito…

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

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Tiempos raros estos. Mientras que millones de venezolanos estamos preocupados porque, tras el hito del 28 de julio, la oposición nuevamente se ha quedado varada y sin rumbo definido, en el resto del mundo hay no poca aprehensión por cuestiones como el futuro de la alianza trasatlántica de cara a la antipatía que le profesa Donald Trump. Quizá, como dijera Gramsci, está muriendo un viejo mundo y, mientras el nuevo nace, salen los monstruos. Lo que hasta hace no mucho pensábamos que era impensable, pudiera salir de la nada a abofetearnos.

Por mi parte, no imaginaba ver que alguna vez el material empleado por la elite gobernante venezolana para una de sus tantas campañas de desprestigio y justificación del hostigamiento a la oposición y a la sociedad civil viniera de Washington, D. C. Pero aquí estamos, con la narrativa sobre la USAID, el más reciente intento de agenda-setting por parte del aparato de propaganda oficialista. No es que altos funcionarios norteamericanos le estén pasando directamente a sus pares venezolanos información que comprometa a la oposición, por supuesto (¿Por supuesto? ¿Podemos darnos el lujo de hacer suposiciones apodícticas en esta era de, insisto, incertidumbre total? ¿Y si se consolidara la relación cordial con la Casa Blanca buscada por Miraflores? Mejor dejar tales preguntas para más tarde).

Por los momentos, Venezuela no ha sido mencionada de ninguna manera en las declaraciones públicas de los inquisidores de la USAID allá en el norte. Quizá nunca figure. La motivación de Trump, Elon Musk y compañía con todo aquello es ajena a nuestro país. Quieren reducir gastos públicos y por ello mostrar a los que votaron por ese gobierno que la USAID era dinero “desperdiciado”. De ahí que lo muy poco que hayan difundido públicamente sobre la revisión esté dirigido específicamente al ciudadano estadounidense conservador (verbigracia, el financiamiento a un montaje teatral trans en Colombia). No creo que Venezuela y sus problemas encajen ahí.

Claro, nadie puede suponer que la elite gobernante venezolana tendrá el mínimo escrúpulo de esperar a que surja alguna evidencia de uso corrupto de aquellos fondos para esgrimir sus propias acusaciones. Lo que sí asombra es que personas de la sociedad civil que adversan al gobierno se sumen al coro de Erinias digitales y avalen la formulación de señalamientos a priori en la materia. Me atrevería a decir que esta hostilidad, más que obedecer racionalmente a un cúmulo de evidencia sobre malversación, obedece emocionalmente a un cúmulo de sospechas sobre destinatarios hipotéticos o verificados.

Algunos también quieren sacrificar la sociedad civil

Algunos también quieren sacrificar la sociedad civil

@AAAD25 Tiempos raros estos. Mientras que millones de venezolanos estamos preocupados porque, tras el hito…

Estos objetos de sospecha son de al menos dos tipos distintos. Están en primer lugar los políticos opositores impopulares. Los que protagonizaron intentos previos de lograr un cambio de gobierno, fracasaron y por eso el público los rechaza y hasta acusa de ser “chavistas encubiertos”. Muchos llevan años en el exilio, lo cual ha creado percepciones de “buena vida” en contraste con la baja calidad de vida de los venezolanos en Venezuela y de los migrantes pobres. También la frecuente increpación “¿Y tú de qué vives en Madrid/Miami?”. Lo cierto es que, en algunos casos, manejos poco transparentes de recursos públicos (como el caso de la empresa Monómeros durante el llamado “gobierno interino”) contribuyeron con todo esto. De manera que algunos de los políticos señalados tienen su cuota de responsabilidad.

En segundo lugar, están las organizaciones no gubernamentales, cuyo caso es más difícil de entender. Pongamos de lado la ira de tuiteros conservadores que creen que las ONG son “basura progre”. Esos discursos hiperideológicos son ajenos a las inquietudes del grueso de la población hoy. Creo que en Venezuela hay tanta frustración por la falta de un cambio político, y al mismo tiempo tanto miedo a reclamar al verdadero responsable, que eso produce una necesidad de racionalizar la situación buscando chivos expiatorios.  Traidores. Una grandísima trama conspirativa de beneficiarios del statu quo. Bajo esa premisa, hay gente que puede hallar atractivo el señalamiento de que entes cuyo trabajo es mitigar los efectos del descalabro socioeconómico necesitan que el país esté mal para lucrarse.

Esto es una especie de canibalización de la sociedad civil. Como cuando personas que siempre han sido opositoras, para matar la frustración que comprensiblemente les produce su bajo poder adquisitivo, adoptan el discurso sobre “especuladores y comerciantes abusadores”, rayando en reclamos de que vuelvan las arremetidas de la Sundde contra locales para obligarlos a vender a “precio justo”. No tengo que decirles quién sale ganando con estas diatribas que desvían culpas.

El cerco se cierra cada vez más sobre las ONG 

@AAAD25 Tiempos raros estos. Mientras que millones de venezolanos estamos preocupados porque, tras el hito…

Téngase en cuenta que todo esto sucede en el contexto de la reciente aprobación de una ley que puede eliminar de un plumazo aquellas ONG que el gobierno considera indeseables. Es obvio que el pretexto para actuar puede ser cualquiera. No veo juicio salomónico posible en el dilema entre transparencia y seguridad de entes que molestan al gobierno. Puedes tener una u otra. No las dos. Te conformas con no saber o expones a un gentío a la ira del poder, incluyendo a justos que pagan por pecadores. ¿Que ambas opciones son pésimas? Bienvenidos a otro capítulo de “Las desgracias de vivir sin Estado de derecho”.

Quizá alguien que leyó la emisión pasada de esta columna encontrará que su premisa, sobre cómo me siento en paz con Venezuela, choca con la canibalización de la sociedad de la que ahora hablo. Me parece que en realidad no es así. En mi opinión, el furor contra las ONG es algo restringido a las redes sociales y sobre todo a sus usuarios “hiperconectados”. Nunca he escuchado esos señalamientos en conversaciones de calle. Y no porque crea que el público en general es defensor de las ONG. Sencillamente creo que no está interesado en esos temas. El ciudadano común, como mucho, ha de conocer una o dos ONG. Quizá ninguna. De todas maneras, espero que la canibalización cese. No ayuda en nada.

La sociedad civil en la mira

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Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

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Una base de datos de mujeres y personas no binarias con la que buscamos reolver el problema: la falta de diversidad de género en la vocería y fuentes autorizadas en los contenidos periodísticos.