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Opinión

¿Qué mensaje envía realmente la canción “Veneka”, de Rawayana?

¿Qué mensaje envía realmente la canción Veneka, de Rawayana, por Magdymar León Torrealba
Magdymar León Torrealba
06/11/2024
La canción Veneka centra la identidad en elementos estereotípicos, no en una verdadera reivindicación de su agencia y fuerza

La canción Veneka, de Rawayana, presenta un retrato de las mujeres venezolanas desde una perspectiva que mezcla orgullo nacional y estereotipos de género, con un enfoque particular en la feminidad de la diáspora venezolana. A continuación, exploro algunos aspectos del contenido desde una perspectiva feminista, resaltando los elementos que refuerzan estereotipos y los que resignifican la identidad femenina venezolana:

Cosificación de la mujer

La canción emplea un lenguaje que cosifica a las mujeres venezolanas, resaltando aspectos físicos (“cuerpo de atleta”, “mejores culos”) que enfatizan su atractivo sexual. Este enfoque limita a las mujeres a su apariencia, reduciendo su valor a cualidades físicas o “cualidades nacionales” (la comida venezolana o el acento), en lugar de reconocerlas como personas con agencia propia. Esta cosificación perpetúa la idea de que el valor de las mujeres reside en su atractivo físico, una visión limitante y opresiva que refuerza la mirada masculina y la idea de las mujeres como objetos de deseo.

Estereotipos de género y regionalización

La canción hace una lista de características que “representan” a las mujeres de diferentes regiones de Venezuela, asignando cualidades casi arquetípicas a cada lugar (ej., la “gocha”, la “maracucha”, la “caraqueña”), lo cual puede parecer una celebración de la diversidad, pero en realidad reduce a las mujeres a estas categorías. Esto se vincula con el concepto de “exotización,” en el que las mujeres son valoradas por cumplir con ciertos estereotipos y rasgos específicos que las hacen “deseables” o “exóticas” según la región, lo que contribuye a crear expectativas rígidas que borran la individualidad de las mujeres y su derecho a definirse más allá de los imaginarios culturales.

Ambigüedad en la resignificación de “Veneca”

Aunque el término “veneca” intenta ser resignificado en la canción con orgullo, el enfoque en los aspectos físicos y la función de las mujeres en los espacios de ocio (dueñas del party, cuerpo de atleta) muestra una resignificación parcial. En lugar de enfatizar aspectos positivos de la identidad femenina venezolana como la resiliencia, la inteligencia o el liderazgo, la canción centra la identidad en elementos estereotípicos, no en una verdadera reivindicación de su agencia y fuerza. Una resignificación efectiva buscaría alejarse de este enfoque físico y destacar más cualidades personales y logros de las mujeres venezolanas, especialmente en el contexto migrante.

Independencia económica y rechazo al sugar daddy

La línea “Saben hacer billete sin tener sugar daddy” es uno de los pocos elementos que podría verse como una reivindicación de independencia económica y autonomía. Al reconocer que las mujeres “saben hacer billete”, se alude a su capacidad de trabajar y prosperar sin depender de una figura masculina, lo cual rompe con el estereotipo de las mujeres como dependientes de otros para subsistir. No obstante, este enfoque se presenta de forma ambigua, ya que el resto de la canción no expande esta idea de independencia y autonomía, sino que la reduce a un detalle aislado.

Patriarcado y territorialidad

La canción incluye frases como “Yo soy internacional, pero veo a mi veneca y me gusta jugar local”, que se pueden interpretar como una forma de territorialidad sobre la mujer venezolana. Estas expresiones pueden verse como una manifestación de control y posesión que refuerzan la idea de la mujer como “propiedad” o elemento a ser “consumido” por el hombre. Este lenguaje refuerza la visión patriarcal, donde el hombre “internacional” considera a las mujeres de su país como algo accesible o disponible a su conveniencia.

La dicotomía de la “Sifrina” y la “Boleta”

En varias partes de la canción, se hace referencia a la dualidad entre “sifrina” y “boleta”, términos que en la cultura venezolana describen diferentes estilos y niveles socioeconómicos. Esta clasificación puede interpretarse como una forma de división que enmarca a las mujeres en categorías sociales que, de una u otra manera, definen su valor en función de cómo encajan en estas etiquetas. Desde el feminismo, esta dicotomía podría cuestionarse, ya que fomenta una visión simplista y binaria que no permite que las mujeres se definan más allá de estas etiquetas y que al final refuerza prejuicios y desigualdades dentro del propio contexto venezolano.

“Son más fieles que un Yaris”

Esta frase, en apariencia ligera y divertida, refuerza una noción tradicional de lealtad que se espera de las mujeres. Se compara la fidelidad de una mujer venezolana con la confiabilidad de un auto resistente. Es una forma de trivializar y objetificar la lealtad femenina, asociándola con la noción de “disponibilidad” o “utilidad” que se espera de un bien duradero. Al presentar a la mujer como “fiel” en este sentido, se perpetúan expectativas tradicionales sobre la fidelidad femenina, vinculadas muchas veces a la subordinación y a la espera de que las mujeres cumplan un rol de “compañeras” o “posesiones confiables.”

En conclusión, la canción intenta resignificar la identidad femenina venezolana y la palabra “veneca” con un enfoque que pretende ser positivo. Sin embargo, el contenido muestra serias limitaciones. La canción recurre a estereotipos de género, cosificación y exotización, perpetuando una mirada masculina y superficial sobre la mujer venezolana. Aunque algunos elementos apuntan hacia la independencia económica, estos están aislados y son mínimos frente al énfasis en la apariencia física y en las características que “enamoran” al hombre.

Para una resignificación auténtica, la representación de la mujer migrante venezolana podría centrarse en su fortaleza, inteligencia y resiliencia, características que van mucho más allá de su atractivo físico o su rol en los espacios de ocio. Así, la canción puede servir de reflexión sobre cómo resignificar una identidad con una visión que realmente desafíe los estereotipos y que permita a las mujeres verse a sí mismas desde una perspectiva de poder y autonomía.

Noviembre, 2024

Magdymar León Torrealba | Psicóloga clínica, feminista, investigadora, docente de la maestría en Estudios de la Mujer de la UCV y coordinadora de AVESA, Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa.

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