Serrat, la senda que has de volver a pisar
Esta es la historia de Serrat. Una dulce y determinante resistencia a callar. Una prosa inteligente y cálida, de rima y ritmo elevado
La despedida de Joan Manuel Serrat no puede ser interpretada sino como “un atentado” a la felicidad de la humanidad. Intentaré transmitir, con el corazón rugoso, cómo este catalán –‘el Nano de Pueblo Seco’– se convirtió con sus cantares y sus barquitos de papel en una sublime leyenda de libertad y esperanza para el mundo.
La tolerancia, la libertad y la belleza de Serrat
Sobre la libertad es la obra más importante que escribió John Stuart Mill. El autor expone las ideas fundamentales sobre los límites de la libertad del individuo y de la sociedad. Vale la pena citar: «La vituperación no medida, impuesta por la opinión dominante, disuade a las personas de expresar opiniones contrarias y de escuchar a quienes las expresan». Esta es la historia de Serrat. Una dulce y determinante resistencia a callar. Una prosa inteligente y cálida, de rima y ritmo elevado, como su Carta a Lucía, como “luna llena que araña en el mar”. Y nos convence…
La libertad es poder hacer todo aquello que no cause perjuicio a los demás. Entonces Joan Manuel nos ha hecho libres porque nunca persiguió la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres su canción… haciendo caminos sin dañar. Nada mejor para ser recordado que aquél que no pretende. Nada más sublime para hacernos libres que la música, que es la gloria de aquellos que garantizan a los demás el ejercicio de sus derechos y de sus más profundos deseos, derrotando la opinión dominante.
Dándole melodía con su Nova Canço a los versos de Joan Salvat-Papasseit, Alberti, García Lorca, Neruda; a los de Benedetti con El sur también existe; a los de Antonio Machado con sus Cantares; a la poesía de Miguel Hernández con su Hijo de la luz y de la sombra. Serrat canta libremente a la gente. Lo justificable, aun desenfadado, es no herir a los demás para que “pueda ser un gran día, para darte una oportunidad”.
Oportunidad que el mismo se borró cuando, en 1968, decidió no participar en el Festival de Eurovisión por querer cantar en catalán. “Prefiero pasar miedo a sentir vergüenza”, respondió con firmeza al impasse. A quienes le dispararon a quemarropa, les espetó: prefiero morir de dignidad que retratarme con una tiranía, sea franquista, por cierto, sea independentista… porque Serrat no solo es coherente en la tarima.
La integridad de Serrat es su autenticidad como hombre de familia, cantautor, amigo; como catalán y ser humano. Vive cada día como el último día en sus siete pisos y pico de vida. Y si la rutina le aplasta, Serrat dice con tolerancia, “ya basta de mediocridad”.
Todavía no llevaba melena
En opinión de Mill, es mucho más difícil estar protegido «contra la tiranía de la opinión y sentimientos prevalecientes» que contra el opresor. Las opiniones prevalecientes dentro de la sociedad serán la base de todas las reglas de conducta dentro de ella; por lo tanto, no puede haber salvaguardia en la ley contra la tiranía de la mayoría. Es la vituperación desmedida impuesta por los convencionalismos. Serrat, cuando aun no llevaba melena, exhibía su desmedida irreverencia frente a la opinión dominante. Qué decir cuando le creció la cabellera. Puso en aprietos las opiniones prevalecientes. Por eso me gusta Serrat. Porque solfea y resiste como el más libre de los jilgueros, que es la más feroz representación de la felicidad.
Es la libertad de buscar gustos, pensamientos y emociones, de unirse a quien le plazca o separarse de quienes hacen daño a los demás. El Nano (el Noi de Poble-Sec), es una “continua fiesta para guardar”, “que no hay que dejar escapar la felicidad para consumirla a granel”. Por eso sugiere “pelea por lo que quieres y no desesperes si algo no anda bien…”.
Cuando aún no llevaba melena y escuchaba a Serrat, miraba atrás y veía la senda que nunca he de pisar. Pero a sus 77 años, él con su melena y yo con la que me queda, sabemos que siendo su vicio cantar y el de ambos la libertad, muchas sendas hemos de volver a pisar para recoger las estelas sembradas en el mar.
Merece un manso descanso Serrat, al lado de Candela, su inseparable compañera, a quien le llama la Yuta. “La mujer que tú quieres, que te ató a su yunta, para sembrar la tierra de punta a punta”, la que te ha flechado por más de 4 décadas; con la que compartes tus 3 hijos, cinco nietos y un perro… Pero también merecemos contemplar tu huella. Todo pasa y todo queda…
Hombres, ingrávidos y sutiles
Con Serrat todos conocemos nuestras cien verdades, nuestros cien motivos y nuestras cien mentiras, para vivir. Duermen en nuestras memorias, al ritmo de su poesía, “los poetas colgados, canallas Quijotes y Sanchos, Babel y Sodoma, abuelos que siempre ganaban batallas y caminos que nunca llevaban a Roma”. Más de cien palabras, más de cien motivos –ingrávidos y sutiles– para no cortarnos de un tajo las venas… Te marchas, caminante. Con tus huellas no hay camino, se hace camino al andar. Descanta Serrat, un hidalgo catalán, de una sola cara y una sola voz, que nos enseñó que los hombres de paja, que usan la colonia y el honor, tienen doble vida, son sicarios del mal…
Seguid caminando, trovador. Viendo la senda a la que has de volver a pisar, porque contigo el mundo entendió la sana opinión dominante, que los farsantes se arman hasta los dientes en el nombre de la paz. Y juegan con cosas que no tienen repuesto, como el amor, la patria, la vida y la libertad.
Se nos distancia Serrat, pero su canto ha de quedar porque si algo nos sale mal, su himno para la libertad nos recordará que aquellos que hurtan flores para regalarlas a su mamá, entre esos tipos y nosotros, hay algo personal. Seguid navegando querido amigo, hombre del Mediterráneo que, pintado de sol y grana, te veremos volar, bajo el cielo azul, temblar y cantar… y súbitamente elevarte ¡como pompas de jabón! Y sonreiremos cada mañana buscando tu cara entre la gente, porque al decir de Papasseit, rés no és mesquí, nada es mezquino… como jamás lo has sido en la memoria de los hombres, tu canción.
Gracias por tanta antología ordenada y adornada de amor pasión y corazón… Es lo que cosecharás de las estelas de la mar, de arar en el Mediterráneo… golpe a golpe, verso a verso.
Carta de despedida a Serrat
Esta es la historia de Serrat. Una dulce y determinante resistencia a callar. Una prosa…
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