#EnPocasPalabras | Putin: errores garrafales
En lugar de ganar posiciones en su enfrentamiento político y económico con relación a la OTAN y sus países miembros, Putin ha perdido mucho
Mientras que las dos partes involucradas en la inexcusable invasión de Ucrania están enfrentándose en una feroz lucha en varios frentes sin mostrar signos de un posible acuerdo o rápido final, está claro que el líder ruso Vladimir Putin ha cometido una serie de errores garrafales en su afán de reconquistar una región que antiguamente pertenecía a la Unión Soviética, pero que ya cuenta con 31 años de independencia y es reconocida mundialmente como tal.
El primer gran error es que debido al hecho que Rusia suple casi la mitad de las necesitades energéticas (gas y petróleo) de Alemania, Putin pensó que Alemania no arriesgaría esa dependencia para alinearse con la OTAN y defender a Ucrania.
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Putin también pensó que lo mismo pasaría con otros países de la Unión Europea (UE), que también dependen principalmente de los envíos energéticos de Rusia a través de sus varios gasoductos y oleoductos.
Pero a Alemania no se le han olvidado las pasadas penas y los enfrentamientos con Moscú debido a la ocupación rusa de Alemania Oriental a lo largo de 52 años, desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta su reunificación en 1989. Y a los demás países de la OTAN tampoco se les olvidan las invasiones rusas de Hungría en 1949, 1944 y 1956; así como varios otros intentos de expansión y dominación de otros países de la región euroasiática.
Arriesgó su mercado cautivo
Luego de un periodo de aceptación, que algunos politólogos llegaron hasta a definir como una “luna de miel” entre Rusia y Europa, la invasión de Ucrania ha impulsado un rechazo general europeo contra el país más extenso del mundo. Los países europeos definitivamente dejaron de confiar en Rusia. Más bien han decidido alejarse de su influencia, de su papel de aprovisionador energético. Con ello, evitan posibles chantajes de parte de Moscú.
Como resultado, en lugar de ganar posiciones en su enfrentamiento político y económico con relación a la OTAN y sus países miembros, Putin ha perdido mucho. La misma organización se está resguardando y reforzando al punto tal que países como Suecia, Finlandia, Austria y Suiza, considerados “neutrales”, piensan seriamente convertirse en nuevos miembros, efecto totalmente contrario a los deseos de Putin.
Lo lógico era que Putin no arriesgara un mercado cautivo de gas y petróleo responsable de las dos terceras partes de todos los ingresos del país, sin estar seguro del éxito de una campaña bélica de ocupación. Una invasión destinada a recuperar a Ucrania como parte del antiguo imperio soviético, con la esperanza de que esto también sirviera para impulsar la incierta economía rusa.
Un mal cálculo militar
El segundo grave error es la sobrevaluación de la capacidad y organización de sus fuerzas armadas, al tiempo de subestimar la preparación del ejercito ucraniano tanto en la táctica de guerra como del aprovisionamiento de sus tropas.
Esto incluye al repostaje de gasolina, repuestos bélicos y alimentos a lo largo de un territorio cuya área total mide más de 603 000 kilómetros cuadrados, superior al de Francia. Y con una distancia de más de 800 kilómetros entre la frontera norte con Rusia y la costa sur del Mar Negro.
Putin parece haber olvidado completamente las lecciones de logística militar aplicadas magistralmente por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Y subestimó la preparación, la determinación y el fervor patriótico de las tropas ucranianas.
El hecho de que dentro de los tanques de guerra rusos capturados por los ucranianos se hayan encontrado uniformes ceremoniales y de desfile en preparación a una parada triunfal, es una muestra del exceso de optimismo y convicción de una fácil victoria de parte de Moscú.
La opinión mundial en contra
Militarmente el ejército de Putin falló en su intento de ocupación de Kiev, la capital de Ucrania, y sus tropas tuvieron que replegarse hacia el norte de vuelta a Rusia. Sin embargo, las conquistas rusas en la región del Donbás en el este de Ucrania, incluyendo el puerto de Mariúpol, que ha sido casi totalmente destruido, no alcanza el dominio total de esa rica región.
La oposición ucraniana está metiendo a dura prueba las fuerzas de Putin en la víspera de recibir importantes armamentos enviados por los países europeos y por Estados Unidos; estos podrían infligir mayores pérdidas a las fuerzas rusas.
Todo esto mientras la opinión del mundo libre o democrático es cada día más contraria a Rusia. Mientras, crece el apoyo a las severas sanciones en contra de los intereses rusos, destinadas a debilitar aun más la economía de Moscú.
Mientras tanto, las decisiones de Putin están siendo seriamente criticadas por la oposición rusa, liderada por el encarcelado Alexei Navalny. Y hay una indefinida cantidad de ciudadanos contrarios a la guerra que incluyen a Vagit Alekperov, quien renunció a su puesto como presidente de Lukoil, la segunda más grande empresa petrolera rusa cuyas acciones en los últimos 5 días perdieron el 28 % de su valor; al millonario Oleg Tinkov, quien definió la invasión de Putin como “una locura”; y por lo menos a 20 personalidades del mundo científico y literario que han escapado de Rusia.
Por su parte, el alcalde de Moscú, Sergey Sobryanin, declaró que el cierre de empresas extranjeras y la fuga de sus capitales debido a la invasión de Ucrania pone en peligro los puestos de trabajo de por lo menos 200 000 moscovitas.
Economía mundial, otra víctima de la guerra
Mas allá de los efectos negativos en Rusia, el conflicto ucraniano ha causado un grave desbalance económico global debido al aumento de los precios del gas y del petróleo. Esto afecta seriamente el costo de todo tipo de transporte y genera una inflación generalizada.
Tanto los índices inflacionarios de los países europeos, latinoamericanos, de Estados Unidos y Canadá, como también de Australia, la India y hasta China están aumentando. Un efecto que está siendo conocido como” inflación ucraniana.”
A este punto es difícil predecir hasta cuándo los rusos y el mundo van a aguantar las crueles arremetidas de Putin y si Putin en un momento de suma locura no le importa causar una guerra mundial. Una conflagración que, al fin y al cabo, sería un enfrentamiento entre las fuerzas democráticas y libres del mundo en contra de las dictaduras y gobiernos autoritarios que todavía existen en el planeta.
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