Los servicios públicos son muestra de hasta dónde ha caído esa Venezuela que es decadencia en ejercicio
En intervalos el agua surge y en demasiadas zonas nunca brota. No siempre funcionan los teléfonos, el internet casi nunca a menos que sea de los privilegiados que pueden pagar en dólares un servicio privado. Hay suministro eléctrico inestable, con fuertes variaciones, se desconectan y reconectan los electrodomésticos, al final desconcertados se descomponen. La destrucción ha sido de tal magnitud que, para recuperar los niveles de bienestar de alguna vez, va a costar Dios y su ayuda.
Los enlaces se encuentran rotos y los vínculos desgarrados. Sin embargo, la estafadora e ilusoria recuperación mustiamente gana voluntades en la opinión pública. ¿Espejismo? el lienzo industrial es una ruina, un andrajo. Mientras el harapiento aumento en la producción petrolera es caridad pagada con cultura de los ayatolás, superiores religiosos chiítas islámicos, especialmente en Irán. ¿Cuánta inversión para recuperar los servicios públicos? expertos la calculan en 40.000 millones de dólares.
Los militares -honestos, que los hay- pierden batallas con delincuentes, narcotraficantes, invasores y explotadores clandestinos de riquezas mineras. Los policías luchan como van pudiendo mientras la delincuencia prolifera constituyéndose en gobierno paralelo en franjas populares y otras zonas.
Crímenes sin Castigo | Después de Koki
Los servicios públicos son muestra de hasta dónde ha caído esa Venezuela que es decadencia…
Los precios suben sin parar y el oficialismo ordena al Banco Central de Venezuela, que dejó de ser autónomo y controlador de la economía monetaria, que mantenga el dólar ficticiamente alrededor del mítico valor de 4,30. El Metro de Caracas tiene accidentes y fallos un día sí y el siguiente también. Conseguir gasolina subsidiada es ya un milagro de santos realmente poderosos, que son los menos.
En oficinas de servicio público nadie sabe nada y burócratas solo se mueven cuando el ciudadano exhibe algún billete en dólares. Cualquier diligencia o documento cuesta un dineral, una fortuna producto de tarifas aumentadas y acostumbrado soborno. Los ciudadanos deben cancelar por la inflación nacida de una política económica precaria, irresponsable y mediocre, lo que cobren por darle moderada rapidez a cualquier gestión obligatoria del Estado.
Los servicios públicos desnudan al régimen
Los servicios públicos son muestra de hasta dónde ha caído esa Venezuela que es decadencia en ejercicio. En tiempos de la democracia el deterioro era un tema en discusión; hoy en día es una realidad inevitable que nos perjudica a todos por igual. Y, lo peor, es que el régimen ni siquiera reconoce su propio desastre en la atención al público, ya ni se molesta en las que son para ellos pequeñas mentiras.
Persevera en los grandes embustes. En dibujar un país que no existe ni siquiera en los sueños falsos de los pocos chavistas que van quedando, que se atreven autoengañarse como cómplices de la gran falsedad de estar mejorando. Y que, dizque si no avanza más, es por culpa de unas sanciones imperialistas cuya suspensión solicita un puñado de nuevos compinches, sin mencionar su origen real, ni siquiera las de orden personal.
¿Cómo se recuperan? Con activos -maquinarias, bienes de capital- y lo más importante, el recurso humano. Hoy 7 millones se han ido, obligados por la ignominia oficialista y castrista reinante. La eficiencia, supone inversión enorme. Sin embargo, la desconfianza y el riesgo país comprometen en demasía. Corrupción, aprovechamiento privado de fondos públicos, negocios turbios, ninguna o poca transparencia y la falta de rendición de cuentas, alejan, enculillan el crédito internacional.
Sin servicios públicos adecuados una nación es una masa abandonada a su suerte, de personas que nunca llegaran a tiempo, que se bañan con tobo y solo las partes malolientes; que se mueren en hospitales por falta de medicamentos, insumos, equipos, con dificultades para comunicarse entre sí. Ciudadanos de un país capitalista sin las ventajas del capitalismo.
Reconstruir los servicios públicos es un gran desafío, se requiere talento gerencial y medios económicos, realizar inversiones y hacerlas con profesionalismo. Los problemas que enfrentamos los venezolanos empeoran cada día. Por ejemplo: violación a los derechos humanos y denuncias por crímenes de lesa humanidad.
Se podría interpretar que el oficialismo abrió las puertas a la privatización. Nada más fantasioso. En realidad, lo que hay es una majadera e irresponsable ausencia del Estado. Venezuela, un país que fue un sueño y lleva dos décadas hundido en la pesadilla del fracaso.
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