No es malo tener crecimiento económico
¿Por qué catalogar de ‘colaboracionistas’, ‘enchufados’ o de ‘agentes del régimen’ a quienes piensen que estamos en crecimiento económico?
Venezuela es un sitio muy extraño para hablar de economía. Obviamente, cuando tienes 7 años seguidos con una contracción económica (que ha costado cerca del 75 % de tu PIB) y 49 meses en hiperinflación, hablar o imaginarse una mejora en la economía es complicado. Pero eso podría estar pasando en Venezuela en este cierre del 2021 y también muy posiblemente en el año 2022.
Según Focus Economics en su informe de noviembre de este año, el consenso del mercado apunta a que en 2022 la economía venezolana crecería un 3,8 % y en 2023 un 4,8 %, con una inflación de 591 % y 161 %, respectivamente. En cuanto a 2021, llama la atención cómo, en los últimos cuatro meses, las empresas que encuestan han ido mejorando sus proyecciones sobre Venezuela. De un -4 % de resultado en el PIB hace cuatro meses a -0,3 % en el de noviembre (con varias empresas esperando que el PIB tenga un resultado positivo en este mismo 2021).
Por cierto, tengamos en cuenta que una cosa es crecer y otra cosa muy distinta es afirmar “que ya Venezuela se arregló”. Nadie afirma lo segundo, al menos nadie serio. Igualmente, un crecimiento de 3 %, 4 % o 5 % si bien es una buena noticia, cuando lo comparas con un desplome del 75 %, prácticamente no es nada. Pero mejor es crecer a seguir teniendo disminuciones en la actividad económica.
Para tener idea del desastre, si Venezuela inicia una senda de crecimiento de 6,5 % este año, alcanzaría el nivel (de PIB) del año 2013 (último año de crecimiento económico) en el año 2044 (dentro de 23 años). Eso pasa cuando se evaporan ¾ de tu economía.
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¿Por qué catalogar de ‘colaboracionistas’, ‘enchufados’ o de ‘agentes del régimen’ a quienes piensen que…
Ese crecimiento económico tiene varios problemas, no es simétrico (hay sectores que tendrán un mejor resultado que otros, al igual que regiones en el país); se enfrenta a una infraestructura colapsada (solo recordemos la frágil situación de nuestros servicios públicos). También a problemas en el suministro de combustible, sanciones económicas, problemas en la intermediación financiera, niveles de ingreso muy bajo (recordemos que estamos peleando con Haití y Nicaragua el último lugar en cuanto al PIB per cápita más bajo de la región) y un largo etcétera. La crisis económica y social del país sigue, nadie dice que ha finalizado.
Ojalá, Venezuela pueda crecer y lo haga a tasas elevadas y sostenibles. Sabemos que el actual crecimiento puede tener los pies de barro, pero no podemos molestarnos porque ocurra. Es extraño querer lo mejor para el país, para su gente, y estar ligando a que los problemas continúen y se agraven. No es de personas que realmente les preocupe Venezuela.
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