Hambre - Runrun
Armando Martini Pietri Sep 02, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Hambre
El comunismo debe ser declarado delito universal. No ha habido ideología más genocida, por el hambre que produce

 

@ArmandoMartini

Sensación física dolorosa e incómoda, causada por la exigua ingesta de energía alimentaria. Se hace crónica cuando no se consumen cantidades adecuadas y regulares de calorías para llevar una vida normal y saludable. Escasez generalizada de comida, causando malnutrición, epidemias y aumento de mortalidad.

La palabra “hambre” se refiere al estado general de carencia e inseguridad alimentaria que afecta a la población. La desnutrición es el resultado fisiológico del hambre o la enfermedad revelando un déficit de macro y micronutrientes.

La conocemos bien, la vivimos, nos acompaña, estamos acostumbrados, la sentimos a diario dos, tres veces. No hay nada más frecuente, invariable y vigente en nuestras vidas que el hambre. 

Entre esa apetencia repetida, cotidiana, reiterada, diariamente saciada que experimentamos, y el hambre desesperante, hay un mundo de diferencias y desigualdades. Ha sido, desde siempre, la razón de cambios sociales, progresos técnicos, revoluciones y contrarrevoluciones. Nada ha influido más en la historia de la humanidad. No hay enfermedad o guerra que haya matado más gente. Ninguna plaga sigue siendo tan letal y evitable que el hambre.

Existen casi 900 millones de personas con dificultades, desasosiegos, horizontes cortos y desesperación porque no comen lo suficiente. Aprenden a vivir con esa carencia. Desidia e indiferencia sin esfuerzo, ombligos relucientes. Anualmente nueve millones de habitantes mueren de hambre y desnutrición, es decir, un Holocausto y medio.

Otros tipos de hambrunas son la ética, la moral y la política. Producto del complot, trajín, maniobra; de incompleta nutrición manipulada, conviviente. Falta de bienestar, pocos privilegios, escasez de nutrientes metálicos y desesperación por incentivos casi siempre resultado de la pobreza intelectual, sinvergüenzura, ego desaforado y desmedida ambición politiquera; de la miseria y deterioro progresivo de principios y valores que impiden razonar con claridad y calidad adecuada. En especial a los jóvenes envejecidos que se dejaron conquistar, comprar por barbilampiños vetustos, mozos viejos y decrépitos para desempeñarse con normalidad.

Hay lo que se llama “trampa de la pobreza”. En síntesis: los pobres tienen hambre y su hambre los atrapa en la pobreza. ¡Solo el hambre tiene causas; la pobreza, efectos! El comunismo debe ser declarado delito universal. No ha habido ideología más genocida por el hambre que produce.

La dirigencia venezolana debería tener por lo que hizo con sí misma esa desazón que tiene el creador cuando da un paso atrás, observa su obra y ve una porquería. Callado, el asco se acumula, se amontona. Como el hambre.

Las “elecciones” regionales no resuelven –ni de lejos– la crisis de Venezuela pero sí –de cerca– las finanzas a muchos políticos. La debacle de la falsa y cohabitante oposición, al fin se quitó la máscara. Ha decidido sincerarse, unir su destino al régimen castrochavista. Se han fusionado en la estafa electoral. Y nuestro deber, obligación, es enfrentarlos, promoviendo el derecho constitucional de no participar, que en dictadura significa desobediencia.

Los farsantes ávidos de poder simularon ser oposición. Aprovecharon el hambre ciudadana por la libertad y democracia. Engañaron, mintieron descarados, erráticos con premeditación y alevosía; o quizás fue un plan preconcebido, ahora develado. Aun así, los fementidos se burlan de la sangre derramada y llaman intrigantes divisionistas a quienes han denunciado sus fechorías.

Sin rendirse, ni bajar la cabeza, el honor está en seguir luchando por el país. No hay dinero que compre dignidad. Solo compra la traición. La peor desgracia de Venezuela es que, en el mismo tiempo histórico, coincidió un régimen corrupto, cruel y ruin con una dirigencia corrompida, embustera, mezquina. Venezuela tiene hambre. Se desagua cerro abajo, se ahoga entre barro, desechos, pésimos servicios públicos, pobreza, coronavirus, sin internet, gasolina, diésel ni gas doméstico. La peor situación en un siglo.

Y solicitan respeto, que nunca dieron. Sin embargo, no se trata de respeto o irrespeto. Participar es una afrenta a la ciudadanía honorable, a los encarcelados y torturados por razones políticas, a los exiliados por la tiranía. Y en cualquier caso, a quienes cometen perjurio no se les respeta.

Es el resultado del castrismo, Chávez, Maduro, PSUV y MUD/PUV, haber llevado a Venezuela a la peor condición del mundo, a la anegación de ceguera política. Tiendas lavadoras de divisas mal habidas y un pueblo ahogándose en un mar de miseria, enfermo y con hambre.

Con esa dictadura de corrupción e ineptitud la otra minoría, de opositores hambrientos de codicia y cargos de presupuestos controlados por «protectores» que solo rinden cuentas a la tiranía. Nada bueno saldrá de México, menos de retorcidas elecciones.

Algo sí resultará de ambos eventos: una Venezuela peor.

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