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Opinión

La encrucijada de las empresas energéticas (II)

La encrucijada de las empresas energéticas (II parte), por Tony Bianchi
Tony Bianchi
25/02/2021

Los reconocidos expertos empeñados a supervisar la disminución gradual del uso de combustible fósil dicen que el mundo tiene un plazo de 9 años para detener las consecuencias negativas que están siendo causadas por los cambios climatológicos en nuestro planeta.

En los Estados Unidos el presidente Joe Biden está tomando medidas drásticas para limitar la cantidad de dióxido de carbono emitido en su país, obligando a que vehículos de carga liviana o mediana emitan 0 % de emisiones sulfúricas y que los vehículos de carga pesada sean sometidos a mejoramientos anuales de sus emisiones.

Al mismo tiempo ha declarado que no permitirá que países como China permitan que sus grandes extensiones de territorios remotos se conviertan en basureros de desechos fósiles para otras naciones.

El plan Biden contempla la inversión de $400 millardos ($400 billions) en innovaciones para la producción de “energías limpias”, determinadas por resultados obtenidos de una agencia de investigación especializada llamada ARPA-C enfocada en impulsar tecnologías climatológicas.

Para compensar las pérdidas y desempleo que seguramente generarán las compañías de gas y petróleo tradicionales, Biden ofrece importantes descuentos fiscales y promueve la utilización de la mano de obra existente destinada al desempleo para los nuevos proyectos.

Las petroleras han mostrado cierta preocupación, pero se han declarado dispuestas a seguir los lineamientos del jefe de Estado si él cumple con la promesa de recompensar su esfuerzo con importantes incentivos.

En Europa estos incentivos han sido aceptados por las grandes empresas energéticas, como la British Petroleum (BP). Esta promete que para el año 2030 aportará energía renovable no inferior a 50 de los 90 gigavatios (gigawatts – GW) total de su actual producción.

Cuando se toma en cuenta que en este momento BP produce solamente 2.5 GW de energía renovable, es comprensible que se trata de un cambio traumático que además costará por lo menos $60 millardos. De estos, varias decenas de millardos tendrán que ser inyectados en los próximos diez años.

En escala menor, pero igualmente importante, es el compromiso hecho por la empresa italiana Ente Nazionale Idrocarburi (ENI) y la española IBERDROLA, que siguen los pasos de BP con la meta de alcanzar los 40 GW de capacidad eléctrica renovable para el 2030.

Pero mientras BP, que tiene una deuda de $ 41  millardos, sigue su plan sin inmutarse a pesar de la baja del valor de sus acciones y la queja de centenares de inversionistas, la expansión de IBERDROLA cuenta con un gran apoyo para que su total de capital invertido prácticamente alcance a BP en la suma de $ 80 millardos.

La empresa británica Stonehaven considera que las metas de estas tres empresas son factibles gracias en gran parte al desarrollo de los que se están identificando como granjas de viento (wind farms) o grandes extensiones de molinos de viento.

No es por nada que la empresa danesa ORSTED, quizás la fabricante más grande del mundo de molinos eólicos, ha crecido un 135 por ciento en los últimos dos años.

Muchas más empresas energéticas internacionales están esperando las proyecciones de las empresas de paneles solares, tales como SOLAR CITY del fabricante de los carros eléctricos TESLA, de Elon Musk, para definir sus estrategias y decidir cuánto invertir en el desarrollo de conjuntos dedicados a la explotación de fuentes de energía renovable que parecen estar conquistando el mundo industrial.

La encrucijada de las empresas energéticas

La encrucijada de las empresas energéticas

Los reconocidos expertos empeñados a supervisar la disminución gradual del uso de combustible fósil dicen…

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