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Derecho a la identidad en la Venezuela madurista

@BrianFincheltub

Los venezolanos dentro y fuera del país hemos perdido el último de los derechos que la dictadura madurista podía robarnos: el derecho a la identidad. Hoy, sacar una cédula o un pasaporte es misión imposible, no solo por los precios astronómicos que tienen dichos documentos en un país cuyo sueldo mínimo es menos de un dólar al mes, sino porque desde hace más de veinte años es política oficial del régimen complicarle la vida al venezolano. Y eso sin importar dónde nos encontremos.

En la Venezuela madurista y socialista, donde el SENIAT nunca ha dejado de cobrar impuestos a causa de la pandemia, hay una institución que se fue de cuarentena antes que todas las otras y que siete meses después sigue sin ofrecerle respuestas a quienes la necesitan; hablamos por supuesto del SAIME.

El llamado Servicio Administrativo de Identificación y Extranjería hacía rato que parecía de vacaciones, pero el nivel de abandono y desatención que viven los venezolanos en la actualidad, sobre todo quienes se encuentran en Venezuela, nunca antes se había visto.

Yo recuerdo cuando me tocó sacar mi primera cédula en tiempos de mal llamada “cuarta República”. Aunque es cierto que las cosas no eran perfectas, sacarse una cédula era tan fácil como ir a una oficina de la extinta DIEX y salir con tu cédula en mano. Lo mismo pasó cuando tuve mi primer pasaporte. Lo que sí no recuerdo es a mis padres pagando vacunas, ni altas sumas de dinero en dólares para que yo tuviera mi primera cédula o mi primer pasaporte.

Sencillamente estos documentos antes no eran un privilegio de unos pocos, sino un derecho constitucional.

No quiero imaginar el desastre que deben ser los registros civiles. Prácticamente pudiéramos hablar de una generación de venezolanos que legalmente no existe, porque no tiene ningún tipo de documentos que pruebe su existencia. Eso sin contar que la otra parte del país, aunque tenga identificación, tampoco existe de facto.

Atrás quedó la promesa que hizo una vez el difunto expresidente Chávez de dotar al país de la cédula más moderna del mundo; un instrumento que reuniría en un microchip toda nuestra información y que sería puesta gracias a la “̈cooperación” cubana. Varios años después de esa promesa no tenemos cédula. Lo que sí tenemos, y por millones, son carnés de la patria cuyo código QR suplanta nuestro número de identidad y que el régimen convirtió en el instrumento más macabro de control social que haya existido en el mundo: el control de la gente a través del hambre. Quizás era de eso de lo que hablaba el difunto cuando lanzó su promesa. Quizás por primera vez cumplió su palabra.

Mientras, el régimen de Maduro juega con la necesidad de quienes dentro y fuera del país tienen que pagar hasta 1800 dólares para obtener un pasaporte con la esperanza de reencontrarse con sus familiares.

Desde el gobierno interino seguimos buscando soluciones concretas a la crisis de los pasaportes e identidad. Hemos planteado una ruta de 3 pasos para restituir el derecho a la identidad de los venezolanos:

 Primer paso

Ya la primera etapa entró en vigencia con el decreto No 006, que extiende automáticamente la vigencia de todos los pasaportes venezolanos por 5 años después de la fecha de expiración. Los resultados están a la vista: hoy son diez países que han extendido y adoptado el decreto, dando validez a nuestros documentos de viaje. Sin robo, sin chantaje, sin vacunas. Nuestra meta es acabar con el juego macabro y criminal que mantiene la dictadura al negarles el derecho a la identidad a millones de venezolanos, mientras les entrega pasaportes diplomáticos a terroristas y corruptos.

 Segundo paso

En una segunda etapa, que es la que actualmente estamos transitando, aspiramos a que desde las embajadas y oficinas consulares podamos emitir de stickers de prórrogas, ya que según la ley “cualquier autoridad consular debidamente acreditada en otro país, tiene la potestad de extender la vigencia de los documentos de identidad siempre y cuando no se vulneren los elementos de seguridad del mismo”.

 Tercera etapa

En esta etapa final aspiramos a poder emitir documentos de identidad. La presión debe conducirnos a exigir nuestros derechos sin parar, la sola manera de conquistarlos es nunca desistiendo.

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