¿Qué va a pasar con la gasolina? ¿Será que el régimen abrirá bodebombas? - Runrun
¿Qué va a pasar con la gasolina? ¿Será que el régimen abrirá bodebombas?

@agrisanti 

Un amigo doctor me cuenta que la semana pasada logró echar gasolina, pero para llenar el tanque le cobraron 70 dólares. Al quejarse la primera vez, el teniente le contestó: “son órdenes de mi general”, y cuando lo increpó diciéndole que se estaban pasando con el precio, la respuesta fue más contundente: “Doctor, llene bien el tanque y dé las gracias que no va a poder echar gasolina en un futuro cercano”. Más allá de lo anecdótico de la historia, al momento que me encuentro escribiendo estas líneas (martes, 14 de abril, 7:00 p.m.), puedo decir con total responsabilidad que la crisis de la gasolina es muy profunda, que en la programación oficial de los puertos petroleros no aparece en agenda la entrada de un barco con el preciado combustible y que desafortunadamente “por ahora” no estamos en capacidad de producir gasolina en Venezuela.

La destrucción que ha producido Nicolás Maduro es de tal magnitud que el país con las principales reservas petroleras del mundo prácticamente no produce petróleo y no tiene capacidad de producir la gasolina que consume.

Según cifras de PDVSA, la producción petrolera ha pasado de 2,9 millones de barriles por día (mb/d) en enero de 2014 a 765.000 b/d en marzo de este año; es decir, la PDVSA de Maduro reconoce que durante su gestión, y previo a las sanciones, Venezuela ha perdido 2,1 mb/d. Sorpresivamente, la situación es menos dramática —pero aun muy negativa— si utilizamos las cifras de fuentes secundarias de la OPEP, según las cuales el máximo de la producción es de 2,4 mb/d en abril 2015 y de 680.000 b/d en marzo de este año. En estos casi cinco años esta fuente da cuenta de una caída de 1,6 mb/d.

Lo que ha pasado con la producción petrolera se repite con más fuerza en el campo de la refinación. Venezuela tenía 1,3 md/d de capacidad de refinación interna y más de 2,0 mb/d en el mundo. No solo PDVSA era capaz de suplir al mercado interno, sino que exportábamos productos derivados. Y no solo exportábamos destilados y gasolina, sino que teníamos destino seguro para nuestro petróleo crudo. Hoy el Gobierno no tiene ninguna capacidad de refinación interna y mantenemos una capacidad externa de un poco más de 850.000 b/d, de los cuales 800.000 b/d se mantienen de forma segura en la transición dado que son producidos por CITGO y 50.000 b/d están en riesgo puesto que el Gobierno interino no ha podido tomar el control de Nynas.

La falta de gasolina podría ser la principal fuente de inestabilidad del Gobierno de Nicolás Maduro en las próximas semanas. Cuando vemos las imágenes de miles de motorizados intentando echar gasolina en Valencia, cuando nos preguntamos cómo harán los productores de hortalizas de los Andes o la industria agroalimentaria del país para distribuir sus productos, tiene sentido pensar que se crearán miles de focos de disturbios a todo lo ancho y largo del país. Por ello, es necesario ver qué puede pasar en el futuro cercano.

En cuanto a las posibilidades de reactivar el parque refinador nacional tengo que decir que soy muy pesimista. Creo que los muchos años de desidia, de falta de experticia y de aplicación de un esquema de incentivos que durante el último bienio premió la importación de gasolina, en lugar de la producción en Venezuela, no se pueden revertir en unos pocos días. Es mucho lo que se necesita para reactivar incluso la refinería más sencilla y por aquí no va a venir la solución. Si fueron ellos los que destruyeron el parque refinador, no va a ser este régimen el que esté en capacidad de reconstruirlo. Por supuesto que el régimen puede prender una “caldera” en El Palito y echar mucho humo y vapor para generar la propaganda que necesita para decir que “tengamos paciencia que la solución está cerca”, pero eso está muy lejos de traducirse en capacidad de producción de gasolina.

Pero si tenemos años importándola, ¿qué paso? Antes de contestar esa pregunta, quiero volver a resaltar que el país con las reservas más grandes del mundo y con una capacidad de refinación que puede equivaler a casi 10 veces las necesidades internas ha estado importando gasolina en los últimos dos años. La ha estado importando con trueque de crudo, y llegando a pagar casi tres veces más su valor: se han dado operaciones que por cada barril de gasolina se entregan hasta 4 barriles de Merey 16, cuando la relación debería estar más cercana a 1.5 barriles de Merey 16 por cada barril de gasolina. Con esta relación de incentivos o sobreprecio quién tiene estímulo de producir gasolina en el país. Pero volviendo a la pregunta en el pasado reciente, la respuesta está en que uno de los principales aliados de Nicolás Maduro, Rosneft, ha decidido abandonarlo, quitándole el muy lucrativo apoyo que le estaba dando. Ciertamente, los activos y operaciones en Venezuela se vendieron a una empresa del Estado Ruso, el personal que trabaja en Venezuela cambió de empleador y aunque los anuncios oficiales quieren vendernos la idea de que aquí no ha pasado nada, lo cierto es que toda la infraestructura de comercialización de Rosneft no va a seguir comercializando el petróleo venezolano, y la principal causa de que hoy no tengamos gasolina en Venezuela es que Rosneft dijo hasta aquí.

Sobre las posibilidades de importación de gasolina de otras fuentes tengo información cruzada. Por un lado, las sanciones y la mayor presencia de la Armada estadounidense me hacen pensar que intermediarios formales como Glencore o Trafigura prefieren mantenerse al margen. Por otra parte, en un ambiente de paralización mundial por la COVID-19 y, por ende, de abundancia de gasolina, se me hace difícil pensar que algún “intermediario” no encuentre la manera de traer algunos barcos con gasolina a Venezuela para aliviar la situación actual. El dinero mueve montañas y a pesar de que en la programación de PDVSA no veamos agendado “por ahora” la llegada de un buque con gasolina, creo que esta situación puede cambiar muy rápidamente y que “aparezcan” barcos en Aruba haciendo cabotaje de gasolina a Amuay o El Palito. En todo caso, esta importación de gasolina será insuficiente y creo que vamos a continuar con un déficit importante de combustible en las próximas semanas.

En este escenario de importación de gasolina queda una sola pregunta por responder: ¿Será capaz el régimen de Nicolás Maduro de sacrificar su menguado flujo de caja en divisas para importar gasolina y luego regalarla? ¿O vamos a un modelo de bodegones —o mejor dicho de bodebombas— que privaticen la comercialización y distribución final de la gasolina? Hoy el régimen está recibiendo alrededor de USD 300 millones mensuales por concepto de exportaciones petroleras, y la importación de gasolina podría costarle hasta USD 225 millones, es decir, el 75 % de sus ingresos (recuerden que el régimen está pagando 4 barriles de crudo por cada barril de gasolina que recibe). Es posible que por unas semanas el régimen pueda sacrificar un porcentaje muy alto de sus ingresos e importar gasolina, pero lo más probable es que en un futuro cercano nos movamos a la privatización de la comercialización y distribución de gasolina. En esta Venezuela desquiciada, de la revolución bonita y del socialismo del siglo XXI, bajo un gobierno que lo único que le interesa es mantenerse en el poder, bien nos podemos imaginar las bodebombas llenas de Nutella, jabón para lavar Tide y gasolina a precios muy superiores a los internacionales. Por supuesto que el que vuelve a pagar los platos rotos es el venezolano de a pie, ese pueblo con el que el régimen siempre se llena la boca diciendo que quiere proteger. 

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