La política venezolana: ¿un juego de estratagemas? por Antonio José Monagas - Runrun
La política venezolana: ¿un juego de estratagemas? por Antonio José Monagas

¿ES POSIBLE CREER EN AQUELLAS leyes, decretos o resoluciones emanadas por la cúpula de un régimen dictatorial que viole consecutivamente su ordenamiento jurídico? Sobre todo, el  trazado por la letra de su Carta Magna? ¿O que contravenga los más fundamentales derechos humanos? ¿O acaso, es que ha habido algún gobierno democrático, que en algún tiempo de un arrebatado momento, no haya infringido alguna de las leyes que su mismo sistema político se impuso con la justificación plena de ajustar la dinámica social y económica a la causa de una vida en sana convivencia?

 

En cualquiera de las situaciones, luego de razonar las circunstancias que muchas veces esgrimen motivaciones políticas, morales, jurídicas o de mera conveniencia, es fácil dar con respuestas que evidencien desavenencias que contrarían el acato a la ley. Sólo que generalmente, se tiene una presunción ética a favor del ordenamiento jurídico toda vez que envuelve realidades políticas caracterizadas por un discurrir democrático.

 

Al menos, es lo que de la literalidad puede deducirse. Más, cuando se supone que sus funcionalidad organizacional se halla apegada a las libertades y a la autonomía moral sobre las cuales descansan sus decisiones. Sin embargo, no es igual lo que en lo inmediato puede inferirse de condiciones jurídicas no democráticas. Habida cuenta que estos sistemas políticos pivotan sus medidas sobre consideraciones que responden a intereses absolutistas, autoritarios o totalitarios.

 

El caso Venezuela, bien puede ser un exacto ejemplo del problema que exalta una situación en la que el respeto a la ley no siempre constituye una virtud pública. Ni aunque lo parezca. Por más que personajes del régimen, muestren, en cada aparición pública, el “librito azul” a manera de bandera batiente. El comportamiento político del país, es el reflejo de una aguda confrontación que ha alcanzado niveles bastante radicales alrededor de lo que representa la búsqueda del poder. O el poder por si mismo.

 

En Venezuela está dándose una especie de juego en medio de una realidad en la que no se tienen reglas que regulen las maniobras de las partes o factores enfrentados. Se procede con lo  primero que se tenga. No necesariamente para escudarse del otro, Sino para atacar en la primera de cambio. Aunque lo más grave que viene ocurriendo, es que en el fragor de dicha convulsión se suscitan viscerales encuentros  en los que aquel que lleva la ventaja es el factor político cuyos recursos obviamente exponen un apresto operacional propio de quien demuestre mayor malicia funcional en sus escarceos.

 

Y es normal que en política, cualquier confrontación entre rivales, sea superada por quien más recursos políticos maneje. Es una de las tantas razones que explican el por qué quienes generalmente ganan elecciones, son aquellos factores políticos ubicados en las adyacencias del poder político.

 

Sin duda que mirando la situación política venezolana desde tan delicada perspectiva, pudiera calificarse como la más complicada en términos de la complejidad estructural que cimienta la funcionalidad política en toda su extensión, procesos y dimensiones. Es lo que se infiere de comparaciones con experiencias vividas por países ubicados en la geografía latinoamericana. Inclusive, más allá. Pero al mismo tiempo, en lo emocional pues en este plano, igualmente afecta al venezolano en todas sus manifestaciones. Porque lo constriñe a reducirse como persona en términos de sus posibilidades económicas y sociales. Y por supuesto, políticas.

 

En medio de lo que estas realidades asoman su capacidad de conminar al venezolano, está asfixiándolo en cuanto a lo que su naturaleza de vida es capaz de brindarle. Tanto así que esta situación le infunde un agotamiento tan pérfido que le resulta difícil escapar de dicha condición. Así que de traspasar tan álgida barrera, es posible que caiga en un terreno cuya probabilidad de superarlo no luce tan inmediata como de lograrlo en medio de sus predios.

 

Pero si bien este problema no es fácil entenderlo en un todo alineado con el conocimiento primario de conceptos políticos un tanto desmayados ante la actualidad, lo que interesa de esta disertación es advertir el canibalismo que a lo interno del país recrudece la vida del venezolano. Sobre todo, cuando ha comenzado a reconocer los intríngulis que configuran el agorero proceder político del gobierno central. Desde luego, siempre y cuando se tenga en cuenta que escapar de la tenebrosa realidad que consume la paciencia del venezolano, no tiene más paragón que aceptar que la política venezolana ha resultado ser un juego de “tira y encoje”

 

Quizás, cabría también preguntarse si en el fondo se esconde un manejo de artimañas. O como dice el titular, acaso es la política venezolana: ¿un juego de estratagemas?

 

@ajmonagas