Desde los primeros días del 2015, los bárbaros de Daesh, con los ataques de Charlie Hebdo en París, anunciaban un año sangriento. No incumplieron su promesa, pero Daesh, al final del año, perdió una batalla.
El pasado 27 de diciembre tuvieron que huír de la ciudad de Ramadi, ubicada a unos 100 kms de Bagdad. Se trata de una derrota importante, por cuanto reduce la amenaza de una ofensiva de Daesh sobre la capital iraquí.
No fue ésta la única derrota que sufrieron los yihadistas, ya en enero pasado, la batalla de Kobane en Siria, entró igualmente en el balance de pérdidas territoriales, en un año en el que fue más lo que restaron, los de Daesh, que lo que sumaron en kilómetros cuadrados.
Es quizás, una primera modesta victoria, de la variopinta y heterogénea, coalición de los países implicados en la lucha contra Daesh.
Pero como Daesh tiene establecido su califato entre Siria e Irak, no ha sido fácil desde el punto de vista militar y político, ponerse de acuerdo para atacarlos por igual, sin diferencias territoriales.
Así las cosas, en el presente, Rusia bombardea a la oposición a Bachar, en Siria. Turquía bombardea a los kurdos en Siria. La coalición del Golfo, por su parte, trata de detener el avance y el fortalecimiento de Irán en Siria. Israel observa sin inmiscuirse, ante lo que ocurre en Siria y es solo occidente que considera a Daesh como una amenaza absoluta en Siria.
Al tiempo que, de manera reiterada ningún país, ha querido enviar tropas para combatir a Daesh sobre sus propias tierras. Los bombardeos, aspiran reducir los territorios bajo control de los fundamentalistas, y reducir así, los medios de que disponen para organizar ataques lejos de sus bases, tal y como el de París el pasado 13 de noviembre.
La estrategia militar occidental, de lucha cuerpo a cuerpo, se apoya en unas fuerzas locales, sirias e iraquíes, no muy leales y cuya capacidad de acción es supremamente limitada.
Por lo que será necesaria mucha resistencia, a éste ritmo, el desgaste de Daesh será lento. Aunado a ello, hará falta mucho más tiempo antes que los países concernidos, se pongan de acuerdo sobre objetivos realmente ambiciosos en toda la región.
La diplomacia, ha comenzado su labor. Pero la misma, tiene como único objetivo la transición en Siria y no la conformación de una coalición interior siria, lo suficientemente sólida, para agrupar todas las facciones en la lucha contra Daesh.
Dicho panorama, me permite, pensar que 2016 no será el año del fin de Daesh. Ojalá me equivoque.