Efecto Chomsky por Rafael Uzcátegui
Rafael Uzcategui Nov 10, 2015 | Actualizado hace 8 años
Efecto Chomsky por Rafael Uzcátegui

ChomskyyChávez

 

En el año 2009 la editorial See Sharp Press de Estados Unidos, pequeña, independiente y libertaria, le propuso a este servidor escribir un libro para el público altermundista norteamericano, donde se plasmaran las principales críticas y contradicciones del gobierno bolivariano. Al asumir la redacción del texto para intentar comunicar con los potenciales lectores, la estrategia que asumí fue entablar un debate imaginario con quien para ese momento era uno de los principales referentes de apoyo de Hugo Chávez dentro de la intelectualidad izquierdista del imperio: Noam Chomsky. Fue así como se publicó el texto Venezuela: La revolución como espectáculo. Una crítica anarquista del gobierno bolivariano, que tuvo la buenaventura de ser, además de su edición inglesa, ser publicado en castellano y francés, con lo cual aumenté la cuota personal de detractores, incluyendo voceros de oposición.

Chomsky había sido seducido por la paciente y tezuda labor de un exministro de turismo y comunicación, quien había creado en EE UU una red de apoyo entre figuras públicas que incluía actores de Hollywood, músicos e intelectuales. Como cité en el texto, el lingüista aseguraba -entre otras fábulas- que por primera vez el petróleo estaba en manos del Estado y era usado en beneficio de la población, o que el Barinés había creado la asistencia sanitaria y la educación gratuita. Cuando cerraba la redacción del libro, el catedrático del MIT visitaba por primera vez el país, en agosto del 2009, para, tras una visita fugaz, decirle al barinés: “Es fácil criticar el sistema actual, lo difícil es construir uno nuevo. Usted es el que representa esa esperanza”.

Por todo lo anterior no deja de ser significativo que, como ha expresado en una reciente entrevista concedida al portal Perfil.com, Noam Chomsky tenga ahora una opinión diferente sobre el bolivarianismo: “-En Venezuela- hubo propuestas significativas, esfuerzos, iniciativas, pero en un sistema que estaba un poco desbalanceado desde el principio no se puede. Hubo varios cambios instituidos desde arriba, bastante poco relacionados con la iniciativa popular, con algo de participación, pero no: venían desde arriba principalmente. Es poco probable que eso funcione. Hubo muchos fracasos en el camino después, pero en este momento, de nuevo, la tremenda corrupción y la incompetencia del país nunca lograron liberarse de la dependencia casi total de una exportación única, el petróleo”. Más adelante, en la conversación, afirma: “En América Latina, creo que el modelo de Chávez ha sido destructivo”.

No es menor que uno de los referentes de la izquierda norteamericana haya transitado, con el llamado socialismo del siglo XXI, de la esperanza a la decepción. El abandono del apoyo, ciego y mecánico, de quienes en algún momento fueron el baluarte internacional del hoy madurismo-cabellismo es una tendencia irreversible. Otras opiniones similares vendrán, y necesitarán de toda la difusión necesaria para que contribuyan a vencer la soberbia del autoritarismo.

 

Correo del Caroní