Es comprender que apoyar al pueblo es avecinarlo. Exige un sentido de confraternidad, redención y corresponsabilidad. No es enrostrarlo en elecciones, sino dÃa a dÃa. Decir que Venezuela es irrecuperable por su deterioro grupal es irresponsable por tautológico y falaz. Afirmar que se creó una “sociedad hambreada; drogada de odios y repartos” que impedirá el rescate-paÃs en tiempos cortos, es flagelarnos, negando el diagnóstico de entrada. No es verdad que el Estado-bacanal/benefactor, entró cómo opio en las venas de los miserables y “desintoxicarlo”, es misión imposible o tarea de siglos. Lo miserable es subestimar la disposición y deseo profundo de la gente de prosperar y salir de su ostracismo. Construir una oferta polÃtica no es difÃcil. Es democratizar el capital por decisión propia, no del Estado. No es un tema material. Es también espiritual. Y la respuesta será maravillosa, porque el pobre agradece inmensamente en proporción a la inmensa dicha que supone, salir de su inmensa anomia. El discursillo de tener “un pueblo de ignorantes y merecer quienes nos gobiernan” es chalequeo. Y peor: es ver la viga en el ojo ajeno. El ser humano rechaza al agresor. Y si la agresión persiste, la respuesta es contenerla con igual o mayor fuerza. Nadie dude que hemos agredido al pueblo. Y nuestra violencia ha consistido en el desprecio que deriva de la indiferencia. Para colmo, desgano y abulia escoltado del cuelgue, “ignorantes, parásitos, embriagados de dadivas”. ¿Ejemplar, presentable?
Los venezolanos registran 450B$ -sic-en el exterior. Nuestras reservas no son las que están en el BCV, ni debajo de la faja del Orinoco. Son nuestros talentos y nuestros ahorros. Decir que no vuelven, es derrotista. El cash, sucio o limpio, está ahÃ. Y quiere movilizarse porque igual lo están echando, poniendo a todos en un mismo saco. Existe una sociedad industriosa que puede “esperar”, tomando café en Aventura mall, porque posee reservas. Pero el tiempo se agota, y los capitales y fábricas, se consumen… La diáspora igual se cansa. Se acabó Cadivi y las remesas a la inversa. Más de un millón y medio de venezolanos están afuera, y se calcula que más de la mitad regresarÃa con un cambio de gobierno, serio y demócrata, que garantice seguridad y deje crear, emprender y trabajar. En las 48 horas de Carmona, billones de dólares estaban en retorno. El paralelo bajó a la mitad y el riesgo paÃs también… Cierto que tenemos un Estado de criminalidad exacerbado. Pero la criminalidad ha sido favorecida por un encuadramiento policial reducido a un tercio de lo necesario. La polÃtica criminal pasa por reponer las fuerzas policiales y restituir salarios y beneficios. En 100 dÃas de un nuevo gobierno, la apertura serÃa brutal. La repatriación festiva. El reencuentro, inevitable. El escape tÃpico de verdugos, fugaz. El repliegue de los desencantados, contagiante. Y el apalancamiento de un paÃs ansioso por salir de 30 años de crisis, oscurantismo e injusticias, simplemente catalizador y compensatorio.
La Venezuela decente y creativa, neutralizada y exiliada, es una mayorÃa incontenible. Nuestra resiliencia restitutiva es superior a la de Perú (que lo hizo en meses), la de Colombia (que lo hizo en pocos años) o Panamá pos Noriega. Quien lo dude, que revise números, nuestra historia y la “ley de Newton”. En cien dÃas. Ni un minuto más. Venezuela será relumbrada.