En febrero de 2003 se estableció en Venezuela un control de cambio con una tasa oficial de Bs 1,620 por dólar. De inmediato apareció un mercado negro para el dólar, donde compraban dólares quienes no los podían adquirir a la tasa oficial
En febrero de 2003 se estableció en Venezuela un control de cambio con una tasa oficial de Bs 1,620 por dólar. De inmediato apareció un mercado negro para el dólar, donde compraban dólares quienes no los podían adquirir a la tasa oficial. Luego esa tasa de cambio fue devaluada periódicamente por el Gobierno. Hoy esa tasa de cambio es Bs 6,300 por dólar. El argumento que se expresó para justificar el control de cambio fue que se estaban llevando las divisas y que por tanto había que proteger las reservas internacionales del país.Los números del BCV dicen otra cosa. Con el control de cambio se han fugado más divisas que antes de implantarse el citado control. Solamente tres países en América Latina tienen controles de cambio, comenzando por Cuba, una economía arruinada, que lo implantó en 1960; Argentina desde 2010 y Venezuela desde 2003, justamente las tres economías de peor desempeño económico en la región. Según los datos del BCV, entre 2003 y 2012 Venezuela recibió por exportaciones, fundamentalmente petróleo, la gigantesca suma de US$ 593.654 millones, y en ese mismo lapso hubo fuga de capitales por US$ 121.942 millones. Es decir, por cada cien dólares que ingresaron se fugaron veinte. Ello quiere decir que el control de cambio no sirvió para detener la salida de capital.
Los venezolanos han sido sometidos a un calvario para obtener los dólares: deben llenar unas carpetas con un conjunto de requisitos que incluye comprar un pasaje para viajar al exterior, concertar la cita en el banco, etc. Sin embargo, esas restricciones no existen para quienes disfrutan del poder porque para ellos no existe Cadivi, y cuando viajan se presentan a las taquillas del BCV a retirar sus viáticos, a razón de más de US$ 400 diarios, según el tipo de funcionario. Cuando regresan al país no devuelven los dólares. Se los quedan o los venden en el mercado paralelo.
Con el control de cambio ha florecido el mercado negro del dólar, donde su precio es hasta diez veces la tasa de cambio oficial. El control de cambio es sinónimo de corrupción en todos los países donde se ha aplicado. Por eso los corruptos quieren que siga.
Pero más allá de todo esto, el control de cambio es un instrumento político para hacer que todos dependamos del Gobierno y que nos transformemos en parias del Gobierno, que decide a quién le da dólares y a quién se los niega. A estos últimos los obliga a arrodillarse y silencia sus voces.
@JoseAGuerra