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Legalicemos lo ilegal por Ing. Luis Miguel Colmenares Márquez @lmcolmenares

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Hace 11 años

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            Tengo muchos días reflexionando y conversando con allegados sobre si de verdad será posible que al menos la mitad del país esté pensando al revés, claro, primero deberíamos establecer ¿quien esta derecho? para luego saber ¿quién está al revés? Igual, me he dado a la tarea de evaluar la posibilidad de al menos imaginar, ¿Y sí invertimos nuestro pensamiento, será que la corriente del país que ahora es opuesta, también se invertirá?

La corrupción en todas sus formas es algo que se ha hecho normal en Venezuela, miles de personas son víctimas a diario de robos en las calles y que ya ni se denuncian, somos testigos día a día de toda clase de estafas en todos los ámbitos posibles, las cuales igual gozan de la complicidad de algunos integrantes de la sociedad, para demostrarlo cito algunas frases celebres que más de una vez hemos escuchado:

En lo político: .-¨Ese funcionario/Alcalde/Gobernador/Presidente,  roba, pero al menos hace y deja hacer¨ Quien roba un par de zapatos, roba desapareciendo un dinero en cualquier organización, toma algo que no le pertenece o cobra comisión de algo que no le corresponde, es igual de ladrón que el primero. ¿Por qué tienen que robar si es su trabajo? ¿Desde cuándo existe una forma de robar justificada y otra que no?

En lo social: ¨El hijo de fulanito se guiso miles de millones, pero él se formo en las mejores universidades, además si no se lo robaba él, algún otro se lo iba a robar¨ ¿Por qué los apellidos y las influencias deben avalar los guisos?

En la calle: ¨Es comprensible que una persona que no le alcanza el salario se dedique al contrabando¨ Quien contrabandea usando una pimpina o el tanque de gasolina de su carro es tan contrabandista como quien contrabandea una gandola, ¿por qué no se cambia de trabajo, o se esfuerza más en un trabajo digno y correcto?

Pero como lo anterior demuestra tendencia a volverse normal y resulta que  el trabajo es para los burros y no para los vivos, pensemos entonces al revés un segundo, legalicemos lo ilegal, vamos a permitir públicamente estas frases que ya son comunes, a ver si por esa vía la corriente se invierte y los casos anteriores cambian a lo siguiente:

En lo político: Imaginen a un funcionario/Presidente/Alcalde/Gobernador  pensando. Ya que todos roban yo voy a cumplir con mi labor como funcionario y no voy a cobrar comisiones que no me corresponden, tampoco usare mi influencia para que se enriquezcan mis amigos y familiares, los recursos que son del Estado los usaremos exclusivamente para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Actuando de forma impecable sin prestarme para fraudes tendré más chance de generar confianza y lograr una reelección.

En lo social: Yo no me presto para guisos porque quiero destacarme siendo distinto, manteniendo mis principios, siendo honesto. Además mi familia, mis amigos y la sociedad en general me castigaría en caso de que me prestara para algo incorrecto ya que me convertiría en uno más del montón.

En la calle: Contrabandear todo el mundo lo hace, ya no es tan rentable por la competencia, buscare un trabajo mejor que es el deber ser.

En general: Yo en vez de prestarme para el envío de decenas de maletas y cargamentos con sustancias psicotrópicas que actúan sobre el sistema nervioso central, las cuales son prohibidas a nivel internacional por la adicción y daño que causan en la juventud principalmente, voy a cumplir con mi deber de hacer respetar la constitución de mi país y trabajar para que todo lo que es ilegal sea penado con el objetivo de restituir el orden en esta sociedad que se cae a pedazos.

Juro que al menos por un momento  pensé que lo anterior podía ser posible, lamentablemente nada de esto funcionaria, ¡que iluso fui! En vano se buscan soluciones en algunas ciencias, en las leyes y ni en estas ni en ninguna otra fuente existe respuesta más cierta que en la moral.

La semana pasada escribí que ¨sin valores no hay paraíso¨ complemento con este artículo para quienes quieran una pista sobre el cambio que necesita el país, resulta que el secreto no es nuevo y ni siquiera es secreto. La clave de nuestra realidad la escribió hace 160 años Manuel Antonio Carreño quien escribió en su famoso manual ¨Sin el conocimiento y la práctica de las leyes que la moral prescribe, no puede haber entre los hombres ni paz, ni orden, ni felicidad¨ Esta frase explica entonces por qué en esta sociedad minada de inmorales, la mayoría de venezolanos no podemos tener en plenitud ni paz, ni orden, ni felicidad…

Ya que estoy pensando al revés, y que una mala palabra no hace más daño que un acto de corrupción, quiero cerrar imaginando que  nuestra sociedad tuviese principios para poder mandar a  todos los corruptos sin ninguna distinción, pal´carajo!

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