Claves del desarrollo por Ramón G. Aveledo

¿Cuál es el secreto de la riqueza y la pobreza de las naciones? La teoría del desarrollo intenta explicar por qué unos países son más ricos que otros. No es un ejercicio académico. En la práctica, se reduce a la situación concreta de millones de seres humanos por cuyo destino luchamos todos lo que hemos decidido trabajar en política.
¿Cuál es el secreto de la riqueza y la pobreza de las naciones?
La teoría del desarrollo intenta explicar por qué unos países son más ricos que otros. No es un ejercicio académico. En la práctica, se reduce a la situación concreta de millones de seres humanos por cuyo destino luchamos todos lo que hemos decidido trabajar en política. Como Robert Lucas, creo que una vez que uno comienza a pensar en esto, es difícil pensar sobre otra cosa.
¿Dónde está la clave?
La literatura nos ofrece toda clase de elementos económicos y políticos. Podemos mencionar en este sentido: educación, inversión en maquinaria y equipos, geografía favorable, infraestructura, productividad laboral, así como factores institucionales: pluralismo, mercado y Estado de Derecho en lo relacionado con el respeto a la propiedad, independencia del Poder Judicial y libertad de expresión, gobierno honesto y eficiente.
El recientemente fallecido historiador David Landes nos habló de una sociedad ideal, teóricamente equipada para favorecer la generación de riquezas y el bienestar general. Tal sociedad debería crear herramientas de producción así como crear, adaptar y dominar nuevas técnicas; impartir conocimiento a los jóvenes; escoger a los dirigentes con base en el mérito; dar oportunidad a individuos y a empresas colectivas; promover la iniciativa, la competencia y la emulación; permitir a cada cual disfrutar de los frutos de su esfuerzo, y garantizar una buena movilidad geográfica. Y sus corolarios: Igualdad de género, lo que dobla de inmediato el pool de recursos humanos disponibles para el desarrollo; igualdad social, racial, religiosa y económica, y racionalidad y ciencia sobre magia y superstición.
La democracia, en este contexto, requiere una base material. Aunque la tolerancia, el respeto a las reglas del Estado de Derecho nacen de nuestras íntimas convicciones como ciudadanos, también es cierto que la privación material rompe los consensos sociales. La institucionalidad fuerte y sana necesita tanto de sociedades prósperas y justas como éstas de esa institucionalidad funcional para lograr alcanzar y sostener la prosperidad y la justicia. Prosperidad y justicia que, combinadas, en un ambiente libre y seguro basado en el Derecho, constituyen el desarrollo, ese paso de un nivel menos humano a un nivel más humano de vida.
De estos temas he estado conversando en estos días en los Diálogos de Bilbao con expertos de todo el mundo.
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Publicado en: www.ultimasnoticias.com.ve