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La corrupción: causas y soluciones por Maxim Ross

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Hace 11 años

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Un paréntesis en la serie publicada sobre la actualidad de la economía venezolana, para dedicar esta entrega al tema de la corrupción, puesto en boga por la denuncias de lado y lado en el plano político y, sobre todo, por la amenaza del gobierno de pedir una habilitante para atacarla. Aun cuando sé que esa es una motivación principalmente política y que no voy a cambiar en un milímetro la decisión gubernamental, creo que se pueden puntualizar algunos asuntos para que mis lectores, evalúen su grado de efectividad.

¿Una historia nueva?

Desde los tiempos más remotos de esta República el tema de la corrupción ha estado presente. Un país donde se repartió tierras y propiedades, gracias a guerras continuas no podía esperar otra cosa. Consolidada la República y con gobiernos centrales dominando la provincia el fenómeno se mantiene, porque la precisión entre el patrimonio del Estado y el del gobernante es difusa. Los ejemplos de Guzmán con las negociaciones de la deuda bastan. Cuando Gómez no había diferencia entre su hacienda y la hacienda pública.

De Pérez Jiménez hasta ahora los escándalos fueron numerosos, hasta los que dieron al traste con las bondades de nuestro ensayo democrático. Todos ellos cierran una historia que merece una consideración más seria y sincera.

Un punto de partida errado

Creer que el tema de la corrupción es un problema de índole ética, de unos valores que unos tienen y otros no, es un error. La sabiduría popular lo dice todo con esa frase de “pónganme donde haíga”, porque, como todo en la vida, la corrupción tiene incentivos y desincentivos que llevan a una persona a transgredir las normas más allá de sus valores. Por esa razón, casi todos los gobiernos anteriores y, este también, tomaron un rumbo equivocado. Unos creando una “oficina” de códigos de conducta que cuidara los haberes públicos, otros creando un poder moral y otros focalizados en rígidas reglas de control. Una ley draconiana contra la corrupción, aún con cadena perpetua, no va a alejar a los corruptos. La razón es muy sencilla.

Incentivos y desincentivos

Hay que entender que el asunto tiene dos caras: la que provoca el acto, la causa, los incentivos para acometerla y el castigo, la ley y el peso de lo punitivo. Si los primeros son mayores que los segundos la corrupción predominará y, sobre todo en el área pública venezolana donde los incentivos son considerablemente superiores a los castigos. Aquí están los principales:

1 La magnitud y el manejo del ingreso público lo hacen  incontrolable

2 Como la renta petrolera no proviene del “bolsillo” de cada ciudadano resulta imperceptible cómo y quién la administra

3 Inexistencia de reglas calificadas y aceptadas internacionalmente de manejo de la cuestión pública, desorden fiscal y presupuestario, proliferación de fondos de distinta índole, leyes y reglas inocuas por ser demasiadas

5 Inexistencia de un verdadero poder contralor con todo el respaldo de las fuerzas vivas de la sociedad y con la independencia institucional capaz de imponer sus decisiones por encima de los otros poderes públicos

La raíz de la corrupción

Como he indicado una excesiva cantidad de incentivos anula todos los efectos punitivos de cualquier ley, quiere decir que si no se atacan los incentivos el problema no se va a resolver. Si además a los que nombré se les agregan otros que están en la base de la corrupción pública se multiplican los incentivos. Por ejemplo, añádase: la asignación a “dedo” de contratos, la ausencia de reglas transparentes de contratación pública, la multitud de permisos, controles, licencias que ahogan a las empresas y a los ciudadanos y que les obligan al pago de alguna comisión para agilizar u obtener lo deseado, la ausencia de competencia entre entes públicos y privados para la creación y atención de servicios públicos y otras que salen de mi memoria. Por todo lo dicho estoy absolutamente convencido de que no se requieren nuevas leyes, ni una especial para combatirla. Reduzcan el peso y tamaño de los incentivos y verán resultados. En todo caso como prueba de veracidad y honradez en la lucha contra la corrupción:

Comiéncese por:

Rendir cuentas de los US$ 105.000 millones entregados al Fonden o de los US$ 170.000 millones utilizados por Pdvsa como “gastos de desarrollo social”, de los convenios y saldos pendientes de cuentas por cobrar de Petrocaribe, de los convenios, recursos recibidos y utilizados en los distintos fondos chinos y, finalmente, hágase una auditoría confiable e independiente de los recursos en moneda extranjera y en oro que posee la República. Desmóntese la permisología que tiene ahogada la economía privada y verán resultados más efectivos y rápidos que cualquier ley habilitante.

maximross@cantv.net

Una base de datos de mujeres y personas no binarias con la que buscamos reolver el problema: la falta de diversidad de género en la vocería y fuentes autorizadas en los contenidos periodísticos.

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