Lucha social: El voto activo. Participar y organizarse. Resistir y sumar por Damián Prat C @damianprat
¿Qué hacer? Esa pregunta se la hacen millones de venezolanos en diferentes formas cada día. Un gobierno (para colmo, en minoría popular, pero aunque fuera mayoría es igual de inaceptable) abusa, atropella, viola la Constitución, usa la gigantesca corrupción para enriquecer groseramente a sus jerarcas y allegados (mientras predican socialismo y hablan del “hombre nuevo” con el mayor cinismo) pero también usando esos dineros malhabidos y los dineros públicos para apuntalar su poder político. Ese régimen cierra medios o los compra mediante sus boliburgueses y testaferros de la corrupción. Presiona por la autocensura. Usa los medios del estado como instrumentos de propaganda como si los hubiera privatizado. Controla sin escrúpulos las instituciones dejando indefenso al ciudadano. Violenta los derechos del trabajador “a juro”. Criminaliza las protestas sociales y a los luchadores sociales. Arruina las empresas estatales y el agro al punto de liquidar la soberanía alimentaria e industrial y hacernos depender como nunca de las importaciones. El peor rentismo petrolero de la historia. Entrega la soberanía nacional a transnacionales para obtener mas deuda y comprar apoyos. Aplica el mas descarado ventajismo político e impide la auditoría del resultado electoral. Estimula el derrotismo y el abstencionismo opositor, encontrando tontos interlocutores. Trata de empujar a la oposición a la violencia para justificar su propia violencia. Atropella los derechos de sus propios militantes, imponiendo candidatos “a dedo”.
De nuevo, ¿qué hacer?, se preguntan muchos angustiados. Ni deprimirse ni desesperarse. Ni rendirse ni lanzarse por un barranco. Ni dejarse apabullar ni perder la paciencia. Ni “esperar sentados” ni buscar atajos no democráticos. Perseverar. Luchar con inteligencia y también con vigorosa determinación. Coraje y sapiencia. En realidad, nunca está de más recordar que quien necesita cometer todos esos abusos a la vez, no es precisamente porque está muy fuerte, sino por lo contrario. La creciente debilidad en el apoyo popular los conduce al abuso que le permite el control de las instituciones. Si la oligarquía roja estuviera muy fuerte, no requeriría abusar tanto. Constatar esto no debe conducirnos a “sentarnos y esperar” ni a “echarnos aire”. Tampoco a desesperar ni hacer loqueras.
De hecho, hay que recordar lo que confesó el sr Mario Silva en el informe que le rendía a su jefe coronel del G2 cubano, acerca de lo que planteó Fidel Castro de “eliminar las elecciones porque el pueblo es débil y podríamos perder”. Ya en la fracasada y derrotada Reforma Constitucional de 2007 se planteaba sustituir algunas instancias de poder electas por el voto popular, universal, directo y secreto por “órganos del supuesto poder popular designados a dedo”. Ahora, Maduro, además de provocar para sacar a la oposición del camino electoral (por algo es), refrescó el propósito de hacer elecciones de tercer grado para designar las alcaldías. Elegir comunas (entre ellos). Que ellas designaran concejos municipales y éstos a los alcaldes. No mas voto popular, universal, directo y secreto. Un paso hacia la “democracia popular”, es decir, la no-democracia, como es en Cuba y como fue en Polonia o Alemania Comunista. Como es en Corea del Norte.
Eso nos conduce a una primera conclusión. Participar activamente en las elecciones. Luchar cada palmo de ese terreno. ¿O acaso vamos a ayudar al plan de Fidel Castro de eliminarlas?. Eso si, lo digo rotundamente: es mucho mas que “ir a votar”. En una democracia hostigada, votar debe ser un acto mas trascendente que “ir a votar”. Es organizarse y participar, para con la determinación masiva, superar y derrotar al ventajismo y los abusos permitidos por un CNE parcializado. En dos platos: hay que vencerlos con todo y CNE. La lucha por igualdad de condiciones no es un condicionante bobalicón para no participar. Es para que el abuso de ellos les signifique un costo político. Hay que ganar con mas ventaja de la que logró Capriles el 14-A para impedir que las trampas funcionen. Un triunfo masivo el 8D es como un plebiscito con mucho significado político, además de dotar al pueblo luchador y a la alternativa democrática de esos instrumentos de lucha que son y pueden ser las alcaldías y los concejales.
¿Entonces el “¿que hacer?” se reduce a “ir a votar”?. Para nada. Actuar en ese campo con prescindencia de otros sería una estupidez y un severo error. Luchar y votar, podría ser la consigna. O también: participar, sumar, luchar y votar. Luchar en la organización electoral, pero muy especialmente en el terreno de la lucha social. El desastre de la falsa revolución no lo es solo en el campo de los derechos políticos democráticos. Lo es, principalmente, en el terreno de la ruina económica y social. Ya el reparto de dádivas petroleras no les alcanza para tapar casi nada, tal es el tamaño de la ruina causada por las políticas del “estatismo salvaje”.
Este país está cruzado diariamente por docenas de protestas sociales. Nada mas lejano de la verdad eso de que “aquí nadie hace ni dice nada”. Aquí nunca ha dejado de haber un gentío denunciando, resistiendo, luchando, protestando, aunque con frecuencia cada lucha esté aislada de las otras. Allí, en esas luchas, hay que estar y muy activos, tanto los dirigentes políticos como los ciudadanos. Es mucho mas que “luchar desde el teclado”. Lucha social es resistencia. Es conquistar triunfos ante el poder gubernamental anti obrero, anti popular y anti ciudadano, lo que fortalece la alternativa democrática y la hace crecer. Además, entre otras cosas, para ayudar a los que sufren, a vivir su experiencia de transición hacia el cambio. Desechando, por supuesto, el revanchismo soberbio y arrogante (además de inútil y estéril) de “cobrarle” al que lucha y protesta por haber tenido antes la esperanza puesta en ésta dizque revolución. La consigna es “la mano tendida” en lugar del arrogante “yo se los dije”. Sumar, no ahuyentar.
La lucha social y el voto con lucha y activa participación electoral. Eso ya es mucho pero aún insuficiente. Es también la lucha política y en Unidad. Para eso está la MUD, que debe superar carencias pero es no solo lo mejor que se ha logrado, sino un gran acierto. Para eso están muy diversas organizaciones políticas para el gusto variado de la sociedad democrática, pero también hay voluntariados, ONG y grupos diversos. El fragor de la lucha va mostrando los liderazgos mas sólidos. Lo inaceptable es la labor destructiva de vivir sembrando discordia. La comodidad del “nada sirve” de los que en realidad “nada hacen”. O los “duros del teclado” que mandan a los demás a hacer lo que ellos no hacen. Los “radicales del bla bla” que es la versión siglo XXI de lo que antes eran los “revolucionarios de cafetín”.
¿Y los medios de comunicación?. Hay menos medios tradicionales sobre todo en TV e incluso en radio. El poder corrupto de la nueva oligarquía roja ha venido cerrando, logrando autocensura o comprando medios. Quedan algunos espacios de radio y los mejores de la prensa escrita. Los portales digitales y las redes sociales son campos de uso cada vez mas indispensable. Incluyendo las aún poco usadas TV digitales. ¡Aprender a usarlas!. A fajarse allí. Todos en Internet, en twitter y Facebook. Y a saber usarlas con sentido común. Y, por cierto, que sirvan para la organización popular y ciudadana. OJO. Y los viejos medios alternativos como los “periodiquitos” mano a mano.
La columna 2.500
Esta, de hoy, es la columna 2.500 de Público & Confidencial desde que la iniciamos en septiembre de 2003 en Correo del Caroní, casa de las ideas y escuela de la dignidad periodística sin concesiones. Hoy y desde hace algún tiempo también lo es de nuestra propia web www.publicoyconfidencial.com y de varios portales digitales que la publican a diario o con frecuencia (Runrun.es; Código Venezuela.com; La Patilla.com, Analítica.com, y algunas mas) y a quienes agradecemos su generosa deferencia. Es un cruzado de periodismo de investigación con periodismo de opinión y análisis. Todo lo que publicamos es investigación rigurosamente contrastada con diversas fuentes. No hay “ollas” ni especulación ligera. Hay sí, opinión comprometida, la nuestra, lo que implica que siempre pueden existir otras opiniones diferentes y legítimas. No somos neutros pero tampoco fanáticos irracionales. Desde esta tribuna hay compromiso sin atenuantes y sin neutralidad con la democracia, con los intereses de Venezuela y en particular los de Guayana. ¿Qué sentido tendría ser “imparciales” entre democracia y autoritarismo o entre progreso y ruina?. Estamos comprometidos con el crecimiento y la productividad de la industria que son sinónimos de progreso. Estamos comprometidos irreductiblemente con los derechos sociales y laborales. No somos neutros ante la violación de los derechos del trabajador como no lo somos ante la salud económica y productiva de Guayana. Ha sido y es nuestra razón de ser en 2.500 entregas.