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La lucha de la clase media por Antonio de la Cruz para @ReviPerspectiva

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Hace 12 años

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En la actualidad, la lucha política tiene un eje común: el fracaso del Gobierno para satisfacer las crecientes expectativas de una clase social que ha evolucionado en la prosperidad, que tiene una mayor formación académica y que está expuesta a múltiples opciones.

Las protestas que actualmente ocurren en el mundo han tenido diferentes orígenes que van desde el incremento en los pasajes del transporte en Brasil, el plan de desarrollo urbano de un parque en Turquía, el incremento en el precio de la gasolina en Indonesia, el uso de las palancas o contactos en el Gobierno para tener acceso a oportunidades en Bulgaria, el costo de la educación en Chile, los planes de austeridad de los Gobiernos en la Unión Europea, hasta la inclusión de los diferentes sectores en Egipto.

Desde hace una década, la mayoría de los países emergentes han experimentado un crecimiento económico que ha permitido la movilidad de una clase social, la cual mantiene un nivel elevado de la actividad productiva porque tienen una demanda agregada acelerada.

Un reporte del Instituto de Estudios de Seguridad de la Unión Europea (2012), señala que el crecimiento de este sector social será de un 60% para el 2020, ubicándose en 3,2 mil millones de personas, y en el 2030 representará el 59% de la población mundial (8,3 mil millones). El mayor crecimiento se generará en Asia, principalmente en India y China.

Se trata de la incorporación a la clase media de un nuevo sector emergente. Una clase media moderna que comprende las tecnologías de la información y usa las redes sociales (Facebook y Twitter) para comunicar sus demandas y organizar las protestas. Así mismo, ésta clase media siempre busca algo mejor aunque se encuentre cómoda en su “zona de confort”.

En su último libro “The End of Power”, Moisés Naím señala que “el poder está cambiando de la fuerza bruta a la inteligencia, del norte al sur y del oeste al este. Desde grandes corporaciones muy establecidas, hacia ágiles empresas recién llegadas, de dictadores consolidados a la gente común en las plazas y el ciberespacio”. Es decir, el poder está en un proceso de transformación.

La clase media es el sector de la sociedad que tiene la mayor carga del pago de los impuestos por lo que exige al Gobierno la responsabilidad del buen funcionamiento de las instituciones y los servicios públicos.

Mientras los sectores pobres luchan día a día por la supervivencia, la gente de la clase media es mucho más propensa a involucrarse en el activismo político para alcanzar sus demandas.

En Venezuela, en los últimos 14 años, 170.000 empresas del sector privado han cerrado sus operaciones, y como consecuencia la inversión privada en el 2013 se ubica entre el 7 y el 8% del PIB, lo que hace que la clase media dependa mayoritariamente de las fuentes de trabajo que ofrece el Gobierno.

En la lucha contra la pobreza y la indigencia, en los últimos 14 años, el Gobierno venezolano ha logrado reducirla en un 27,8% (29,7 millones de personas), a través del aumento de los ingresos laborales y los programas de transferencia llamados misiones. Los 6’415.200 venezolanos que lograron superar la línea de pobreza se incorporaron a la franja vulnerable de la clase media que típicamente tiene unos ingresos de 4 a 10 dólares diarios.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas venezolano, entre enero y junio de este año, se generaron 361.821 nuevos empleos, que beneficiaron al sector más vulnerable, para alcanzar un total de 12’886.821 trabajadores. El desempleo disminuyó proporcionalmente, colocándose por debajo de 1’000.000 de personas, en el mismo periodo.

El estatus de clase media no significa que sus integrantes apoyen automáticamente la democracia o un gobierno eficiente. De hecho, una gran parte de la vieja clase media de Brasil fue empleada por el sector público, que dependía del clientelismo político y del control estatal de la economía. La clase media allí, y en países asiáticos como Tailandia y China, ha dado su apoyo a gobiernos autoritarios cuando les parecía que esa era la mejor forma de garantizar su futuro económico.

Sin embargo, al igual que en las revoluciones europeas de 1848, el mayo francés de 1968 y la caída de la Cortina de Hierro en 1989, cuando la clase media encuentra una voz colectiva y comparte una visión de futuro con otros sectores de la sociedad, logra producir cambios políticos permanentes en el tiempo.

En el caso de Venezuela factores fundamentales a la hora de protestar por distintas causas, han sido las políticas de centralización del Estado, así como la nacionalización de las empresas “estratégicas” en los distintos sectores de la economía, que han generado una clase media dividida, en la cual el sector vulnerable ha sido sujeto de coerción social por parte del Estado.

La clase media moderna en el mundo, no solamente ha retado a los regímenes autoritarios, sino también a los democráticos. Las democracias no deberían dormirse en los laureles porque muchas solamente convocan elecciones. Las herramientas que proporciona la tecnología de la información facultan a la clase media moderna a exigir a los políticos en todos los ámbitos una calidad de vida acorde con la nueva era, hoy es representada por los principios, valores y estándares de sociedades como la de los países nórdicos.

Ante la realidad venezolana, donde la escasez de alimentos, medicinas, repuestos, etc, es cada vez mayor, donde la inseguridad impone un toque de queda con un parte de guerra semanal, la inflación devalúa los sueldos y salarios mensualmente, la corrupción desmejora las obras de infraestructura y limita la producción de bienes, y el autoritarismo divide la sociedad excluyendo a la otra mitad de los venezolanos, la clase media (en cualquier otra latitud del planeta) se habría movilizado en la calle, tal como se vio en Turquía, Brasil, China, Chile, Indonesia, Bulgaria y Rusia.

En el mundo plano de hoy donde “el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un huracán al otro lado del mundo” -como lo define Thomas Friedman-, se permite avivar con la más mínima variación de las condiciones actuales en las cuales vive Venezuela, las exigencias de la clase media moderna y su evolución en ciertas formas donde la inclusión, la seguridad, la diversidad, la libertad, la confianza, la trasparencia y la solidez están en un proceso de mejora continua.

Por lo tanto, el liderazgo y el poder en Venezuela requieren transformarse para lograr alinear los distintos esfuerzos que realizan los diferentes actores claves de la sociedad -desde la clase media hasta los estudiantes-, y así alcanzar las reivindicaciones a través de la lucha no violenta.

Fuente: Revista Perspectiva

Una base de datos de mujeres y personas no binarias con la que buscamos reolver el problema: la falta de diversidad de género en la vocería y fuentes autorizadas en los contenidos periodísticos.

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