Runrun.es: En defensa de tus derechos humanos

Noticias

Hablando de “matrimonios”… ¡Este es el mío! por Isa Dobles @IsaOropeza

Runrun.es
Hace 12 años
Romulo
Absolutamente en familia y en el exilio. A la izquierda, Raúl Leoni y Menca, Rolando Grooscors , los ancianos son mis suegros, yo, de “sastrecito”  al lado de Rómulo, Carmen atrás al lado de Alvaro, mi marido, el pedacito de sombrero blanco es de Virginia, y la muchachera…A la izquierda de Rómulo un venezolano, Luis Alejandro López, y perdida , su esposa Gilda. Los López eran mágicos…allí estaban a la orden para servir al corazón de los exilados que llegaban.
Luis Alejandro perdura además  con un producto de  confianza de todos los costarricenses: “Zepol”. Cualquier cosa podía faltar en un hogar  tico menos el Zepol para el pecho así como era el “Mentholatum” en otros países.  Hace mucho tiempo no están. Pero están en más que esta foto.
¡Que cúmulo de recuerdos amontonados en la memoria que se resiste a dejarlos en el olvido! Eran tiempos muy difíciles, lejanía y pérdidas irreparables, necesidades extremas, y Venezuela en el pulso precipitado de cada uno y todos. No están en la foto Juan Bosh y Carmen, Leandro Mora e Inés, Luis Beltrán y Cecilia, Carlos Andrés y Blanquita, esa familia que compartía risa y llanto, unida, inquebrantable. Papá, mamá y mis hermanos estaban en México y  no fue posible  costear pasajes…Otros tiempos. Esta foto cumple sesenta años.
La comparto con ustedes en un  momento  de debilidad. ¡Bendita debilidad! Ojalá  mis hijos, dispersos en el mapa,  la lean. Mis nietos. Y hasta mis biznietas. Están repartidos en Costa Rica, Argentina, Estados Unidos. Y yo la escribo  desde Venezuela,   herida,   impaciente, indomable.   De donde no me  voy porque me parece que ella puede necesitarme.

Nelson Bocaranda

Es mi amigo. Mi compañero de trabajo. Mi “compinche” de sueños. Nos conocimos en Washington en 1964, cuando yo trabajaba con Enrique Tejera en la Embajada como Directora de Cultura e información, un cargo demasiado pomposo  en el que aprendí muchísimo de ese Embajador de lujo, amigo de mi padre.
Nelson llegó con un grupo de estudiantes de la Universidad  Católica Andrés Bello. Después, con mi padre Alejandro Oropeza Castillo, cimentáramos esta relación que  es una de las grandes alegrías de todos estos años.
Nelson es un periodista de excelencia. Y así es como ser humano y como venezolano. Yo tengo muchísimo que agradecerle porque esa consistencia suya, esa clase, esa lealtad a los valores fundamentales de la vida, me ha dado fuerzas en momentos difíciles de este duro  oficio de  ser  periodista y ser venezolana apasionada de la libertad y la justicia. Radio, prensa, televisión, nunca ha sido fácil porque  esta inconclusa búsqueda de destino ha sido muy difícil. Nunca en esta travesía de lucha y anhelos, hemos disentido.Aunque no nos  veamos, aunque no nos lo preguntemos, sabemos que coincidimos.

Frente a las exigencias humanas y profesionales, yo puedo decir  “con la boca llena”, que   en cualquier momento  yo pongo mi “mano en el fuego” por  Nelson porque  confío en él ciegamente.  Y eso es lo que la farsa  del poder, ese gran engaño histórico y macabro, no le perdona a Nelson Bocaranda.  Por eso lo citaron en esa cómica titiritera que es la Fiscalía a declarar.
No fue  la información  sobre la salud del difunto o los  sucesos  post electorales o  el “pajarito” del impugnado. Es por él, por esa credibilidad que  jamás tendrán Villeguitas o Earle Herrera o Desiree Santos Amaral…
Cual es la pregunta en la calle ¿lo dijo Bocaranda? Si lo dijo, ¡es cierto!
 La conciencia limpia, la pluma  retadora, la voz   digna.. Yo no tengo que decirte ni escribirte, Nelson, que te quiero. Que  te respeto. Que me enorgullece ser tu amiga.
¡Tú lo sabes!

Una base de datos de mujeres y personas no binarias con la que buscamos reolver el problema: la falta de diversidad de género en la vocería y fuentes autorizadas en los contenidos periodísticos.

IR A MUJERES REFERENTES