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Promesa cumplida por Blanca García Bocaranda

A Luisa Rodríguez de Mendoza, ejemplo de filantropía,  le hubiese causado especial placer ver el extraordinario espacio que es el Paraninfo de la Universidad Metropolitana de Caracas hecho realidad, y que lleva su nombre, sobre todo porque será sede de encuentros, actuaciones, eventos dirigidos a la juventud que se prepara en sus recintos.

Cuando Don Eugenio, su esposo, le comunicaba entusiasmado los planes que tenía para esta Universidad ella vislumbraba acuerdos que llenaran esas áreas de eventos culturales, música, artes plásticas, teatro, danzas, tecnología y asociaciones comunitarias. Era el gran sueño de su esposo, creador, promotor y alma del proyecto. Ella constituía la fuerza perseverante y motivadora tras la idea porque, al fin y al cabo, era para los muchachos de Venezuela. Fue soporte, consejera y primera entusiasta de cada proyecto de Don Eugenio como lo demostró en su trabajo al frente del jardín de infancia “Luisa Goiticoa”, el cual marcó norte en la educación preescolar. En el Hospital Ortopédico Infantil marcó su presencia con la acción efectiva del voluntariado y permanente consecución de logros, así como con la “Sala Mendoza” creada para difundir la cultura artística con exposiciones de arte universal y realizar una labor didáctica especialmente dirigida hacia las nuevas generaciones.

La inauguración constituyó una jornada de auténtico júbilo. El primer diseño del edificio “Eugenio Mendoza Goiticoa” fue elaborado en 1982 y desde el primer boceto contemplado para medio millar de personas transcurrieron muchos años. Varias generaciones pasaron por el campus con la esperanza de ver concluida la promesa. En 2007 fue inaugurado el edificio, pero aún quedaba un asunto pendiente: el paraninfo. Los arquitectos e ingenieros retomaron el diseño producido 30 años atrás enfrentando las innovaciones tecnológicas no contempladas en planos originales sumadas a los avatares de circunstancias por las cuales atraviesa el país que obstaculizan obtención de materiales y equipos. Los últimos meses para convertir ese sueño en realidad fueron una lucha incansable de acciones y emociones en la comunidad Unimetana.

Siempre cumpliendo las palabras de Don Eugenio, venezolano  indispensable, “es bueno tener grandes ideas, pero mejor aún es ponerlas en práctica” se cristalizó el paraninfo con un área total de 900m2, capacidad para 500 personas y diseñado con lo actual en visibilidad, acústica, sonido e iluminación. El ambiente interior, de arquitectura sencilla y elegante, es de madera y concreto (obra limpia), con colores cálidos en las superficies verticales y mobiliario. La iluminación tenue y la luz activa propia de una sala de espectáculos moderna son otras de sus características.

El acto contó con el recuerdo a Luisa Rodríguez de Mendoza en  palabras de las autoridades universitarias, Benjamín Scharifker y Pablo Pulido Mushe. La Sinfónica Juvenil “Teresa Carreño”, bajo la dirección de Eduardo Salazar, interpretó piezas de Mozart y Piazzola. En el video proyectado sobre la inolvidable pionera de la responsabilidad social apreciamos de nuevo su hacer en la vida nacional. La presencia familiar de toda su descendencia fue el detalle maravilloso.

@garbo83 

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A Luisa Rodríguez de Mendoza, ejemplo de filantropía,  le hubiese causado especial placer ver el extraordinario espacio que es el Paraninfo de la Universidad Metropolitana de Caracas hecho realidad, y que lleva su nombre, sobre todo porque será sede de encuentros, actuaciones, eventos dirigidos a la juventud que se prepara en sus recintos.

Cuando Don Eugenio, su esposo, le comunicaba entusiasmado los planes que tenía para esta Universidad ella vislumbraba acuerdos que llenaran esas áreas de eventos culturales, música, artes plásticas, teatro, danzas, tecnología y asociaciones comunitarias. Era el gran sueño de su esposo, creador, promotor y alma del proyecto. Ella constituía la fuerza perseverante y motivadora tras la idea porque, al fin y al cabo, era para los muchachos de Venezuela. Fue soporte, consejera y primera entusiasta de cada proyecto de Don Eugenio como lo demostró en su trabajo al frente del jardín de infancia “Luisa Goiticoa”, el cual marcó norte en la educación preescolar. En el Hospital Ortopédico Infantil marcó su presencia con la acción efectiva del voluntariado y permanente consecución de logros, así como con la “Sala Mendoza” creada para difundir la cultura artística con exposiciones de arte universal y realizar una labor didáctica especialmente dirigida hacia las nuevas generaciones.

La inauguración constituyó una jornada de auténtico júbilo. El primer diseño del edificio “Eugenio Mendoza Goiticoa” fue elaborado en 1982 y desde el primer boceto contemplado para medio millar de personas transcurrieron muchos años. Varias generaciones pasaron por el campus con la esperanza de ver concluida la promesa. En 2007 fue inaugurado el edificio, pero aún quedaba un asunto pendiente: el paraninfo. Los arquitectos e ingenieros retomaron el diseño producido 30 años atrás enfrentando las innovaciones tecnológicas no contempladas en planos originales sumadas a los avatares de circunstancias por las cuales atraviesa el país que obstaculizan obtención de materiales y equipos. Los últimos meses para convertir ese sueño en realidad fueron una lucha incansable de acciones y emociones en la comunidad Unimetana.

Siempre cumpliendo las palabras de Don Eugenio, venezolano  indispensable, “es bueno tener grandes ideas, pero mejor aún es ponerlas en práctica” se cristalizó el paraninfo con un área total de 900m2, capacidad para 500 personas y diseñado con lo actual en visibilidad, acústica, sonido e iluminación. El ambiente interior, de arquitectura sencilla y elegante, es de madera y concreto (obra limpia), con colores cálidos en las superficies verticales y mobiliario. La iluminación tenue y la luz activa propia de una sala de espectáculos moderna son otras de sus características.

El acto contó con el recuerdo a Luisa Rodríguez de Mendoza en  palabras de las autoridades universitarias, Benjamín Scharifker y Pablo Pulido Mushe. La Sinfónica Juvenil “Teresa Carreño”, bajo la dirección de Eduardo Salazar, interpretó piezas de Mozart y Piazzola. En el video proyectado sobre la inolvidable pionera de la responsabilidad social apreciamos de nuevo su hacer en la vida nacional. La presencia familiar de toda su descendencia fue el detalle maravilloso.

@garbo83 

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