Ocho mil años es el tiempo que los waraos han habitado el Delta del Orinoco, por lo que se les considera el grupo humano más antiguo de Venezuela. Sin embargo, desde 2014, esta permanencia se ha visto interrumpida por una serie de crisis que han llevado a muchos de ellos a migrar hacia Brasil, Guyana y Trinidad y Tobago.
La falta de gasolina, la desconexión, la hambruna y la ausencia de políticas de salud han convertido su hogar en un lugar insostenible, especialmente para una comunidad ya afectada por enfermedades como el VIH y la tuberculosis.
La crisis humanitaria compleja en Venezuela ha sido un factor determinante en esta migración. En 2016, un 81% de los hogares venezolanos vivían en condiciones de pobreza, lo que ha arrasado con las comunidades indígenas.
En un trabajo especial del Correo del Caroní, *María, una warao que migró en 2016, relata que la necesidad fue la razón principal para dejar su hogar en Araguabisi y trasladarse a Tucupita. Allí, las condiciones no mejoraron; su familia apenas podía alimentarse una vez al día.
El sacerdote y antropólogo Josiah K’Okal explica que los proyectos estatales han vulnerabilizado a los waraos al destruir sus métodos de subsistencia. Sin recursos económicos, la migración se convierte en una estrategia de supervivencia. María y su familia decidieron vender sus pertenencias para costear su viaje a Brasil, donde esperaban encontrar mejores condiciones.
Las condiciones de salud también son alarmantes. En Tucupita, el acceso limitado a hospitales ha llevado a muchos a huir en busca de atención médica. *Marisol, quien escapó de un brote de sarampión en 2018, encontró en Brasil un acceso a medicamentos y alimentos que eran imposibles de conseguir en su comunidad.
Xenofobia y racismo
En Brasil los waraos enfrentan nuevos desafíos. La xenofobia y el racismo complican su acceso a empleos dignos. Denis Campero Torres, otro migrante warao, describe cómo la discriminación por ser indígena dificulta encontrar trabajo. Algunos han tenido que recurrir a la mendicidad para sobrevivir.
De acuerdo con estimaciones de Acnur en 2024, se estimaba en más de 7000 la cifra waraos desplazados en este país. Se calcula que, de 9000 waraos en Brasil, apenas 1000 han logrado trabajar, alquilar e independizarse de los abrigos.
A pesar del sufrimiento y las dificultades, muchos waraos han comenzado a organizarse en Brasil para defender sus derechos y buscar inclusión social. Sin embargo, las políticas del gobierno brasileño parecen más enfocadas en controlar su migración que en facilitar su integración. Activistas reportan que los refugios no están preparados para atender sus necesidades culturales y que sufren violaciones a sus derechos humanos.
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(*) Los nombres reales de las personas fueron modificados para preservar su seguridad.