La pasada semana el Pdte. de los Estados Unidos, Barack Obama, declaró que “Venezuela no representa ningún peligro para la seguridad de los EEUU”, levantando reacciones de todo tipo en la prensa internacional y sectores que adversan a su gobierno.
Estas declaraciones hay que tomarlas en cuenta en un contexto electoral en donde el candidato republicano Mitt Romney ha recortado distancias en cuanto a la intención de voto y en donde las criticas se han acentuado a la actual administración por el manejo de la crisis económica. En ese sentido las palabras de Obama tienen una especial interpretación.
En primer lugar, la administración Obama se ha caracterizado por la prudencia y la no intervención inmediata en conflictos en donde a priori se podrían justificar. Luego de haber abandonado Iraq y de conceder a Afganistán un régimen de aliado militar preferencial fuera de la OTAN, EEUU no puede embarcarse en otra aventura militar sin una justificación contundente. La últimas intervenciones así lo demuestran: en Libia salieron dejando el comando de las operaciones en manos francesas e inglesas, ha sido muy cauteloso con el tema sirio y más bien ha actuado tras bastidores para tratar de impulsar una salida refrendada por la comunidad internacional en el Consejo de Seguridad, aunque eso le haya costado muchas críticas.
Luego, ha concentrado su especial atención al tema iraní y ahí es donde está la clave para entender el pronunciamiento. La administración Obama le ha dado mucha importancia al caso iraní y por ello le ha puesto especial atención a Venezuela y su relación con esta nación sin embargo a pesar de todos los documentos y señalamientos que se hacen y tomando en cuenta la prudencia en el marco electoral, prefieren ser cautos y no dirigir ninguna acusación a menos que se encuentren pruebas realmente contundentes de la cooperación militar. Igualmente esta administración tiene una especial confianza en el proceso electoral del próximo 7 de octubre en donde se espera que los venezolanos podamos resolver nuestras diferencias internas en una consulta amplia y justa.
Hasta después del 7 de octubre y dependiendo de los resultados, no se podrá esperar una nueva posición en cuanto al tema Venezuela. Para esa fecha ya faltaría casi un mes para las elecciones presidenciales norteamericanas y puede haber un giro importante después de noviembre.