Según el Departamento de Extranjería y Migración, hay 1,4 millones de migrantes en Chile, lo que equivale a más del 7% de la población y los venezolanos son los más numerosos, seguidos de peruanos, haitianos y colombianos
Este domingo, 11 de abril, el Gobierno de Chile promulgó la nueva Ley de Migración que tardó ocho años en aprobarse y que ha recibido un aluvión de críticas de la oposición y de organizaciones promigrantes por imponer una mayor “rigidez” fronteriza y agilizar las deportaciones.
“El objetivo es poner orden en nuestra casa a través una política ordenada, segura y regular que permita la inmigración legal y combata la ilegal”, afirmó el presidente, el conservador Sebastián Piñera.
Bajo el lema de “ordenar la casa”, la nueva ley, ingresada en 2013 en el Parlamento, busca facilitar las deportaciones y exige obtener un visado en el país de origen con el fin de evitar que extranjeros ingresen en calidad de turistas y cambien su calidad migratoria para buscar trabajo.
Mientras que para el oficialismo esta nueva regulación es la vía para enfrentar el creciente fenómeno migratorio, la oposición estima que el endurecimiento de las fronteras desembocará en un aumento de migrantes que cruzan por pasos no habilitados.
La nueva regulación sustituye a la actual, una de las leyes migratorias más antiguas de Latinoamérica, diseñada en 1975 durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), cuando el régimen militar buscaba restringir la entrada de migrantes.
Pese a la pandemia de la COVID-19 y la crisis social que se extendió durante más de un año, Chile sigue siendo uno de los países más atractivos para migrar dentro de América Latina por su estabilidad política y económica.
*Con información de EFE