“Empresas del Estado = Pérdidas Socializadas” por Henkel García
Hoy me levanté y una de las primeras noticias que me tocó leer titulaba “Venalum opera a 28,2% de su capacidad instalada” (El Universal). Este hecho me llevó a reflexionar una vez más sobre una de las consecuencias negativas de las empresas del Estado: sus pérdidas son socializadas.
Este hecho cambia totalmente los incentivos dentro de la empresa. Sólo basta con hacernos algunas preguntas, tomando como ejemplo el caso de Venalum. ¿Con las pérdidas que se están gestando, los dirigentes de la empresa u otros empleados dejarán de percibir su salario? ¿Habrá alguna sanción por dejar que la empresa haya operado en rojo por tanto tiempo? ¿Se identificarán los culpables de estas pérdidas y serán castigados apropiada y económicamente para que esto no vuelva a ocurrir? ¿Hay algún interés para aumentar la productividad en el futuro?. Éstas son tan solo algunas de las inquietudes y me imagino que ustedes tendrán muchas otras. El problema, como decía, es de alineación de incentivos y en muy pocos casos estos están bien alineados en una empresa estatal.
El romanticismo detrás de la operación de una empresa del Estado es tremendo. Muchos sueñan con un desempeño óptimo que permitirá a dicha empresa entregar mucho más valor a la sociedad, el cual será distribuido por el mismo Estado. La realidad es distinta y dolorosa; al no tener “dolientes” la operación de las empresas dista mucho del óptimo, y éstas en vez de generar valor, lo destruyen. Las pérdidas generadas son del Estado, el cual no podría sobrevivir sin nuestros aportes tanto de renta petrolera como de impuestos, y es precisamente de esos fondos o ingresos (de todos los venezolanos) que salen los recursos para cubrir las pérdidas.
El otro gran problema tiene que ver con las élites que gobiernan países con instituciones débiles. La empresas del Estado terminan controladas por personas allegadas al gobierno de turno, “secuestrando” las ganancias y las riquezas que deberían pertenecer a toda una nación. Esas élites colocan amigos y familiares en puestos claves, por otro lado los grandes contratos para proveer de insumos y de mantenimiento también van a parar a personas cercanas al círculo que gobierna.
Para complicar un poco más el caso venezolano, la renta petrolera hace que esta dinámica se mantenga soslayada. La gran mayoría de las pérdidas de las empresas del Estado son financiadas a través de la renta petrolera, así que se paga con parte de nuestra riqueza que no hemos trabajado y eso pareciera “dolernos” menos. ¿Se imaginan si esas pérdidas las tuviésemos que costear con impuestos?, estoy seguro que nuestra actitud sería totalmente diferente.
En mi opinión hay ciertas empresas propiedad del Estado que podrían funcionar bien, pero no debe ser la generalidad. Menos aún cuando vemos servicios propios del Estado que distan mucho de la calidad y cobertura que todos deseemos. Creo que en Venezuela el Estado debería primero concentrarse en el área de salud, educación y otros servicios públicos antes de desviar su atención a otras áreas en las que históricamente se ha demostrado que un sector privado debidamente regulado y supervisado es mucho más eficiente. Sí, lo sé, pareciera que vamos en la dirección equivocada, pero nunca es tarde para retomar el rumbo.
Henkel García
Analista e Instructor en Finanzas
Presidente de Visión de Inversión
Director de @Econometrica IE C.A.
Maestría Administración, mención en Finanzas UNIMET