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Monitor de Víctimas

“Las FAES mataron a mi primo y a su hermana la tuvieron como rehén”

Claudia Smolansky
Hace 5 años

EL PASADO VIERNES 12 DE ABRIL, a las 4:30 p. m., los hermanos María Angélica, de 16 años, y Robert Rondón, de 18, caminaban por el barrio Santa Cruz del Este, ubicado en las Minas de Baruta, para llegar hasta casa de su abuela. En mitad del camino, en una de las calles, funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) los sorprendieron.

A Robert le quitaron la camisa e inmediatamente le dispararon dos tiros en el pecho en presencia de su hermana, a quien luego empujaron, lanzaron al piso y le dispararon a los pies para asustarla. Después, la llevaron hasta una casa cercana y la encerraron. “Ella era como un rehén. La tenían secuestrada”, cuenta la prima de los hermanos, Jackeline Rondón.

Seguidamente se llevan a Robert y le disparan por tercera vez en la clavícula mientras lo trasladaban al hospital Domingo Luciani. Este tiro le ocasionó la muerte, explica Jackeline, a quien le informaron que el joven había llegado sin signos vitales al centro hospitalario.

Hasta la 1:30 a. m. permanecieron los efectivos en el barrio Santa Cruz del Este. María Angélica, en su desesperación por ir al hospital y ver a su hermano, decidió fugarse de la casa a las 9:30 p. m. Esta familia es oriunda de Anaco, estado Anzoátegui. Los hermanos junto con su madre se habían mudado hace cuatro meses a Caracas y vivían en uno de los caseríos por la autopista Prados del Este, a la altura del distribuidor Santa Fe.

Los dos días anteriores a los hechos, las FAES habían estado en la zona. Allanaron algunas casas. De hecho, fueron a casa de mi comadre y los policías mandaban a callar a la gente con la pistola en la boca, dijo Jackeline.

Robert era estudiante en un parasistema. Su prima, Jackeline, dice que las FAES, que ella considera un grupo de “exterminio”, no le interesa si hay menores de edad en los hogares o mujeres al momento de realizar sus ejecuciones.

“Me sacaron del cuarto con mis dos niñas”

La madrugada del viernes 12 de abril también murió Roberto Pizzerno, de 23 años, a manos de este cuerpo de seguridad. El hecho ocurrió a las 3:30 a. m. en el antiguo Motel Valle Fresco, ubicado en Filas de Mariche, y que en el presente funciona como un refugio ilegal para al menos 53 familias.

“Patearon la puerta, me pegaron y me sacaron del cuarto con mis dos niñas pequeñas. A él le metieron una media en la boca para que no gritara, cuenta la esposa de Robert, Gabriela. Minutos después oyó dos detonaciones.

Robert era el sostén del hogar. Trabajaba como motaxista. Deja a dos hijas de 6 y 7 años. Gabriela cuenta que hace dos semanas las FAES llegaron al sitio y allanaron dos habitaciones.

De acuerdo con Monitor de Víctimas, 607 personas murieron a manos de los cuerpos de seguridad en Caracas en el 2018, Más de la mitad (58 %) fueron por el accionar de la Policía Nacional Bolivariana y sus Fuerzas de Acciones Especiales. Cinco de cada diez eran jóvenes menores de 25 años y 41 % de los casos ocurrieron en las viviendas de las víctimas.

 

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