2011 Termina en el margen de una hiperinflación por Alexander Guerrero
La clasificación de hiperinflación está asociada a régimen de precios donde la indexación –un ajuste de precios- está permitida en contratos salariales, tasas de interés, precios en general. En esas circunstancias los precios crecen al ritmo de la expansión monetaria inducida por los bancos centrales sin autonomía ni independencia y en manos de las necesidades fiscales. En ese entorno inflacionario, los salarios van detrás de los precios, pero el empobrecimiento natural por caída del salario real –en razones absolutas- se amortigua, los precios cambian diariamente pero así cambian los salarios, es de todas maneras una desesperada carrera al empobrecimiento. Al final, esa enfermedad se cura bajo un acuerdo político que emite una nueva moneda, se pierden los ceros, el banco central retoma autonomía e independencia, una especie de reforma monetaria que e implica otros compromisos de política económica entre ellos nivelación cambiaria y equilibrio fiscales, y desde luego mayores impuestos.
Ese no es el caso de Venezuela, pero, al no existir clausulas ni derecho de ajuste de precios no salarios en contratos, la inflación nunca es recompensada en términos de salarios reales; en otras palabras, el empobrecimiento producido por una inflación de dos dígitos medios, aparentemente baja, que disfruta del cinismo del gobierno porque no luce muy alta, es insumida por la gente como un proceso de “muerte lenta”. Sus estragos son aún peores que en un ambiente hiperinflacionario.
La inflación de este año tiene marca registrada del socialismo. Este ha sido el año de su expansión, sus marcas básicas guardan una causalidad muy estrecha: expropiación, escasez, un Estado convertido en el mayor importador de bienes de consumo masivo, alimentos, el rubro de mayor crecimiento en precios, precisamente por regulación e intervención del gobierno.
2011 es el ano en el cual el BCV “se soltó el mono”, perdió el “pudor monetario”, se convirtió en financista de última instancia entregándole bolívares al gobierno –fisco- para financiar su déficit, directamente y a través de PDVSA y empresas públicas en niveles de un 13 % de la liquidez en poder del público, lo cual hizo posible que un bolívar (Bs F. 1,00) apenas tenga una contraparte de valor en dólares equivalente a 1/14.
El 2011 es el ano de aprobación de Ley (Penal) de Costos y Precios, instrumento legal que extrema el control sobre el productor nacional, eventualmente inducirá su salida del mercado por ruina o expropiación, el récipe del socialismo. Veamos el siguiente detalle en cuanto a capitalización del sector privado y reportado por el BCV: la inversión privada ha caído en los tres últimos anos más de un 40%! El socialismo es sencillo de comprenderlo: el gobierno promueve y dirige la ruina del sector privado, interviene en su reproducción, regula penalmente la actividad económica privada (CPenal y Ley Costos Salarios Justos), expropia y asume su rol inconstitucionalmente y fundado en bajas pasiones y odio de clases, incorporando a la sociedad los conocidos costos en ineficiencia, corrupción y empobrecimiento del capital humano, lanzado por la fábrica pobres a trabajadores informales y subempleados, incluidos misioneros, con salarios menores de los paga en promedio el sector manufacturero privado.
El sumun de todo este magno proceso de empobrecimiento lo constituye una perversa y fatal combinación de una fuerte presión inflacionaria mayor al 26%-27% con una escasez orgánica de bienes de consumo masivo.
Como toda inflación, la venezolana es consecuencia directa de un colosal déficit fiscal que el gobierno trato de enjugar con un insostenible y costoso endeudamiento (alrededor de 11% de costo financiero) y con financiamiento monetario –inflacionario- del BCV. La inflación, generada por los mencionados mecanismos de financiamiento del déficit fiscal, tiene sus fuentes en una insostenible expansión del gasto del gobierno que no puede ser financiada con un ingreso petrolero cada vez menor, pese a que los precios de realización reportados son superiores a 100 $/barril. En otras palabras el gobierno sobreestima la producción de petróleo en unos 500 mil barriles/diarios y reduce el precio del barril de petróleo (50 $/barril), dejando a los ingresos adicionales de origen petrolero, el rol del mono de la baraja, en cuanto al ingreso petrolero fiscal realizado. Es un curioso fenómeno de las estadísticas oficiales que se registra desde 2006.
La presión fiscal del gasto público sobre PDVSA ha afectado simultáneamente su flujo de caja de impidiendo que se invierta consecuentemente para compensar el agotamiento “natural” de la producción de petróleo y las consecuencias perversas de su descapitalización. Ese déficit se ha querido compensar en la vorágine de endeudamiento de PDVSA que este alcanza los 10 mil millones de dólares, deuda que más temprano que tarde será transferida al fisco. Así, la expansión fiscal como fuente de la fuerte presión inflacionaria tiene su expresión en dos circunstancias económicas emparentadas políticamente por el control que el gobierno ejerce sobre los poderes públicos, la A N, poder público responsable del endeudamiento del fisco y de PDVSA y del poder monetario, de un Banco Central, convertido en las últimas reformas de su Ley en financista de última instancia. El financiamiento monetario del déficit fiscal también se expresa en un by-pass monetario ejecutado en préstamos a PDVSA, con lo cual esta financia sus impuestos y regalías al fisco además de su supletoria función como agente fiscal del gobierno de pagar la factura del gasto público.
En ese sentido, definimos inflación correctamente como el continuo proceso de disminución del poder adquisitivo del bolívar originada en el endeudamiento público –incluida PDVSA- y en el financiamiento del déficit fiscal por el BCV a través de un by-pass monetario -PDVSA y otras empresas del Estado. La revisión de la data monetaria expresada en la liquidez monetaria nos indica sin rubor alguno para el Directorio del BCV que cada dólar en reserva internacionales dispone de 13 bolívares en circulación, es decir, la devaluación del bolívar es cuestión de días, el gobierno así prepara a tomar las ganancias que le provee la inflación, al fin y al cabo, la inflación solo beneficia a los gobiernos, es un impuesto que se paga sin declarar y es aparentemente indoloro, notándose en la caída del poder de compra del bolívar que el BCV emite.
@alexguerreoe